miércoles, 22 de abril de 2015


¿Qué vamos a elegir el próximo 7 de junio?
Contrario a las teorías políticas, la experiencia en México nos muestra  que, en estos comicios, solo se va a avalar el acceso al poder político y a los recursos públicos federales, estatales y municipales  a poco más de 2000 personas , entre estos a nueve gobernadores,  500 diputados federales, 639 diputados estatales y unos 900 alcaldes en  17 estados.
Según la teoría los nuevos representantes populares elegidos deberían atender a los ciudadanos que los eligen, sin embargo,  en la práctica estas poco más de dos mil  personas que resulten electos ocuparán los cargos y sobre todo para ganar los altos salarios de los actuales funcionarios y la abrumadora mayoría se encargarán de engrosar sus bienes personales, de darse un nivel de vida muy superior al ciudadano común, harán negocios con su puesto político, incorporarán a las nóminas a sus familiares,  usarán el presupuesto y los bienes públicos en su beneficio y para favorecer a sus amigos y cómplices. Algunos de ellos devolverán los favores a quienes les financiaron  sus campañas  mediante contratos,  puestos públicos, y varios serán representantes del crimen organizado. Esta es la experiencia en México.
A ninguno de ellos le interesa que la sociedad mexicana  financie a los partidos y  sus campañas con  recursos tributarios de toda la nación por  unos 18,500 millones de pesos,   además de las aportaciones lícitas e ilícitas que  los partidos y candidatos obtienen de otras fuentes privadas, entre estas de personas o de grupos, así como de grandes y medianas empresas, las cuales ven estos respaldos como una inversión a futuro.
En respuesta a la pregunta ¿Qué vamos a elegir? Queda claro que se va a elegir a una parte de las  camarillas de políticos que, en su mayoría, ven en el poder un mecanismo para enriquecerse y beneficiar  a sus familiares,  a sus amigos y cómplices,  independiente de la filiación política que asuman.
Esto es un resultado de una profunda crisis de los partidos que, con tal de ganar unos votos abren las puertas a cualquier persona sin escrúpulos o con pasados delictivos y antidemocráticos. Este es un espectáculo cada vez más común en las últimas tres décadas  donde vemos a políticos saltar indistintamente del  PRI al PAN y al PRD entre ellos e incluso a otros partidos minoritarios.
Una tímida respuesta a este sistema corrupto y de repudio a esas prácticas  de los partidos existentes es a través de la anulación consciente del voto en las próximas elecciones.