El espejismo de Dios
Por
Fotografía de Llala Ward
Richard Dawkins
Richard Dawkins es un eminente teorista evolucionario y etólogo (experto en comportamiento animal), actual Profesor de la Cátedra Charles Simonyi para el Entendimiento Público de la Ciencia de la Universidad de Oxford, Inglaterra, cargo que ha ocupado desde 1995. El Wall Street Journal dijo que “Su pasión está sustentada por una asombrosa capacidad literaria”. The New York Times Book Review lo ha alabado como el escritor que: “entiende los asuntos tan claramente que obliga a su lector a entenderlos también”. Richard Dawkins es también el autor de los siguientes libros: The Ancestor’s Tale (El Relato del Antepasado); The Selfish Gene (El Gen Egoísta); The Extended Phenotype (El Fenotipo Extendido); The Blind Watchmaker (El Relojero Ciego); River Out Of Eden (Río Saliendo del Edén); Climbing Mount Improbable (Escalando la Montaña Improbable); Unweaving the Rainbow (Destejiendo el Arco iris), y A Devil’s Chaplain (Un Capellán del Diablo).
Publicado en 2006 en Gran Bretaña por Bantam Press
Una División de Transworld Publishers; Boston y Nueva Cork
Nota del Editor Digital:
Existe una edición en español de esta obra impresa por
Espasa Calpe S. A.
Traducción de Regina Hernandez Weigand
ISBN 978-84-670-2478-4
De la que hemos tomado la lista de direcciones que figura en el apéndice y a la que hemos agragado unas cuantas direcciones elctrónicas de interés para los hispanoparlantes.
Sin embargo para el resto de la obra nos hemos servido de otra traducción encontrada en internet realizada por Carlos Eduardo Ruiz, habiendo cambiado las acotaciones interlineales del traductor poniéndolas como notas a pie de página. Puede haber, es lógico que así sea, alguna diferencia entre ambas traducciones.
Que disfruten la obra.
El Editor Digital
En Memoria de
Douglas Adams
(1952-2001)
‘¿No es suficiente ver que un jardín es hermoso sin tener que creer que también existen hadas en el fondo de éste?’
VERSION EN ESPAÑOL DE CARLOS EDUARDO RUIZ
Nota del Editor Digital: 1
PREFACIO.. 5
1.- UN NO-CREYENTE PROFUNDAMENTE RELIGIOSO.. 12
MERECIDO RESPETO.. 12
RESPETO INMERECIDO.. 20
2.- LA HIPÓTESIS DE DIOS. 29
POLITEÍSMO.. 30
MONOTEÍSMO.. 36
SECULARISMO LOS PADRES FUNDADORES. 38
Y LA RELIGIÓN.. 38
LA POBREZA DEL AGNOSTICISMO.. 46
NOMA.. 53
EL EXPERIMENTO DEL GRAN REZADOR.. 60
LA ESCUELA DE EVOLUCIONISTAS. 65
NEVILLE CHAMBERLAIN.. 65
PEQUEÑOS HOMBRECITOS VERDES. 68
3.- PORQUÉ CASI CIERTAMENTE NO EXISTE DIOS. 73
LAS “PRUEBAS” DE TOMÁS AQUINO.. 73
EL ARGUMENTO ONTOLÓGICO.. 76
Y OTROS ARGUMENTOS A PRIORI 76
EL ARGUMENTO DE LA BELLEZA.. 81
EL ARGUMENTO.. 83
DE LA “EXPERIENCIA” PERSONAL. 83
EL ARGUMENTO DE LAS ESCRITURAS. 88
EL ARGUMENTO DE. 93
ADMIRADOS CIENTÍFICOS RELIGIOSOS. 93
LA APUESTA DE PASCAL. 99
ARGUMENTOS BAYESIANOS. 101
4.- PORQUÉ CASI CIERTAMENTE NO EXISTE DIOS. 106
EL BOEING 747 DEFINITIVO.. 106
LA SELECCIÓN NATURAL. 108
COMO LEVANTADORA DE NUESTRA CONCIENCIA.. 108
COMPLEJIDAD IRREDUCTIBLE. 113
LA ADORACIÓN DE LOS VACÍOS. 121
EL PRINCIPIO ANTRÓPICO.. 131
VERSIÓN PLANETARIA.. 131
EL PRINCIPIO ANTRÓPICO: 138
VERSIÓN COSMOLÓGICA.. 138
UN INTERLUDIO EN CAMBRIDGE. 148
5.- LAS RAÍCES DE LA RELIGIÓN.. 156
EL IMPERATIVO DARWINIANO.. 156
VENTAJAS DIRECTAS DE LA RELIGIÓN.. 161
SELECCIÓN GRUPAL. 164
LA RELIGIÓN COMO SUB-PRODUCTO DE ALGO MÁS. 167
PSICOLÓGICAMENTE PREPARADO.. 174
PARA LA RELIGIÓN.. 174
CAMINE SUAVEMENTE, PORQUE USTED.. 188
CAMINA SOBRE MIS MEMES. 188
6.- LAS RAÍCES DE LA MORALIDAD.. 206
¿PORQUÉ SOMOS BUENOS?. 206
¿TIENE NUESTRO SENTIDO MORAL. 209
UN ORIGEN DARWINIANO?. 209
UN CASO DE ESTUDIO SOBRE LAS. 219
RAÍCES DE LA MORALIDAD.. 219
¿SI NO EXISTE DIOS, PARA QUÉ SER BUENO?. 224
7.- EL LIBRO “BUENO” Y LA CAMBIANTE MORAL ZEITGEIST. 233
EL VIEJO TESTAMENTO.. 234
¿ES EL NUEVO TESTAMENTO ALGO MEJOR?. 246
AMA A TU PRÓJIMO.. 251
7.2 EL LIBRO “BUENO” Y LA CAMBIANTE MORAL ZEITGEIST. 261
LA MORAL ZEITGEIST. 261
¿Y QUE HAY DE HITLER Y STALIN?. 273
¿NO ERAN ELLOS ATEOS?. 273
8.- ¿QUÉ ESTÁ MAL CON LA RELIGIÓN? ¿PORQUÉ SER TAN HOSTIL?. 281
EL FUNDAMENTALISMO Y LA.. 283
SUBVERSIÓN DE LA CIENCIA.. 283
EL LADO OSCURO DEL ABSOLUTISMO.. 288
FE Y HOMOSEXUALIDAD.. 291
LA FE Y LA SANTIDAD DE LA VIDA HUMANA.. 294
LA GRAN FALACIA DE BEETHOVEN.. 302
CÓMO LA “MODERACIÓN” EN LA FE PROMUEVE EL FANATISMO.. 306
9.- NIÑEZ, ABUSO Y ESCAPE DE LA RELIGIÓN.. 313
ABUSO MENTAL Y FÍSICO.. 319
EN DEFENSA DE LOS NIÑOS. 329
UN ESCÁNDALO EDUCATIVO.. 335
DE NUEVO ELEVANDO LA CONCIENCIA.. 342
LA EDUCACIÓN RELIGIOSA COMO PARTE DE LA CULTURA LITERARIA.. 345
10.- ¿UN MUY NECESITADO VACÍO?. 350
BINKER.. 351
CONSOLACIÓN.. 355
INSPIRACIÓN.. 368
LA MADRE DE TODAS LAS BURKAS. 369
apéndice. 385
ALGUNAS PÁGINAS DE INTERÉS EN ESPAÑOL. 388
PREFACIO
Cuando niña, mi esposa odiaba su escuela y deseaba poder irse. Años después, cuando estaba en sus veinte, le relató este infeliz hecho a sus padres, y su madre se espantó: “pero querida, ¿porqué no viniste a nosotros y nos lo dijiste?” La respuesta de Llala es mi texto del día: “Porque yo no sabía que podía hacerlo”.
Yo no sabía que podía.
Sospecho—bueno; estoy seguro—que existen montones de personas allá afuera que han sido criadas conforme a una religión u otra, y que están infelices con ella; no creen en ella, o están preocupadas por las maldades que son hechas en su nombre. Personas que sienten vagas añoranzas de renunciar a la religión de sus padres y desean que pudieran hacerlo, pero simplemente no saben que renunciar es una opción. Si usted es una de ellas, este libro es para usted, ya que tiene la intención de hacerlo consciente—hacerlo consciente del hecho de que ser ateo es una aspiración realista, y una aspiración valiente y espléndida. Usted puede ser un ateo que es feliz, balanceado, moral, e intelectualmente satisfecho. Este es el primero de mis mensajes para hacerlo consciente. También quiero hacerlo consciente en tres otras formas, a las que llegaré.
En enero de 2006 yo presenté un documental para televisión de dos partes; llamado Root of All Evil? (¿La Raíz de Toda Maldad?) transmitido por el canal cuatro de la televisión británica. Desde el comienzo a mi no me gustó el título. La religión no es la raíz de toda maldad; porque ninguna cosa es la raíz de todo. Pero estaba encantado con el aviso publicitario que el Canal Cuatro publicó en los periódicos nacionales. Era una fotografía del paisaje de Manhattan con el título: “Imagine un mundo sin religión”. ¿Cuál era la conexión? Las torres gemelas del Centro Mundial de Comercio estaban conspicuamente presentes.
Imagine; junto a John Lennon, un mundo sin religión. Imagine que no existen terroristas suicidas; que no existió el 11 de septiembre, ni el 7 de julio, y que no existieron ni las cruzadas ni las cacerías de brujas, ni el Complot de la Pólvora [1], ni la partición india [2], ni las guerras palestinas / israelitas, ni las masacres Serbias / Croatas / musulmanas, ni persecución de judíos como “asesinos de Cristo”, ni “problemas” en Irlanda del Norte, ni “asesinatos por honor”, ni evangelistas televisivos de trajes brillantes y de abombados peinados estafándole su dinero a las personas crédulas (“Dios quiere que usted dé hasta que duela”). Imagine que no existieron los talibanes que explotaron las estatuas antiguas, ni decapitaciones públicas de blasfemos, ni azotes sobre pieles femeninas por el crimen de mostrar unos centímetros de ella.
Incidentalmente, mi colega Desmon Morris me informa que la magnífica canción de John Lenon es algunas veces cantada en los Estados Unidos de América eliminándole la frase: “y ninguna religión tampoco”. En una versión hasta se cambia la irreverencia para que diga: “y una religión tampoco”.
¿Quizás piensa usted que el agnosticismo es una posición razonable, pero que el ateísmo es tan dogmático como una creencia religiosa? Si es así, yo espero que el capítulo dos lo haga cambiar de opinión, al persuadirlo de que “la Hipótesis de Dios” es una hipótesis científica sobre el universo, que debe ser analizada tan escépticamente como cualquier otra. Quizás a usted le han enseñado que los filósofos y los teólogos han presentado buenas razones para creer en Dios. Si usted piensa eso, podría disfrutar el capítulo tres sobre “Argumentos sobre la existencia de Dios”—los argumentos resultan ser espectacularmente débiles. Tal vez usted piensa que es obvio que Dios deba existir; porque ¿De cuál otra manera llegó a existir el mundo? ¿Cómo más podría existir la vida, en toda su rica diversidad, con cada especie luciendo inexplicablemente como si hubiese sido “diseñada”. Si sus pensamientos corren a lo largo de esas líneas, espero que gane ilustración con el capítulo cuatro sobre “Porqué con casi toda seguridad no existe Dios”. Lejos de apuntar hacia un diseñador; la ilusión de diseño en el mundo viviente, es explicada con una mucho mayor economía y con una elegancia devastadora por la selección natural darwiniana. Y, aunque la selección natural se limita ella misma a explicar el mundo viviente, nos hace conscientes de la probabilidad de comparables “grúas” explicatorias que puede que ayuden a nuestro entendimiento del mismo cosmos.. El poder de grúas como la selección natural es la segunda forma de hacerlo conciente.
Quizás usted piensa que debe existir un dios o dioses porque los antropólogos y los historiadores reportan que los creyentes dominan toda cultura. Si usted halla eso convincente, por favor refiérase al capítulo cinco sobre “Las raíces de la religión”, que explica porqué la creencia es tan ubicua. ¿O usted piensa que la creencia religiosa es necesaria para que nosotros podamos tener una moralidad justa? ¿No necesitamos a Dios para poder ser buenos? Por favor lea los capítulos seis y siete para que vea porqué esto no es así. ¿Tiene usted todavía un punto blando sensible a la religión como una cosa buena para el mundo, aún cuando usted haya perdido su fe? El capítulo ocho lo invitará a pensar sobre maneras en las cuales la religión no es una buena cosa para el mundo.
Si usted se siente atrapado en la religión de su crianza, valdrá la pena que usted se pregunte a sí mismo como sucedió eso. La respuesta es usualmente alguna forma de adoctrinamiento infantil. Si usted es religioso es abrumadoramente probable que su religión sea la misma de sus padres. Si usted nació en Arkansas y piensa que el cristianismo es verdadero y el Islam es falso, sabiendo muy bien, que usted pensaría lo opuesto si hubiese nacido en Afganistán, usted es la víctima de un adoctrinamiento infantil. Mutatis mutandi si usted nació en Afganistán.
Todo el asunto de la religión es el tema del capítulo nueve, el que también incluye mi tercera forma de hacerlo consciente. De la misma manera que las feministas se sienten maltratadas cuando escuchan “el” en vez de “el o ella”, u “hombre” en vez de “humano”; yo quiero que todos retrocedan asqueados cuandoquiera que escuchen una frase como “niño católico” ó “niño musulmán”. Hable de “un niño de padres católicos”; si usted quiere, pero si usted escucha a cualquiera hablar de una “niño católico”, deténgalo y cortésmente señálele que los niños son demasiado jóvenes para saber donde están parados en esos asuntos; exactamente igual a como son demasiado jóvenes para saber donde están parados en economía o en política. Precisamente debido a que mi propósito es hacerlo consciente, no me disculparé por mencionar esto aquí en el Prefacio así como en el capítulo nueve. Uno no puede cansarse de repetirlo. Lo diré de nuevo: Que no es un niño musulmán sino un niño de padres musulmanes. Ese niño es demasiado joven para saber si él es un musulmán o no. Los niños musulmanes no existen. Los niños cristianos no existen.
Los capítulos primero y décimo; comienzan y culminan este libro, explicando que, en sus diferentes formas, cómo un apropiado entendimiento de la magnificencia del mundo real, aunque nunca se convertirá en una religión, puede llenar el rol inspiracional que la religión ha histórica—e inadecuadamente—usurpado.
Mi cuarta forma de hacerlo consciente es el orgullo ateo. Ser ateo es algo por lo que no hay que pedir disculpas. Al contrario, es algo sobre lo que se debe estar orgulloso; erguido frente al horizonte, porque el ateismo casi siempre indica una saludable independencia de pensamiento y, de hecho, una mente saludable. Existen muchas personas que saben, en lo profundo de su corazón, que son ateas, pero no se atreven a admitirlo frente a sus familiares o ni siquiera; en algunos casos, a ellas mismas. Parcialmente, esto es debido a que la mismísima palabra “ateo” ha sido asiduamente construida como una etiqueta terrible y amenazadora. El capítulo nueve cita la tragicómica historia de la comediante Julia Sweeney sobre el descubrimiento por parte de sus padres, al leer un periódico, que ella se había convertido en atea. Ellos podían hasta soportar que ella no creyese en Dios... ¡Pero una atea! ¿Una ATEA? (la voz de la madre se elevó hasta convertirse en un alarido)
En este punto; necesito decir algo a los lectores estadounidenses en particular. Porque la religiosidad de los Estados Unidos de América de hoy, es algo verdaderamente sorprendente. La abogada Wendy Kaminer estaba exagerando sólo ligeramente cuando resaltó que hacer un chiste sobre religión es tan riesgoso como quemar una bandera en el salón de la American Legion.[3] y [4]
El estatus de los ateos hoy en los Estados Unidos de América está a la par con el de los homosexuales de hace cincuenta años. Ahora, después del movimiento del Orgullo Homosexual; es posible, aunque todavía no muy fácil, que un homosexual sea electo para un cargo público. Una encuesta Gallup realizada en 1999 le preguntó a los estadounidenses si ellos votarían por una persona bien calificada que; fuese mujer (el 95 por ciento lo haría); católica romana (el 94 por ciento lo haría); judía (92 por ciento); mormón (79 por ciento); homosexual (79 por ciento) o atea (49 por ciento). Claramente, tenemos un largo camino por recorrer. Pero los ateos son mucho menos numerosos, de lo que muchos creerían, especialmente entre la élite educada. Esto era así hasta en el siglo diecinueve, cuando John Stuart Mill ya era capaz de decir: “El mundo se asombraría si supiese cuán grande es la proporción de sus más brillantes ornamentos, de aquellos más distinguidos aún por estima popular por sabiduría y virtud, que es completamente escéptica en religión”.
Esto tiene que ser aún más verdadero hoy y, de hecho, presento evidencia de ello en el capítulo tres. La razón de que tanta gente no note a los ateos es que muchos de nosotros somos renuentes “a salir”. Mi sueño es que este libro pueda ayudar a la gente a salir. Exactamente como en el caso del movimiento homosexual; mientras más gente salga, más fácil será que otros se les unan. Pueda que exista una masa crítica para la iniciación de una reacción en cadena.
Las encuestas estadounidenses muestran que los ateos y los agnósticos superan enormemente a los judíos religiosos; y hasta superan a la mayoría de los otros grupos religiosos particulares. A diferencia de los judíos; sin embargo, quienes son notoriamente uno de los lobbies políticos más efectivos en los Estados Unidos de América; y a diferencia de los cristianos evangélicos, que manejan un mayor poder político, los ateos y los agnósticos no están organizados y en consecuencia ejercen casi cero influencia. De hecho, organizar a los ateos ha sido comparado a pastorear gatos, porque ellos tienden a pensar independientemente y no aceptarán ninguna autoridad. Pero un buen primer paso sería construir una masa crítica de aquellos dispuestos “a salir”, de paso estimulando a otros a hacerlo. Aún si ellos no pueden ser pastoreados, gatos en suficiente cantidad pueden hacer un montón de ruido y no pueden ser ignorados.
La palabra “delusión” en mi título ha intranquilizado a algunos psiquiatras que la consideran un término técnico que no debería ser manoseado por ahí. Tres de ellos escribieron para proponerme un término técnico especial para la delusión religiosa: “relusion”. [5] Quizás puede que sea aceptado. Pero por ahora, me voy a mantener con “delusión”, y necesito justificar porqué lo uso. El Penguin English Dictionary define a una delusión como: “una falsa creencia o impresión”. Sorprendentemente, la cita ilustrativa que da el diccionario es de Phillip E. Johnson: “El darwinismo es la historia de la liberación de la humanidad de la delusión de que su destino es controlado por un poder más grande que ella misma”. ¿Podría ser el mismo Phillip E. Johnson que lidera la acusación contra el Darwinismo en los Estados Unidos de América hoy?.
De hecho; lo es; y la cita está, como podemos imaginar, tomada fuera de contexto. Yo espero que el hecho que he afirmado, por lo menos sea notado, ya que la misma cortesía no me ha sido extendida en numerosas citas creacionistas de mis obras, sacadas fuera de contexto para confundir, y deliberadamente. Cualquiera que sea el propio significado de Johnson, su oración como está, es la que yo estaría feliz de apoyar. El diccionario suministrado por Microsoft Word define a una delusión como. “una persistente falsa creencia mantenida frente a fuerte evidencia contradictoria, especialmente como un síntoma de desorden psiquiátrico”. La primera parte captura perfectamente a la fe religiosa. Sobre si es un síntoma de desorden psiquiátrico, me inclino a seguir a Robert M. Pirsig, autor de Zen and the art of Motorcycle Maintenance, (Zen y el arte de Mantenimiento de Motocicletas), cuando él dice: “Cuando una persona sufre de una delusión, es llamado locura. Cuando muchas personas sufren de una delusión es llamado Religión”.
Si este libro funciona como intento, los lectores religiosos que lo abran serán ateos cuando terminen de leerlo. ¡Qué optimismo tan presuntuoso! Por supuesto, las mentes de fe entintada sobre la lana son inmunes a los argumentos; su resistencia fue construida a través de los años desde el adoctrinamiento infantil, usando métodos que tomaron siglos para madurar (ya sea mediante la evolución o el diseño). Entre los aparatos inmunológicos más efectivos está la terrible advertencia de evitar; hasta inclusive, abrir un libro como éste, el que seguramente es una obra de Satán. Pero yo creo que abundan las personas de mente abierta allá afuera: personas cuyo adoctrinamiento infantil no fue tan insidioso; o por otras razones, no fueron “cautivados”; o cuya inteligencia innata es lo suficientemente fuerte para sobreponerse a éste. Tales espíritus libres sólo deberían necesitar un poco de estímulo para liberarse del vicio de la religión por completo. Por lo menos, yo espero que nadie que lea este libro será capaz de decir, “Yo no sabía que podía”.
Por ayudarme en la preparación de este libro, estoy agradecido a muchos amigos y colegas. No puedo mencionarlos a todos, pero ellos incluyen a mi agente literario; John Brockman, y mi editores, Sally Gaminara (de Transworld) y Eamon Dolan (de Houghton Mifflin), ambos leyeron el libro con sensibilidad y un entendimiento inteligente; y me proporcionaron ayuda mediante una mezcla de críticas y consejos. Su sincera y entusiasta creencia en el libro fue muy estimulante para mí. Gillian Somerscales ha sido una ejemplar editora de copias, tan constructiva con sus sugerencias, como meticulosa en sus correcciones. Otros que criticaron varios borradores, y con quienes estoy muy agradecido, son Jerry Coyne, J. Anderson Thomson, R. Elisabeth Cornwell, Ursula Goodenough, Latha Menon y especialmente Karen Owens, crítica extraordinaire, cuya familiaridad con el coser y descoser de cada borrador del libro ha sido casi tan detallada como la mía.
El libro le debe algo (y viceversa) al documental para televisión de dos partes Root of All Evil? (¿Raíz de Toda Maldad?), que presenté en la televisión británica (Canal Cuatro) en enero de 2006.
Estoy agradecido a todos quienes estuvieron involucrados en la producción; incluyendo a Deborah Kidd, Russell Barnes, Tim Cragg, Adam Prescod, Alan Clements y Hamish Mykura. Por el permiso para usar las citas del documental le doy las gracias a IWC Media y al Canal Cuatro. Root of All Evil? (¿Raíz de Toda Maldad?) logró excelentes raitings en Gran Bretaña, y ha sido tomado por la Australian Broadcasting Corporation (Corporación Radio-televisiva Australiana). Queda por ver si algún canal de televisión estadounidense se atreverá a mostrarlo.*
Este libro se ha estado desarrollando en mi mente durante algunos años. Durante ese tiempo, algunas de las ideas inevitablemente hallaron su camino hasta conferencias; por ejemplo, mis Conferencias Tanner en la Universidad de Harvard, y hasta artículos en periódicos y revistas. Los lectores de mi columna regular en Free Inquiry (Investigación Libre); especialmente, pueden hallar familiares ciertos pasajes. Estoy agradecido a Tom Flynn, el editor de esa admirable revista, por el estímulo que me proporcionó cuando me comisionó para convertirme en un columnista regular. Después de una interrupción temporal durante la finalización del libro, espero continuar con la columna, y sin duda la usaré para responder a las reacciones al libro.
Por una variedad de razones estoy agradecido a Dan Dennett, Marc Hauser, Michael Stirrat, Sam Harris, Helen Fisher, Margaret Downey, Ibn Warraq, Hermione Lee, Julia Sweeney, Dan Barker, Josephine Welsh, Ian Baird, y especialmente a George Scales. En estos días, un libro como éste no está completo hasta que se convierte en el núcleo de un sitio de internet viviente; un foro para materiales suplementarios, reacciones, discusiones, preguntas y respuestas—¿quién sabe lo que pueda traer el futuro?. Espero que http://www.richarddawkins.net/ , el sitio de internet de la Fundación Richard Dawkins para la Razón y la Ciencia, llegue a llenar ese rol, y estoy agradecido a Josh Timonen por su arte, profesionalismo y el mero trabajo duro que él le está poniendo al sitio.
Sobre todo, agradezco a mi esposa Lalla Ward, quien me ha mantenido en el esfuerzo a través de todas mis indecisiones y auto-dudas, no sólo con apoyo moral y agudas sugerencias para mejoramiento, sino leyéndome en voz alta el libro completo; durante dos etapas diferentes de su desarrollo, para que pudiese comprender muy directamente como podría parecerle a un lector distinto a mí. Le recomiendo esta técnica a otros autores, pero debo advertirles que para los mejores resultados, el lector debería ser un actor profesional, con voz y oído sensitivamente entonados al lenguaje de la música.
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* Copias de contrabando están siendo bajadas de numerosos sitios de internet estadounidenses. Hay negociaciones en progreso para mercadear DVD legítimos. Para el momento de entrar en prensa estas negociaciones están incompletas—actualizaciones serán publicadas en http://www.richarddawkins.net
1.- UN NO-CREYENTE PROFUNDAMENTE RELIGIOSO
Yo no trato de imaginar a un Dios personal; es suficiente pararse asombrado ante la estructura del mundo, mientras éste permita a nuestros inadecuados sentidos apreciarlo.
—ALBERT EINSTEIN
MERECIDO RESPETO
El muchacho yacía tendido en la grama, su barbilla descansando sobre sus manos. Repentinamente se halló abrumado por una aumentada percepción de la maraña de raíces y tallos, un bosque en microcosmos, un mundo transfigurado de hormigas y escarabajos y—aunque no conocía los detalles en esa época—de bacterias del suelo por miles de millones, silenciosamente e invisiblemente, sustentando la economía del micro-mundo. Repentinamente el micro-bosque del suelo cubierto de grama pareció hincharse y convertirse en uno con el universo, y con la mente cautivada del muchacho que lo contemplaba. Él interpretó la experiencia en términos religiosos y esto lo condujo eventualmente hacia el sacerdocio. Él fue ordenado como sacerdote anglicano y se convirtió en el capellán de mi escuela; un profesor a quién yo apreciaba mucho. Es gracias a decentes clérigos liberales como él que nadie podría afirmar que me obligaron a tragarme la religión. [6]
En otro tiempo y lugar, ese muchacho pudo haber sido yo bajo las estrellas, asombrado por Orión, Casiopea y la Osa Mayor, lagrimoso con la música no escuchada de la Vía Láctea, intoxicado con los aromas nocturnos de las flores de las trompetas y las frangipanis de un jardín africano. ¿Porqué las mismas emociones debieron conducir a mi capellán en una dirección y a mí en otra?, no es una pregunta fácil de responder. Una cuasi-mística respuesta ante la naturaleza y el universo es común entre los científicos y los racionalistas. No tiene conexión con creencias sobrenaturales. En mi infancia; por lo menos, mi capellán presumiblemente no estaba enterado (tampoco yo) de las líneas finales de El Origen de las Especies—el famoso pasaje de la “enmarañada ribera”, “con pájaros cantando en el matorral, con variados insectos revoloteando alrededor, y con gusanos arrastrándose por la tierra húmeda” Si él lo hubiese estado, seguramente se hubiese identificado con él; en vez del sacerdocio él pudo haber sido conducido hacia el punto de vista de Darwin de que todo fue “producido por leyes que actúan alrededor de nosotros”:
En consecuencia, de la guerra de la naturaleza; de la hambruna y la muerte, el objeto más exaltado que nosotros seamos capaces de concebir; por ejemplo, la producción de animales superiores, sigue directamente. Existe grandeza en este punto de vista sobre la vida, con sus varios poderes, habiendo sido originalmente respirados al interior de unas pocas formas o al interior de una; y eso, mientras este planeta ha estado circulando conforme a las fijas leyes de la gravedad. Desde un comienzo tan simple, interminables formas de lo más bellas y de lo más maravillosas; han sido, y están siendo, evolucionadas.
Carl Sagan; en Pale Blue Dot (Punto Azul Pálido), escribió:
¿Cómo es eso de que casi ninguna religión mayor ha mirado a la ciencia; y concluido que: “!Esto es mejor de lo que habíamos pensado! El Universo es mucho más grande de lo que dijeron nuestros Profetas; más grandioso, más sutil, ¿más elegante?” En vez de eso ellas dicen: “!No, no, no! Mi dios es un pequeño dios, y yo quiero que permanezca de esa forma” Una religión; vieja o nueva, que enfatizase la magnificencia del Universo como ha sido revelada por la ciencia moderna, podría ser capaz de obtener reservas de reverencia y asombro difícilmente explotadas por las creencias religiosas convencionales.
Todos los libros de Sagan tocan los terminales nerviosos de la maravilla trascendente que la religión ha monopolizado durante los pasados siglos. Mis propios libros tienen la misma aspiración. Consecuentemente, escucho que me describen como a un hombre profundamente religioso. Una estudiante estadounidense me escribió diciéndome que ella le había preguntado a su profesor si él tenía algún punto de vista sobre mí. “Seguro”, respondió él. “Él está seguro de que la ciencia es incompatible con la religión, pero él se hincha en éxtasis sobre la naturaleza y el universo. Para mí, ¡eso es religión!” ¿Pero es “religión” la palabra correcta? Yo no pienso así. El físico (y ateo) ganador del Premio Nóbel; Steven Weinberg, resaltó el punto tan bien como cualquier otro, en Dreams of a Final Theory (Sueños de una Teoría Final):
Algunas personas tienen puntos de vista sobre Dios que son tan amplios y flexibles que es inevitable que ellos encuentren a Dios en dondequiera que ellas busquen por él. Uno escucha que se dice: “Dios es lo definitivo” o “Dios es nuestra mejor naturaleza” o “Dios es el universo”. Por supuesto, al igual que cualquier otra palabra, a “Dios”le podemos dar cualquier significado que queramos. Si usted quiere decir que “Dios es energía” entonces usted puede encontrar a Dios en un trozo de carbón.
Weinberg seguramente tiene razón en que si no se quiere que la palabra Dios se convierta en algo completamente inútil, debería ser usada en la forma en que las personas la han entendido generalmente: para denotar a un creador sobrenatural que es “apropiado para que nosotros lo adoremos”. Mucha desafortunada confusión es provocada por el fracaso en distinguir lo que puede ser llamado religión einsteiniana de religión sobrenatural. Einstein algunas veces invocó el nombre de Dios (y él no es el único científico ateo en hacerlo), invitando a un malentendido de parte de los sobrenaturalistas ansiosos de malentender y afirmar que un pensador tan ilustre es de los suyos.
El dramático (¿o fue malicioso?) final del libro A Brief History of Time (Una Breve Historia del Tiempo) de Stephen Hawkings, “Para entonces nosotros deberíamos conocer la mente de Dios”, es notoriamente malinterpretado. Ha conducido a gente a pensar; erróneamente, por supuesto, que Hawkings es un hombre religioso. La biólogo celular Ursula Goodenough, en The Sacred Depths of Nature (Las Profundidades Sagradas de la Naturaleza), suena más religiosa que Hawkins o Einstein. Ella adora las iglesias, mezquitas, sinagogas y templos, y numerosos pasajes de su libro justamente ruegan ser tomados fuera de contexto y usados como munición por la religión sobrenatural. Ella va tan lejos como hasta llamarse a sí misma una “Religiosa Naturalista”. Aún así, una cuidadosa lectura de su libro demuestra que ella es tan tozudamente atea como yo.
“Naturalista” es una palabra ambigua. Para mí, conjura al héroe de mi niñez; el Doctor Dolitte de Hugh Lofting (quien; de paso, tenía en él, más que un toque del “filósofo” naturalista del HMS Beagle [7]) En los siglos dieciocho y diecinueve, naturalista significaba lo que todavía significa para la mayoría de nosotros hoy: un estudiante del mundo natural. Los naturalistas en este sentido; desde Gilbert White en adelante, han sido a menudo clérigos. El mismo Darwin estaba destinado para la Iglesia cuando era un hombre joven, con la esperanza de que la vida sin apresuramientos de una persona del campo le permitiría a él seguir su pasión por los escarabajos. Pero los filósofos usan “naturalista” en un sentido muy diferente: son lo opuesto a sobrenaturalista. Julian Baggini explica en Atheism: A Very Short Introduction (Ateismo: Una Muy Breve Introducción), el significado del compromiso de un ateo con el naturalismo: “Lo que la mayoría de los ateos sí cree es que aunque existe sólo un tipo de materia en el universo y ésta es física, a partir de esta materia provienen las mentes, la belleza, las emociones, los valores morales—en pocas palabras la totalidad de los fenómenos que enriquecen la vida humana”.
Los pensamientos humanos emergen de excesivamente complejas interacciones entre entidades físicas dentro del cerebro. Un ateo; en este sentido del naturalista filosófico, es alguien que cree que no existe nada más allá del mundo natural físico; ninguna inteligencia creativa sobrenatural agazapada detrás del universo observable; ningún alma que dure más que el cuerpo; y ningún milagro—excepto en el sentido de los fenómenos naturales que nosotros no entendemos todavía. Si existe algo que parece yacer más allá del mundo natural; debido a que éste es hasta ahora imperfectamente entendido, nosotros tenemos la esperanza de entenderlo e incorporarlo dentro de lo natural. Esto no lo convertirá en algo menos maravilloso.
Los grandes científicos de nuestro tiempo que suenan como religiosos usualmente resultan no serlo cuando uno examina sus creencias más profundamente, Esto es ciertamente verdadero de Einstein y Hawkings.
El actual Astrónomo Real y Presidente de la Sociedad Real; Martin Rees, me dijo que él asiste a la iglesia como un “anglicano no creyente... debido a su lealtad hacia la tribu”. Él no tiene creencias teístas, pero comparte el naturalismo poético que el cosmos provoca en los otros científicos que he mencionado. En el transcurso de una reciente conversación televisada, yo desafié a mi amigo; el obstetra Robert Winston, un respetado pilar del judaísmo británico, a admitir que su judaísmo era exactamente de este carácter y que él realmente no creía en nada sobrenatural. El estuvo cerca de admitirlo; pero la timidez lo venció en la última cerca (para ser justo, se suponía que él me entrevistaría a mí; no al revés). [8] Cuando lo presioné, él dijo que hallaba que el judaísmo proporcionaba una buena disciplina que lo ayudaba a él a estructurar su vida y conducir una buena. Quizás lo hace; pero eso, por supuesto, no soporta en lo más mínimo el verdadero valor de ninguna de sus afirmaciones sobrenaturales. Existen muchos intelectuales ateos quienes orgullosamente se llaman a sí mismos, judíos y siguen los ritos judíos; quizás en lealtad hacia una antigua tradición o a sus parientes asesinados; pero también debido a una confusa voluntad de llamar “religión” a la reverencia panteísta que muchos de nosotros compartimos con su más distinguido exponente, Albert Einstein. Puede que ellos no lo crean; para tomar prestada la frase de Dan Dennetts, ellos “creen en la creencia”. [9]
Una de las expresiones de Einstein más ansiosamente citadas es: “La ciencia sin religión es minusválida, la religión sin la ciencia es ciega”. Pero Einstein también dijo:
Fue, por supuesto, una mentira que usted leyó sobre mis convicciones religiosas, una mentira que está siendo sistemáticamente repetida. Yo no creo en un Dios personal y nunca lo he negado sino que lo he expresado claramente. Si algo está en mí que pueda ser llamado religioso entonces es la ilimitada admiración por la estructura del mundo hasta donde nuestra ciencia puede revelarla.
¿Parecería que Einstein se contradijo a sí mismo? ¿Qué sus palabras pueden ser escogidas como cerezas para ser usadas en citas para apoyar ambos lados de un argumento? No. Por “religión” Einstein quiso decir algo enteramente diferente de lo que convencionalmente significa. A medida que continúe clarificando la distinción entre religión sobrenatural por una parte y religión einsteiniana por la otra, mantenga en mente que yo estoy llamando delusional a los dioses sobrenaturales
Yo soy un no-creyente profundamente religioso. Esto es de alguna manera un nuevo tipo de religión
Nunca le he imputado a la naturaleza un propósito o un objetivo, o cualquier cosa que pudiese ser entendida como antropomórfica. Lo que veo en la naturaleza es una magnífica estructura que nosotros podemos comprender sólo muy imperfectamente, y eso debe llenar a una persona pensante con sentimientos de humildad. Este es un genuino sentimiento religioso que no tiene nada que ver con el misticismo.
La idea de un Dios personal es completamente extraña para mí y me parece hasta ingenua.
En mayores cantidades desde su muerte, los apologistas religiosos entendiblemente tratan de afirmar que Einstein es uno de los suyos. Algunos de sus contemporáneos religiosos lo vieron a él muy diferentemente. En 1940 Einstein escribió un famoso papel justificando su afirmación de que: “Yo no creo en un Dios personal” Ésta y afirmaciones similares provocaron una tormenta de cartas de los ortodoxamente religiosos, muchas de ellas aludiendo a los orígenes judíos de Einstein. Los extractos que siguen son tomados del libro de Max Jammer, Einstein and Religion [Einstein y la Religión], (que es también mi fuente principal de citas del propio Einstein sobre asuntos religiosos). El Obispo católico romano de Kansas City dijo: “Es triste ver a un hombre que proviene de la raza del Viejo Testamento y a sus enseñanzas, negar la gran tradición de esa raza”. Otros clérigos católicos campanearon: “No existe ningún otro Dios sino un Dios personal...Einstein no sabe de lo que está hablando. Él está totalmente equivocado. Algunos hombres piensan eso porque han logrado un alto grado de aprendizaje en algún campo; que ellos están calificados para expresar opiniones en todo”. La noción de que la religión es un campo apropiado sobre el cual uno pueda afirmar ser experto, es una que no debe pasar sin ser cuestionada. Ese clérigo presumiblemente no se habría referido a la experticia de un aclamado “estudioso de las hadas” sobre la exacta forma y color de las alas de las hadas. Ambos; él y el obispo, pensaron que Einstein, al no tener entrenamiento teológico, había malentendido la naturaleza de Dios. Al contrario, Einstein entendía muy bien exactamente lo que él estaba negando.
Un abogado estadounidense católico romano, trabajando a favor de una coalición ecuménica, le escribió a Einstein:
Sentimos profundamente que usted hiciera su afirmación...en la cual ridiculiza la idea de un Dios personal. En los pasados diez años nada ha sido tan calculado como su afirmación, para hacer que la gente piense que Hitler tenía algo de razón para expulsar a los judíos de Alemania,. Concediéndole a usted el derecho a expresar libremente su pensamiento, yo todavía digo que su afirmación lo constituye a usted en una de las más grandes fuentes de discordia en los Estados Unidos de América.
Un rabino de Nueva York, dijo: “Einstein es incuestionablemente un gran científico, pero sus puntos de vista religiosos son diametralmente opuestos al judaísmo”.
¿“Pero”? ¿“Pero”? Porqué no ¿“ y ”?
El presidente de una sociedad histórica de Nueva Jersey escribió una carta que tan condenadamente expone la debilidad de la mente religiosa, que vale la pena leerla dos veces:
Nosotros respetamos su aprendizaje, Dr. Einstein; pero existe una cosa que usted parece no haber aprendido: que Dios es un espíritu y no puede ser encontrado a través del telescopio o del microscopio, no más que la emoción o el pensamiento humanos pueden ser hallados analizando el cerebro. Como saben todos, la religión está basada en la Fe, no en el conocimiento. Cada persona pensante; quizás, es asaltada a veces por dudas religiosas. Mi propia fe ha divagado muchas veces. Pero yo nunca le conté a nadie mis aberraciones espirituales por dos razones: (1) temí que pudiese; por mera sugestión, perturbar y dañar la vida y las esperanzas de algún compañero ser humano; (2) porque estoy de acuerdo con el escritor que dijo: “Existe una sombra de maldad en cada uno que destruirá la fe de otro”...Yo tengo esperanzas, Dr. Einstein, de que usted haya sido erróneamente citado y que usted dirá algo más placentero a la vasta cantidad del pueblo estadounidense que se deleita en hacerle honores a usted.
!Qué carta tan devastantemente reveladora! Cada ciencia gotea cobardía intelectual y moral.
Menos abyecta, pero más perturbadora fue la carta del Fundador De la Asociación del Tabernáculo del Calvario de Oklahoma:
Profesor Einstein, yo creo que cada cristiano en los Estados Unidos de América le responderá a usted. “Nosotros no vamos a renunciar a nuestra creencia en Dios y en su hijo Jesús Cristo, sino que lo invitamos, si usted no cree en el Dios del pueblo de esta nación, a que regrese de donde vino”. Yo he hecho todo lo que está en mi poder para ser una bendición para Israel, y entonces viene usted con una afirmación de su blasfema lengua, ha hacer más para herir la causa de su pueblo que todos los esfuerzos de los cristianos que aman a Israel puedan hacer para aplastar el anti-semitismo en nuestra tierra. Profesor Einstein, cada cristiano en los Estados Unidos de América le replicará a usted inmediatamente: “Tome su loca, falaz teoría de la evolución y regrese a Alemania de donde vino, deténgase en tratar de quebrar la fe de un pueblo que le dio a usted la bienvenida cuando fue forzado a escapar de su tierra nativa
La única cosa que todos estos críticos teístas captaron correctamente, fue que Einstein no era uno de ellos. Él se indignó repetidamente ante la sugerencia de que él era un teísta. Así que, ¿Era él un deísta como Voltaire o Diderot? ¿O un panteísta, como Spinoza, cuya filosofía él admiraba: “Yo creo en el Dios de Spinoza quien se revela a sí mismo en la ordenada armonía de lo que existe, no en un Dios que se preocupa él mismo con los destinos de los seres humanos”?
Recordémonos a nosotros mismos la terminología. Un teísta cree en una inteligencia sobrenatural que, en añadidura a su principal trabajo de crear el universo en primer lugar, todavía está por ahí para supervisar e influenciar el subsiguiente destino de su creación inicial.
En muchos sistemas de creencias teístas, la deidad está íntimamente involucrada en los asuntos humanos. Él responde plegarias, perdona o castiga pecados; interviene en el mundo haciendo milagros, se preocupa por las buenas y las malas acciones; y sabe cuando nosotros las hacemos (o hasta cuando pensamos hacerlas). Un deísta; también, cree en una inteligencia sobrenatural, pero en una cuyas actividades estuvieron confinadas en primer lugar, a establecer las leyes que gobiernan el universo. El Dios deísta nunca interviene después, y ciertamente no tiene un interés específico en los asuntos humanos. Los panteístas no creen en lo absoluto en un Dios sobrenatural, sino que usan la palabra Dios como un sinónimo no-sobrenatural de naturaleza, o del universo, o de la legalidad que gobierna su funcionamiento. Los deístas se diferencian de los teístas en que su Dios no responde plegarias; no está interesado en los pecados o confesiones; no lee nuestros pensamientos; y no interviene con caprichosos milagros. Los deístas se diferencian de los panteístas en que el Dios deísta es alguna forma de inteligencia cósmica; en vez del metafórico o poético sinónimo del panteísta para las leyes del universo. El panteísmo es un ateísmo más sexualmente atractivo (sic: sexed-up). El Deísmo es un teísmo diluido.
Existen todas las razones para pensar que los famosos einsteininismos como: “Dios es sutil pero no malicioso” ó “Él no juega dados” ó “¿Tuvo Dios otras opciones al crear el universo”? son panteístas, no deístas, y ciertamente no teístas. “Dios no juega dados” debe ser traducido como “El azar no yace en el meollo de todas las cosas”. “¿Tuvo dios otras opciones al crear el Universo?” significa: “¿Pudo el universo haber comenzado de alguna otra manera?”. Einstein estaba usado a “Dios” en un sentido puramente metafórico; puramente poético. Lo mismo ocurre con Stephen Hawkings, y también con la mayoría de aquellos físicos quienes ocasionalmente se deslizan hacia el lenguaje de la metáfora religiosa.
El libro; The Mind of God (La Mente de Dios), de Paul Davies, parece estar suspendido entre el panteísmo einsteiniano y una oscura forma de deísmo—por el cual él fue recompensado con el Templeton Prize (Premio Templeton—una gran suma de dinero otorgada anualmente por la Fundación Templeton, usualmente a un científico que esté preparado para decir algo simpático sobre religión).
Permítanme resumir la religión einsteiniana en una cita más del mismo Einstein: “Sentir que detrás de cualquier cosa que pueda ser experimentada existe un algo que nuestra mente no puede captar y cuya belleza y sublimidad nos alcanza indirectamente y como un débil reflejo, eso es religiosidad. En ese sentido yo soy religioso”. En este sentido, yo también soy religioso, con la reserva de que “no captar” no tiene que significar “por siempre incaptable”. Pero yo prefiero no llamarme a mí mismo religioso porque confunde. Confunde destructivamente porque; para la vasta mayoría de las personas, “religión” implica “sobrenatural”. Carl Sagan lo dijo bien: “Si por ‘Dios’ uno quiere significar el conjunto de leyes físicas que gobiernan el universo; entonces claramente existe tal Dios. Este Dios no satisface emocionalmente...no tiene mucho sentido orar a la ley de gravedad”.
Divertidamente, el último punto de Sagan fue presentido por el Reverendo Dr. Fulton J. Sheen, un profesor de la Catholic University of America (Universidad Católica de los Estados Unidos de América), como parte de un feroz ataque contra el repudio de Einstein en 1940 de un Dios personal. Sheen, sarcásticamente preguntó si alguien estaría preparado para basar su vida en la Vía Láctea. Él pareció pensar que estaba haciendo un punto contra Einstein, en vez de a favor de él, porque añadió: “Existe una sola falla en su religión cósmica: él le puso una letra extra a la palabra—la letra “s”.” No hay nada cómico en las creencias de Einstein. Aún así, yo desearía que los físicos se abstuviesen de usar la palabra Dios en su especial sentido metafórico.
El Dios metafórico o panteísta de los físicos está años-luz alejado del Dios intervencionista, causador de milagros, lector de pensamientos, castigador de pecados, respondedor de plegarias de la Biblia, de los sacerdotes, mullahs [sacerdotes musulmanes] y rabinos, y del idioma ordinario. Confundir a los dos deliberadamente es; en mi opinión, un acto de alta traición intelectual.
RESPETO INMERECIDO
Mi título, The God Delusion (Delusión sobre Dios), no se refiere al Dios de Einstein y de los otros esclarecidos científicos de la sección previa. Ese es el porqué necesitaba sacar de la vía a la religión einsteiniana; para empezar, porque: tiene una capacidad comprobada para confundir. En el resto de este libro hablaré sólo de los dioses sobrenaturales, de los cuales, el más familiar a la mayoría de mis lectores será Yaweh, el Dios del Viejo Testamento. Regresaré a él en un momento. Pero antes de dejar este capítulo preliminar necesito tratar un asunto más, que de otra forma causaría confusión en todo el libro. Esta vez es un asunto de etiqueta. Es posible que los lectores religiosos se ofendan por lo que tengo que decir, y que hallen en estas páginas insuficiente respeto hacia sus creencias particulares (o las creencias que otros atesoran). Sería una vergüenza si tal ofensa les impidiese a ellos seguir leyendo; así que, quiero salir de eso aquí, al comienzo.
Una asunción ampliamente extendida, que casi todos aceptan en nuestra sociedad—incluyendo a los no-religiosos—es que la fe religiosa es especialmente vulnerable a las ofensas y debería ser protegida por un anormalmente grueso muro de respeto, una clase diferente de respeto al que cualquier ser humano le debe a cualquier otro. Douglas Adams lo dijo tan bien, en un discurso improvisado dado en Cambridge poco tiempo antes de su muerte [10], que yo nunca me canso de compartir sus palabras:
La religión...tiene ciertas ideas en su meollo que nosotros llamamos sagradas o lo que sea. Lo que significa es, “Aquí está una idea o una noción sobre la cual a usted no se le permite decir nada malo sobre ella. Simplemente no se le permite.”¿Porqué no?—¡porque no!.
Si alguien vota por un partido con el cual usted no está de acuerdo, usted tiene toda la libertad de argumentar sobre él; tanto como usted quiera. Cada quién puede tener su propio argumento pero nadie se siente agraviado por eso. Si alguien piensa que los impuestos deberían ser aumentados o reducidos, usted tiene toda la libertad de argumentar sobre eso. Pero por otra parte, si alguien dice: “Yo estoy obligado a no tocar ni siquiera el interruptor de la luz los sábados”; usted dice: “Yo respeto eso”.
¿Porqué debe ser perfectamente legítimo apoyar al partido laborista o al partido conservador, a los republicanos o a los demócratas; este modelo de economía versus este otro, Mackintosh en vez de Windows—pero tener una opinión sobre como comenzó el Universo; sobre quién creó el Universo..no...!eso es sagrado!? Nosotros estamos acostumbrados a no desafiar a las ideas religiosas,! pero es muy interesante cuánto furor crea Richard cuando lo hace! Todo el mundo se vuelve absolutamente loco, porque a usted no se le permite decir tales cosas. Aún así, cuando uno lo mira racionalmente, no existe ninguna razón para que esas ideas no estén abiertas al debate como cualquier otra; excepto que nosotros hemos acordado de alguna manera que eso no debería ser.
Aquí está un ejemplo en particular del insolente respeto de nuestra sociedad por la religión; uno que realmente importa. Por mucho, los argumentos más fáciles para obtener el estatus de objetor de conciencia en tiempos de guerra, son religiosos.
Usted puede ser un brillante filósofo moralista con una tesis doctoral ganadora de premios que expone detalladamente las maldades de la guerra; y aún así una junta de reclutamiento le puede hacer pasar un mal rato cuando evalúa su afirmación de ser un objetor de conciencia. Pero si usted puede decir que uno o ambos de sus padres es un cuáquero [11] usted pasa navegando como una brisa; sin importar cuán iliterado o cuán incapaz pueda ser usted de explicar la teoría del pacifismo o; de hecho, hasta el mismo cuaquerismo.
En el extremo opuesto del espectro pacifista, nosotros tenemos una renuencia pusilánime a usar nombres religiosos para facciones en guerra. En Irlanda del Norte, los católicos y los protestantes son llamados eufemísticamente “nacionalistas” y “leales” respectivamente. La mismísima palabra “religiones” es evitada deliberadamente y cambiada por “comunidades”; como en la frase: “guerra inter-comunitaria”. Irak; como consecuencia de la invasión aglo-americana de 2003, degeneró en una guerra civil sectaria entre los musulmanes sunni y shia. Claramente un conflicto religioso—aún así, en el [periódico] Independent del 20 de mayo de 2006, el titular de primera plana y el principal artículo son ambos descritos como “limpieza étnica”. “Étnico” en este contexto es también otro eufemismo. Lo que estamos viendo en Irak es limpieza religiosa. El uso original de “limpieza étnica” en la extinta Yugoeslava también puede discutirse como un eufemismo de limpieza religiosa, que involucra a serbios ortodoxos, croatas católicos y a bosnios musulmanes. [12]
Yo he llamado previamente la atención sobre privilegiar a la religión en discusiones públicas sobre ética por los medios de comunicación y el gobierno. [13] Cuandoquiera que surge una controversia sobre moral sexual o reproductiva, usted puede apostar que los líderes religiosos de varios grupos de diferentes creencias estarán prominentemente representados en influyentes comités, o en paneles de discusión en la radio o la televisión. No estoy sugiriendo que deberíamos salirnos del camino para censurar los puntos de vista de esta gente. Pero ¿Porqué nuestra sociedad tiende una alfombra hasta sus puertas, como si ellos fuesen expertos comparables a; digamos, un filósofo moral, un abogado especializado en derecho de familia, o un médico?
Aquí están otros ejemplos sobre privilegiar a la religión. El 21 de febrero de 2006, la Corte Suprema de los Estados Unidos de América sentenció que una iglesia de Nuevo México debería estar exceptuada de cumplir una ley, que todo el resto de las personas tiene que obedecer, relacionada con la ingesta de drogas alucinógenas. [14] y [15] Los fieles miembros del Centro Espirita Beneficiente Uniao do Vegetal, creen que ellos pueden entender a Dios sólo tomando te de hoasca, que contiene la droga alucinógena ilegal dimetil-triptamina. Note que es suficiente que ellos crean que la droga mejora su entendimiento. Ellos no tienen que presentar evidencias. Conversamente; existe abundante evidencia que la cannabis [marihuana] alivia la náusea y el malestar de quienes sufren de cáncer y están recibiendo quimioterapia. Aún así, la Corte Suprema sentenció en 2005, que todos los pacientes que usen cannabis para propósitos medicinales son vulnerables a las acusaciones federales (aún en la minoría de estados donde tal uso especializado está legalizado).
La religión; como siempre, es la carta de triunfo. Imagine a los miembros de una sociedad de apreciación del arte planteando ante la Corte que ellos “creen” que necesitan una droga alucinógena para mejorar su entendimiento de las pinturas impresionistas o surrealistas. Aún así, cuando una iglesia afirma tener una necesidad equivalente, es apoyada por la corte más alta del país. Tal es el poder de la religión como talismán.
Hace diecisiete años, yo fui uno de los treinta y seis escritores y artistas comisionados por la revista New Statesman (Nuevo Hombre de Estado), para escribir en apoyo del distinguido autor Salman Rushdie, [16] para entonces sentenciado a muerte por escribir una novela. Furioso por el “entendimiento” del “dolor” y la “ofensa” a los musulmanes expresado por líderes cristianos, y hasta algunos formadores de opinión seculares, expuse el siguiente paralelo:
Si los defensores del apartheid [17] se hubiesen atrevido a reclamar—por todo lo que conozco verdaderamente—que permitir la mezcla de razas iba en contra de su religión, una buena parte de la oposición respetuosamente se hubiese retirado en puntillas de pie. Y no tiene caso afirmar que esto es un injusto paralelo porque el apartheid no tiene justificación racional. Todo el punto de la fe religiosa, su fuerza y su principal gloria, es que no depende de la justificación racional. Se espera del resto de nosotros que defendamos nuestros prejuicios. Pero pedirle a una persona religiosa que justifique su fe, infringe la “libertad religiosa”.
Poco sabía yo que algo tan similar llegaría a ocurrir en el siglo veintiuno. El [periódico] Los Angeles Times reportó que numerosos grupos cristianos en ciudades universitarias por todos los Estados Unidos de América, estaban demandando a sus universidades por hacer cumplir las normas anti-discriminatorias, incluyendo la prohibición contra hostigar o abusar de los homosexuales. Como un ejemplo típico; en 2004, James Nixon, un muchacho de doce años de edad en Ohio, obtuvo el derecho en un tribunal para usar una franela con las palabras: “!La homosexualidad es un pecado; el Islam es una mentira; el aborto es asesinato y algunos asuntos son simplemente blanco y negro!”.[18] La escuela le dijo que no usara esa franela—y los padres del muchacho demandaron a la escuela. Los padres pudieron haber tenido un caso que se ajustaba a sus conciencias si lo hubiesen basado en el argumento de la garantía contenida en la Primera Enmienda [a la Constitución Nacional de los Estados Unidos de América] sobre el la libertad de expresar libremente el pensamiento. Pero ellos no lo tenían: de hecho, ellos no podían tenerlo, porque la libertad de expresión se considera que no debe contener “expresiones de odio”. Pero el odio sólo tiene que probar que es religioso, y entonces ya no se considera como odio. Así que, en vez de apelar a su libertad de expresión, los Nixon apelaron a su libertad constitucional de religión. Su victorioso juicio fue apoyado por el Alliance Defend Fund (Fondo de Defensa de la Alianza), de Arizona, cuyo objetivo es: “presionar por batallas legales a favor de la libertad religiosa”.
El Reverendo Rick Scarborough, apoyando la ola de similares demandas judiciales cristianas, llevadas a cabo para establecer a la religión como una justificación legal para discriminar en contra de los homosexuales y otros grupos, lo ha denominado la lucha por los derechos civiles del siglo veintiuno: “Los cristianos van a tener que levantarse por su derecho a ser cristiano”.[19]
De nuevo, si tales personas basasen su posición en el derecho a la libertad de expresión, uno podría; regañadientes, simpatizar con ellos. Pero de eso no es de lo que se trata. El caso legal a favor de discriminar en contra de los homosexuales está siendo montado como un contra-juicio en contra de supuesta ¡discriminación religiosa! Y la ley parece respetar eso. Usted puede salirse con la suya, diciendo:
“Si usted trata de impedir que yo insulte a los homosexuales, viola mi derecho a tener prejuicios” ¿Cuál; cuando usted piensa sobre ellos, es la diferencia? De nuevo, la religión topa a todo.
Finalizaré este capítulo con un caso de estudio en particular; cuyo relato ilumina el exagerado respeto de la sociedad por la religión, más allá y por encima del normal respeto humano. El caso echó llamas en febrero de 2006—un episodio absurdamente risible—que cambiaba salvajemente de dirección entre los extremos de la comedia y la tragedia. El previo septiembre, el periódico danés Jyllands-Posten publicó doce caricaturas que mostraban al profeta Mahoma. Durante los tres siguientes meses, la indignación fue cuidadosa y sistemáticamente nutrida por todo el mundo islámico por un pequeño grupo de musulmanes que vivía en Dinamarca, dirigido por dos imams [clérigos musulmanes] a quienes se les había concedido asilo allí.[20] A finales de 2005 estos malévolos exiliados viajaron desde Dinamarca a Egipto, portando un dossier, que fue copiado y distribuido desde allí a todo el mundo islámico; incluyendo, importantemente a Indonesia. El dossier contenía falsedades sobre supuestos maltratos a musulmanes en Dinamarca; y la tendenciosa mentira de que el Jyllands-Posten era un periódico del gobierno. También contenía las doce caricaturas; la que, crucialmente, los imams habían suplementado con tres imágenes adicionales cuyo origen era misterioso pero que ciertamente no tenía ninguna conexión con Dinamarca. A diferencia de los doce originales, estos tres añadidos, eran genuinamente ofensivos—o hubieran sido si ellos hubiesen; como alegaban los fanáticos religiosos propagandistas, mostrado a Mahoma. Uno de los tres; particularmente dañino, no era en lo absoluto una caricatura, sino una fotografía enviada a través de una máquina de fax, mostrando a un hombre barbado que tenía una nariz de cerdo sostenida con ligas. Subsiguientemente resultó ser que esta era una fotografía de la [agencia internacional de noticias estadounidense] Associated Press de un hombre francés que participó en un concurso para hacer sonidos de cochino en una feria campesina de Francia.[21] La fotografía no tenía ninguna conexión en lo absoluto con el profeta Mahoma; ni con el Islam; ni con Dinamarca. Pero los activistas musulmanes, en su travesía hasta el Cairo para hacer sus travesuras; implicaba a esas tres conexiones...con los resultados predecibles.
La cuidadosamente cultivada “herida” y “ofensa” fue llevada hasta una cabeza explosiva, cinco meses después que las doce caricaturas fuesen originalmente publicadas. Manifestantes en Pakistán e Indonesia quemaron banderas danesas (¿de dónde las obtuvieron?) y se hicieron demandas histéricas para que el gobierno danés pidiese disculpas. (¿pedir disculpas porqué? Ellos no dibujaron las caricaturas, ni las publicaron. Los daneses simplemente viven en un país con una prensa libre; algo que puede ser difícil de entender para los pueblos de muchos países islámicos ).
Los periódicos de Noruega, Alemania, Francia y hasta de los Estados Unidos de América (pero conspicuamente, no los de Gran Bretaña), re-imprimieron las caricaturas en gestos de solidaridad con el Jyllands-Posten, lo que añadió combustible a las llamas. Las embajadas y los consulados fueron abandalizados, se montó un boicot contra los productos daneses. Los ciudadanos daneses y; de hecho, occidentales en general, fueron amenazados físicamente.
Las iglesias cristianas de Pakistán con ninguna conexión en lo absoluto con Dinamarca o Europa, fueron incendiadas. Nueve personas fueron asesinadas cuando turbas en Libia atacaron e incendiaron el consulado italiano de Benghazi. Como escribió Germaine Greer, lo que esta gente realmente ama y hace mejor, es el pandemonium.[22]
Una recompensa de un millón de dólares fue ofrecida por la cabeza del “caricaturista danés” por un imam pakistaní—quién aparentemente no estaba enterado de que eran doce caricaturistas daneses diferentes, y casi con seguridad no estaba enterado de que las tres fotografías más ofensivas nunca aparecieron en Dinamarca en lo absoluto (y, de paso, ¿de donde iba a provenir ese millón?). En Nigeria, manifestantes musulmanes en contra de las caricaturas danesas incendiaron varias iglesias cristianas, y usaron machetes para atacar y matar a cristianos (nigerianos) en las calles. Un cristiano fue introducido en un neumático, bañado con gasolina y quemado. Manifestantes fueron fotografiados en Gran Bretaña portando pancartas que decían: “maten a quienes insultan al Islam”; “descuarticen a quienes se burlan del Islam”; “Europa pagará: la demolición viene en camino”; y, aparentemente sin carecer de ironía, “decapiten a quienes dicen que el Islam es una religión violenta”.
En la reacción a todo esto, el periodista Andrew Mueller, entrevistó al líder musulmán “moderado” de Gran Bretaña, Sir Iqbal Sacranie.[23] Moderado puede ser él conforme a los estándares islámicos de hoy, pero en el relato de Mueller, él todavía mantiene la declaración que hiciera cuando Salman Rushdie fue condenado a muerte por escribir una novela: “La muerte quizás es demasiado suave para él”—una declaración que lo coloca en ignominioso contraste con su valiente predecesor como el musulmán más influyente de Gran Bretaña, el fenecido Dr. Zaki Badawi, quién le ofreció asilo en su propio hogar a Salman Rushdie. Sacranie le dijo a Mueller lo preocupado que estaba por las caricaturas danesas. Mueller también estaba preocupado, pero por una razón diferente: “Estoy preocupado de que la ridícula y desproporcionada reacción hacia dibujos sin comicidad en un oscuro periódico escandinavo pueda confirmar que...el Islam y occidente son fundamentalmente irreconciliables”. Sacranie; por otra parte, alabó a los periódicos británicos por no reimprimir las caricaturas, a los cuales Mueller les hizo llegar la sospecha de la mayoría de la nación, de que “la auto-censura de los periódicos británicos se derivaba menos de la sensibilidad hacia el descontento musulmán que de un deseo de evitar que les rompiesen sus ventanas”.
Sacranie explicó que. “La persona del Profeta; la paz sea sobre él, es reverenciada tan profundamente en el mundo musulmán, con un amor y afecto que no pueden ser explicados con palabras. Va más allá del amor y afecto hacia los padres, hacia otros seres queridos, hacia los hijos. Eso es parte de la fe. También existe una enseñanza islámica que uno no muestra al Profeta.” Esto en vez asume; como observó Mueller:
Que los valores del Islam están por encima de los valores de toda persona—por lo cual cualquier creyente del Islam en consecuencia asume; exactamente igual a como cree cualquier creyente de cualquier otra religión, que su religión es la única vía, verdad y luz. Si las personas desean amar a un predicador del siglo séptimo más que a sus propias familias, allá ellos, pero nadie más está obligado a tomar eso en serio...
Excepto que si usted no lo toma en serio y le guarda el apropiado respeto, usted es amenazado físicamente, en una escala que ninguna otra religión ha aspirado desde la Edad Media. Uno no puede evitar preguntarse porqué es necesaria tanta violencia; dado que, como nota Mueller: “Si alguno de ustedes; payasos, tiene razón en algo, los caricaturistas irían al infierno de todos modos--¿No es eso suficiente? Mientras tanto, si usted quiere agitarse por las afrentas a los musulmanes, lea los reportes de Amnesty International (Amnistía Internacional), sobre Siria y Arabia Saudita” [Acotación del Traductor. El Autor y el citado periodista Mueller, se refieren a las violaciones a los derechos humanos que los gobiernos de Siria y Arabia Saudita perpetran contra sus súbditos]
Muchas personas han notado el contraste entre el “la herida” histérica expuesta por los musulmanes y la rapidez con la que los medios de comunicación árabes publican caricaturas estereotípicas de judíos. En una demostración en Pakistán contra las caricaturas danesas, una mujer vestida en una burka negra fue fotografiada portando una pancarta que decía: “Dios bendiga a Hitler”
En respuesta a todo este loco pandemonium, los periódicos liberales decentes deploraron la violencia e hicieron ruidos simbólicos sobre la libertad de expresión. Pero al mismo tiempo, expresaron “respeto” y “consideración” por la profunda “ofensa” y “herida” que habían “sufrido” los musulmanes. La “herida” y el “sufrimiento” consistieron; recuerden, no en violencia o dolor real contra ninguna persona, en ninguna forma: sino nada más que unos pocos trazos de tinta de imprenta en un periódico sobre el que nadie fuera de Dinamarca nunca hubiese oído a no ser por una deliberada campaña de incitación al amotinamiento.
Yo no estoy a favor de ofender o herir a alguien sólo por hacerlo. Pero estoy intrigado y mistificado por los desproporcionados privilegios que se confieren a la religión en nuestras sociedades seculares. Todos los políticos están obligados a acostumbrarse a caricaturas irrespetuosas de sus rostros, y nadie se amotina en su defensa. ¿Qué hay de especial en la religión que nosotros le concedemos tan privilegiado e único respeto? Como dijo H. L. Mencken: “Nosotros debemos respetar a la religión del otro; pero sólo en el sentido y hasta donde respetamos su teoría de que su esposa es bella y sus hijos son inteligentes”.
Es bajo la luz de la presunción sin paralelo de respeto hacia la religión que hago mi propia negación sobre este libro. No saldré de mi camino para ofender; pero no usaré guantes de seda para manejar a la religión en una forma más delicada de lo que manejaría cualquier otra cosa.
2.- LA HIPÓTESIS DE DIOS
La religión de una era es el entretenimiento literario de la próxima
—RALPH WALDO EMERSON
El Dios del Viejo Testamento; se puede argumentar, es el carácter más desagradable en toda ficción: celoso y orgulloso de serlo; cerrado de mente, injusto, severo y obsesionado con el control; vengativo, un limpiador étnico sediento de sangre, un misógino, homofóbo, racista, infanticida, genocida, filicida, productor de pestilencias, megalomaníaco, sadomasoquista, caprichoso, y un matón malevolente.
Aquellos de nosotros educados desde la infancia en su forma de ser, podemos llegar a convertirnos en insensibles a su horror. Un crédulo bendecido con la perspectiva de la inocencia tiene una percepción más clara. El hijo de Winston Churchill; Randolph, planeaba de alguna manera mantenerse ignorante del contenido de las Escrituras hasta que Evelyn Waugh y un oficial hermano, en un vano intento de mantener tranquilo a Churchill cuando fueron destacados juntos durante la guerra, le apostaron a él que no sería capaz de leer la Biblia completa en una sola noche: “Infelizmente esto no ha resultado como nosotros lo esperábamos. Él nunca ha leído nada de ella y está aterrorizantemente excitado; se la pasa leyendo citas en voz alta: ‘Apuesto a que ustedes no sabían que esto estaba en la Biblia...’ o meramente golpeándose una pierna y atragantándose de la risa mientras dice: ‘Dios mío, ¿!No es Dios una mierda!?”.[24] Thomas Jefferson—más leído—tenía una opinión similar: “El Dios cristiano es un ser de un carácter aterrador—cruel, vengativo, caprichoso e injusto”.
Es injusto atacar a un blanco fácil. La Hipótesis de Dios no debe pararse o caer con su más inadorable evidencia: Yaweh, tampoco con su insípidamente opuesto rostro cristiano, “el gentil Jesús, dócil y suave”. (Para ser justo, esta débil persona, le debe más a sus seguidores victorianos que al mismo Jesús. ¿Podría algo ser más nauseante que las sentimentaloides expresiones de la Sra. C. F. Alexander de que. “Todos los niños cristianos deben ser / dóciles, y obedientes como él?) No estoy atacando las cualidades particulares de Yaweh, o de Jesús, o de Alá; ni de ningún otro dios específico como Baal, Zeus o Wotan. En vez de eso, debo definir la Hipótesis de Dios, más defensivamente:
Existe una inteligencia sobrenatural, súper-humana que deliberadamente diseñó y creó el universo y todo lo que hay en él; incluyéndonos a nosotros.
Este libro defenderá el punto de vista alternativo:
Cualquier inteligencia creativa, de suficiente complejidad para diseñar cualquier cosa, llega a existir sólo como el producto final de un extendido proceso de evolución gradual.
Las inteligencias creativas; al ser evolucionadas, necesariamente llegan tarde en el universo, y en consecuencia no pueden ser responsables de su diseño. Dios, en el sentido definido, es una delusión; y, como demostrarán posteriores capítulos, una delusión perniciosa.
Para no sorpresa, debido a que está fundamentado en tradiciones locales o revelaciones privadas en vez de en evidencias, la Hipótesis de Dios viene en muchas versiones. Los historiadores de la religión reconocen una progresión desde los primitivos animismos tribales, pasando por politeísmos como aquellos de los griegos, los romanos y los normandos, hasta monoteísmos como el Judaísmo y sus derivados, el Cristianismo y el Islam.
POLITEÍSMO
No está claro porqué el cambio de politeísmo a monoteísmo debería ser asumido como un mejoramiento progresivo evidente en sí mismo. Pero ampliamente; es una asunción—que llevó a Ibn Warraq (autor de Why I Am Not a Muslim—Porqué Yo No Soy Musulmán), ha conjeturar sagazmente que el monoteísmo está a su vez condenado a sustraer uno o más dioses y convertirse en ateísmo. La Enciclopedia Católica rechaza al politeísmo y al ateísmo con la misma desdeñosa amplitud: “El ateísmo dogmático formal se auto-refuta, y nunca ha ganado de facto el consentimiento razonado de ninguna cantidad considerable de hombres. Tampoco puede el politeísmo; aunque pueda fácilmente asentarse en la imaginación popular, satisfacer nunca la mente de un filósofo”.[25]
El chauvinismo monoteísta estaba hasta recientemente, escrito en la ley de caridad; tanto en Inglaterra, como en Escocia, discriminando en contra de las religiones politeístas al conceder el estatus de exento de impuestos, mientras le proporcionaba una suave cabalgata a aquellas caridades cuyo objeto era promover la religión monoteísta; exonerando a éstas de los exámenes previos apropiadamente requeridos a las caridades seculares. Fue mi ambición, persuadir a un miembro de la respetada comunidad Hindú de Gran Bretaña, a decidirse a introducir una demanda judicial civil para poner a prueba esta discriminación esnob contra el politeísmo.
Mucho mejor; por supuesto, sería abandonar completamente la promoción de la religión, como fundamento para obtener el estatus de caridad. Los beneficios de esta sociedad serían grandes; especialmente en los Estados Unidos de América, donde las cantidades de dinero exentas de impuestos succionadas por las iglesias, y el pulimento de los talones de los televangelistas ya bien entalonados,[26] alcanzan niveles que con justicia pueden ser descritos como obscenos. El apropiadamente llamado Oral Roberts le dijo una vez a su audiencia televisiva que Dios lo iba a matar a menos que él le diese ocho millones de dólares. Casi increíblemente, funcionó. ¡libre de impuestos! El mismo Roberts todavía es fuerte, como su “Universidad Oral Roberts”, de Tulsa, Oklahoma. Sus edificios; valorados en 250 millones de dólares, fueron directamente comisionados por el mismo Dios con estas palabras: “Levanten a sus estudiantes para que oigan Mi voz, para que vayan donde Mi luz es opaca; donde Mi voz casi no se escucha, y Mi poder de sanación no es conocido, hasta inclusive los más recónditos lugares de la Tierra. El trabajo de ellos excederá al de ustedes, y en esto, yo estoy muy complacido”.
Reflexionando; mi imaginario litigante hindú hubiese sido igual de probable de jugar la carta de “si no puedes derrotarlos, únete a ellos”. Su politeísmo no es realmente politeísmo, sino un monoteísmo disfrazado. Existe un solo Dios—el Señor Brahma, el creador; el Señor Vishnu el preservador; el Señor Shiva, el destructor; la Deidades femeninas Saraswari, Laxmi y Parvati (esposas de Brahma, Vishnu y Shiva), el Señor Ganesh el dios elefante, y cientos de otros; todos son simplemente diferentes manifestaciones o encarnaciones de un Dios.
Los cristianos deberían ser cálidos hacia tal sofisma. Ríos de tinta medieval; para no mencionar a la sangre, han sido despilfarrados sobre el “misterio” de la Trinidad, [27] y en suprimir desviaciones como la herejía de Arius. Arius de Alejandría; en el siglo cuarto, negó que Jesús fuese consustancial (i.e. de la misma sustancia o esencia) con Dios. ¿Qué podría posiblemente significar esto en la tierra? Se estará preguntado usted probablemente ¿Sustancia? ¿Qué sustancia? ¿qué quieres decir tú exactamente con “esencia”? “Muy poco” parece ser la única respuesta razonable. Aún así, la controversia dividió a la cristiandad por la mitad durante un siglo, y el Emperador Constantino ordenó quemar todas las copias del libro de Arius. Dividir a la cristiandad dividiendo cabellos—tal ha sido siempre el camino el camino la teología.
¿Tenemos a un Dios en tres partes; o tres Dioses en uno? La Enciclopedia Católica nos aclara el asunto; en una obra maestra de cerrado razonamiento teológico:
En la unidad de Dios existen tres Personas: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Siendo estas Tres personas verdaderamente distintas la una de la otra. En consecuencia, en las palabras del Credo de Atanasio: “el Padre es Dios, el Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es Dios, y aún así no existen tres Dioses sino sólo un Dios”.
Y si eso no estuviese suficientemente claro, la Enciclopedia cita al teólogo del siglo tercero; San Gregorio, el Hacedor de Milagros:
Existe en consecuencia nada creado; nada sujeto a otro en la Trinidad: tampoco existe nada que haya sido añadido como si alguna vez no hubiese existido, sino que hubiese entrado después: en consecuencia, el Padre nunca ha sido sin el Hijo; tampoco el Hijo sin el Espíritu: y esta misma Trinidad es inmutable e inalterable por siempre.
Cualesquiera que sean los milagros que le hayan ganado a San Gregorio su apodo, no fueron milagros de honesta lucidez. Sus palabras expresan el sabor característicamente oscurantista de la teología; la cual—a diferencia de la ciencia, y de la mayoría de las otras ramas de la academia humana—no se ha movido en dieciocho siglos. Thomas jefferson; como lo hacía a menudo, lo entendió correctamente cuando dijo: “El ridículo es la única arma que puede ser usada en contra de las posiciones ininteligibles. Las ideas tienen que ser distinguibles antes de que la razón pueda actuar sobre ellas; y ningún hombre ha tenido nunca una idea distinguible de la trinidad. Es el mero Abracadabra de los vendedores de pócimas que se llaman a sí mismos los sacerdotes de Jesús”.
La otra cosa que no puedo evitar resaltar; es la presuntuosa confianza con la cual los religiosos aseveran detalles minuciosos sobre los cuales ellos no poseen, ni podrían poseer evidencia alguna. Quizás es el mismísimo hecho de que no existe evidencia para soportar las opiniones teológicas; en cualquier forma, lo que nutre la característica hostilidad draconiana hacia aquellos que expresan opiniones ligeramente diferentes; especialmente, como sucede, en este específico campo del trinidarismo.
Jefferson amontonó el ridículo sobre la doctrina que; como él lo puso, “Existen tres Dioses”, en su crítica del calvinismo. Pero es especialmente la rama católica romana de la cristiandad la que empuja su recurrente coqueteo con el politeísmo hacia una inflación sin control. La Trinidad es (¿son?) aumentada por María, “Reina del Cielo”, una diosa en todo; excepto en nombre, quien con toda seguridad hace que el propio Dios mismo quede en un cercano segundo lugar como objetivo de las plegarias. El panteón es adicionalmente abultado por un ejército de santos; cuyo poder intercesor los convierte; si no en semi-dioses, en valiosos para acercárseles en cuanto a su propia especialidad. El Catholic Community Forum (Foro de la Comunidad Católica), útilmente lista a 5 mil 120 santos; [28] junto a su área de experticia, las que incluyen dolores abdominales, víctimas de abuso, anorexia, vendedores de armas, herreros, huesos rotos, técnicos explosivistas, y desórdenes intestinales, para no ir más allá de la letra “B” [el Autor revisó la lista de santos en el idioma inglés; deteniéndose al finalizar la letra “B”]
Y nosotros no podemos olvidar a los Coros de Anfitriones Angelicales, organizados en nueve órdenes: Serafines, Querubines, Tronos, Dominaciones, Virtudes, Potestades, Principados, Arcángeles (los jefes de todos los anfitriones) y los simple y llanamente Ángeles, incluyendo a nuestros amigos más cercanos; los siempre vigilantes ángeles de la guarda. Lo que más me impresiona de la mitología católica es parcialmente su insípida tosquedad; pero mayormente la insustancial despreocupación con la que esta gente fabrica los detalles a medida que avanza. Son simplemente inventados desvergonzadamente.
El Papa Juan Pablo Segundo creó más santos que todos sus predecesores juntos de los pasados varios siglos; y él tenía una afinidad especial con la Virgen María. Su sed politeísta fue dramáticamente demostrada en 1981 cuando él sufrió un atentado para asesinarlo en Roma, y atribuyó su supervivencia a la intervención de Nuestra Señora de Fátima: “Una mano maternal guió la bala”. Uno no puede evitar preguntarse porqué ella no la guió para que no lo hiriese en ninguna parte. Otros podrían pensar que el equipo de cirujanos que lo operó a él durante seis horas merece por lo menos parte del crédito; pero quizás sus manos; también, fueron maternalmente guiadas. El punto relevante; es que no fue solamente Nuestra Señora quien; en la opinión del Papa, guió la bala, sino específicamente de Fátima. Presumiblemente, Nuestra Señora de Lourdes; Nuestra Señora de Guadalupe; Nuestra Señora de Medjugorje; Nuestra Señora de Akita; Nuestra Señora de Zeitoun; Nuestra Señora de Garabandal y Nuestra Señora de Knock estaban ocupadas en otros tareas en ese momento.
¿Cómo hicieron los griegos, los romanos y los vikingos para manejar tales politeológicos dilemas? ¿Era Venus simplemente otro nombre para Afrodita; o eran ellas dos diosas distintas del amor? ¿Fue Thor con su martillo una manifestación de Wotan; o un dios separado? ¿A quién le importa? La vida es muy corta para preocuparse con la distinción entre una fabricación de la imaginación y muchas otras. Habiendo hecho un gesto hacia el politeísmo para cubrirme contra una acusación de negligencia, no diré más nada sobre éste. A favor de la brevedad me referiré a todas las deidades, ya sean poli o monoteístas; simplemente como “Dios”. También estoy consciente del Dios Abrahamico (para ponerlo suavemente) macho agresivo, y esto también deberé aceptarlo como un convencionalismo en mi uso de los pronombres. Teólogos más sofisticados proclaman la asexualidad de Dios, mientras algunas teólogas feministas buscan corregir las injusticias históricas diciendo que era hembra. ¿Pero cuál; después de todo, es la diferencia entre una inexistente hembra y un inexistente macho? Yo supongo que, en la tontamente irreal intersección entre la teología y el feminismo, la existencia puede, de hecho, ser un atributo menos importante que el género.
Estoy consciente que los críticos de la religión pueden ser atacados por fracasar en darle crédito a la fértil diversidad de tradiciones y puntos de vista del mundo que han sido llamados religiones.
Obras antropológicamente informadas; desde Golden Bough (Rama Dorada) de Sir James Frazer, hasta Religion Explained (La Religión Explicada) de Pascal Boyer o In Gods We Trust, (En los Dioses Confiamos) de Scott Atran, documentan fascinantemente la bizarra fenomenología de las supersticiones y de los rituales. Lea esos libros y maravíllese ante la credulidad humana.
Pero ese no es el camino de este libro. Yo no le doy ningún crédito al sobrenaturalismo en cualquiera de sus formas; y la manera más efectiva de proceder es concentrarse en la forma más probable de ser familiar a mis lectores—la forma que impresiona más amenazadoramente a todas nuestras sociedades. La mayoría de mis lectores habría sido criada en una u otra de las tres “grandes” religiones monoteístas de hoy (cuatro, si usted cuenta al mormonismo), todas las cuales pueden ser rastreadas hacia atrás hasta el mitológico patriarca Abraham, y será conveniente mantener en mente a esta familia de tradiciones por todo el resto del libro.
Este es un momento tan bueno como cualquier otro para prevenir sobre una inevitable acusación contra este libro; una que de otra manera—tan segura como que la noche sigue al día—aparecerá en una revisión: “El Dios en el que no cree Dawkins es un Dios en el que yo tampoco creo. Yo no creo en un anciano en el cielo con una larga barba blanca.”
Ese anciano es una distracción irrelevante; y su barba es tan tediosa como su longitud. De hecho, la distracción es peor que su irrelevancia. Su mismísima estupidez ha sido calculada para distraer la atención del hecho de que, en lo que el orador realmente cree no es mucho menos estúpido. Yo se que usted no cree en un anciano de barba blanca sentado en una nube, así que no perdamos más tiempo en eso. Yo no estoy atacando a ninguna versión de Dios en particular; estoy atacando a Dios; a todos los dioses; a cualquier cosa y a todo lo sobrenatural, cualquiera y dondequiera que ello haya existido o sea inventado.
El Patriarca Abraham por Theo Adam
el Dios que Miguel Angel pintó en el techo de la Capilla Sixtina del Vaticano
MONOTEÍSMO
La gran inmencionable maldad en el centro de toda cultura es el monoteísmo. Desde el texto de la barbárica Edad de Bronce conocido como el Viejo Testamento; tres religiones anti-humanas han evolucionado—Judaísmo, Cristianismo e Islam. Estas son religiones de un dios en el cielo. Ellas son; literalmente, patriarcales—Dios es el Padre omnipotente—en consecuencia el desprecio hacia las mujeres durante dos mil años en aquellos países afligidos por el dios en el cielo y sus terrenales delegados machos.
—GORE VIDAL
La más antigua de las tres religiones abrahamicas, y el claro antepasado de las otras dos, es el Judaísmo: originalmente un culto tribal a un solo y ferozmente desagradable Dios, mórbidamente obsesionado con las restricciones sexuales, con el olor de la carne chamuscada, con su propia superioridad sobre los dioses rivales y con la exclusividad de su escogida tribu del desierto. Durante la ocupación romana de Palestina, el Cristianismo fue fundado por Pablo de Tarsus como una menos inmisericorde secta monoteísta del judaísmo y una menos exclusiva, que miraba más allá de los judíos hacia el resto del mundo. Varios siglos después, Mojámed y sus seguidores se revirtieron hacia el monoteísmo sin concesiones del judío original, pero no a su exclusividad, y fundaron el Islam sobre un nuevo libro sagrado; el Corán o Qur’am añadiendo una poderosa ideología de conquista militar para diseminar la fe.
La Cristiandad también, fue diseminada por la espada, portada primero por manos romanas después que el Emperador Constantino la hizo surgir desde un excéntrico culto hasta la religión oficial; después por los cruzados, y más tarde por los conquistadores y otros invasores y colonizadores europeos, con acompañamiento misionero. Para la mayoría de mis propósitos; todas las tres religiones abrahamicas pueden ser tratadas como indistinguibles. A menos que se diga lo contrario, tendré mayormente en mente a la Cristiandad, pero sólo porque esta es la versión con la que sucede que estoy más familiarizado. Para mis propósitos, las diferencias importan menos que las similitudes. Y no me ocuparé en lo absoluto con otras religiones como el Budismo o el Confucianismo. De hecho, existe algo que debe ser dicho a éstos, no como religiones en lo absoluto, sino como sistemas éticos o filosofías de vida.
La simple definición de la Hipótesis de Dios con la cual comencé, tiene que estar lo suficientemente descarnada para poder ajustarse al Dios Abrahamico. Él no sólo creó el universo; él es un Dios personal que habita dentro de su creación; o quizás fuera de ella (cualquier cosa que eso pueda significar), poseyendo las desagradables cualidades humanas a las que he aludido.
Las cualidades humanas; desagradables o agradables, no forman parte del dios deísta de Voltaire y Thomas Paine. Comparado con el delincuente sicótico del Viejo Testamento, el Dios deísta de la Era de la Ilustración del siglo dieciocho es completamente, un ser más digno: merecedor de su creación cósmica, arrogantemente despreocupado por los asuntos humanos, sublimemente desinteresado por nuestras esperanzas y pensamientos privados, no le importan en lo absoluto nuestros sucios pecados o nuestras ininteligibles contriciones. El Dios deísta es un físico para el fin de todos los físicos; el alfa y el omega de los matemáticos; la apoteosis de los diseñadores; un hiper-ingeniero que estableció las leyes y las constantes del universo, las entonó con exquisita precisión y visión; detonó lo que ahora nosotros llamamos el Big Bang; se retiró y más nunca nadie supo de él.
En tiempos de una fe más fuerte, los deístas han sido vituperados como indistinguibles de los ateos. Susan Jacoby, en Freethinkers: A History of Americam Secularism (Librepensadores: Una Historia del Secularismo Estadounidense), lista una escogida selección de los epítetos que fueron lanzados contra el pobre Thomas Paine: “judas, reptil, puerco, perro rabioso, borracho, piojo, archibestia, bruto, mentiroso, y por supuesto, infiel”. Paine murió en la penuria; abandonado (con la honorable excepción de Jefferson) por antiguos amigos políticos avergonzados por sus puntos de vista anti-cristianos. Hoy en día, la tierra se ha movido lo suficiente como para que los deístas sean más claramente contrastados con los ateos, y amontonados junto a los teístas. Ellos sí; después de todo, creen en una inteligencia suprema que creó el universo.
SECULARISMO LOS PADRES FUNDADORES
Y LA RELIGIÓN
DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
Es convencional asumir que los Padres Fundadores de la República Estadounidense eran deístas. Sin duda; muchos de ellos lo fueron, aunque ha sido argumentado que los más grandes de ellos pudieron haber sido ateos. Ciertamente, sus escritos sobre religión en su propia época no me dejan dudas a mí, de que la mayoría de ellos hubiese sido atea en nuestra época. Pero cualesquiera que fuesen sus puntos de vista religiosos individuales en su propia época, algo que ellos fueron colectivamente, fue secularistas, y este es el tópico al cual le dedico esta sección, comenzando con una—quizás sorprendente—cita del Senador Barry Goldwater en 1981, que muestra claramente cuán tozudamente; ese candidato presidencial y héroe del conservatismo estadounidense, defendió la tradición secular de la fundación de la República:
No existe posición sobre la cual las personas sean tan inconmovibles como sus creencias religiosas. No existe un aliado más poderoso a quien uno pueda apelar en un debate que Jesús Cristo, o Dios, o Alá, o como quiera que uno llame a este ser supremo. Pero al igual que cualquier arma poderosa, el uso del nombre de Dios en nuestro apoyo debería ser usado con limitación. Las facciones religiosas que están creciendo por toda nuestra tierra no están usando su influencia religiosa con sabiduría. Ellas están tratando de obligar a los líderes del gobierno a seguir su posición en un cien por ciento. Si usted no está de acuerdo con estos grupos religiosos en un asunto moral en particular, ellos lo amenazan con la pérdida de dinero, votos, o ambos. Yo estoy francamente nauseado y cansado de los predicadores políticos a lo largo de esta nación diciéndome a mí; un ciudadano, que si yo deseo ser una persona moral, estoy obligado a creer en A, B, C, y D. ¿Exactamente, que se creen ellos que son? ¿Y de dónde presumen ellos para exigir el derecho a dictarme a mí sus creencias morales? Yo estoy aún más disgustado como un legislador que está obligado a soportar las amenazas de cada grupo religioso que piensa que posee algún derecho concedido por Dios para controlar mi voto en cada votación en el Senado. Les advierto a ellos hoy: Pelearé con ellos a cada paso del camino si ellos tratan de dictar sus convicciones morales a todos los estadounidenses en nombre del conservatismo.[29]
Los puntos de vista religiosos de los Padres Fundadores son de gran interés para los propagandistas de hoy de la derecha estadounidense, ansiosos por empujar su versión de la historia. Contrariamente al punto de vista de ellos, el hecho de que los Estados Unidos de América no fue fundada como una nación cristiana, fue tempranamente establecido en los términos de un tratado con Trípoli, redactado en 1796 bajo George Washington, y firmado por John Adams en 1797:
Como el Gobierno de los Estados Unidos de América no está; en ningún sentido, fundamentado en la religión Cristiana; al igual que no posee en sí mismo ningún carácter de enemistad contra las leyes, religión o tranquilidad de los musulmanes, y como los mencionados estados nunca han entrado en guerra o acto de hostilidad en contra de ninguna nación mahometana, las partes declaran que ningún pretexto que surja de opiniones religiosas producirá nunca una interrupción de la armonía existente entre los dos países.
Las palabras de apertura provocarían un tumulto en la ascendencia de [la ciudad de] Washington de hoy. Aún así, Ed Buckner ha demostrado convincentemente que ellas no causaron ningún disentimiento en su época.[30] Entre otros políticos o el público.
La paradoja ha sido notada a menudo; de que los Estados Unidos de América, fundado en el secularismo, es ahora el país más religioso de la Cristiandad; mientras que Inglaterra, con una iglesia establecida encabezada por un monarca constitucional, está entre los menos. A mí me preguntan continuamente porqué es eso; y yo no lo se. Supongo que es posible que Inglaterra se haya cansado de la religión después de una horrorosa historia de violencia religiosa; con los protestantes y los católicos alternativamente obteniendo la supremacía y sistemáticamente asesinando al otro lote. Otra sugerencia proviene de la observación de que los Estados Unidos de América es una nación de inmigrantes. Un colega me señaló que los inmigrantes; desarraigados de la estabilidad y el confort de una familia extendida en Europa, podrían muy bien haberse unido a una iglesia como una especie de sustituto-parental en una tierra extranjera. No hay duda de que muchos estadounidenses ven a su propia iglesia local como una importante unidad de identidad; lo que de hecho tiene algunos de los atributos de la familia extendida.[31]
Aún otra hipótesis es que la religiosidad de los Estados Unidos de América proviene del secularismo de su constitución. Precisamente; porque los Estados Unidos de América, es legalmente secular, la religión se ha convertido en una empresa privada. Iglesias rivales compiten por las congregaciones—y no menos por los diezmos que ellas traen consigo—y la competencia es librada con todas las agresivas técnicas de ventas del mercado. Lo que funciona para las escamas de jabón, funciona para Dios, y el resultado final es algo que se acerca a la manía religiosa entre las clases menos educadas de hoy. En Inglaterra; en contraste, la religión bajo la égida de la iglesia establecida se ha convertido en poco más que un pasatiempo social, escasamente reconocible en absoluto como una religión. La tradición británica es simpáticamente expresada por Giles Fraser, un vicario anglicano que también se desempeña como tutor filosófico en Oxford, escribiendo [en el periódico] Guardian. El artículo de Fraser es subtitulado “El establecimiento de la Iglesia de Inglaterra, sacó a Dios de la religión; pero existen riesgos en una alternativa más vigorosa de la fe”:
Hubo un tiempo cuando el vicario campesino era parte de los alimentos de la dramatis personae británica, Este excéntrico y gentil tomador de te, de zapatos lustrados y maneras cariñosas, representaba al tipo de religión que no hacía que las personas no-religiosas se sintiesen incómodas. Él no estallaría en un sudor existencial, ni lo presionaría a usted contra la pared para preguntarle si usted estaba salvado; mucho menos lanzaría cruzadas desde el púlpito o colocaría bombas a los lados de las carreteras en nombre del algún poder más elevado.[32]
(Sombras de “Nuestro Padre” de Betjeman, que cité al comienzo del capítulo uno) Fraser continúa para decir que: “el simpático vicario campesino en efecto inoculaba vastas campiñas inglesas en contra de la Cristiandad”. Él finaliza su artículo lamentándose sobre una tendencia más reciente en la Iglesia de Inglaterra, de tomar de nuevo a la religión seriamente, y su última oración es una advertencia: “la preocupación es que nosotros podríamos dejar salir al genio del fanatismo religioso británico de la botella institucional en la cual ha permanecido durmiente durante siglos”.
El genio del fanatismo religioso está rampante en los Estados Unidos de América del presente, y los Padres Fundadores hubieran estado horrorizados. Si es correcto o no, abrazar la paradoja y culpar a la constitución secular que ellos diseñaron, los fundadores ciertamente fueron secularistas que creyeron en mantener a la religión fuera de la política, y eso es suficiente para colocarlos a ellos firmemente al lado de quienes objetan; por ejemplo, las exhibiciones ostentosas de los Diez Mandamientos en lugares públicos propiedad del gobierno. Pero es tentador especular sobre que por lo menos algunos de los Padres Fundadores pueden haber ido más allá del deísmo. ¿Pudieron haber sido agnósticos o hasta completamente ateos? El siguiente párrafo de Jefferson es indistinguible de lo que nosotros llamaríamos agnosticismo:
Hablar de existencias inmateriales es hablar de la nada. Decir que el alma humana, los ángeles, dios, son inmateriales, es decir que ellos son nada, o que dios no existe, ni los ángeles, ni el alma. Yo no puedo razonar de otra manera...sin sumergirme en las profundidades del abismo de los sueños y de los fantasmas. Yo estoy satisfecho, y suficientemente ocupado con las cosas que existen, para atormentarme o preocuparme por aquellos que puede que de hecho existan, pero sobre los cuales yo no tengo evidencia.
Christopher Hitchens; en su biografía, Thomas Jefferson: Author of América, (Thomas Jefferson: Autor de los Estados Unidos de América), piensa que es probable que Jefferson fuese ateo, hasta en su propia época, cuando era mucho más difícil:
Sobre si él era ateo, debemos reservarnos nuestro juicio sólo debido a la prudencia que él estaba compelido a observar durante su vida política. Pero como él había escrito a su sobrino, Peter Carr, tan temprano como 1787, uno está obligado a no asustarse ante esta pregunta por ningún miedo a sus consecuencias. “Si termina en una creencia de que Dios no existe, encontrarás incitaciones a la virtud en el confort y agrado que sientes en este ejercicio, y en el amor de otros que esto te procurará”
Yo encuentro el siguiente consejo de Jefferson; de nuevo, en su carta a Peter Carr, conmovedor:
Sacúdete todos los miedos de los prejuicios serviles bajo los cuales las mentes débiles se agazapan servilmente. Fija la razón firmemente en su asiento, y llama a su tribunal ante cada hecho, cada opinión. Cuestiona con atrevimiento inclusive hasta la existencia de Dios; porque, si se supone que uno exista, él está más obligado a aprobar el reconocimiento de la razón que el miedo ciego.
Afirmaciones de Jefferson como: “La Cristiandad es el sistema más perverso que alguna vez brilló sobre el hombre” son compatibles con el deísmo, pero también con el ateísmo. De la misma manera lo es, el robusto anti-clericalismo de James Madison: “Durante casi quince siglos. ¿Ha sido llevado a juicio el establecimiento legal de la Cristiandad? ¿Cuáles han sido sus frutos? Más o menos; en todas partes, orgullo e indolencia en el clero; ignorancia y servilismo entre los laicos; en ambos superstición, tozuda intolerancia contra todo lo que no es propio de nuestra cultura (bigotry), y persecución”. Lo mismo puede decirse de la afirmación de Benjamín Franklin: “Los faros son más útiles que las iglesias”; y de la afirmación de John Adams: “Éste sería el mejor de todos los mundos posibles, si no existiese religión en él” El mismo Adams expresó espléndidos y prolongados arranques de rabia contra la Cristiandad en particular: “Como tengo entendido, la religión cristiana; era, y es, una revelación. ¿Pero cómo ha sucedido que millones de fábulas, cuentos y leyendas, han sido mezclados con ambas; tanto con la revelación judía como con la cristiana, que las ha convertido en las religiones más sangrientas que nunca existieron? Y; en otra carta, esta vez a Jefferson: “!Yo casi tiemblo sólo de pensar en aludir al ejemplo más fatal de los abusos del sufrimiento mental (grief) con los que la historia de la humanidad ha preservado—a la Cruz. Considera qué calamidades ha producido ese motor de sufrimiento!”
Fuesen o no; Jefferson y sus colegas, teístas, deístas, agnósticos o ateos, ellos también fueron apasionados secularistas que creían que las opiniones religiosas de un Presidente; o la ausencia de ellas, eran en su totalidad un asunto privado suyo. Todos los Padres Fundadores; cualesquiera fuesen sus creencias religiosas privadas, se hubiesen espantado al leer el reporte del periodista Robert Sherman sobre la respuesta que dio George Bush padre cuando él le preguntó si él le reconocía una igual ciudadanía y patriotismo a los estadounidenses que son ateos: “No. Yo no se si los ateos deberían ser considerados como ciudadanos; tampoco deberían ser considerados patriotas. Ésta es una nación bajo Dios”.[33] Asumiendo que el relato de Sherman sea exacto (desafortunadamente él no usó una grabadora, y ningún otro periódico publicó la historia en su momento). Trate el experimento de reemplazar la palabra “ateos” con “judíos” o “musulmanes” o “negros”. Esto da una medida del prejuicio y la discriminación que los estadounidenses ateos tienen que soportar hoy.
Las “Confesiones de una atea solitaria” de Natalie Angiers, es una triste y conmovedora descripción; en el The New York Times, de sus sentimientos de aislamiento como atea en los Estados Unidos de América de hoy.[34] Pero el aislamiento de los ateos estadounidenses es una ilusión; cultivada asiduamente por el prejuicio. Los ateos de los Estados Unidos de América son más numerosos de lo que la gente percibe. Como dije en el prefacio, los ateos estadounidenses son mucho más numerosos a los judíos religiosos; aún así, el lobby judío es notoriamente, uno de los más formidablemente influyentes en Washington. ¿Qué podrían lograr los estadounidenses ateos si ellos se organizaran apropiadamente? [35]
David Mills, en su admirable libro Atheist Universe (Universo Ateo), cuenta una historia que usted rechazaría como una caricatura irreal de la Bigotry (tozuda intolerancia contra todo lo que no es propio de nuestra cultura) de parte de la policía, si fuese ficción. Un sanador cristiano, conducía una “Cruzada Milagrosa” que iba al pueblo de Mills una vez al año. Entre otras cosas, el sanador estimulaba a los diabéticos a botar su insulina, a los pacientes de cáncer a abandonar su quimioterapia y a rogar en vez por un milagro. Mills decidió organizar una manifestación pacífica para advertir a la gente; pero cometió el error de ir a la policía para comunicarle sus intenciones y solicitar protección policial contra posibles ataques de quienes apoyaban al sanador. El primer funcionario de la policía con quien habló; le preguntó: “Is you gonna protest fir him or ‘gin him” [esta expresión está escrita en un inglés tan pobre que refleja una exagerada falta de habilidad para hablar inglés apropiadamente—hasta para un nivel de inglés coloquial]—ella traduce aproximadamente: “¿Usted va a protestar a favor de él o en contra de él?” Cuando Mills respondió. “en contra de él”, el policía le dijo que él mismo planeaba asistir a la cruzada; e intentó escupir personalmente en la cara de Mills cuando pasó al lado de su manifestación.
Mills decidió probar su suerte con un segundo funcionario policial. Éste dijo que si alguno de quienes apoyaban al sanador confrontaba violentamente a Mills, el funcionario arrestaría a Mills por “tratar de interferir el trabajo de Dios”. Mills regresó a su casa y trató de telefonear a la estación de policía; con la esperanza de hallar más consideración a un nivel más alto. Finalmente el fue conectado a un sargento que dijo: “Al infierno contigo, chamo. Ningún policía quiere proteger a un maldito ateo. Espero que alguien te ensangrente bueno” Aparentemente había escasez de adverbios en esta estación de policía junto a la leche de bondad humana y un sentido de servicio. Mills relata que habló con siete u ocho policías ese día. Ninguno de ellos quiso ayudar; y la mayoría lo amenazó directamente con violencia.
Anécdotas de tal prejuicio contra los ateos abundan, pero Margaret Downey, de la Freethought Society of Greater Philadelphia (Sociedad del Libre pensamiento de Philadelphia y sus Alrededores) mantiene archivos sistemáticos de tales casos.[36] Su base de datos de incidentes; categorizados bajo: comunidad, escuelas, lugar de trabajo, medios de comunicación, familia y gobierno, incluye ejemplos de hostigamiento, pérdida del empleo, expulsiones de la familia, y hasta asesinato.[37]
La evidencia documentada de Downey sobre el odio hacia; y la incomprensión de, los ateos, hace fácil creer que; es de hecho, virtualmente imposible para un ateo honesto, ganar unas elecciones públicas en los Estados Unidos de América. Existen 435 miembros en la Casa de Representantes [la cámara del Congreso estadounidense equivalente a una Cámara de Diputados] y 100 miembros del Senado. Asumiendo que la mayoría de estos 535 individuos son una muestra de la población educada; es estadísticamente inevitable que un sustancial número de ellos deba ser ateo. Ellos deben haber mentido, u ocultado sus verdaderos sentimientos, para poder ser electos. ¿Quién podría culparlos, dado el electorado al cual ellos tienen que convencer? Es universalmente aceptado que una admisión de ateísmo sería un suicidio político instantáneo para cualquier candidato presidencial.
Estos hechos sobre el clima político de hoy en los Estados Unidos de América, y lo que ello implica, horrorizaría a Jefferson, a Washington, a Madison, a Adams y a todos sus amigos. Fuesen ellos o no, ateos, agnósticos, deístas o cristianos, hubiesen retrocedido horrorizados ante los teócratas de la ciudad de Washington de comienzo del siglo veintiuno. Ellos hubiesen sido atraídos en vez por los padres fundadores secularistas de la India poscolonial; especialmente hacia el religioso Gandhi (“!Yo soy hinduista, musulmán, judío, cristiano y budista!”), o el ateo Nehru:
El espectáculo que es llamado religión; o en cualquier caso, religión organizada, en la India y en cualquier otra parte, me ha llenado de horror y frecuentemente lo he condenado y deseado barrerlo limpiamente. Casi siempre parece estar a favor de la creencia ciega y de la reacción; el dogma y la bigotry [tozuda intolerancia contra todo lo que no es propio de la cultura de uno], la superstición, la explotación y la preservación de intereses creados.
La definición de Nehru del sueño de Gandhi de una India secular (si se hubiese realizado, en vez de la partición de su país en medio de un baño de sangre interreligioso), casi pudo ser anunciado por el propio Jefferson:
Nosotros hablamos de una India secular...Algunas personas piensan que eso significa algo opuesto a la religión. Eso obviamente no es correcto. Lo que significa es un Estado que honra a todas las creencias religiosas con igualdad y les confiere igualdad de oportunidad. La India tiene una larga historia de tolerancia religiosa...En un país como la India, que tiene muchas creencias y religiones, ningún nacionalismo real puede ser construido excepto uno que se base en el secularismo.[38]
El Dios deísta es ciertamente un mejoramiento por encima del monstruo de la Biblia. Desafortunadamente es escasamente más probable de existir, o nunca existió. En cualquiera de sus formas, la Hipótesis de Dios es innecesaria [39] La Hipótesis de Dios está también muy cerca de ser descartada por las leyes de las probabilidades. Llegaré a eso en el capítulo cuarto, después de atender las supuestas pruebas de la existencia de Dios en el capítulo tres. Mientras tanto, paso al agnosticismo; y a la errónea noción de que la no-existencia de Dios es una pregunta intocable, por siempre más allá del alcance de la ciencia.
LA POBREZA DEL AGNOSTICISMO
El robusto y muscular cristiano que nos regañaba desde el púlpito de la capilla de mi vieja escuela, admitía una subrepticia consideración por los ateos. Ellos por lo menos tenían el coraje de sus equivocadas convicciones. Lo que este predicador no podía soportar era a los agnósticos: débiles indecisos; papilla sentimental; te aguado, sin postura, cuidadores de cercas. Él estada en lo correcto parcialmente, pero completamente, por la razón equivocada. En la misma vena, conforme a Quentin de la Bédoyère, el historiador católico Hugh Ross Williamson “respetaba al creyente religioso comprometido y también al ateo comprometido. Él se reservaba su rechazo para las irresolutas mediocridades sin huesos que revoloteaban en el medio”.[40] No hay nada malo en ser un agnóstico en casos donde carecemos de evidencia a favor o en contra. Es una posición razonable. Carl Sagan estaba orgulloso de ser agnóstico cuando se le preguntaba si había vida en alguna otra parte del universo. Cuando él se rehusaba a comprometerse, su interlocutor lo presionaba a él para que dijese qué presentía en su interior (sus tripas) [41], y él inmortalmente replicaba: “Pero es que yo trato de no pensar con mis tripas. En verdad; está bien reservarse el juicio hasta que la evidencia llegue”. La pregunta sobre vida extraterrestre está abierta. Buenos argumentos pueden ser montados para ambas posiciones, y nosotros carecemos de la evidencia para hacer más que una sombra de las probabilidades a favor de una u otra opción. El agnosticismo de cualquier tipo, es una postura apropiada en muchas preguntas científicas; como. ¿Qué causó la extinción al final del período Pérmico?—la mayor extinción en la historia del registro fósil.
Pudo haber sido un meteorito como el que; con mayores probabilidades conforme a la evidencia actual, causó la posterior extinción de los dinosaurios. Pero pudo haber sido cualquiera de otras varias causas posibles; o una combinación. El agnosticismo sobre las causas de estas dos extinciones masivas, es razonable. Pero... ¿Qué hay sobre el asunto de Dios? ¿Deberíamos ser agnósticos sobre él también? Muchos han dicho definitivamente sí; a menudo con un aire de convicción que está al borde de protestar demasiado. ¿Tienen ellos razón?
Comenzaré distinguiendo dos tipos de agnosticismo. El ATP o Agnosticismo Temporal en Práctica, que convierte en legítimo el sentarse en la cerca, cuando realmente existe una respuesta definitiva en una dirección o en otra; pero cuando todavía carecemos de evidencias para alcanzar esas respuestas definitivas (o no entendemos la evidencia; o no hemos tenido tiempo para examinar la evidencia, etc.) El ATP sería una postura razonable hacia la extinción pérmica. Existe una verdad allá afuera y tenemos la esperanza de conocerla algún día; aunque, por el momento no la conocemos.
Pero también existe un profundamente inescapable modo de sentarse en la cerca; que llamaré APP o Agnosticismo Permanente basado en Principios—en inglés PAP—El hecho de que el acrónimo en inglés es igual a una palabra [papilla] usada por el viejo predicador escolar que cité arriba, es (casi) accidental. El modo APP de agnosticismo es apropiado para preguntas que nunca pueden ser respondidas; sin importar cuanta evidencia recolectemos, porque la mera idea de evidencia, no es aplicable. La pregunta existe en un plano diferente; en una diferente dimensión; más allá de las zonas a las que puede alcanzar la evidencia. Un ejemplo podría ser el del castaño filosófico; la pregunta sobre si usted ve al color rojo como yo lo veo. Quizás su verde es mi rojo; o algo completamente diferente a cualquier color que yo pueda imaginar. Los filósofos citan esta pregunta como una que nunca podrá ser respondida, sin importar que nueva evidencia pueda aparecer algún día. Y algunos científicos y otros intelectuales están convencidos—demasiado ansiosamente desde mi punto de vista—que la pregunta sobre la existencia de Dios pertenece a la categoría del APP de inaccesible para siempre.
O él existe o no existe. Es una pregunta científica. Algún día nosotros podríamos saber la respuesta; y mientras tanto, nosotros podemos decir algo completamente fuerte sobre las probabilidades.
En la historia de las ideas existen ejemplos de preguntas que están siendo respondidas sobre las cuales se juzgó antes que estaban por siempre fuera del alcance de la ciencia. En 1835 el celebrado filósofo francés Auguste Comte escribió sobre las estrellas: “Nosotros nunca seremos capaces de estudiar; por ningún método, su composición química o su estructura mineralógica”. Aún así, antes de que Comte hubiese asentado esas palabras, Fraunhofer había comenzado a usar su espectroscopio para analizar la composición química del Sol.
Hoy en día los espectroscopistas condenan diariamente el agnosticismo de Comte con sus análisis a larga distancia de la precisa composición química de hasta las estrellas distantes.[42] Cualquiera que sea el estatus exacto del agnosticismo astronómico de Comte, este es un relato de advertencia sobre la cautela, que sugiere; por lo menos, que deberíamos dudar antes de proclamar la eterna veracidad del agnosticismo en voz demasiado alta. De cualquier forma, cuando se trata de Dios, una gran cantidad de filósofos están felices de hacerlo, comenzando con el inventor de la mismísima palabra, T. H. Huxley.[43]
Huxley explicó su acuñamiento mientras se levantaba frente a un ataque personal provocado por el término. El Rector del King’s College de Londres, el Reverendo Dr. Wace, había atacado fuertemente el “cobarde agnosticismo” de Huxley:
Él puede que prefiera llamarse a sí mismo agnóstico; pero su verdadero nombre es uno más viejo—él es un infiel; que quiere decir, un no creyente. La palabra infiel; quizás, porta un desagradable significado. Quizás es correcto que lo porte. Es; y debe ser, una cosa desagradable para un hombre tener que decir simplemente que él no cree en Jesús Cristo.
Huxley no era el hombre que dejaría pasar ese tipo de provocaciones, y su respuesta en 1889 fue tan severamente crítica como deberíamos esperar (aunque nunca apartándose de las escrupulosas buenas maneras. Al igual que el Bulldog de Darwin, sus dientes estaban afilados por la ironía urbana victoriana). Eventualmente, después de manejar al Dr. Wace, asumir las consecuencias y enterrar los restos, Huxley regresó a su palabra “agnóstico” y explicó como llegó él a ella por primera vez. Otros, notó él:
estaban completamente seguros que habían alcanzado cierta “gnosis”—habían; más o menos exitosamente, resuelto el problema de la existencia, mientras yo estaba completamente seguro que yo no, y tenía una muy fuerte convicción de que el problema era insoluble. Y, con Hume y Kant a mi lado, no podía pensar de mi mismo como presuntuoso al mantener esa opinión...Así que pensé e inventé lo que concebí como apropiado, el título de “agnóstico”.
Más adelante; en su discurso, Huxley continuó explicando que los agnósticos no tienen credo; ni siquiera uno negativo.
El agnosticismo; de hecho, no es un credo, sino un método; la esencia del cual yace en la rigurosa aplicación de un solo principio...Positivamente, el principio puede ser expresado: En asuntos del intelecto, siga a su razón tan lejos como pueda llevarlo, sin preocuparse por ninguna otra consideración. Y negativamente: En asuntos del intelecto, no pretenda que las conclusiones son ciertas si no han sido demostradas o no son demostrables. Eso es lo que yo tomo como la fe agnóstica, la que si un hombre mantiene completamente y sin mancha, no debe avergonzarse al mirar al universo en la cara, cualquiera que sea lo que el futuro tenga guardado para él.
Para un científico; ésas son nobles palabras, y uno no critica a T. H. Huxley con ligereza. Pero Huxley, en su concentración sobre la absoluta imposibilidad de probar o desprobar a Dios, parece haber estado ignorando la sombra de las probabilidades. El hecho de que nosotros no podamos ni probar ni desprobar la existencia de algo, no coloca a la existencia y a la no-existencia en igualdad de condiciones. Yo no pienso que Huxley estaría en desacuerdo, y sospecho que cuando él parecía estarlo, él se estaba doblando hacia atrás para conceder un punto, con el interés de asegurar otro. Todos nosotros hemos hecho esto una que otra vez. Al contrario de Huxley, debo sugerir que la existencia de Dios es una hipótesis científica igual a cualquier otra. Aún si es difícil de someter a prueba en la práctica, pertenece a la misma caja del ATP o agnosticismo temporal que las controversias sobre las extinciones del Pérmico y el Cretáceo. La existencia o no existencia de Dios es un hecho científico sobre el universo, descubrible en principio si no en la práctica. Si él existiera y decidiese revelarlo, el mismo Dios podría agarrar el argumento, ruidosamente e inequívocamente, a su favor. Y hasta si la existencia de Dios es nunca probada o desprobada con certidumbre de una manera u otra, la evidencia disponible y el razonamiento pueden arrojar un estimado de las probabilidades lejos del cincuenta por ciento.
Tomemos entonces la idea de un espectro de probabilidades seriamente. Y coloquemos los juicios humanos sobre la existencia de Dios a lo largo de éste; entre dos extremos de opuesta certeza. El espectro es continuo, pero puede ser representado por los siguientes siete monolitos a lo largo del camino:
01. Fuertemente teísta. Cien por ciento de probabilidades de Dios. En las palabras de C. G. Jung: “Yo no creo, Yo sé”.
02. Muy Alta probabilidad pero menor al cien por ciento. Teísta de facto: “No lo puedo saber con certidumbre, pero creo fuertemente en Dios y vivo mi vida con la asunción de que él está allí”.
03. Mayor al cincuenta por ciento; pero no muy alta. Técnicamente agnóstico pero se inclina hacia el teísmo: “Tengo mucha incertidumbre, pero estoy inclinado a creer en Dios”.
04. Exactamente cincuenta por ciento. Agnóstico completamente imparcial. “La existencia y la no-existencia de Dios son exactamente iguales de probables”.
05. Menos del cincuenta por ciento pero no muy bajo. Técnicamente agnóstico pero se inclina al ateísmo: “Yo no se si Dios exista, pero me inclino a ser escéptico”.
06. Muy bajas probabilidades, pero sin llegar a cero. Ateo de facto: “No puedo saberlo con certidumbre, pero pienso que Dios es muy improbable, y vivo mi vida con la asunción de que él no está allí”.
07. Fuertemente ateo. “Yo sé que Dios no existe, con la misma convicción de que Jung “sabe que existe uno”.
08.
Me sorprendería conocer a mucha gente de la categoría 7, pero la incluí por la simetría con la categoría 1, que está bien poblada. Está en la naturaleza de la fe de que uno sea capaz; como Jung, de mantener una creencia sin la razón adecuada para hacerlo (Jung también creía que algunos libros de su estantería en particular, explotaban espontáneamente con un ruidoso bang). Los ateos no tienen fe; y sólo la razón no puede propelerlo a uno hasta la convicción total de que algo definitivamente no existe. En consecuencia, la categoría 7, está en la práctica mucho más vacía que su número opuesto; la categoría 1, que tiene muchos devotos habitantes. Yo me cuento a mí mismo en la categoría 6, pero inclinado a la 7—soy agnóstico solo hasta el punto de que no soy agnóstico sobre la existencia de hadas en el fondo del jardín.
El espectro de probabilidades funciona bien con ATP (agnosticismo temporal en práctica). Es superficialmente tentador colocar al APP (agnosticismo permanente basado en principios) en el medio del espectro; con un cincuenta por ciento de probabilidades de la existencia de Dios, pero no es correcto. Los agnósticos APP; están convencidos de que nosotros no podemos decir nada; en un sentido u otro sobre la pregunta de la existencia de Dios. La pregunta para los agnósticos APP; por principio, no tiene respuesta, y ellos deben rehusar estrictamente colocarse a ellos mismos en algún lugar del espectro de probabilidades. Al hecho de que yo no puedo saber si su rojo es el mismo que mi verde no se le puede asignar una probabilidad del cincuenta por ciento. No tiene sentido responder con una probabilidad a una proposición que es ofrecida para ser aceptada o rechazada. De todas formas, es un error común, que encontraremos de nuevo, saltar desde la premisa de que como la pregunta sobre la existencia de Dios en principio no puede responderse, que la conclusión es que su existencia y su no-existencia tienen iguales probabilidades.
Otra forma de expresar ese error; es en términos de la carga de la prueba, y en esta forma es satisfactoriamente demostrada por la parábola de Bertrand Russell sobre una celestial la jarra de te.[44]
Muchas personas ortodoxas hablan como si fuese la responsabilidad de los escépticos desprobar ciertos dogmas en vez de que sea la responsabilidad de los dogmáticos el probarlos. Esto es; por supuesto, un error. Si yo sugiriese que entre la Tierra y Marte hay una jarra de porcelana para te dando vueltas alrededor del Sol en una órbita elíptica, nadie sería capaz de desprobar mi afirmación debido a que yo fui cuidadoso en añadir que la jarra de te es tan pequeña que no puede ser vista ni por el más poderoso de nuestros telescopios. Pero si yo continuase para añadir además que como mi afirmación no puede ser desprobada, sería una intolerable presunción de la razón humana dudar de ella, debe pensarse correctamente de mí que estoy hablando sin sentido. Si; en cambio, la existencia de tal jarra de te fuese afirmada en un libro de la antigüedad, enseñada como una verdad sagrada cada domingo e introducida gradualmente en la mente de los niños en las escuelas, dudar en creer en su existencia se convertiría en una marca de excentricidad y daría derecho a enviar a quien duda al psiquiatra en la era de la ilustración o al inquisidor en tiempos más antiguos.
Nosotros no perderíamos el tiempo diciendo eso, porque nadie; que yo sepa, adora a las jarras de te.[45] Pero, si somos presionados, no dudaríamos en declarar nuestra fuerte creencia en que—positivamente—no existe ninguna jarra de te orbitando la Tierra. Sí, estrictamente, todos nosotros deberíamos ser agnósticos de la jarra de te: nosotros no podemos probar; con seguridad, que no existe una jarra de te celestial. En la práctica, nosotros nos alejamos del agnosticismo de la jarra de te hacia el ateísmo de la jarra de te [sic: ateapotismo—porque en inglés “jarra de te” se dice: tea pot ].
Un amigo; que fue criado como judío y todavía respeta el sabbath y otras costumbres judías por lealtad a su herencia étnica, se describe a si mismo como un “agnóstico del Ratón Pérez” [46] Él considera a Dios como no más probable que el Ratón Pérez. Usted no puede desprobar ninguna de las dos hipótesis, y ambas son igualmente improbables. Él es ateo en tan gran medida como los es sobre el Ratón Pérez. Y agnóstico sobre ambos en la misma medida.
La jarra de te de Russell; por supuesto, representa una infinita cantidad de cosas cuya existencia es inconcebible y que no pueden ser desprobadas. El gran abogado estadounidense Clarence Darrow dijo: “Yo no creo en Dios en la misma medida en que no creo en Mamá Gansa”.[47] El periodista Andrew Mueller es de la opinión que: “no es más o menos extraño que decidir creer que el mundo tiene la forma de un rombo, y que es llevado por el cielo en las tenazas de dos enormes langostas verdes llamadas Esmeralda y Keith”.[48] Un favorito filosófico, es el invisible, intangible e inaudible unicornio, la des-prueba del cual es intentada anualmente por los niños en Camp Quest [49]
Una deidad popular en la internet en la actualidad—y tan indes-probable como Yaweh o cualquier otra—es el Espagueti Monstruo Volador; el que, afirman muchos, los ha tocado con su apéndice espaguetoso.[50] Estoy encantado de ver que el Evangelio del Espagueti Monstruo Volador ha sido publicado ahora en forma de libro,[51] con una gran aclamación. Yo no lo he leído; pero ¿quién necesita leer un evangelio cuando uno simplemente sabe que es cierto? De paso, tenía que suceder—una Gran División ya ha ocurrido, resultando en la Iglesia Reformada del Espagueti Monstruo Volador.[52] El punto de todos estos ejemplos no convencionales es que todos ellos no pueden ser des-probados, aún así, nadie piensa que la hipótesis sobre su existencia está a la par con la hipótesis de su no-existencia. El punto de Russell es que la carga de la prueba deben llevarla los creyentes, no los no-creyentes. El mío es el punto relacionado con que las probabilidades a favor de la jarra de te (espagueti monstruo /Esmeralda y Keith / unicornio, etc.) no son iguales a las probabilidades en contra.
El hecho de que las jarras de te que recorren una órbita y el Ratón Pérez, no pueden ser des-probados, no es sentido por ninguna persona razonable, como el tipo de hecho que resuelve una discusión interesante. Ninguno de nosotros se siente obligado a des-probar ninguna de las millones de cosas traídas por los cabellos, que una imaginación fértil o risible pueda soñar. Yo he hallado que es una estrategia divertida, cuando me preguntan si soy ateo, señalar que quien hace la pregunta también es ateo en relación con Zeus, Apolo, Amon Ra, Mithras, Baal, Thor, Wotan, El Becerro de Oro y el Espagueti Monstruo Volador. Acabo de pasarme por un dios.
Todos nosotros nos sentimos con derecho a expresar un escepticismo extremo hasta el punto de no creer en lo absoluto—excepto que en el caso de los unicornios, el Ratón Pérez y los dioses de Grecia, Roma, Egipto y de los Vikingos, no existe (hoy en día) ninguna preocupación. En el caso del Dios abrahamico; sin embargo, si existe una preocupación; porque una sustancial proporción de la gente con la cual nosotros compartimos este planeta sí cree fuertemente en su existencia. La jarra de te de Russell demuestra que la ubicuidad de la creencia en Dios; en comparación con la creencia en jarras de te celestiales, no cambia en la lógica, la carga de la prueba, aunque pareciese cambiarla en cuanto a política práctica. Que usted no pueda probar la no-existencia de Dios es aceptado y trivial, sólo en el sentido de que nosotros nunca podemos probar absolutamente la no-existencia de cualquier cosa. Lo que importa no es si Dios es des-probable (él no lo es), sino si su existencia es probable. Este es otro asunto. Algunas cosas in-desprobables son sensiblemente juzgadas como mucho menos probables que otras cosas indes-probables. No existe razón para considerar a Dios como inmune de ser considerado a lo largo del espectro de las probabilidades. Y ciertamente no existe razón para suponer que; sólo porque Dios no puede ser ni probado ni desprobado, su probabilidad de existencia es del cincuenta por ciento. Todo lo contrario, como veremos.
NOMA
De la misma manera en que Thomas Huxley se dobló hacia atrás para expresar un respeto hipócrita al agnosticismo completamente imparcial; exactamente en el medio de mi espectro de siete etapas, los teístas hacen lo mismo desde la otra dirección, y por una razón equivalente. El teólogo Alister McGrath lo convierte en el punto central de su libro: El Dios de Dawkins, Memes[53] y el Origen de la Vida. De hecho, después de su admirablemente justo sumario de mis obras científicas, parece ser el único punto de rechazo que él tiene que ofrecer: el innegable pero ignominioso punto débil de que usted no puede desprobar la existencia de Dios. En página tras página a medida que leía a McGrath, me encontré a mi mismo escribiendo “jarra de te” en el margen.
De nuevo, invocando a T. H. Huxley, McGrath dice: “Cansado de ambos; teístas y ateos, que desesperanzadamente hacen afirmaciones dogmáticas en base a experiencias empíricas inadecuadas, Huxley declaró que el asunto de Dios no podía ser resuelto en base al método científico”. Macgrath continúa para citar a Setephen Jay Gould en una vena similar: “Para decirlo por todos mis colegas y por la millonésima vez (desde en debates escolares, hasta en tratados formales), la ciencia; simplemente, no puede (mediante sus legítimos métodos) resolver definitivamente el asunto de la posible dirección y supervisión de la naturaleza por parte de Dios. Nosotros no podemos ni afirmarlas ni negarlas; nosotros simplemente no podemos comentar sobre eso como científicos”. A pesar del tono confiado y casi atropellante de la afirmación de Gould, ¿Cuál es realmente la justificación para ello? ¿Porqué no deberíamos nosotros comentar sobre Dios como científicos? Y ¿Porqué no son igualmente inmunes al escepticismo científico la jarra de te de Russell o el Espagueti Monstruo Volador? Discutiré en un momento, que un universo con un superintendente creativo sería un tipo muy diferente de universo de uno que no lo tenga. ¿Porqué no es un asunto científico?
Gould llevó el arte de doblarse hacia atrás hasta distancias positivamente supinas en uno de sus libros menos admirados, Rock of Ages (Rocas de Eras). Allí él acuñó el acrónimo NOMA para la frase: “non-overlapping magisteria” (magisterios que no se sobreponen):
La red, o magisterio, de la ciencia cubre el ámbito empírico: de qué está hecho el universo (hecho) y porqué funciona de esa manera (teoría). El magisterio de la religión se extiende sobre asuntos de significado definitivo y de valor moral. Estos dos magisterios no se sobreponen; tampoco abarcan ellos todas las indagaciones (consideren por ejemplo el magisterio del arte y el significado de la belleza). Para citar los viejos clichés; la ciencia estudia como van los cielos, la religión como ir al cielo.
Eso suena fabuloso—hasta que usted lo piensa por un momento. ¿Porqué son ellos asuntos de significado definitivo, en cuya presencia la religión es un invitado de honor y la ciencia debe retirarse respetuosamente?.
Martin Rees, el distinguido astrónomo de Cambridge a quien ya he mencionado, comienza su libro Our Cosmic Habitat (Nuestro Habitat Cósmico), posicionando dos candidatos a asunto de significado definitivo y dando una amigable respuesta NOMA: “El misterio preeminente es el porqué de la existencia de cualquier cosa. ¿Qué respira vida al interior de las ecuaciones, y las actualiza en un Cosmos real? Tales preguntas están más allá de la ciencia; sin embargo: ellas son la provincia de los filósofos y de los teólogos” Yo preferiría decir que si de hecho, ellas yacen más allá de la ciencia, ellas más ciertamente yacen más allá de la provincia de los teólogos también (dudo que los filósofos le agradezcan a Martin Rees por amontonar a los teólogos junto con ellos) Me siento tentado a ir más allá y preguntarme ¿En cuál posible sentido puede ser dicho que los teólogos tengan una provincia? Yo todavía me divierto cuando recuerdo la frase de un Rector de mi Universidad de Oxford. Un joven teólogo había solicitado una plaza de investigación, y su tesis doctoral en teología cristiana provocó que el Rector dijese: “Yo tengo serias dudas sobre si eso es siquiera un asunto”.
¿Cuál conocimiento experto pueden traer los teólogos a las profundas preguntas cosmológicas que los científicos no puedan? En otro libro recordé las palabras de un astrónomo de Oxford quien, cuándo le hice una de esas mismas preguntas profundas, dijo: “!Ah, ahora nos movemos más allá del ámbito de la ciencia! Aquí es donde yo tengo que referirte a nuestro buen amigo el capellán” Yo no era lo suficientemente rápido pensando para pronunciar la respuesta que más tarde escribí: “¿Pero porqué el capellán? ¿Porqué no el jardinero o el chef? ¿Porqué son los científicos tan pusilánimemente respetuosos ante las ambiciones de los teólogos, sobre asuntos en los cuales los teólogos no están mejor calificados que los científicos para responder?”
Es un cliché tedioso (y, a diferencia de muchos clichés, hasta no es cierto) que la ciencia se ocupa con las preguntas cómo, pero sólo la teología está mejor equipada para responder las preguntas porqué. ¿Qué; en la Tierra, es una pregunta porqué? No todas las oraciones en inglés que comienzan con la palabra “porqué”son preguntas legítimas. ¿Porqué son huecos los unicornios? Algunas preguntas simplemente no merecen una respuesta. ¿Cuál es el color de una abstracción? ¿Cuál es el olor de la esperanza? El hecho de que una pregunta pueda hacerse usando una oración gramáticamente correcta no le confiere sentido, o le otorga el derecho a ser atendida con seriedad. Tampoco; inclusive si es una pregunta verdadera, el hecho de que la ciencia no pueda responderla implica que la religión pueda.
Quizás existan algunas preguntas genuinamente profundas y significativas que estén más allá del alcance de la ciencia. Quizás la teoría cuántica ya está tocando la puerta de lo incomprensible. Pero si la ciencia no puede responder algunos asuntos definitivos, ¿Qué lleva a cualquiera a pensar que la religión puede? Yo sospecho que ni el astrónomo de Oxford, ni el de Cambridge realmente creían que los teólogos tuviesen algún conocimiento experto que los capacite para responder las preguntas que son muy profundas para la ciencia.
Yo sospecho que ambos astrónomos estaban; una vez más, doblándose hacia atrás, para ser corteses: los teólogos no tienen nada que valga la pena decir sobre cualquier otra cosa. Lancémosles algo para que se entretengan y dejemos que ellos se preocupen por un par de preguntas que nadie pueda responder y quizás nunca puedan. A diferencia de mis astrónomos amigos , yo no creo que deberíamos siquiera lanzarle a ellos una cosa para que se entretengan. Todavía no he visto ninguna buena razón para suponer que la teología (en contraste con la historia bíblica, la literatura, etc.) sea una materia en lo absoluto.
Similarmente, todos podemos estar de acuerdo en que la responsabilidad de la ciencia para aconsejarnos sobre valores morales, es problemática, para decir lo menos. Pero ¿Porqué quiere realmente Gould cederle a la religión el derecho a decirnos lo que es bueno y lo que es malo? El hecho de que ésta no tenga nada más que contribuir a la sabiduría humana no es ninguna razón para pasarle a la religión una licencia gratis para que nos diga que hacer.
En todo caso, ¿Cuál religión? ¿En la que sucede que fuimos criados? ¿A cuál capítulo; entonces, de cuál libro de la Biblia debemos acudir?—porque ellos están lejos de ser unánimes y algunos de ellos son odiosos conforme a cualquier estándar razonable. ¿Cuántos literalistas han leído lo suficiente de la Biblia para saber que la pena de muerte está establecida para el adulterio, por recoger ramitas durante el Sabbath y por dirigirse impudentemente a los padres?.
Si rechazamos al Deuteronomio y al Levítico (como hacen todos los ilustrados modernos), ¿Por cuáles criterios decidimos entonces cuáles de los valores morales de la religión debemos aceptar? ¿O debemos agarrar y escoger entre todas las religiones del mundo hasta que hallemos una enseñanza moral que se ajuste a nosotros? Si es así, debemos preguntarnos, ¿Por cuál criterio escogemos? Y si tenemos criterios independientes para escoger entre las moralidades religiosas ¿Porqué no eliminar al intermediario e ir directo a la opción moral sin la religión?. Regresaré a tales preguntas en el capítulo siete.
Yo simplemente no creo que Gould haya posiblemente querido decir mucho de lo que escribió en Rocks of Ages. Como dije, todos nosotros hemos sido culpables de doblarnos hacia atrás para ser simpáticos ante un oponente que no lo merecía, pero que era poderoso, y sólo puedo pensar que esto es lo que Gould estaba haciendo. Es concebible que él realmente no tuviese la intención de redactar una afirmación tan inequívocamente fuerte diciendo que la ciencia no tiene nada en lo absoluto que decir sobre la pregunta de la existencia de Dios: “Nosotros ni lo afirmamos ni lo negamos; simplemente no podemos comentar sobre eso como científicos”. Esto suena como un agnosticismo del tipo permanente e irrevocable, un APP en toda su extensión. Implica que la ciencia ni siquiera puede hacer juicios sobre las probabilidades de la pregunta. Esta asombrosamente extendida falacia—muchos la repiten como un mantra, pero pocos de ellos, sospecho, lo han pensado profundamente—incorpora a lo que yo me refiero como “la pobreza del agnosticismo”.
Gould; de paso, no era un agnóstico imparcial sino fuertemente inclinado hacia el ateísmo de facto. ¿En qué se basó él para hacer esa afirmación, si no hay nada que decir sobre si Dios existe?.
La Hipótesis de Dios sugiere que la realidad que nosotros habitamos también contiene un agente sobrenatural que diseñó el universo y—por lo menos, en muchas versiones de la hipótesis—lo mantiene, y hasta interviene en él con milagros, que son violaciones temporales de sus propias grandiosamente inmutables leyes. Richard Swinburne, uno de los teólogos líderes de Gran Bretaña, está sorprendentemente claro sobre el asunto en su libro: ¿Existe un Dios?:
Lo que el teísta afirma sobre Dios, es que él sí tiene un poder para crear, conservar, o aniquilar cualquier cosa; grande o pequeña. Y él también puede hacer que los objetos se muevan en la forma en la cual Kepler descubrió que se movían; o hacer que la pólvora explote cuando le pegamos un fósforo; o él puede hacer que los planetas se muevan en formas completamente diferentes, y que las sustancias químicas exploten o no exploten bajo condiciones completamente diferentes a las que gobiernan su comportamiento. Dios no está limitado por las leyes de la naturaleza; él las hace y las puede cambiar o suspender—si él quiere.
Demasiado fácil, ¿No es así? Cualquier cosa más que sea esto, está muy lejos de NOMA. Y cualquier cosa más que ellos puedan decir, aquellos científicos que se inscriben en la escuela de pensamiento de la “separación de magisterios”, deberían conceder que un universo con un creador sobrenaturalmente inteligente, es un universo de un tipo muy diferente a uno sin creador.
La diferencia entre los dos hipotéticos universos difícilmente podría ser más fundamental en principio; aún si no es fácil someterlos a prueba en la práctica. Y esto socava el complacientemente seductivo dictum de que la ciencia debe estar completamente silente sobre la afirmación central de la religión sobre existencia. La presencia o ausencia de una super-inteligencia creativa es inequívocamente una pregunta científica; aún si no lo es en la práctica—o no todavía—una decidida. Igualmente lo es la verdad o falsedad de cada una de las historias sobre milagros en la que se basa la religión para impresionar a las multitudes de fieles. ¿Tuvo Jesús un padre humano, o era su madre una virgen en el momento de su nacimiento? Si existe o no evidencia sobreviviente para decidirlo, ésta es todavía una pregunta estrictamente científica con una respuesta definitiva en principio: si o no. ¿Levantó Jesús a Lázaro de entre los muertos? ¿Volvió él mismo a vivir tres días después de ser crucificado? Existe una respuesta para cada una de tales preguntas; así nosotros las podamos descubrir o no en la práctica, y es una respuesta estrictamente científica.
Los métodos que nosotros deberíamos usar para resolver estos asuntos, en el improbable evento de que se haga disponible alguna evidencia relevante, serían pura y totalmente métodos científicos. Para dramatizar el punto, imaginen, que debido a un asombroso conjunto de circunstancias, que arqueólogos forenses desenterrasen evidencia de ADN que muestra que Jesús realmente no tuvo un padre biológico.
¿Puede usted imaginar a los apologistas religiosos encogiéndose de hombros y diciendo algo remotamente parecido a lo siguiente?: “¿A quién le importa?, la evidencia científica es completamente irrelevante en asuntos teológicos. ¡Magisterio equivocado! Nosotros nos ocupamos únicamente con los asuntos definitivos y de los valores morales. Ni el ADN, ni ninguna otra evidencia científica nunca podrían tener importancia en el asunto, en un sentido u otro”
La mismísima idea es un chiste. Usted puede apostar que la evidencia científica; si apareciese alguna, sería agarrada y anunciada con trompetas hasta el cielo. NOMA es popular sólo porque no existe evidencia que favorezca a la Hipótesis de Dios. En el momento en que exista la más mínima sugerencia de una evidencia a favor de una creencia religiosa, los apologistas religiosos no perderían tiempo en lanzar a NOMA por la ventana.
Aparte de los teólogos sofisticados (y hasta ellos son felices contando historias de milagros a los insofisticados para aumentar sus congregaciones), yo sospecho que los supuestos milagros proporcionan la razón más fuerte por la cual muchos creyentes tienen su fe; y los milagros, por definición, violan los principios de la ciencia.
La iglesia católica romana; por una parte, parece algunas veces aspirar a NOMA, pero por otra parte, establece la producción de milagros como una calificación esencial para ser elevado a la santidad.
El Rey de los belgas es un candidato a la santidad por su posición sobre el aborto. Profundas investigaciones ahora van a descubrir si alguna cura milagrosa puede ser atribuida a las oraciones ofrecidas a él desde su muerte. No estoy bromeando. Este es el caso; y es típico de las historias sobre los santos. Me imagino que todo el asunto es una vergüenza en los círculos más sofisticados dentro de la iglesia.
¿Porqué cualquier círculo merecedor del calificativo de sofisticado permanece dentro de la iglesia, es un misterio, por lo menos tan profundo como los que les gustan a los teólogos.
Cuando se enfrenta a historias sobre milagros; Gould, presumiblemente respondería a lo largo de las siguientes líneas. Todo el punto de NOMA es que éste es una oferta de dos vías. En el momento en que la religión entre al terreno de la ciencia y comience a entrometerse en el mundo real con sus milagros, cesa de ser una religión en el sentido que Gould está defendiendo, y su amicabilis concordia se rompe. Note; sin embargo, que la religión libre de milagros defendida por Gould no sería reconocida por la mayoría de los teístas practicantes en el pew [54] o en la alfombra de oración. De hecho, sería una grave desilusión para ellos.
Para adaptar el comentario de Alicia sobre el libro de su hermana antes de que ella cayese dentro del País de las Maravillas, [55] ¿De que sirve un Dios que no hace milagros y no responde a las plegarias?. Recuerden la astuta definición del verbo “orar” de Ambrose Bierce: “pedir que las leyes del universo sean anuladas a favor de un solo solicitante, que confesadamente, no lo merece” Existen atletas que creen que Dios los ayuda a ganar—contra sus oponentes, quienes parecerían frente a esto, no menos merecedores de favoritismo. Existen conductores que creen que Dios les cuidó un puesto para estacionar—de paso presumiblemente, quitándoselo a alguien más. Este estilo de teísmo es vergonzosamente popular, y es improbable que sea impresionado por algo tan (superficialmente) razonable como NOMA.
Sin importar eso, sigamos a Gould y pelemos nuestra religión como a una cebolla hasta una especie de un mínimo de no-intervencionismo: ningún milagro; ninguna comunicación personal entre Dios y nosotros en ninguna dirección; nada de jugarretas con las leyes de la física; no invasión de la grama de la ciencia. A lo máximo, un pequeño insumo deísta en las condiciones iniciales del universo; para que, en la plenitud del tiempo, las estrellas, los elementos químicos y los planetas, se desarrollen, y la vida evolucione. ¿Está seguro de que esta sería una separación adecuada? ¿Está seguro de que NOMA pueda sobrevivir en esta más modesta y nada ostentosa religión?
Bien, usted podría pensar eso. Pero yo sugiero que un Dios NOMA no intervencionista; aunque menos violento y torpe que un Dios abrahamico, todavía es, cuando uno lo ve justa y precisamente, una hipótesis científica.
Regreso al punto: Un universo en el cual nosotros estemos solos excepto por otras lentamente evolucionadas inteligencias es un universo muy diferente a uno con un agente guía original cuyo diseño inteligente es responsable de su misma existencia. Acepto que puede que no sea fácil en la práctica distinguir un tipo de universo del otro. Aún así, existe algo definitivamente especial sobre la hipótesis de un definitivo diseño; e igualmente especial sobre la única alternativa conocida: la evolución gradual en el sentido amplio.
Ellos están cerca de ser irreconciliablemente diferentes. Al igual que nada más, la evolución sí proporciona realmente una explicación para la existencia de las entidades; cuya improbabilidad de otra forma, para propósitos prácticos, las descartaría. Y la conclusión de la discusión, como demostraré en el capítulo cuarto, está cerca de ser mortalmente fatal para la Hipótesis de Dios.
EL EXPERIMENTO DEL GRAN REZADOR
Un divertido caso de estudio; si es que no es totalmente patético, es el Experimento del Gran Rezador: ¿Ayuda a recuperar a los pacientes la plegaria que se reza por ellos? Las plegarias son comúnmente rezadas a favor de personas enfermas, tanto en privado, como en lugares formales de oración. El primo de Darwin; Francis Galton, fue el primero en analizar científicamente, si rezar por las personas era eficaz. Él notó que cada domingo, en iglesias por toda Inglaterra, congregaciones completas rezaban públicamente por la salud de la familia real. ¿No deberían ellos; en consecuencia, ser inusualmente saludables, en comparación con el resto de nosotros, por quienes rezan solamente nuestros seres queridos más cercanos? [56] Galton se ocupó de eso; y no encontró ninguna diferencia estadística. Su intención, podría, en cualquier caso, haber sido satírica, como cuando él rezó en diferentes parcelas de tierra escogidas al azar para ver si las plantas crecían más rápido (ellas no lo hicieron).
Más recientemente, el físico Russell Stannard (uno de los tres bien conocidos científicos religiosos de Gran Bretaña) ha lanzado su peso sobre una iniciativa; financiada—por supuesto—por la Fundación Templeton, para someter a prueba experimentalmente, la proposición de que rezar por los pacientes enfermos mejora su salud.[57]
Tales experimentos; si son hechos apropiadamente, tienen que ser doblemente ciegos, y este estándar fue estrictamente observado. Los pacientes fueron asignados; estrictamente al azar, a un grupo experimental (rezaron por ellos); o a un grupo de control (no rezaron por ellos). No se le permitió, ni a los pacientes, ni a los doctores u otros cuidadores de la salud, ni a los experimentadores, saber cuales pacientes estaban recibiendo rezos ni cuales no. Los que hicieron los rezos experimentales tenían que conocer los nombres de los individuos por los cuales estaban rezando; de otra forma, ¿qué sentido tendría rezar por ellos a diferencia de por cualquier otro? Pero se tuvo cuidado de decirle a ellos sólo su nombre y la letra inicial de su apellido. Aparentemente eso era suficiente para capacitar a Dios para que escogiese la correcta cama de hospital.
La mismísima idea de llevar a cabo tales experimentos está abierta a una generosa medida de ridículo, y el proyecto debidamente la recibió. Hasta donde yo se, Bob Newhart [58] no hizo un dibujo sobre esto, pero puedo oír su voz con toda claridad:
¿Qué fue lo que dijiste Señor? ¿Qué no puedes curarme porque soy un miembro del grupo de control?... Ahhh...ya veo, las plegarias de mi tía no son suficientes. Pero Señor; el Sr. Evans de la cama en la puerta de al lado... ¿Qué dices Señor? ¿Qué el Sr. Evans recibió mil plegarias por día? Pero Señor, el Sr. Evans no conoce a mil personas...Ahhhh..ellas se referían a él simplemente como Jonh E... Pero Señor... ¿Cómo sabías tú que ellas no se referían a John Ellsworthy?... Ahhhh...está bien, tú usaste tu conocimiento infinito para averiguar lo que significaba Jonh E.... Pero Señor...
Valientemente, ignorando todas las burlas, el equipo de investigadores cerró filas, para gastar 2,4 millones de dólares del dinero de Templeton, bajo el liderazgo del Dr. Herbert Benson, un cardiólogo del Instituto Mente / Cuerpo, ubicado cerca de Boston. El Dr. Benson fue citado antes en un comunicado de prensa de la Fundación Templeton, como: “creyendo que la evidencia sobre la eficacia de la plegaria intercediente en ambientes médicos está creciendo”. Confiadamente; entonces, la investigación estaba en buenas manos, improbable de ser echada a perder por vibraciones escépticas. El Dr. Benson y su equipo, monitorizaron a mil ochocientos dos (1.802) pacientes en seis hospitales, todos los cuales recibieron cirugía coronaria de bypass. Los pacientes fueron divididos en tres grupos. El grupo Uno recibió rezos sin saberlo. El grupo Dos (el grupo de control) no recibió rezos y sin saberlo. El grupo Tres recibió rezos y lo sabía. La comparación entre los grupos Uno y Dos examina la eficacia de la plegarias intercedientes. El grupo Tres examina los posibles efectos psicosomáticos de saber que están rezando por uno.
Los rezos fueron hechos por las congregaciones de tres iglesias; una en Minnesota, una en Massachusetts, y una en Missouri; todas distantes de los tres hospitales. A los individuos que rezaban; como fue explicado, les fue dado sólo el nombre y la primera letra del apellido de cada paciente por el que debían rezar. Es una buena práctica experimental estandarizar tan lejos como sea posible; y a ellos, en consecuencia, se les dijo que incluyeran en sus plegarias, la frase: “por una exitosa cirugía con una rápida y saludable recuperación sin complicaciones”.
Los resultados; publicados en la revista científica American Heart Journal de abril de 2006, fueron claros. No existió diferencia entre aquellos pacientes por quienes se rezó de los que no recibieron rezos. ¡Qué sorpresa! Existió una diferencia entre aquellos que sabían que se estaba rezando por ellos y los que no sabían si se estaba rezando o no por ellos; pero hacia la dirección equivocada: Aquellos que sabían que eran beneficiarios de los rezos, sufrieron significativamente más complicaciones que aquellos que no sabían que se estaba rezando por ellos. ¿Estaba Dios infligiendo un poco de castigo para mostrar su desaprobación de la totalidad de tan excéntrica empresa? Parece más probable que aquellos pacientes que sabían que se estaba rezando por ellos sufrieron como consecuencia de un estrés adicional: “ansiedad de desempeño”, como dijeron los experimentadores. El Dr. Charles Bethea, uno de los investigadores, dijo: “Puede haberles producido incertidumbre, al hacerles pensar: ¿Estoy tan enfermo que ellos tuvieron que llamar a un equipo de rezadores?”
En la litigante sociedad de hoy, ¿Es esperar demasiado, que aquellos pacientes que sufrieron de complicaciones del corazón; como consecuencia de saber que se estaba rezando experimentalmente por ellos, armen una demanda judicial contra la Fundación Templeton?
No sería ninguna sorpresa que los teólogos se opusiesen a este estudio; quizás ansiosos sobre su capacidad para poner a la religión en ridículo. El teólogo de Oxford; Richard Swinburne escribiendo; después que el estudio fracasó, lo objetó en base a que Dios responde a las plegarias sólo si ellas son ofrecidas por buenas razones.[59] Rezar por alguien en vez de por alguien más; simplemente por el lance de los dados en el diseño de un experimento doblemente ciego, no constituye una buena razón. Dios se daría cuenta de ello. Ese; de hecho, fue el punto de la sátira de Bob Newhart; y Swineburne tiene razón en hacerlo también. No es la primera vez que él trata de justificar el sufrimiento en un mundo gobernado por Dios:
Mi sufrimiento me proporciona la oportunidad para demostrar coraje y paciencia. Éste le proporciona a usted una oportunidad para demostrar consideración y para ayudar a aliviar mi sufrimiento. Y le proporciona a la sociedad la oportunidad de escoger si invertir un montón de dinero en tratar de hallar una cura para este o aquel tipo particular de sufrimiento...Aunque un buen Dios siente pena por nuestro sufrimiento, la mayor de sus preocupaciones es seguramente que cada uno de nosotros muestre paciencia, consideración y generosidad y; de paso, obtenga un carácter santo. Algunas personas necesitan urgentemente enfermarse por su propio bien; y algunas personas necesitan urgentemente enfermarse para proporcionarle a otros importantes opciones. Sólo de esa manera pueden algunas personas ser estimuladas a considerar seriamente las opciones sobre el tipo de persona que ellas deben ser. Para otras personas, la enfermedad no es tan valiosa.
Esta grotesca pieza de razonamiento, tan condenadamente típica de la mente teológica, me recuerda una ocasión cuando estaba en un panel televisivo con Swinburne, y también con nuestro colega de Oxford; el Profesor Peter Atkins. En un momento, Swineburne intentó justificar el Holocausto basándose en que le daba a los judíos una maravillosa oportunidad para ser valientes y nobles. Peter Atkins gruñó espléndidamente: “púdrase en el infierno”* Otra pieza típica de razonamiento teológico ocurre más adelante en el artículo de Swineburne. Él correctamente sugiere que si Dios quisiese demostrar su propia existencia hallaría mejores formas de hacerlo que parcializando ligeramente las estadísticas de los grupos experimentales de pacientes coronarios versus los grupos de control. Si Dios existiera y quisiese convencernos a nosotros de ello, él podría llenar al mundo de “super-milagros.
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* Este intercambio fue sacado de la versión del programa que fue transmitido al público. El que estas frases de Swineburne sean típicas de su teología es indicado por su muy similar comentario sobre Hiroshima, en The Existence of God (La Existencia de Dios , 2004), página 264: “Supongan que una persona menos hubiese sido quemada por la bomba atómica de Hiroshima. Entonces hubiese habido menos oportunidad para el coraje y la consideración...”
Pero luego Swineburne deja caer su joya: “De todas formas, existe un montón de evidencia de la existencia de Dios, y demasiada de ella puede que no sea bueno para nosotros”. ¡Demasiada puede que no sea bueno para nosotros! Léalo de nuevo. Demasiada evidencia puede que no sea bueno para nosotros. Richard Swineburne es el recientemente retirado titular de la más prestigiosa cátedra de teología de Gran Bretaña, y es un miembro de la Academia Británica. Si es un teólogo lo que usted quiere, ellos no vienen más distinguidos. Quizás usted no quiera un teólogo.
Swineburne no fue el único teólogo en no reconocer el estudio; después que éste fracasó. Al Reverendo Raymond J. Lawrence le fue concedida una generosa tajada de espacio de opinión editorial en The New York Times para explicar porqué los líderes religiosos responsables “respirarán aliviados” al saber que no pudo hallarse evidencia de que la plegaria intercediente tuviese efecto alguno.[60] ¿Hubiese cantado él una tonada diferente si el estudio de Benson hubiese tenido éxito en demostrar el poder de la plegaria? Quizás no, pero usted puede tener la certeza de que bastantes otros pastores y teólogos si lo hubiesen hecho.
La pieza del Reverendo Lawrence es principalmente memorable debido a la siguiente revelación: “Recientemente, un colega me contó sobre una devota y bien educada mujer, que acusó a un doctor de mala praxis médica en el tratamiento de su esposo. Durante los días en que su esposo estuvo moribundo; ella acusó que el doctor había fracasado en rezar por él”.
Otros teólogos se unieron a los escépticos inspirados por NOMA al contender que estudiar a la plegaria en esta forma es un desperdicio de dinero, porque las influencias sobrenaturales están por definición fuera del alcance de la ciencia. Pero como reconoció correctamente la Fundación Templeton, cuando financió el estudio, el supuesto poder intercesor de la plegaria; está, por lo menos en principio, dentro del alcance de la ciencia. Un experimento doblemente ciego podía ser hecho; y se hizo. Pudo haber tenido un resultado positivo. Y si hubiese sido así...¿Puede usted imaginar siquiera a un solo apologista religioso rechazando ese resultado positivo en base a que la investigación científica no es competente en asuntos religiosos? Por supuesto que no.
No es necesario decir, que los resultados negativos del experimento no sacudirán a los creyentes. Bob Barth, el director espiritual del ministerio de la plegaria de Missouri, quien suministró algunos de los rezadores experimentales, dijo: “Una persona de fe diría que el estudio es interesante, pero nosotros hemos estado rezando por un largo tiempo, y hemos visto funcionar a la plegaria; nosotros sabemos que funciona, y la investigación sobre la plegaria y la espiritualidad, apenas está comenzando”. Si Luis [sic. Yeah right] nosotros sabemos por nuestra fe que la plegaria funciona; así que si la evidencia fracasa en demostrarlo, nosotros cerraremos filas hasta que finalmente obtengamos los resultados que queremos.
LA ESCUELA DE EVOLUCIONISTAS
NEVILLE CHAMBERLAIN
Un posible motivo ulterior para aquellos científicos que insisten en NOMA—la invulnerabilidad de la Hipótesis de Dios frente a la ciencia—es una peculiar agenda política estadounidense, provocada por la amenaza del creacionismo populista. En partes de los Estados Unidos de América; la ciencia está bajo el ataque de una oposición bien organizada; políticamente bien conectada; y sobre todo bien financiada. Y la enseñanza de la evolución está en la trinchera de la línea del frente.
Los científicos pueden ser perdonados por sentirse amenazados; porque la mayor parte del dinero destinado a la investigación proviene en última instancia del gobierno; y los representantes [los diputados] electos tienen que rendirle cuentas a los ignorantes y a los prejuiciosos; al igual que a los bien informados, entre sus electores.
En respuesta a tales amenazas, ha brotado un lobby en defensa de la evolución, más notablemente, representado por el National Center for Science Education (NCSE) [Centro Nacional a favor de la Educación Científica], dirigido por Eugenie Scott, una infatigable activista a favor de la ciencia quien recientemente produjo su propio libro, Evolution versus Creacionism (Evolución versus Creacionismo). Uno de los principales objetivos políticos del NCSE es cortejar y movilizar a la opinión religiosa “sensible”: hombres y mujeres de las iglesias mayoritariamente aceptadas por la población que no tienen problemas con la evolución y pueden considerarla como irrelevante (o hasta en algunos extraños casos que soporta ampliamente) a su fe.
Es a estos clérigos y creyentes no-fundamentalistas; avergonzados como están por el creacionismo, porque daña la reputación de la religión, a los que el lobby de defensa de la evolución trata de apelar. Y una forma de hacerlo es doblarse hacia atrás en su dirección, promoviendo NOMA—el acuerdo de que la ciencia es completamente no-amenazadora, porque está desconectada de las afirmaciones religiosas.
Otra prominente luminaria de lo que podríamos llamar la Escuela de Evolucionistas Neville Chamberlain, es el filósofo Michael Ruse. Ruse ha sido un efectivo combatiente en contra del creacionismo, [61] tanto en papel como en los tribunales. Él afirma ser ateo, pero en su artículo en Playboy [62] asume el punto de vista que:
Nosotros los que amamos la ciencia estamos obligados a darnos cuenta que el enemigo de nuestros enemigos es nuestro amigo. Demasiado a menudo, los evolucionistas gastan tiempo insultando a nuestros potenciales aliados. Esto es especialmente cierto en el caso de los evolucionistas seculares. Los ateos pasan más tiempo insultando a cristianos considerados que el que invierten en contrarrestar a los creacionistas. Cuando el Papa Juan Pablo II escribió una carta apoyando al Darwinismo, la respuesta de Richard Dawkins fue simplemente que el papa era un hipócrita, que él no podía ser genuino sobre la ciencia, y que el mismo Dawkins simplemente prefería a un fundamentalista honesto.
Desde un punto de vista puramente táctico, puedo ver el atractivo superficial en la comparación de Ruse con la pelea contra Hitler: “A Winston Churchill y a Franklin Delano Roosevelt no les gustaba Stalin ni el comunismo. Pero en la pelea contra Hitler ellos se dieron cuenta que tenían que trabajar con la Unión Soviética. Los evolucionistas de todos los tipos están obligados en la misma forma a trabajar juntos para combatir el creacionismo” Pero yo finalmente me coloco al lado de mi colega de Chicago; el geneticista Jerry Coyne, quien escribió que Ruse:
Fracasa en entender la naturaleza del conflicto. No es simplemente evolución versus creacionismo. Para los científicos como Dawkins y Wilson [E. O. Wilson, el celebrado biólogo de Harvard] la guerra real es entre el racionalismo y la superstición. La ciencia es sólo una forma de racionalismo, mientras que la religión es la forma más común de superstición. El creacionismo es sólo un síntoma de lo que ellos ven como el mayor enemigo: la religión. Mientras la religión puede existir sin el creacionismo, el creacionismo no puede existir sin la religión.[63]
Yo sí tengo una cosa en común con los creacionistas. Al igual que yo, pero a diferencia de la “Escuela Chamberlain”, ellos no tendrán negociaciones informales con NOMA y su separado magisterio. Lejos de respetar la separación del terreno de la ciencia, a los creacionistas no les gusta nada más que patearlo por todas partes con los sucios casquillos de sus botas. Y ellos también pelean sucio. Abogados a favor de los creacionistas; en casos judiciales por todas las despobladas áreas rurales de los Estados Unidos de América, buscan específicamente a los evolucionistas que son abiertamente ateos. Yo se—para mi vergüenza—que mi nombre ha sido usado en esta forma. Es una táctica efectiva, porque los jurados seleccionados al azar, son probables de incluir individuos que han sido criados creyendo que los ateos son demonios encarnados, a la par con los pedófilos o “terroristas” (el equivalente de hoy de las brujas de Salem y de los comunistas de McCarthy). Cualquier abogado creacionista que me llevara a mí al estrado, podría ganarse instantáneamente al jurado simplemente preguntándome: “Tiene usted conocimiento de que la evolución lo influenció a usted hacia el camino de convertirse en ateo? Yo tendría que responder si, y de un solo golpe, yo habría perdido al jurado.
En contraste, la respuesta judicialmente correcta del lado secularista sería: “Mis creencias religiosas, o ausencia de ellas, son un asunto privado, y no son ni de la competencia de este tribunal, ni están conectadas en ninguna forma con mi ciencia” Yo no podría decir eso honestamente, por las razones que explicaré en el capítulo cuarto.
La periodista del Guardian; Madeleine Bunting, escribió un artículo titulado: “Why the intelligent design lobby thanks God for Richard Dawkins” (El porqué el lobby del diseño inteligente dio gracias a Dios por Richard Dawkins)[64] No existe indicación de que ella haya consultado a alguien, excepto a Michael Ruse, y su artículo podría muy bien haber sido escrito realmente por él.[65] Dan Dennett replicó aptamente, citando al Tío Remus:
Encuentro divertido que dos británicos—Madeleine Bunting y Michael Ruse—hayan caído en una versión de una de las más famosas trampas del folclor estadounidense (El porqué el lobby del diseño inteligente dio gracias a Dios por Richard Dawkins, 27 de marzo). Cuando el Hermano Conejo es atrapado por el Hermano Zorro, él le ruega: “Oh, por favor, por favor, Hermano Zorro, cualquier cosa que hagas, no me lances sobre esas horribles zarzas—donde él cae con seguridad y a salvo después que el Hermano Zorro hace exactamente eso. Cuando el propagandista estadounidense William Dembski le escribe sarcásticamente a Richard Dawkins, diciéndole que mantenga el buen trabajo a favor del diseño inteligente, ¡Bunting and Ruse caen en la trampa! ¡Caramba, Hermano Zorro, tu clara afirmación—de que la biología evolucionaria refuta la idea de un Dios creador—pone en peligro la enseñanza de la biología en las clases de ciencias, ¡ya que enseñarla viola la separación entre la iglesia y el estado! Ustedes también deberían reducir la velocidad a la fisiología, porque ella declara que el nacimiento virginal es imposible...[66]
Todo este asunto; incluyendo una evocación independiente del Hermano Conejo y las zarzas, es bien discutido por el biólogo P. Z. Myers, cuyo blog “Pharyngula” puede ser consultado con toda confianza para hallar un buen sentido incisivo.[67] No estoy sugiriendo que mis colegas del lobby pacificador son necesariamente deshonestos. Ellos pueden creer sinceramente en NOMA, aunque no puedo evitar preguntarme cuan profundamente lo han pensado ellos y como reconcilian los conflictos internos en sus mentes. No existe necesidad de continuar con el asunto por el momento, pero cualquiera que busca entender las afirmaciones publicadas por científicos sobre asuntos religiosos, haría bien en no olvidarse del contexto político: las surrealistas guerras culturales que están ocurriendo ahora en los Estados Unidos de América.
La pacificación estilo NOMA saldrá a la superficie nuevamente en un posterior capítulo. Aquí, regreso al agnosticismo y a la posibilidad de desconchar nuestra ignorancia y reducir en forma medible nuestra incertidumbre sobre la existencia o no existencia de Dios.
PEQUEÑOS HOMBRECITOS VERDES
Suponga que la parábola de Bertrand Russell se hubiese referido no a una jarra de te en el espacio exterior, sino a la vida en el espacio exterior—el sujeto del memorable rechazo de Sagan a pensar con sus tripas.[68] De nuevo, nosotros no podemos des-probarlo; y la única posición estrictamente racional, es el agnosticismo. Pero la hipótesis ya no sigue siendo frívola. Nosotros no percibimos inmediatamente el aroma de la improbabilidad extrema. Podemos tener una interesante discusión basada en evidencia incompleta; y podemos escribir el tipo de evidencia que reduciría nuestra incertidumbre. Nos enfureceríamos si nuestro gobierno invirtiese en costosos telescopios para el único propósito de buscar jarras de te en órbita. Pero podemos apreciar el caso de gastar dinero en SETI, la Search for Extraterrestrial Intelligence (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre), usando radio-telescopios para hurgar los cielos con la esperanza de captar señales de extraterrestres inteligentes.
Yo felicité a Carl Sagan por rechazar los presentimientos sobre la vida extraterrestre. Pero uno puede (y Sagan lo hizo), hacer una evaluación sobria sobre lo que necesitaríamos saber para estimar las probabilidades. Esto puede comenzar con nada más que una lista de nuestros puntos de ignorancia; como la famosa Ecuación de Drake, que en la frase de Paul Davies, recolecta probabilidades. Ésta establece que para estimar la cantidad de civilizaciones independientemente evolucionadas en el universo, estamos obligados a multiplicar siete términos juntos. Los siete incluyen la cantidad de estrellas, la cantidad de planetas parecidos a la Tierra por cada estrella, y la probabilidad de esto. Esas y las otras que no necesito enumerar, porque el único punto que estoy haciendo, es que ellas son todas, desconocidas, o estimadas con enormes márgenes de error. Cuando tantos términos que son; completamente o casi completamente desconocidos, son multiplicados entre sí, el producto—la cantidad estimada de civilizaciones extraterrestres—contiene errores tan colosales que hacen que el agnosticismo parezca como muy razonable, si es que no, como la única posición creíble.
Algunos de los términos en la Ecuación de Drake, ya son menos desconocidos que cuando él la escribió por primera vez en 1961. En esa época, nuestro sistema solar de planetas orbitando a una estrella central, era el único conocido; junto a las analogías locales proporcionadas por los sistemas satelitales de Júpiter y Saturno. Nuestro mejor estimado de sistemas orbitales estaba basado en modelos teóricos, acompañado del más informal “principio de la mediocridad”:
La sensación (nacida de las incómodas lecciones de historia de Copernicus, Habble, y otros) de que no debería haber nada particularmente inusual sobre el lugar donde nosotros vivamos. Desafortunadamente, el principio de la mediocridad; a su vez debilitado por el principio “antrópico”, (vea el capítulo cuarto): si nuestro sistema solar fuese realmente el único en el universo; este es precisamente donde nosotros, como seres que piensan sobre esos asuntos, tendríamos que vivir. El mero hecho de nuestra existencia, podría determinar retrospectivamente que nosotros vivimos en un lugar extremadamente no-mediocre.
Pero los estimados actuales sobre la ubicuidad de sistemas solares, ya no están basados en el principio de la mediocridad; ellos están basados en evidencia directa. El espectroscopio; el némesis del positivismo de Comte, ataca de nuevo. Nuestros telescopios son escasamente lo suficientemente poderosos para ver directamente los planetas alrededor de otras estrellas. Pero la posición de una estrella, es perturbada por la atracción gravitacional de los planetas cuando dan vueltas alrededor de ella; y los espectroscopios pueden captar los cambios Doppler en el espectro de la estrella, por lo menos en casos donde el planeta perturbador es grande. Usando mayormente este método, en el momento de escribir este libro, nosotros conocemos 170 planetas extra-solares que están orbitando a 147 estrellas, [69] pero esta cifra ciertamente se habrá incrementado para cuando usted lea este libro. Hasta ahora, son masivos “Júpiters”, porque sólo los júpiters son lo suficientemente grandes para perturbar a sus estrellas en la zona de detectabilidad de los actuales espectroscopios.
Por lo menos, hemos mejorado cuantitativamente nuestro estimado de uno de los escondidos términos de la Ecuación de Drake. Esto permite una significativa; pero todavía moderada, facilitación de nuestro agnosticismo sobre el valor final arrojado por la ecuación. Estamos obligados todavía a ser agnósticos sobre la vida en otros mundos—pero un poquito menos agnósticos, porque somos exactamente ese poquito menos ignorantes. La ciencia puede desconchar al agnosticismo, en una forma en la cual Huxley se dobló hacia atrás para negar el caso especial de Dios. Estoy argumentando que; sin tomar en cuenta la abstinencia cortés de Huxley, Gould, y muchos otros, que la pregunta sobre Dios no está; en principio, y por siempre, fuera del ámbito de la ciencia. Al igual que sobre la naturaleza de las estrellas, contra Comte, y al igual que sobre la posibilidad de vida en órbita alrededor de ellas, la ciencia puede, por lo menos, construir caminos probabilísticos hacia el interior del territorio del agnosticismo.
Mi definición de la Hipótesis de Dios, incluyó las palabras: “super-humano” y “sobre-natural”. Para clarificar la diferencia, imagine que un radio-telescopio SETI capta una señal desde el espacio exterior, que muestra; inequívocamente, que no estamos solos. No es un asunto trivial; de paso, el tipo de señal que nos convencería a nosotros de su origen inteligente.
Una buena opción es girar la pregunta: ¿Qué debemos nacer nosotros inteligentemente para hacer una propaganda sobre nuestra presencia que sea entendida por escuchas extraterrestres? Pulsos rítmicos no lo lograrían. Jocelyn Bell Burnell, la radioastrónoma que descubrió por primera vez el tipo de estrella pulsar en 1967, fue conmovida por la precisión de su periodicidad de 1,33 segundos, y la nombró (con su lengua pegada al interior de una de sus mejillas) la LGM (Little Green Men: Pequeños Hombrecitos Verdes). Ella después halló una segunda pulsar, en otro lugar del cielo y de diferente periodicidad, lo que prácticamente acabó con la hipótesis LGM. Ritmos metronómicos pueden ser generados por muchos fenómenos no-inteligentes; desde ramas que se balancean, hasta el agua que gotea; desde retrasos del tiempo en circuitos auto-regulados de retroalimentación hasta cuerpos celestiales que giran y recorren una órbita. Más de mil estrellas pulsares han sido halladas en nuestra galaxia, y es generalmente aceptado que cada una es una estrella neutrón que gira emitiendo energía radial que barre el firmamento como el haz de luz de un faro marítimo. Es asombroso pensar sobre una estrella rotando en una escala de tiempo de segundos (imagine que cada uno de nuestros días durase 1,33 segundos en vez de 24 horas), pero casi todo lo que sabemos sobre las estrellas neutrón es asombroso. El punto es, que el fenómeno pulsar es ahora entendido como un producto de simple física, no como inteligencia.
Nada; simplemente rítmico, entonces, anunciaría nuestra presencia inteligente a un universo que espera. Los números primos son mencionados a menudo como el récipe para escoger, debido a que es difícil pensar en un proceso puramente físico que pueda generarlos. Ya sea mediante la detección de números primos, o por algunos otros medios, imagine que SETI sí logra obtener evidencia inequívoca de inteligencia extraterrestre; seguida, quizás, de una masiva transmisión de conocimiento y sabiduría, a lo largo de las líneas de ciencia-ficción de los libros A por Andrómeda, de Fred Hoyle, o Contacto de Carl Sagan, ¿Cómo debemos responder? Una reacción perdonable podría ser algo parecido a una adoración religiosa, porque cualquier civilización capaz de transmitir una señal desde una inmensa distancia, es probable que sea muy superior a la nuestra. Aún si esa civilización no es más avanzada que la nuestra; en el momento de la transmisión, la enorme distancia entre nosotros nos capacita para calcular que ella está miles de años delante de nosotros para el momento en que nos llega el mensaje (a menos que ella se halla llevado a sí misma a la extinción; lo que no sería improbable).
Sin importar que alguna vez nosotros lleguemos a saber sobre ella o no, muy probablemente existen civilizaciones extraterrestres que son super-humanas, hasta el punto de ser parecidas a un dios en formas que exceden cualquier cosa que un teólogo podría posiblemente imaginar. Sus logros técnicos parecerían tan sobrenaturales para nosotros, como los nuestros les parecerían a un campesino de la Edad Oscura que sea transportado al siglo veintiuno.
Imagine la respuesta de un campesino de la Edad Media a una computadora laptop, a un teléfono celular, a una bomba de hidrógeno o a un jet jumbo. Como lo dijo Arthur C. Clark, “Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”. Los milagros producidos por nuestra tecnología hubieran parecido a los antiguos no menos asombrosos que los cuentos de Moisés dividiendo las aguas, o Jesús caminando sobre ellas. Los extraterrestres de nuestras señales SETI serían para nosotros como dioses, al igual que los misioneros fueron tratados como dioses (y explotaron el inmerecido honor hasta el máximo) cuando aparecieron en culturas de la edad de piedra portando armas de fuego, telescopios, fósforos y almanaques que predecían los eclipses con exactitud hasta el segundo.
¿En qué sentido; entonces, los más avanzados extraterrestres SETI, no serían dioses? ¿En qué sentido serían ellos super-humanos pero no sobrenaturales? En un sentido muy importante, que llega al meollo de este libro. La diferencia crucial entre los dioses y los extraterrestres parecidos a dioses no yace en sus propiedades, sino en su procedencia. Las entidades que son lo suficientemente complejas como para ser inteligentes, son producto de un proceso evolucionario. No importa cuán parecidas a un dios puedan ser ellas cuando las encontremos, ellas no comenzaron de esa forma. Los autores de ciencia-ficción, como Daniel F. Galouye en Mundo de Imitación, han hasta sugerido (y yo no puedo ver como des-probarlo) que nosotros vivimos en una simulación de computadora, establecida por una civilización vastamente superior. Pero los mismos simuladores tendrían que provenir de alguna parte. Las leyes de las probabilidades prohíben todas las nociones de su aparición espontánea, sin antecedentes más simples. Ellos probablemente deban su existencia a una versión (quizás no familiar) de la evolución darwiniana: alguna forma de “grúa” mecánica en oposición a un “gancho celestial”; para usar la terminología de Daniel Dennett.[70]
Ganchos celestiales—incluyendo a todos los dioses—son conjuros mágicos. Ellos no realizan trabajos explicatorios bona fide y demandan más explicaciones de las que proporcionan. Las grúas son artefactos explicatorios que realmente explican. La selección natural es la grúa campeón de todos los tiempos. Ha levantado a la vida desde la primitiva simplicidad hasta las intoxicantes alturas de complejidad, belleza y diseño aparente, que nos maravillan hoy. Este será un tema dominante en el capítulo cuarto: “Porqué casi ciertamente no hay Dios”. Pero primero, antes de proceder con mi principal razón para no creer activamente en la existencia de Dios, tengo la responsabilidad de disponer de los argumentos positivos para la creencia que ha sido ofrecida a lo largo de la historia.
3.- PORQUÉ CASI CIERTAMENTE NO EXISTE DIOS
Los sacerdotes de las diferentes sectas religiosas...temen al avance de la ciencia como lo hacen las brujas el acercamiento de la luz del día; y miran con rabia el presagio que anuncia la subdivisión de los engaños en los cuales viven.
—THOMAS JEFFERSON
Los argumentos para la existencia de Dios han sido codificados durante siglos por los teólogos, y han sido suplementados por otros, incluyendo a suplidores de mal concebido “sentido común”.
LAS “PRUEBAS” DE TOMÁS AQUINO
Las cinco “pruebas” afirmadas por Tomás Aquino en el siglo trece no prueban nada; y son fácilmente—aunque dudo en decirlo, debido a su eminencia—expuestas como vacías. Las primeras tres son simplemente formas diferentes de decir la misma cosa, y pueden ser consideradas juntas. Todas involucran una regresión infinita—la respuesta a una pregunta nace de una pregunta anterior, y así hasta el infinito.
1. El Movedor Inmóvil. Nada se mueve sin un previo movedor. Esto nos lleva a una regresión, de la cual el único escape es Dios. Algo tuvo que hacer el primer movimiento, y a ese algo nosotros lo llamamos Dios.
2. La Causa no Causada. Nada es causado por sí mismo. Todo efecto tiene una causa previa, y de nuevo, somos empujados hacia una regresión. Ésta tiene que ser terminada por una primera causa, a la cual nosotros llamamos Dios
3. El Argumento Cosmológico. Obligatoriamente, debe haber habido un tiempo cuando no existían cosas físicas. Pero; debido a que las cosas físicas existen ahora, obligatoriamente debe haber habido algo no-físico que las hizo existir, y a ese algo nosotros lo llamamos Dios.
Todos estos tres argumentos se apoyan en la idea de una regresión e invocan a Dios para terminarla. Ellas hacen la totalmente no garantizada asunción de que Dios es inmune a la regresión. Aún si permitimos el dudoso lujo de conjurar arbitrariamente a un terminador de la regresión infinita, y le damos un nombre; simplemente porque necesitamos uno, no existe en lo absoluto ninguna razón para dotar a ese terminador con cualquiera de las propiedades normalmente adscritas a Dios:
Omnipotencia, sabiduría infinita, creatividad para diseñar; para no decir nada sobre tales atributos humanos como escuchar plegarias, perdonar pecados y leer los pensamientos más íntimos.
De paso, a los lógicos no se les ha escapado notar que la sabiduría infinita y la omnipotencia son mutuamente incompatibles. Si Dios posee una sabiduría infinita, él ya debe saber que va a intervenir para cambiar el curso de la historia usando su omnipotencia. Lo que eso significa es que él no puede cambiar de idea sobre su intervención, lo que a su vez significa que no es omnipotente. Karen Owens ha capturado esta acuciosa pequeña paradoja en otra igualmente atractiva:
¿Puede el Dios de sabiduría infinita
que conoce el futuro
hallar la omnipotencia
para cambiar sus futuras ideas?
Para volver a la regresión infinita y a la futilidad de invocar a Dios para terminarla; es más parsimonioso conjurar; digamos, una singularidad como el “Big Bang”, o cualquier otro concepto físico todavía desconocido. Llamarla Dios; en el mejor de los casos, no ayuda; y en el peor, es perniciosamente engañoso. El récipe sin sentido de Edward Lears para preparar cortes de carne crumboblious, [palabra inventada] nos invita a “Obtener algunas tiras de carne; hacerlas cortar en los pedazos más pequeños posibles; y proceder entonces a cortarlos en pedacitos aún más pequeños; ocho o quizás nueve veces más”.
Algunas regresiones sí alcanzan un terminador natural. Los científicos acostumbraban a preguntarse que sucedería si uno pudiese disectar; digamos, al oro en los pedazos más pequeños posibles. ¿Porqué no debería usted cortar unos de esos pequeños pedazos por la mitad para producir una aún más pequeña porción de oro? La regresión en este caso, es decisivamente terminada por el átomo. La porción más pequeña de oro es un núcleo de exactamente setenta y nueve protones y una ligeramente mayor cantidad de neutrones, atendidos por un enjambre de setenta y nueve electrones. Si uno corta al oro más allá del nivel de un solo átomo, cualquier cosa que obtenga ya no es oro. El átomo proporciona un terminador natural para los tipos de regresión como los cortes de carne crumboblious. De ninguna manera está claro que Dios proporciona un terminador natural a las regresiones de Aquino. Eso es, para ponerlo suavemente; como veremos más adelante. Movámonos adelante en la lista de Aquino:
4. El Argumento de los Grados. Nosotros notamos que las cosas en el mundo difieren. Existen grados de; digamos, bondad y perfección. Pero nosotros juzgamos esos grados sólo al compararlos con un máximo. Los humanos; pueden ser ambos, buenos y malos, así que la máxima bondad no puede estar en nosotros. En consecuencia, debe obligatoriamente existir otro máximo que establezca el estándar para la perfección, y nosotros llamamos a eso Dios.
5.
¿Es eso un argumento? Usted podría decir también que la gente varía en hediondez pero que nosotros podemos hacer la comparación sólo en referencia a un máximo perfecto de hediondez concebible. En consecuencia obligatoriamente debe existir un ser prominentemente hediondo sin par, y nosotros lo llamamos Dios. O sustituir cualquier otra dimensión de comparación que a usted le guste, y derivar una equivalentemente conclusión fatua.
6. El Argumento Teleológico, o Argumento del Diseño. Las cosas en el mundo; especialmente las cosas vivientes, lucen como si hubiesen sido diseñadas. Nada que conocemos nosotros luce diseñada a menos que haya sido diseñada. En consecuencia obligatoriamente debe haber existido un diseñador y nosotros lo llamamos Dios.
El mismo Aquino usó la analogía de una flecha moviéndose hacia un blanco; pero un moderno misil anti-aéreo atraído por el calor hubiera servido mejor para su propósito. El argumento del diseño es el único que es todavía usado regularmente; y todavía le suena a muchos como el argumento noqueador definitivo.
El joven Darwin fue impresionado por eso cuando; como estudiante de pregrado en Cambridge, lo leyó en la Teología Natural de William Paley. Desafortunadamente para Paley, el maduro Darwin lo hizo explotar fuera del agua. Probablemente nunca ha existido una devastante derrota de la creencia popular mediante el astuto razonamiento que la destrucción por parte de Darwin del argumento del diseño.
Fue tan inesperado. Gracias a Darwin; ya no es cierto que nada que conozcamos luce diseñado a menos que sea diseñado. La evolución mediante la selección natural produce un excelente simulacro del diseño, remontando prodigiosas alturas de complejidad y elegancia. Y entre esas eminencias del seudo-diseño, están los sistemas nerviosos que—entre sus más modestos logros—manifiestan un comportamiento buscador de objetivos que, hasta en un minúsculo insecto, se parece más a un sofisticado misil atraído por el calor, que a una simple flecha hacia su blanco. Regresaré al argumento del diseño en el capítulo cuarto.
EL ARGUMENTO ONTOLÓGICO
Y OTROS ARGUMENTOS A PRIORI
Los argumentos a favor de la existencia de Dios caen en dos categorías principales; la a priori y la a posteriori. Los cinco de Tomás Aquino son argumentos a posteriori; que se apoyan en una inspección del mundo. El más famoso de los argumentos a priori; de aquellos que se apoyan puramente en raciocinios de poltrona, es el argumento ontológico, propuesto por San Anselmo de Canterbury en 1078 y reafirmado en diferentes formas por numerosos filósofos desde entonces.
Un extraño aspecto del argumento de Anselmo es que fue originalmente dirigido no a los humanos, sino al mismo Dios, en forma de plegaria (uno pensaría que una entidad capaz de escuchar plegarias no necesitaría ser convencida de su propia existencia). Es posible concebir; dijo Anselmo, a un ser del que nada más grande puede ser concebido. Hasta un ateo puede concebir un ser tan superlativo; aunque él negaría su existencia en el mundo real. Pero; sigue el argumento, un ser que no existe en el mundo real es; por ese mismísimo hecho, menos que perfecto. En consecuencia, tenemos una contradicción y; ¡Hey, presto, Dios existe!
Permítanme traducir este infantil argumento al lenguaje apropiado, que es el lenguaje de un parque infantil:
“Te apuesto a que puedo probar que Dios existe”
“Te apuesto a que no puedes”
“Está bien; entonces, imagina la cosa más perfecta perfecta perfecta posible”
“Está bien, ¿Ahora qué?”
“Ahora, ¿Es esa cosa perfecta perfecta perfecta real? ¿Existe?”
“No, sólo está en mi mente”
“Pero si fuese real, sería aún más perfecta, porque una cosa realmente realmente perfecta tendría que ser mejor que una cosa tontamente imaginaria. Así que he probado que Dios existe. recio recio recio todos los ateos son necios.”
Yo hice que el sabio de mi niñez escogiese la palabra “necio” aconsejadamente. El mismo Anselmo citó el primer verso del Salmo 14: “Dice el necio en su corazón: No hay Dios”, y él tuvo la impudencia de usar el nombre “necio” (Latin insipiens) para su hipotético ateo:
De allí, que hasta el necio está convencido de que algo existe en el entendimiento; por lo menos, que de ello nada más grande puede ser concebido. Porque; cuando él oye esto, lo entiende. Y cualquier cosa que es entendida, existe en el entendimiento. Y más seguramente, que del que nada más grande puede ser concebido, no puede existir sólo en el entendimiento. Porque; suponga que sólo existe en el entendimiento: entonces puede ser concebido que exista en realidad; lo que es más grande.
La mismísima idea de que a partir de tal truculencia en el uso indebido de las palabras siguen conclusiones grandiosas, me ofende estéticamente, así que debo encargarme de refrenarme de agitar palabras como “necio”. Bertrand Russell (ningún necio) interesantemente dijo: “Es más fácil sentirse convencido de [que el argumento ontológico] deber ser falacioso de lo que es hallar precisamente, donde yace la falacia”. El mismo Russell; siendo joven, estuvo brevemente convencido por éste:
Recuerdo el momento preciso; un día de 1894, mientras transitaba por la senda Trinidad, cuando vi un resplandor (o pensé que vi) de que el argumento ontológico es válido. Había salido a comprar una lata de tabaco; a mi regreso, la lancé repentinamente al aire, y exclamé al atraparla: “Grandioso Scott, el argumento ontológico es sólido”.
¿Porqué; me pregunté yo, dijo él algo como “Grandioso Scott, el argumento ontológico parece ser plausible. Pero ¿No es demasiado bueno para ser verdad que una verdad sobre el cosmos provenga de un mero juego de palabras? Mejor me siento a trabajar para resolver lo que parece que quizás sea una paradoja como las de Zeno”.
Los griegos pasaron dificultades para ver a través de la “prueba” de Zeno de que Aquiles nunca atraparía a la tortuga.[71] Pero tuvieron el sentido de no concluir que Aquiles realmente fracasaría en atrapar a la tortuga. En vez de eso, ellos lo llamaron una paradoja y esperaron para que las posteriores generaciones de matemáticos la explicasen (mediante; como resultó ser, la teoría de las series infinitas que convergen en un valor límite). El mismo Russell; por supuesto, estaba tan bien calificado como cualquiera para entender el porqué ninguna lata de tabaco debería ser lanzada al aire para celebrar el fracaso de Aquiles en atrapar a la tortuga. ¿Porqué no ejerció la misma cautela sobre San Anselmo? Yo sospecho que él era un ateo exageradamente justo de mente; súper-ansioso por ser desilusionado si la lógica parecía requerirlo.[72] O quizás la respuesta yace en algo que el propio Russell escribió en 1946, mucho antes que él hubiese atronado el argumento ontológico:
La verdadera pregunta es: ¿Existe algo que nosotros podamos pensar que; por el mero hecho de que podamos pensar en él, se demuestra que existe fuera de nuestro pensamiento? A todo filósofo le gustaría decir sí, porque el trabajo de un filósofo es encontrar cosas sobre el mundo mediante el pensamiento en vez de mediante la observación. Si sí es la respuesta correcta, existe un puente entre el pensamiento puro y las cosas, Si no, nó.
Mi propia sensación; al contrario, hubiese sido una automática profunda sospecha sobre cualquier línea de razonamiento que llegase a tan significativa conclusión sin suministrar ni una sola pieza de datos proveniente del mundo real. Quizás eso indica nada más que yo soy un científico en vez de un filósofo. Los filósofos; a lo largo de los siglos, han tomado en serio al argumento ontológico; en ambas formas, a favor o en contra. El filósofo ateo J. L. Mackie ofrece una discusión particularmente clara en The Miracle of Theism (El Milagro del Teísmo).
Yo considero un halago decir que defino a un filósofo como alguien que no acepta al sentido común como respuesta.
Las refutaciones más definitivas del argumento ontológico son usualmente atribuidas a los filósofos David Hume (1711-1776) e Immanuel Kant (1724-1804). Kant identificó la carta oculta en la manga de Anselmo como su resbalosa asunción de que la “existencia” es más “perfecta” que la no-existencia El filósofo estadounidense Norman Malcolm lo dijo de esta forma: “La doctrina de que la existencia es una perfección es marcadamente cuestionable. Tiene sentido; y es cierto, decir que mi futura casa será una mejor si es hermética que si no lo es; pero ¿Qué significaría decir que será una mejor casa si existe en vez de no existir?.[73] Otro filósofo, el australiano Douglas Gaskin, hizo el punto con su irónica “prueba” de que Dios no existe (El contemporáneo de Anselmo; Gaunilo, había sugerido una reductio de alguna manera similar).
1. La creación del mundo es el más maravilloso logro imaginable.
2. El mérito de un logro es el producto de (a) su calidad intrínseca, y (b) la capacidad de su creador.
3. Mientras mayor sea la incapacidad (o invalidez) del creador, más impresionante será su logro.
4. La más formidable invalidez de un creador sería su no existencia.
5. En consecuencia, si suponemos que el universo es el producto de un creador existente, nosotros podemos concebir un ser más grandioso—específicamente—uno que creó todo mientras no existía.
6. Un Dios existente; en consecuencia, no sería un ser más grandioso que aquél sobre el cual uno más grandioso no puede ser concebido; porque un increíble creador sería un Dios que no existiese.
Ergo:
7. Dios no existe.
No es necesario decir que Gaskin no probó realmente que Dios no existía. Y por las mismas razones, Anselmo no probó que sí existía. La única diferencia es; que Gaskin estaba siendo chistoso adrede. Como él se dio cuenta; la existencia o no existencia de Dios es una pregunta demasiado grande para ser decidida por la “prestidigitación dialéctica”. Y yo no creo que el resbaloso uso de la existencia como un indicador de perfección es el peor de los problemas del argumento ontológico. He olvidado los detalles; pero una vez irrité a una reunión de teólogos y filósofos, adaptando el argumento ontológico para probar que los cerdos podían volar. Ellos sintieron la necesidad de apelar a la lógica Modal para probar que yo estaba equivocado.
El argumento ontológico; al igual que todos los argumentos a priori sobre la existencia de Dios, me recuerdan al anciano en la novela de Aldous Huxley; Point Counter Point (Punto Contra Punto) que descubrió una prueba matemática para la existencia de Dios:
¿Conocen ustedes la fórmula, m sobre nada es igual a infinito; siendo m un número positivo? Bien, ¿Porqué no reducimos la ecuación hasta una forma más simple multiplicando ambos lados por nada. En cuyo caso usted tiene a m igual a infinito multiplicado por nada. Esto quiere decir que un número positivo es el producto de cero e infinito. ¿No demuestra eso que la creación del universo por un poder infinito a partir de la nada? ¿No es así?
O existe el notorio debate del siglo dieciocho sobre la existencia de Dios, organizado por Catalina la Grande; entre Euler, un matemático suizo, y Diderot, en gran enciclopedista de la Era de la Ilustración. El piadoso Euler avanzó hacia el ateo Diderot y; en tonos de la mayor convicción, expresó su reto: “Monsieur, (a + bn)/n = x, en consecuencia, Dios existe, ¡Responda!. Diderot fue intimidado a retirarse; y una versión de la historia dice que Diderot se retiró hasta Francia.
Euler estaba empleando lo que podría ser llamado el argumento para enceguecer usando la ciencia (en este caso matemáticas). David Mills; en Universo Ateo, transcribe una entrevista radial que le hiciera a él, un vocero religioso, quién invocó la Ley de la conservación de la Masa-Energía en un extraño e inefectivo intento de enceguecer con la ciencia: “Debido a que todos nosotros estamos compuestos de materia y energía, ¿No le da ese específico principio, credibilidad a la creencia en la vida eterna? Miller respondió más pacientemente y cortésmente de lo que yo hubiera; porque lo que el entrevistador estaba diciendo, traducido al inglés, era nada más que: “Cuando nosotros morimos; ninguno de los átomos de nuestro cuerpo (y nada de la energía), se pierden. En consecuencia nosotros somos inmortales”.
Ni siquiera yo, con mi extensa experiencia, he encontrado nunca un deseo mental tan tonto como ese. Si he; sin embargo, conocido muchas de las maravillosas “pruebas” coleccionadas en: http://www.godlessgeeks.com/LINKS/GodProof.htm una lista numerada, ricamente cómica, de “Más de Trescientas Pruebas de la Existencia de Dios”. Aquí tienen una risible media docena, comenzando con la “Prueba” número 36:
36. Argumento de la Devastación Incompleta: Un avión se estrelló, matando a 143 pasajeros y tripulantes. Pero un niño sobrevivió con sólo quemaduras de tercer grado. En consecuencia, Dios existe.
37. Argumento de Mundos Posibles: Si las cosas han sido diferentes, entonces las cosas serían diferentes. Eso sería malo. En consecuencia, Dios existe.
38. Argumento de Voluntad Absoluta: ¡Yo sí creo en Dios! ¡Yo sí creo en Dios!
¡Yo creo! ¡Yo creo! ¡Yo creo!, en consecuencia, Dios existe.
39. Argumento de la No-Creencia: La mayoría de la población del mundo es no-creyente en la Cristiandad: Esto es exactamente lo que Satán quería. En consecuencia, Dios Existe.
40. Argumento de Experiencias Pos-Muerte: La persona X murió como ateo. Ahora él se da cuenta de su error. En consecuencia, Dios existe.
41. Argumento del Chantaje Emocional: Dios lo ama a usted. ¿Cómo puede ser usted tan sin corazón como para no creer en él? En consecuencia, Dios existe.
EL ARGUMENTO DE LA BELLEZA
Otro personaje de la novela de Aldous Huxley recién mencionada, probó la existencia de Dios tocando la heiliger Dankgesang (sagrada canción de gracias) de Beethoven, para cuarteto de cuerdas nro. 15 en A menor en un gramófono. A pesar de que no suena nada convincente, sí representa a una variedad popular de argumentos. Yo he renunciado a seguir contando el número de veces que he recibido el siguiente más o menos truculento desafío: ¿Cómo explica usted entonces a Shakespeare? (cambie a la persona por Schubert, Miguel Ángel, etc. a su gusto). El argumento sería tan familiar, que no necesitaba documentarlo más allá. Pero la lógica detrás de él, nunca es deletreada; y mientras más piense usted sobre ello, lo más vacío que usted se da cuenta que es.
Obviamente; los últimos cuartetos de Beethoven son sublimes. Igualmente los son los sonetos de Shakespeare. Son sublimes si Dios está allí; y son sublimes si él no está allí. Ellos no prueban la existencia de Dios; ellos prueban la existencia de Beethoven y Shakespeare. Se atribuye a un gran conductor de orquesta la frase: “Si usted tiene a Mozart para escuchar, ¿Para qué necesitaría a Dios?.
Una vez fui el invitado de la semana en un programa radial británico llamado Desert Island Discs (Los Discos de la Isla Desierta). Uno tiene que escoger los ocho discos que usted se llevaría si fuese abandonado en una isla desierta. Entre mis escogencias estuvo: “Mache dich Herze rein” (Hecho para tu Corazón Puro) de la Pasión de San Mateo de Bach. El moderador no fue capaz de entender como podía escoger yo música religiosa sin ser religioso. Usted podría decir. ¿Cómo puede disfrutar Wuthering Heights, cuando usted sabe perfectamente que Cathy y Heathcliff nunca existieron realmente?.[74]
Existe un punto adicional que pude haber hecho; y que necesita ser hecho cada vez que se le de crédito a la religión por; digamos, la Capilla Sixtina ó la Annunciation de Raphael. Hasta los grandes artistas tienen que ganarse la vida; y ellos aceptarán contratos que se espera que ellos acepten. Yo no tengo razones para dudar que Raphael y Michelangelo fuesen cristianos—era prácticamente la única opción de la época—pero el hecho es mayormente accidental. Su enorme riqueza había convertido a la iglesia en el patrón de las artes. Si la historia hubiese funcionado de manera diferente, y Michelangelo hubiese sido contratado para pintar el techo de un gigante Museo de la Ciencia, ¿No podría haber producido él algo por lo menos tan inspiracional como la Capilla Sixtina? ¡Qué triste es, que nosotros nunca escucharemos la Sinfonía Mesozoica de Beethoven o la ópera El Universo en Expansión de Mozart.!
Y que vergüenza que nosotros hayamos sido privados del Oratorio de la Evolución de Haydn--¿Pero nos impide eso de disfrutar su Creación?.
Para acercarnos al argumento desde el otro lado; ¿Y qué si; como mi esposa me sugiere escalofriantemente, Shakespeare hubiese sido obligado a trabajar en obras para la iglesia? Nosotros, con toda seguridad, nos hubiésemos perdido a Hamlet, a King Lear y a Macbeth. ¿Y qué hubiésemos ganado a cambio? ¿Cosas sobre las cuales se construyen los sueños? Siga soñando.
Si existe un argumento lógico que una a la existencia de un gran arte a la existencia de Dios, éste no es deletreado por sus exponentes. Simplemente se asume como evidente, lo que más ciertamente no lo es. Quizás esto debe ser visto como otra versión del argumento del diseño: El cerebro musical de Schuber es una maravilla de la improbabilidad; hasta menos probable que el ojo de los vertebrados. O, más innoblemente, quizás es una especie de celo hacia la genialidad. ¿Cómo se atreve otro ser humano a hacer tan bella música / poesía / arte, cuando yo no puedo? Debe ser Dios quien lo hizo.
EL ARGUMENTO
DE LA “EXPERIENCIA” PERSONAL
Uno de los más inteligentes y más maduros de mis contemporáneos estudiantes de pregrado, que era profundamente religioso, se fue a acampar las islas escocesas. A mitad de la noche; él y su novia fueron despertados en su tienda por la voz del diablo—el mismísimo Satán; no podía haber ninguna duda posible: la voz era en todo sentido, diabólica. Mi amigo nunca olvidaría esta horripilante experiencia, y fue uno de los factores que más tarde lo llevaron a él a ser ordenado como sacerdote. Mi ser juvenil fue impresionado por esta historia, y yo la relaté en una reunión de zoólogos que descansaban en el hotel Rose and Crown Inn, de Oxford. Sucedía que dos de ellos eran experimentados ornitólogos; y ellos estallaron de la risa. “!Manx shearwater!” gritaron ellos a coro en deleite. Uno de ellos añadió que los chirridos y graznidos de esta especie [de gaviota] le han ganado; en varias partes del mundo, y en varios idiomas, el apodo local de “Pájaro del Diablo”.
Manx shearwater (pájaro del diablo)
Muchas personas creen en Dios porque ellos creen que han visto una visión de él—o de un ángel; o de una virgen en azul—con sus propios ojos. O él le habla a ellos en el interior de sus cabezas. Este argumento basado en la experiencia personal es el más convincente para aquellos que afirman haberla tenido. Pero es el menos convincente para todos los demás; y para cualquiera que sea conocedor sobre sicología.
¿Usted dice que ha experimentado a Dios directamente? Bien, algunas personas han experimentado a un elefante rosado; pero eso probablemente no lo impresiona a usted.
Peter Sutcliffe, el destripador de Yorkshire, claramente escuchaba la voz de Jesús diciéndole a él que asesinara mujeres; y fue encerrado de por vida. George W. Bush dice que Dios le dijo a él que invadiese a Irak (es una lástima que Dios no le concediese a él una revelación de que no existían armas de destrucción masiva). Individuos en asilos piensan que son Napoleón o Charlie Chaplin; o que todo el mundo está conspirando en su contra; o que ellos pueden transmitir sus pensamientos hasta el interior de las cabezas de otra gente. Nosotros hacemos chistes sobre ellos, pero no tomamos en serio sus verdades internamente reveladas, mayormente porque no mucha gente las comparte. Las experiencias religiosas son diferentes sólo en que las personas que afirman haberlas tenido, son numerosas. Sam Harris no estaba siendo totalmente cínico cuando escribió en The End of Faith (El Fin de la Fe), lo siguiente:
Nosotros tenemos nombres para las personas que tienen muchas creencias para las cuales no existe justificación racional. Cuándo sus creencias son extremadamente comunes, las llamamos “religiosas”; de otra manera, probablemente se las llame a ellas: “loco”, “sicótico” o “delusional”...Claramente, existe la sanidad mental en cantidades. Pero aún así, es meramente un accidente de la historia que es considerado normal en nuestra sociedad, creer que el Creador del universo puede escuchar nuestros pensamientos; mientras que es demostrativo de enfermedad mental creer que él se está comunicando con usted haciendo que la lluvia golpee la ventana de su cuarto, usando la Clave Morse. Y así, mientras las personas religiosas no están generalmente locas, sus principales creencias absolutamente lo son.
Regresaré al asunto de las alucinaciones en el capítulo diez.
El cerebro humano opera un software para simulaciones, de primera clase. Nuestros ojos no le transmiten a nuestro cerebro una fotografía fiel de lo que está allá afuera; ni una película exacta de lo que está ocurriendo a través del tiempo. Nuestros cerebros construyen un modelo que es actualizado continuamente: actualizado mediante pulsos codificados que repican rápidamente a lo largo del nervio óptico; pero de todas formas, construidos. Las ilusiones ópticas son un vívido recordatorio de esto.[75] Una clase mayor de ilusiones; de las cuales el Cubo de Necker es un ejemplo, surgen porque los datos sensoriales que recibe el cerebro son compatibles con dos modelos alternativos de la realidad. Al no tener el cerebro ninguna base para escoger entre ellos, alterna, y nosotros experimentamos una serie de cambios de un modelo interno al otro. La fotografía que estamos viendo; parece, casi literalmente, voltearse para convertirse en otra.
Fije su vista en el punto rojo de este Cubo de Necker para que lo compruebe
El software para simulaciones del cerebro es especialmente adepto a construir rostros y voces. Yo tengo al pie de mi ventana una máscara plástica de Einstein. Para no sorpresa, parece un rostro sólido. Lo que es sorprendente es que; cuando es vista desde atrás—hacia el interior hueco—también luce como un rostro sólido, y nuestra percepción de ella es de hecho, bien extraña. A medida que el observador se mueve alrededor, el rostro parece seguirlo—y no en el sentido débil y nada convincente en el que se dice que los ojos de la Mona Lisa lo siguen a uno. La máscara hueca: realmente, realmente, luce como si se estuviera moviendo. Las personas que no han visto la ilusión previamente; se asombran. Aún más extraño es; que si la máscara es montada en un soporte que gire lentamente, parece como si girara en la dirección correcta cuando se observa a su lado sólido, pero en la dirección opuesta cuando se observa a su lado hueco. El resultado es que, cuando uno observa la transición de un lado al otro, el lado que viene parece “comerse” al lado que se va. Es una sorprendente ilusión, que vale la pena observar. Algunas veces uno puede llegar sorprendentemente cerca al rostro hueco y todavía no ver que es realmente hueco. Cuando uno llega por fin a notarlo, hay un cambio repentino, que puede revertirse.
¿Porqué ocurre eso? No hay truco en la fabricación de la máscara. Cualquier máscara hueca, hará lo mismo. Toda la truculencia está en el cerebro. El software interno para simulación recibe datos que indican la presencia de un rostro; quizás nada más que un par de ojos, una nariz y una boca, en aproximadamente los lugares correctos. Al haber recibido estas pocas claves, el cerebro hace el resto. Arranca el software de simulación de rostros y construye un modelo sólido completo de una cara; aunque la realidad presentada a los ojos, sea una máscara hueca. La ilusión de rotación en la dirección equivocada resulta de (es bastante difícil, pero usted lo puede pensar profundamente y confirmarlo), que una rotación en reversa es la única forma de que los datos ópticos tengan sentido—cuando una máscara hueca está siendo percibida como una máscara sólida.[76] Es como la ilusión de un disco de radar en rotación que algunas veces uno ve en los aeropuertos. Hasta que el cerebro cambia hasta el modelo correcto del disco de radar, vemos rotando un modelo incorrecto en la dirección equivocada en una extraña y absurda forma.
Digo todo esto sólo para demostrar el formidable poder del software para simulación del cerebro. Éste es completamente capaz de construir “visiones” del poder más “verídico”. Simular a un fantasma o a un ángel, o a una Virgen María, sería un juego de niños para un software de este nivel de sofistificación. Y lo mismo puede decirse del sentido del oído. Cuando oímos un sonido, éste no es fielmente transportado hasta el nervio auditivo y transmitido al cerebro, como si fuese un Bang and Olufsen [marca comercial] de alta fidelidad. Y al igual que con la visión, el cerebro construye un sonido modelo, basado en datos del nervio auditivo, actualizados continuamente.
Esa es la razón por la cual nosotros oímos un soplido de trompeta como una sola nota, en vez de una composición de sonidos armónicos de tonos puros que son producidos por su ronquido de bronce. Un clarinete tocando la misma nota, suena “maderoso”, un oboe suena “cañoso”, debido a los diferentes balances de los armónicos.
Trompeta Oboe Clarinete
Si usted manipula cuidadosamente un sintetizador de sonidos, para que produzca los armónicos uno por uno, el cerebro los escucha como una combinación de tonos puros durante un corto período de tiempo; hasta que su software para simulaciones “lo capta”, y de allí en adelante experimentamos sólo una sola nota pura de trompeta, oboe, o cualquier otro instrumento que sea. Las vocales y las consonantes del habla son construidas en el cerebro del mismo modo; y así, a otro nivel de fonemas y palabras de alto orden.
Una vez; cuando niño, escuché a un fantasma: una voz masculina que murmuraba, como si estuviese recitando una plegaria; pero no pronunciaba las palabras exactamente. Parecía tener un timbre de voz serio y solemne. A mí me habían contado historias sobre agujeros de sacerdote en casas antiguas, y estaba un poco asustado. Pero me levanté de la cama y me arrastré hasta la fuente del sonido. A medida que me acercaba más y más, el sonido se hacía más alto; y repentinamente, “cambió” dentro de mi cabeza. Yo estaba ahora lo suficientemente cerca para discernir lo que era realmente. El viento, entrando en ráfagas a través del ojo de la cerradura, estaba creando sonidos que el software para simulación de mi cerebro, estaba usando para construir un modelo del habla masculina; solemnemente entonado. Si hubiese sido un niño más impresionable, es posible que hubiese “oído” no sólo un discurso ininteligible, sino palabras en particular y hasta oraciones. Y si hubiese sido ambos; impresionable y criado religiosamente, puedo imaginarme cuáles palabras hubiese hablado el viento.
En otra ocasión; cuando era cerca de la misma edad, vi una cara redonda gigante mirando con una malevolencia indescriptible; afuera, a través de una ventana de una casa ordinaria en una aldea a la orilla del mar. Temblando, me acerqué hasta que estaba lo suficientemente cerca para ver lo que era realmente: simplemente un vago patrón parecido a un rostro creado por la caída al azar de los pliegues de una cortina. El rostro en sí mismo; y su malvado aspecto, habían sido totalmente construidos en mi temeroso cerebro de niño.
El 11 de septiembre de 2001, personas piadosas pensaron que vieron un rostro de Satanás en el humo que ascendía de las Torres Gemelas: una superstición apoyada por una fotografía que fue publicada en la internet y ampliamente distribuida.
Construir modelos es algo en lo cual el cerebro humano es muy bueno. Cuando estamos dormidos, es llamado, sueño; cuando estamos despiertos lo llamamos imaginación o; cuando es excepcionalmente vívido, alucinación. Como demostrará el capítulo diez, los niños que tienen “amigos imaginarios” algunas veces los ven claramente; exactamente como si fuesen reales. Si somos impresionables, no reconocemos a la alucinación o sueño lúcido por lo que es, y afirmamos haber visto u oído a un fantasma; o a un ángel; o Dios; o—especialmente si sucede que somos jóvenes, hembras y católicos—a la Virgen María. Tales visiones y manifestaciones, ciertamente no son buenas bases para creer que los fantasmas, ángeles, dioses, o vírgenes, realmente están allí.
Visiones en masa, como el reporte de que setenta mil peregrinos de Fátima; en Portugal, vieron en 1917, al sol “desprenderse del cielo y estrellarse sobre una multitud”, [77] son más difíciles de descartar. No es fácil explicar como setenta mil personas pudiesen haber compartido la misma alucinación. Pero es aún más difícil aceptar que eso realmente ocurrió, sin que el resto del mundo—fuera de Fátima—no lo viese también; y no sólo también verlo, sino sentirlo como la catastrófica destrucción del sistema solar, incluyendo fuerzas de aceleración suficientes para succionar a todas las personas hacia el espacio. Irresistiblemente, viene a la mente, la prueba precisa para los milagros de David Hume: “Ningún testimonio es suficiente para establecer un milagro; a menos que, el testimonio sea de tal naturaleza, que su falsedad sería más milagrosa que el hecho que trata de establecer”.
Puede parecer improbable que setenta mil personas puedan ser simultáneamente delusionadas; o que simultáneamente se uniesen maliciosamente para relatar una mentira masiva. O esa historia está errada al registrar que setenta mil personas afirmaron haber visto bailar al sol. O que ellas todas simultáneamente, vieron un espejismo (ellos habían sido persuadidos de mirar fijamente hacia el sol; lo que no pudo haber hecho mucho bien a su sentido de la vista) Pero cualquiera de esas aparentes improbabilidades es más probable que la alternativa: que la Tierra fue repetidamente y abruptamente, sacudida hacia los lados en su órbita, y que el sistema solar fue destruido, con nadie fuera de Fátima notándolo. Quiero decir; Portugal no está tan aislado para eso.[78] Esto es realmente todo lo que necesita ser dicho sobre las “experiencias” personales sobre dioses u otros fenómenos religiosos. Si usted ha tenido tales experiencias, usted podría muy bien hallarse creyendo firmemente que eran reales; especialmente si tenemos la más ligera de las familiaridades con el cerebro y su poderoso funcionamiento.
EL ARGUMENTO DE LAS ESCRITURAS
Todavía existen algunas personas que están persuadidas por la evidencia de las Escrituras para creer en Dios. Un argumento común; atribuido entre otros a C. S. Lewis (quien debería haber sabido mejor), establece que, debido a que Jesús afirmó ser el Hijo de Dios; él debe haber estado en lo correcto o loco o sería un mentiroso: “Loco, Malo o Dios”; o con cruda cacofonía, “Lunatic, Liar, or Lord” (“Lunático, Mentiroso, o Señor”). La evidencia histórica de que Jesús afirmaba poseer una especie de estatus divino es mínima. Pero hasta si esa evidencia fuese buena, el trilema en oferta sería risiblemente inadecuado. Una cuarta posibilidad; demasiada obvia para necesitar ser mencionada, es que Jesús estuviese honestamente equivocado. Abundantes personas lo están. En cualquier caso; como dije, no existe una buena evidencia histórica de que él pensara alguna vez, que fuese divino.
El hecho de que algo esté escrito es persuasivo para las personas no acostumbradas a preguntar: “¿Quién lo escribió; y cuándo? ¿Cómo sabían ellos qué escribir? ¿Querían ellos; en su época, decir, lo que nosotros entendemos en nuestra época que significa lo que ellos estaban diciendo? ¿Eran ellos observadores imparciales, o tenían una agenda que coloreaba sus escritos?” Desde el siglo diecinueve, los académicos de la teología, han construido un abrumador caso que afirma que los evangelios no son relatos confiables sobre lo que sucedió en la historia del mundo real. Todos fueron escritos mucho tiempo después de la muerte de Jesús; y también después de las Epístolas de Pablo, que no mencionan casi ninguno de los supuestos hechos de la vida de Jesús. Todos fueron a menudo, copiados y recopiados; a través de muchas diferentes “Generaciones de Susurros Chinos”.[79] (vea el capítulo quinto) por escribas falibles que; en cualquier caso, tenían sus propias agendas religiosas.[80]
Un buen ejemplo de la coloración por agendas religiosas es la totalidad de la enternecedora leyenda del nacimiento de Jesús en Bethlehem (Belén), seguida de la masacre de inocentes por Herodes. Cuando los evangelios fueron escritos, muchos años después de la muerte de Jesús, nadie sabía donde había nacido él. Pero una profecía del Viejo Testamento (Miqueas 5:2) hacía que los judíos creyeran que el largamente esperado mesías naciese en Belén.[81]
A la luz de esta profecía, el evangelio de Juan (7:41-42) remarca específicamente que sus seguidores fueron sorprendidos de que él no hubiese nacido en Belén: “Otros decían: Este es el Cristo. Pero algunos decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo? ¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de la aldea de Belén, de donde era David?
Mateo y Lucas manejan el problema diferentemente, decidiendo que Jesús debe obligatoriamente haber nacido en Belén; después de todo. Pero ellos lo llevan a él allí por diferentes rutas. Mateo tiene a María y a José todo el tiempo en Belén; moviéndose hacia Nazaret sólo mucho tiempo después del nacimiento de Jesús, en su regreso a Egipto, donde ellos huyeron del Rey Herodes y de la masacre de los inocentes. Lucas; en contraste, reconoce que María y José vivían en Nazaret antes de que naciese Jesús. Así que, ¿Cómo llevarlos a ellos hasta Belén en el momento crucial para que se cumpla la profecía? Lucas dice que; en los tiempos cuando Cirenio era gobernador de Siria, César Augusto decretó un censo para propósitos de impuestos, y todos tenían que ir “a su propia ciudad”.
José era “de la casa y familia de David” y en consecuencia, él tuvo que ir a la “ciudad de David, que se llama Belén”. Eso pudo haber parecido como una buena solución. Excepto que históricamente es un completo sin sentido, como A. N. Wilson; en su libro, Jesús, y Robin Lane Fox, en su libro La Versión No Autorizada (entre otros), han señalado. David; si es que él existió, vivió cerca de mil años antes que María y Jesús. ¿Porqué en la Tierra habrían los romanos requerido que José fuese a la ciudad donde un antepasado remoto había vivido hacía un milenio? Es como si yo fuese obligado a especificar en la planilla del censo; digamos, que Ashby-de-la-Zouch es mi pueblo natal; si sucediese que yo pudiese rastrear mi árbol genealógico hasta el Seigneur de Dakeyne, quien vino con Guillermo el Conquistador y se estableció allí.
Además, Lucas escoñeta (sic: screws up) sus fechas, al no tener tacto al mencionar eventos que los historiadores son capaces de chequear independientemente. Hubo de hecho un censo bajo el Gobernador Cirenio—un censo local; no uno decretado por César Augusto para todo el imperio—pero sucedió muy tarde: en el siglo seis de la era actual, mucho después de la muerte de Herodes. Lane Fox concluye que: “La historia de Lucas, es históricamente imposible e internamente incoherente”, pero él es considerado con el ruego de Lucas y su deseo de cumplir la profecía de Miqueas.
En el ejemplar de diciembre de 2004 de Free Inquiry, Tom Flynn, el editor de esa excelente revista, ensambla una colección de artículos que documentan las contradicciones y huecos vacíos en la bien amada historia de la Navidad. El mismo Flynn hace una lista de las muchas contradicciones entre Mateo y Lucas; los únicos dos evangelistas que hablan del nacimiento de Jesús.[82].
Robert Gilloly; demuestra como todas las características esenciales de la leyenda de Jesús; incluyendo la estrella de Oriente; el nacimiento virginal; la adoración del bebé por reyes; los milagros; la ejecución; la resurrección y la ascensión; son tomadas prestadas—cada una de ellas, hasta la última—de otras religiones ya existentes en el Mediterráneo y la región del Cercano Oriente. Flynn sugiere que el deseo de Mateo de cumplir las profecías mesiánicas (descendencia de David, nacimiento en Belén), para el beneficio de los lectores judíos se estrelló de frente con el deseo de Lucas de adaptar la Cristiandad a los gentiles, y en consecuencia, para presionar los botones calientes de las religiones paganas helénicas (nacimiento virginal, adoración por reyes, etc.) Las contradicciones resultantes son enceguecedoras, pero consistentemente ignoradas por los creyentes.
Creyentes sofisticados no necesitan a George Garshwin para que los convenza de que “the things that you’re li’ble / To read in the Bible /it ain’t necessarily so” (escrito en inglés nada sofisticado: “las cosas que usted es capaz / de leer en la Biblia / no son necesariamente eso”) Pero existen muchos cristianos nada sofisticados que piensan que es absolutamente necesario—y quienes toman la Biblia muy seriamente; de hecho, como un archivo exacto y literal de la historia, y en consecuencia como la evidencia que soporta sus creencias religiosas. ¿Nunca abren estas personas el libro que ellos creen que es la verdad literal? ¿Porqué no notan esas enceguecedoras contradicciones? ¿No debería un literalista preocuparse por el hecho de que Mateo rastrea el origen de José desde el Rey David vía veintiocho generaciones intermedias; mientras que Lucas tiene cuarenta y una generaciones? Peor, ¡Casi no existe sobreposición de los nombres en las dos listas! En cualquier caso, si Jesús nació realmente de una virgen, los antepasados de José son irrelevantes y no pueden ser usados para cumplir; a favor de Jesús, la profecía del Viejo Testamento, de que el Mesías debe ser un descendiente de David.
El académico bíblico estadounidense; Bart Ehrman, en un libro cuyo subtítulo es La Historia Detrás de Quienes Cambiaron el Nuevo Testamento y Porqué, despliega una gigantesca incertidumbre que oscurece a los textos del Nuevo Testamento.[83] En la introducción del libro, el Profesor Ehrman describe conmovedoramente la travesía de su educación personal desde un fundamentalista creyente en la Biblia, hasta un meditado escéptico ; una travesía dirigida por su temprano descubrimiento de la falibilidad de las escrituras. Significativamente, a medida que él se movía hacia arriba por la jerarquía de las universidades estadounidenses; desde el fondo rocoso del “Instituto Moody de la Biblia”, pasando por el Wheaton College (un poquito más alto en la escala, pero aún así, el alma mater de Billy Graham) hasta Princeton (una cúspide de clase mundial), a él se le advirtió a cada paso que tendría problemas para mantener su fundamentalismo cristiano frente al peligroso progresivismo.
Así lo comprobó; y nosotros, sus lectores, somos los beneficiarios. Otros libros refrescantemente iconoclastas de crítica bíblica son La Versión No Autorizada de Robin Lane Fox; ya mencionado, y La Biblia Secular: Porqué los No-Creyentes Toman en Serio a la Religión, de Jacques Berlinerblaus.
Los cuatro evangelios que lograron entrar en el canon oficial; fueron escogidos; más o menos arbitrariamente, de entre una muestra mayor de por lo menos una docena que incluye a los Evangelios de Tomás, Pedro, Nicodemo, Felipe, Bartolomé y María Magdalena.[84] Es a estos evangelios adicionales a los que se estaba refiriendo Thomas Jefferson en su carta a su sobrino:
Olvidé observar; cuando hablo del Nuevo Testamento, que tú deberías leer todas las historias de Cristo, así como de aquellos sobre los cuales un consejo de eclesiásticos ha decidido por nosotros, como aquellos a quienes ellos llamaron Evangelistas. Porque estos Seudo-Evangelistas pretendieron inspirar tanto como los otros, y se espera que tú juzgues sus pretensiones usando tu propia razón, y no la razón de esos eclesiásticos.
Los evangelios que no lo lograron, fueron omitidos por aquellos eclesiásticos, quizás porque incluían relatos que eran aún más embarazosamente no plausibles que los contenidos en los cuatro canónicos. El Evangelio de Tomás; por ejemplo, tiene numerosas anécdotas sobre el niño Jesús abusando de sus poderes mágicos en la forma en lo haría un hada malvada, transformando impíamente en cabras, a sus compañeros de juego; o convirtiendo al barro en pinzones, o ayudando a su padre con la carpintería milagrosamente alargando un trozo de madera.[85] Sería dicho que nadie cree crudos relatos de milagros como esos del Evangelio de Tomás. Pero no existe ni más, ni menos, razón para creer los cuatro evangelios canónicos. Todos tienen el estatus de leyenda, tan dudosamente fácticos como los relatos sobre el Rey Arturo y sus Caballeros de la Mesa Redonda.
La mayor porción de lo que es compartido por los cuatro evangelios canónicos es derivado de una fuente común; ya sea el evangelio de Marcos o una obra perdida de la cual Marcos es el más antiguo descendiente existente. Nadie sabe quienes fueron los cuatro evangelistas; pero ellos casi ciertamente, nunca conocieron a Jesús personalmente.
Mucho de lo que ellos escribieron no fue; en ningún sentido, un intento honesto de registrar la historia; sino simplemente tomado sin serias alteraciones del Viejo Testamento, porque los hacedores de evangelios estaban devotamente convencidos de que la vida de Jesús debía cumplir las profecías del Viejo Testamento. Hasta es posible; armar un serio caso histórico; aunque no es ampliamente apoyado, de que Jesús nunca vivió en lo absoluto; como ha sido hecho por, entre otros, el Profesor G. A. Wells, de la Universidad de Londres, en una cantidad de libros, incluyendo ¿Existió Jesús?.
Aunque Jesús; probablemente existió, reputados académicos bíblicos no consideran generalmente al Nuevo Testamento (y obviamente tampoco al Viejo Testamento), como un registro confiable de lo que realmente ocurrió en la historia, y no consideraré más a la Biblia como evidencia de ningún tipo de deidad. En las visionarias palabras de Thomas Jefferson, escribiendo a su predecesor John Adams, “Llegará el día cuando la mística generación de Jesús, con el Ser Supremo como su Padre, en el vientre de una virgen, será clasificada como la fábula de la generación de Minerva en el cerebro de Júpiter”.
La novela de Dan Brown, El Código Da Vinci, y la película hecha a partir de ésta, están levantando una enorme controversia en círculos eclesiásticos. Los cristianos son exhortados a boicotear la película y a manifestar frente a los cines, para demostrarlo. De hecho; es una fabricación de comienzo a fin: inventada; ficción producida. En ese aspecto, es exactamente igual a los evangelios. La única diferencia entre El Código Da Vinci y los evangelios, es que los evangelios son una ficción de la antigüedad mientras que El Código Da Vinci es una ficción moderna.
EL ARGUMENTO DE
ADMIRADOS CIENTÍFICOS RELIGIOSOS
La inmensa mayoría de los hombres intelectualmente eminentes no cree en la religión cristiana, pero ellos esconden el hecho en público, porque temen perder sus ingresos.
—BERTRAND RUSSELL
“Newton era religioso. ¿Quién es usted para colocarse como superior a Newton, Galileo, Kepler, etc., etc, etc.? Si Dios era lo suficientemente bueno para los parecidos a ellos, ¿Exactamente quién piensa usted que es? No, que eso haga ninguna diferencia en tan ya malo argumento. Algunos apologistas hasta añaden el nombre de Darwin, sobre quien; persistentes rumores, demostrablemente falsos, indican una conversión en su lecho de muerte, que aparecen continuamente como un mal olor, [86]
Las conversiones de lecho de muerte fueron iniciadas desde que cierta “Dama de la Esperanza” (Lady Hope), hiló una conmovedora hebra sobre Darwin descansando sobre almohadas a la luz del atardecer, hojeando el Nuevo Testamento, y confesando que la evolución estaba totalmente equivocada. Debo concentrarme mayormente en científicos, porque—por razones que quizás no son tan difíciles de imaginar—aquellos que cabalgan los nombres de individuos admirados como religiosos ejemplarizantes, muy comúnmente escogen a científicos.
Newton; de hecho afirmaba ser religioso. Lo mismo hizo casi todo el mundo hasta que—significativamente; pienso yo—el siglo diecinueve, cuando existía menos presión social y judicial que en los siglos anteriores, para profesar una religión, y más apoyo científico para abandonarla. Han existido excepciones; por supuesto, en ambas direcciones. Hasta antes de Darwin; no todo el mundo era un creyente; como demostró James Haught en su libro: 2000 años de Incredulidad: Personas Famosas con el Coraje para Dudar. Y algunos distinguidos científicos, siguieron siendo creyentes después de Darwin.
No tenemos razones para dudar de la sinceridad de Michael Faraday como cristiano aún después del tiempo cuando el debió haber conocido la obra de Darwin. Él era un miembro de la secta Sandemaniana, que creía (en tiempo pasado porque ellos están virtualmente extintos) en una interpretación literal de la Biblia; ritualmente, lavaban los pies de sus miembros recién iniciados, y lanzaban objetos (como se lanzan los dados), para determinar la voluntad de Dios. Faraday se convirtió en un Elder (un superior de la secta) en 1860, al año siguiente de la publicación de El Origen de las Especies, y murió como sandemaniano en 1867.
La contraparte teorista del experimentalista Faraday; James Clerk Maxwell, fue igualmente un devoto cristiano. También lo fue otro famoso pilar de la física británica del siglo diecinueve; William Thomson, Lord Kelvin, quien trató de demostrar que la evolución era descartada por falta de tiempo. Las equivocadas estimaciones de fechas del gran termodinamicista, asumían que el sol era alguna forma de fuego; de combustible encendido, que debía haberse consumido en decenas de millones de años, y no en miles de millones. Obviamente; no podía esperarse que Kelvin supiera sobre energía nuclear.
Agradecidamente; en la reunión de la Asociación Británica de 1903, recayó en Sir George Darwin, el segundo hijo de Charles, vindicar a su padre [a quién no le habían otorgado el título nobiliario de Caballero] invocando el descubrimiento del elemento radio hecho por los Curie, y echar al traste el anterior estimado del todavía vivo Lord Kelvin.
Grandes científicos que profesen alguna religión, se hacen más difíciles de hallar durante el siglo veinte; pero no son particularmente raros. Yo sospecho que la mayoría de los más recientes, sólo son religiosos en el sentido einsteiniano sobre lo cual argumenté en el capítulo primero, que es un uso indebido de la palabra religioso.
Sin importar eso, existen algunos especimenes genuinos de buenos científicos que son sinceramente religiosos en el completo y tradicional sentido. Entre los científicos británicos contemporáneos; los mismos tres nombres brotan con la atractiva familiaridad de antiguos socios de un bufete de abogados de una novela de Dikens: Peacocke, Stannard y Polkinghorne. Todos tres; o han ganado el premio Templeton, o forman parte de la Junta de Directores de la Fundación Templeton. Después de amigables discusiones con todos ellos, tanto en público, como en privado, permanezco confundido, no tanto por sus creencias en un legislador cósmico de algún tipo, como por su creencia en los detalles de la religión cristiana: resurrección, perdón de los pecados, y todo eso.
Existen ejemplos correspondientes en los Estados Unidos de América; por ejemplo, Francis Collins, jefe administrativo de la rama estadounidense del Proyecto oficial del Genoma Humano.[87] Pero; al igual que en Gran Bretaña, ellos sobresalen por su rareza y son objeto de divertidas perplejidades para sus colegas de la comunidad académica. En 1996, en los jardines de su vieja universidad de Clare, Cambridge, Inglaterra, yo entrevisté a mi amigo Jim Watson; el genio fundador del Proyecto del Genoma Humano, para un documental televisivo de la BBC que yo estaba haciendo sobre Gregor Mendel; el genio fundador de la genética. Mendel; por supuesto, fue un hombre religioso, cuando hacerse monje era el camino más fácil para que el joven Mendel siguiese su ciencia. Para él, eso era el equivalente a una donación financiera para estudios científicos. Yo le pregunté a Watson si él conocía a muchos científicos religiosos hoy. Él respondió: “Virtualmente ninguno. Ocasionalmente me los encuentro; y estoy un poquito avergonzado [risas], porque; ustedes saben, que yo no puedo creer que alguien acepte verdades mediante revelaciones”.
Francis Crick; el co-fundador con Watson de toda la revolución genética, renunció a su cargo en el Churchill College de Cambridge, debido a la decisión de esa universidad de construir una capilla (por solicitud de un benefactor). En mi entrevista con Watson en Clare, conscientemente le dije a él que; a diferencia de él y Crick, algunas personas no ven un conflicto entre la ciencia y la religión, porque ellas afirman que la ciencia es sobre cómo funcionan las cosas, y la religión es sobre el por qué de todo. Watson replicó: “Tú puedes decir, ‘!Caramba! tu vida debe ser muy desolada si tú no piensas que existe un propósito’. Pero yo estoy esperando tener un buen almuerzo” Y nosotros tuvimos también un buen almuerzo.
Los esfuerzos de los apologistas para hallar científicos modernos que sean genuinamente religiosos, tienen un aire de desesperación que genera un inequívoco sonido vacío de fondos de barril siendo arañados. El único sitio de internet que pude hallar que afirmaba listar a científicos cristianos ganadores del Premio Nóbel, encontró a seis, entre varios cientos de ganadores del premio.
De esos seis, resultó ser que cuatro no eran ganadores del Premio Nóbel en lo absoluto; y por lo menos uno, hasta donde yo se, es un no-creyente que asiste a la iglesia por razones puramente sociales. Un estudio más sistemático de Benjamin Beit Hallahmi “Halló que entre los ganadores del Premio Nóbel en ciencias, así cómo en literatura, existía un marcado grado de irreligiosidad, en comparación con las poblaciones de donde ellos provienen”.[88]
Un estudio de Larson y Witham, publicado en 1998, por la revista científica líder Nature (Naturaleza), mostró que aquellos científicos estadounidenses que habían sido electos a la Academia Nacional de Ciencias (equivalente a ser un Fellow de la Sociedad Real en Gran Bretaña), sólo el siete por ciento cree en un Dios personal.[89] Esta abrumadora preponderancia de ateos es casi el perfil opuesto de la población estadounidense en general, de la cual el noventa por ciento es creyente en alguna forma de ser sobrenatural. La cifra para científicos menos eminentes; no electos a la Academia Nacional, es intermedia. Al igual que la muestra más distinguida, los creyentes religiosos son una minoría, pero una menos dramática minoría del cuarenta por ciento. Esto es completamente como yo esperaba. Los científicos estadounidenses son menos religiosos que el público estadounidense en general; y los científicos más distinguidos son los menos religiosos de todos. Lo que es asombroso es la oposición polarizada entre la religiosidad del público estadounidense en general, y el ateísmo de la élite intelectual.[90]
Es apenas divertido que el sitio líder del creacionismo en la internet. “Respuestas en el Génesis”, cite al estudio de Larson y Witham; no como evidencia de que puede existir algo equivocado con la religión, sino como un arma en su batalla interna contra aquellos apologistas religiosos rivales que afirman que la evolución es compatible con la religión. Bajo el titular: “La Academia Nacional de Ciencias es Atea [Godless] hasta la Médula”,[91] “Respuestas en el Génesis” se complace en citar el párrafo conclusivo de la carta de Larson y Witham al editor de Nature:
Mientras compilábamos nuestros hallazgos, la ANC (Academia Nacional de Ciencias) emitió un boletín exhortando la enseñanza de la evolución en las escuelas públicas; una continua fuente de fricción entre la comunidad científica y algunos cristianos conservadores de los Estados Unidos de América. El boletín le asegura a los lectores: “Si Dios existe o no, es un asunto sobre el cual la ciencia es neutral”, el presidente de la ANC; Bruce Alberts, dijo: “Existen muchos miembros de esta academia; muy sobresalientes, que son personas muy religiosas; personas que creen en la evolución, muchos de ellos biólogos”. Nuestra encuesta sugiere lo contrario.
Alberts; siente uno, abrazó a “NOMA” por las razones que discutí en la sección titulada: “La Escuela de Evolucionistas Neville Camberlain” (vea el capítulo dos). “Respuestas en el Génesis” tiene una agenda muy diferente.
El equivalente a la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos de América; en Gran Bretaña, (y en el Commonwealth, incluyendo a Canadá, Australia, Nueva Zelanda, India, Pakistán, el África angloparlante, etc.) es la Sociedad Real. En el momento en que este libro salía hacia la imprenta, mis colegas R. Elisabeth Cornwell y Michael Stirrat, están escribiendo su comparable; pero más minuciosa, investigación sobre las opiniones religiosas de los Fellows (Miembros) de la Sociedad Real (FRS). Las conclusiones de los autores serán publicadas completas más adelante; pero ellos, amablemente, me permitieron citar aquí, resultados preliminares.
Ellos usaron una técnica estándar para colocar las opiniones en una escala—la escala de siete puntos estilo Likert—Todos los 1074 miembros de la Sociedad Real que poseen una dirección de e-mail (la gran mayoría), fueron encuestados; y cerca del veintitrés por ciento respondió (una buena cifra para este tipo de estudio). A ellos se les ofrecieron varias proposiciones; por ejemplo: “Yo creo en un Dios personal, quien es uno que se interesa por los individuos; oye y responde plegarias; se ocupa del pecado y las trasgresiones, y emite un juicio”. Para cada proposición, ellos fueron invitados a escoger un número desde 1 (fuertemente en desacuerdo), hasta 7 (fuertemente de acuerdo).
Es un poquito difícil comparar los resultados directamente con el estudio de Larson y Witham; porque éstos ofrecieron a sus académicos una escala de sólo tres puntos; pero la tendencia general es la misma.
La abrumadora mayoría de los FRS; al igual que la abrumadora mayoría de los académicos estadounidenses, es atea. Sólo el 3,3 por ciento de los FRS estuvo fuertemente de acuerdo con la afirmación de que existe un dios personal (i.e. escogieron 7 en la escala); mientras que el 78,8 por ciento estaba fuertemente en desacuerdo (i.e. escogió 1 en la escala). Si usted define como “creyentes” a aquellos que escogieron 6 ó 7, y “no-creyentes” a quienes escogieron 1 ó 2, hubo una masiva cantidad de 213 no-creyentes y unos meros 12 creyentes.
Igual que Larson y Witham; y también notado por Beit Hallhami y Argyle; Cornwell y Stirrat, halló una pequeña pero significativa tendencia de los científicos biológicos a ser aún más ateos que los científicos físicos.[92] Moviéndonos hacia delante desde las élites de la Academia Nacional de Ciencias y de la Sociedad Real, ¿Existe alguna evidencia de que; en la población en general, los ateos se encuentren entre los mejor educados y más inteligentes? Varios estudios de investigación han sido publicados sobre las relaciones estadísticas entre la religiosidad y el nivel de educación; o entre la religiosidad y el coeficiente de inteligencia.
El de Michael Shermer, titulado, ¿Cómo creemos nosotros: La búsqueda de Dios en la Era de la Ciencia, describe una encuesta grande de estadounidenses seleccionados al azar, que él y su colega Frank Sulloway llevaron a cabo. Entre sus muchos resultados interesantes estuvo el descubrimiento de que la religiosidad está; de hecho, negativamente correlacionada con la educación (las personas más altamente educadas son menos probables de ser religiosas) La religiosidad está también negativamente correlacionada con el interés en la ciencia y (fuertemente) con el liberalismo político. Nada de esto es sorprendente; tampoco lo es el hecho de que existe una correlación positiva entre la religiosidad de las personas y la religiosidad de sus padres. Sociólogos que estudiaron a niños británicos han hallado que sólo uno de cada doce se aparta de las creencias religiosas de sus padres.
Como usted podría esperar, diferentes investigadores miden las cosas en formas diferentes; así que es difícil comparar a los diferentes estudios entre sí. Meta-análisis es la técnica mediante la cual un investigador observa a todos los trabajos de investigación que han sido publicados sobre un tópico; y cuenta el número de ellos que hayan concluido sobre algo en específico versus el número de ellos que han concluido sobre algo diferente. En las cifras de religión versus coeficiente de inteligencia; el único meta-análisis que conozco, fue publicado por Paul Bell en Mensa Magazine en 2002 (Mensa es la sociedad de los individuos con un elevado coeficiente de inteligencia, y para ninguna sorpresa, su revista incluye artículos sobre el tema que los une).[93] Bell concluyó: “de las 43 investigaciones llevadas a cabo desde 1927 sobre la relación entre creencia religiosa y/o nivel de educación, todas menos cuatro hallaron una conexión inversa. Eso es, mientras más elevada sea la inteligencia o el nivel educacional de uno, lo menos probable de que uno sea religioso o mantenga “creencias” de cualquier tipo”.
Un meta-análisis siempre será menos específico que cualquiera de los estudios que contribuyó a él. Sería agradable tener más investigaciones a lo largo de esta línea; así como más investigaciones sobre los miembros de cuerpos élites, como otras academias nacionales, y ganadores de grandes premios como el Nóbel, el Crafoord, el Field, el Kyoto, el Cosmos, y otros. Tengo esperanzas de que las futuras ediciones de este libro, incluirán tales datos. Una conclusión razonable de los estudios existentes es que los apologistas religiosos serían sabios en mantenerse un poco más callados sobre el asunto de sus admirados modelos a seguir, por lo menos en cuanto concierne a los científicos.
LA APUESTA DE PASCAL
El gran matemático francés Blaise Pascal, reconoció que; a pesar de lo grande que puedan ser las posibilidades de la existencia de Dios, existe una asimetría aún mayor en el castigo por equivocarse.
Es mejor que usted crea en Dios, porque si usted tiene razón tiene posibilidades de ganarse la felicidad eterna; mientras que si usted no cree en Dios, y se equivoca, usted se gana la condena eterna; mientras que si tiene razón no existirá ninguna diferencia. Frente a eso, la decisión no es ningún rompecabezas: Crea en Dios.
Existe algo característicamente extraño sobre este argumento; sin embargo. Creer no es algo que usted pueda decidir adoptar como su política. Por lo menos no es algo que yo pueda decidir voluntariamente. Yo puedo decidir asistir a la iglesia y puedo decidir recitar el Credo Niceno; y puedo decidir jurar sobre una pila de Biblias que yo creo en cada palabra que hay en ellas. Pero nadie puede realmente hacerme creer, si yo no creo. La apuesta de Pascal solo podrá por siempre ser un argumento para fingir la creencia en Dios. Y el Dios en el cual usted afirme creer; es mejor que no sea del tipo que posea sabiduría eterna; o él verá a través de su engaño. La risible idea de que creer, es algo que usted puede decidir hacer, es el objeto de una deliciosa burla por parte de Douglas Adams en Dirk Gently’s Holistic Detective Agency, (Agencia Holistica de Detectives de Dirk Gently), donde nosotros conocemos al Monje Eléctrico robótico; un aparato diseñando para ahorrar en mano de obra, que usted compra, para que “crea por usted”. El modelo de lujo, es anunciado como: “Capaz de que creer en cosas que no creerían en Salt Lake City”[94].
Pero ¿Porqué; en cualquier caso, aceptamos tan rápidamente que la cosa que usted debe hacer si quiere complacer a Dios es creer en él? ¿No es igualmente probable que Dios recompense la bondad, la generosidad o la humildad? ¿O la sinceridad?. ¿Y qué si Dios es un científico que considera a la honestidad en la búsqueda de la verdad como la virtud suprema? De hecho, ¿No tendría que ser el diseñador del universo, un científico? A Bertrand Russell se le preguntó qué diría él si muriese y se hallase confrontando a Dios; quien demanda saber porqué Russell no había creído en él. “No había suficiente evidencia; Dios, no había suficiente evidencia”, fue la respuesta (casi digo inmortal) de Russell. ¿No respetaría más Dios a Russell por su valiente escepticismo (sin olvidar el valiente pacifismo que lo llevó a prisión durante la Primera Guerra Mundial), mucho más de lo que respetaría a Pascal por cobardemente apostar para minimizar sus pérdidas? Y, mientras nosotros no podemos saber hacia qué lado saltaría Dios, nosotros no necesitamos saberlo para refutar la apuesta de Pascal. Estamos hablando de una apuesta; recuerde, y Pascal no estaba afirmando que su apuesta disfrutaba sólo de altas probabilidades a su favor. ¿Apostaría usted que Dios valora una deshonesta creencia fingida (o hasta una honesta creencia) más que un escepticismo honesto?
De nuevo, suponga que el dios que lo confronta a usted cuando usted muera resulta ser Baal; y suponga que Baal es tan celoso como se decía que era su viejo rival Yaweh. ¿No podría Pascal haber salido mejor apostando a favor de ningún dios que a favor del dios equivocado? De hecho, ¿La enorme cantidad de dioses y diosas potenciales sobre los cuales uno podría apostar no invalida toda la lógica de Pascal? Pascal probablemente estaba bromeando cuando promovió su apuesta; en la misma forma en la cual yo estoy bromeando para refutarla. Pero yo he encontrado a personas; por ejemplo, en la sección de preguntas luego de una conferencia, que seriamente han promovido la apuesta de Pascal como un argumento a favor de creer en Dios; así que fue correcto sacarla brevemente al aire aquí.
¿Es posible; finalmente, argumentar a favor de una apuesta anti-Pascal? Suponga que nosotros garantizamos que existe un pequeño chance de que Dios exista. Aún así, puede ser dicho que usted vivirá una vida mejor y más completa si usted apuesta a su no existencia en vez de a su existencia, y en consecuencia derrocha su precioso tiempo en adorarlo, sacrificándose por él, peleando y muriendo por él, etc. No trataré el asunto aquí; pero a los lectores podría gustarle tenerlo en mente cuando lleguemos a otros capítulos sobre las malvadas consecuencias que pueden surgir de la creencia y la observancia religiosa.
ARGUMENTOS BAYESIANOS
Pienso que el caso más extraño de todos los que he visto intentar a favor de la existencia de Dios es el argumento bayesiano presentado por Stephen Unwin en su libro titulado: “The Probability of God” (La Probabilidad de Dios). Dudé antes de incluir este argumento; el cual es ambos, más débil y menos venerado que otros en la antigüedad. El libro de Unwin; sin embargo, recibió una considerable atención periodística cuando fue publicado en 2003, y proporciona la oportunidad de juntar varias hebras explicatorias. Tengo alguna consideración por el objetivo de Unwin porque; como fue argumentado en el capítulo segundo, yo creo que la existencia de Dios como una hipótesis científica es; por lo menos en principio, investigable. También; el quijótico intento de Unwin de asignarle una cifra a su probabilidad, es muy agradablemente chistosa.
El subtítulo del libro; “A Simple Calculation that Proves the Ultimate Truth” (Un Simple Cálculo que Prueba la Verdad Definitiva), tiene todos los elementos de un tardío añadido por parte del publicista; porque tan presuntuosa confianza no se halla en el texto de Unwin. El libro es mejor visto como un manual de “Cómo hacer ”, una especie de Teorema de Bayes para Estúpidos, que usa la existencia de Dios como un caso de estudio semi-serio, semi-chistoso. Unwin pudo igualmente haber usado un asesinato hipotético como su caso de estudio para demostrar el teorema de Bayes.
El detective organiza la evidencia. Las huellas digitales en el revólver apuntan hacia la Sra. Peacock; y cuantifica esta sospecha cacheteándole a ella, una probabilidad numérica. Sin embargo, el Profesor Plumb tenía un motivo para implicarla a ella falsamente, y en consecuencia, reduce la sospecha sobre la Sra. Peacock en un correspondiente valor numérico. La evidencia forense sugiere un chance del setenta por ciento de que el revólver fuese precisamente disparado desde una larga distancia; lo que hace suponer que el culpable posee entrenamiento militar, cuantificando nuestras crecientes sospechas sobre el Coronel Mustard. El Reverendo Green tiene el motivo más plausible para el asesinato;[95] lo que incrementa nuestra evaluación numérica de esta probabilidad. Pero el largo cabello rubio en la chaqueta de la víctima sólo pertenece a la Señorita Scarlet...y así.
Una mezcla de probabilidades juzgadas más o menos subjetivamente se revuelve en la mente del detective, halándolo en diferentes direcciones. Se supone que el teorema de Bayes lo ayudará a él a llegar a una conclusión. Es un motor matemático para combinar muchas probabilidades estimadas y llegar a un veredicto final, que porta su propio estimado cuantitativo de la probabilidad. Pero; por supuesto; ese estimado final sólo puede ser tan bueno como las cifras originales que se usaron; y éstas son usualmente juzgadas subjetivamente. Con todas las dudas que fluyen; inevitablemente, el principio GIGO (garbage in, garbage out)—es aplicable aquí—y; en el caso del Dios de Unwin, aplicable es una palabra demasiado suave[96].
Unwin es un consultor de riesgo gerencial que porta una antorcha a favor de la inferencia bayesiana en contra de métodos estadísticos rivales. Él ilustra el teorema de Bayes; no tomando un caso de asesinato, sino el caso de prueba más grande de todos, la existencia de Dios. El plan, es comenzar con completa incertidumbre; en la cuál él decide asignar inicialmente a la existencia y a la no existencia de Dios un cincuenta por ciento de probabilidad a cada una. Después él hace una lista de seis hechos que pueden tener peso en el asunto; y le asigna a cada uno un peso numérico, luego introduce estos seis números en el motor del teorema de Bayes, y observa qué números salen. El problema es que (para repetir), los seis números no son cantidades medidas, sino simplemente los juicios personales de Stephen Unwin convertidos en números simplemente para poder hacer el ejercicio. Los seis hechos son:
1. Nosotros tenemos un sentido de la bondad.
2. Las personas hacen cosas malvadas (Hitler, Stalin, Saddam Husein).
3. La Naturaleza hace cosas malvadas (terremotos, tsunamis, huracanes).
4. Puede que existan pequeños milagros (perdí, y volví a encontrar mis llaves).
5. Puede que existan milagros grandes (Jesús puede haber resucitado).
6. Las personas tienen experiencias religiosas.
Por lo que vale (nada, en mi opinión), al final de una carrera ding-dong bayesiana, en la cual Dios surge adelante en las apuestas; después se queda atrás bien lejos; después araña su camino hasta la marca del cincuenta por ciento, desde la cual comenzó, él finaliza disfrutando; en la estimación de Unwin, de una probabilidad de existir del sesenta y siete por ciento. Unwin entonces decide que su veredicto bayesiano del sesenta y siete por ciento, no es lo suficientemente alto; así que da un bizarro paso, abombando esa probabilidad hasta un noventa y cinco por ciento, mediante una “inyección de fe” de emergencia.
Suena como un chiste, pero esa es en realidad la forma en que él procedió. Desearía poder decir cómo él justifica esto; pero en realidad no hay nada que decir. Yo me he encontrado con este tipo de absurdo en otros lugares; cuando he desafiado a científicos religiosos, pero inteligentes en toda otra forma, a que justifiquen sus creencias; dada su admisión de que no existe evidencia: “Admito que no existe evidencia. Existe una razón por la cual es llamada fe” (esta última oración expresada con una convicción casi truculenta, sin ninguna pizca de disculpa o sentido de indefensión).
Sorprendentemente, la lista de Unwin de seis afirmaciones, no incluye el argumento del diseño; tampoco ninguna de las cinco “pruebas” de Aquino; ni ninguno de los argumentos ontológicos. Él no tiene ningún rollo (sic. truck) con ellos: Ellos no contribuyen con ni siquiera un pequeño fillip[97] a su estimado numérico de la probabilidad de Dios. Él los discute; y como buen estadístico los descarta por estar vacíos. Pienso que debemos darle crédito por esto; aunque su razón para rechazar el argumento del diseño es diferente de la mía. Pero los argumentos que él sí deja pasar por su puerta bayesiana; me parecen a mí, igual de débiles. Esto es sólo para decir que el peso subjetivo que yo le asignaría a sus probabilidades son diferentes a los suyos; y; de todas formas: ¿a quién le importan los pesos subjetivos? Él piensa que el hecho de que nosotros tengamos un sentido de lo que es correcto y equivocado, cuenta fuertemente a favor de Dios; mientras que yo no veo que eso realmente deba moverlo a él en alguna dirección, desde su punto inicial de la probabilidad de su existencia.
Los capítulos seis y siete demostrarán que no puede construirse un buen caso a favor de que nuestra posesión de un sentido de lo que es correcto e incorrecto tenga alguna conexión clara con la existencia de una deidad sobrenatural Como en el caso de nuestra capacidad para apreciar un cuarteto de Beethoven; nuestro sentido de la bondad (aunque no necesariamente nuestra motivación para seguirlo) seguiría siendo como es, con un Dios y sin un Dios.
Por otra parte; Unwin piensa que la existencia de la maldad, especialmente las catástrofes naturales como terremotos y tsunamis, cuentan fuertemente en contra de la probabilidad de que Dios exista. Aquí; el juicio de Unwin es opuesto al mío pero sigue la línea de muchos incómodos teólogos.
La “Theodicy” [teodicea] (la vindicación de la divina providencia frente a la existencia de la maldad) mantiene a los teólogos despiertos durante la noche. El autoritativo [libro] Oxford Companion to Phylosophy (Acompañante de la Filosofía de Oxford) habla del problema de la maldad como “la más poderosa objeción al teísmo tradicional”. Pero este es un argumento sólo en contra de la existencia de un Dios bueno. La bondad no es parte de la definición de la Hipótesis de Dios; meramente un deseable añadido.
Admitidamente; las personas poseedoras de una inclinación teológica son a menudo incapaces de distinguir lo que es cierto de lo que ellos desearían que fuese cierto. Pero; para un creyente más sofisticado en algún tipo de inteligencia sobrenatural, es infantilmente fácil sobreponerse al problema de la maldad. Simplemente postule a un dios malvado—como el que brota de cada página del Viejo Testamento. O; si a usted no le gusta eso, invente un separado dios malvado, llámelo Satanás, y échele la culpa de la maldad en el mundo, a su batalla cósmica en contra del dios bueno. O—una solución más sofisticada—postule a un dios con cosas más grandiosas que hacer que preocuparse por la angustia humana. O un dios que no sea indiferente al sufrimiento pero lo considera como el precio a pagar por el libre albedrío en un cosmos ordenado y respetuoso de las leyes. Los teólogos pueden ser hallados comprando todas estas racionalizaciones.
Por estas razones, si nosotros estuviésemos haciendo el ejercicio bayesiano de Unwin, ni el problema de la maldad, ni las consideraciones morales en general, me apartarían lejos, hacia una vía u otra, de la hipótesis nula (el cincuenta por ciento de Unwin). Pero yo no quiero argumentar el punto porque; en cualquier caso, no puedo excitarme por las opiniones personales, ya sea la de Unwin o la mía.
Existe un argumento mucho más poderoso; que no depende del juicio subjetivo, y es el argumento de la improbabilidad. Éste realmente nos transporta dramáticamente lejos del cincuenta por ciento de agnosticismo; lejos hacia el extremo del teísmo conforme al punto de vista de muchos teístas; y lejos del extremo del ateísmo, en mi punto de vista. Ya he aludido a éste varias veces. Todo el argumento gira sobre una pregunta familiar: ¿Quién hizo a Dios?, que la mayoría de la gente pensante descubre por si misma. Un Dios diseñador no puede ser usado para explicar la complejidad organizada; porque cualquier Dios capaz de diseñar cualquier cosa tendría que ser lo suficientemente complejo para exigir el mismo tipo de explicación para su propia existencia. Dios representa una regresión infinita de la cual él no nos puede ayudar a escapar. Este argumento; como demostraré en el próximo capítulo, demuestra que Dios; aunque no puede ser des-probado técnicamente; es, de hecho, muy muy improbable.
4.- PORQUÉ CASI CIERTAMENTE NO EXISTE DIOS
Los sacerdotes de las diferentes sectas religiosas...temen al avance de la ciencia como lo hacen las brujas al acercamiento de la luz del día; y miran con rabia el fatal presagio que anuncia la subdivisión de los engaños en los cuales viven.
—THOMAS JEFFERSON
EL BOEING 747 DEFINITIVO
El argumento sobre la improbabilidad es uno grande. En el tradicional disfraz del argumento del diseño; es fácilmente hoy, el argumento más popular ofrecido a favor de la existencia de Dios; y está siendo visto por una asombrosa gran cantidad de teístas, como completa y definitivamente convincente. De hecho, es un argumento muy fuerte y, sospecho que irrespondible—pero en exactamente la dirección opuesta a la intención de los teístas. El argumento sobre la improbabilidad; desplegado apropiadamente, llega cerca de probar que Dios no existe. Mi nombre para la demostración estadística de que Dios; casi ciertamente no existe, es el Gambito Boeing 747 Definitivo.
El nombre proviene de la divertida imagen de Fred Hoyle del Boeing 747 y la chivera. No estoy seguro si Hoyle lo escribió alguna vez él mismo, pero fue atribuido a él por su cercana colega Chandra Wickramasinghe, y es presumiblemente auténtico.[98] Hoyle dijo que la probabilidad de que la vida se originó en la Tierra no es mayor que el chance de que un huracán barriendo totalmente una chivera tenga la suerte de ensamblar un Boeing 747.
Boeing 747 Chivera
Otros han tomado prestada la metáfora para referirse a las últimas evoluciones de cuerpos vivos complejos, donde ésta tiene una plausibilidad espuria. Los chances en contra de ensamblar a un caballo, escarabajo o avestruz, completamente funcional, barajando al azar sus partes, están allá arriba en el territorio del 747.
Éste; en una pastilla, es el argumento favorito de los creacionistas—un argumento que podría ser hecho sólo por alguien que no entiende la más mínima cosa sobre la selección natural: alguien que piensa que la selección natural es una teoría del azar; mientras que—en el sentido relevante del azar—la selección natural es lo opuesto.
La apropiación indebida por parte de los creacionistas del argumento de la improbabilidad, siempre asume la misma forma general; y no haría ninguna diferencia si los creacionistas escogen; enmascararlo con el elegante vestido; políticamente conveniente, del diseño inteligente (DI), Algunos fenómenos observados—a menudo una criatura viviente; o uno de sus órganos más complejos, pero podría ser cualquier cosa, desde una molécula hasta el mismo universo—es correctamente alabado como estadísticamente improbable. Algunas veces; el lenguaje de la teoría de la información es usado: el darwinista es desafiado a explicar la fuente de toda la información existente en la materia viviente, en el sentido técnico del contenido de información como medida de la improbabilidad o “valor sorpresa”. O el argumento podría invocar el sobre-usado eslogan de los economistas: “there’s no such a thing as a free lunch”—(no existe tal cosa como un almuerzo gratis), y el darwinismo es acusado de tratar de obtener algo a cambio de nada. De hecho, como demostraré en este capítulo, la selección natural darwiniana es la única solución conocida a la adivinanza irrespondible de otra forma de donde proviene la información. Resulta ser que es la Hipótesis de Dios la que trata de obtener algo a cambio de nada. Dios trata también de obtener su almuerzo gratis. Por más estadísticamente improbable que sea una entidad que usted trate de explicar invocando a un diseñador, el mismo diseñador tiene que ser por lo menos tan estadísticamente improbable como la entidad. Dios es el Boeing 747 definitivo.
El argumento de la improbabilidad establece que las cosas complejas no pudieron llegar a existir por azar. Pero muchas personas definen “por azar” como sinónimo de: “en ausencia de un diseño deliberado”. Para no sorpresa; en consecuencia, ellas piensan que la improbabilidad es la evidencia del diseño. La selección natural darwiniana demuestra cuán equivocado es decir eso con respecto a la improbabilidad biológica. Y aunque el darwinismo pueda que no sea directamente relevante para el mundo inanimado—la cosmología; por ejemplo—contribuye a hacernos conscientes en áreas fuera de su territorio original de la biología.
Un profundo entendimiento del darwinismo nos enseña a nosotros a ser cuidadosos de la fácil asunción de que el diseño es la única alternativa al azar; y nos enseña a buscar rampas graduales de lentamente creciente complejidad. Antes de Darwin, filósofos como Hume, entendían que la improbabilidad de la vida no significaba que ésta tenía que haber sido diseñada, pero no podían imaginar la alternativa. Después de Darwin, todos nosotros deberíamos sentir; profundamente hasta los huesos, sospechas sobre la mismísima idea del diseño. La ilusión del diseño es una trampa en la que ya hemos caído antes, y Darwin debería habernos inmunizado a nosotros al elevar nuestra capacidad de ser conscientes. Eso sería así, si él hubiese tenido éxito con todos nosotros.
LA SELECCIÓN NATURAL
COMO LEVANTADORA DE NUESTRA CONCIENCIA
En una nave espacial de la ciencia-ficción, los astronautas estaban nostálgicos: “!Sólo por pensar que era primavera en la Tierra!” Puede que usted no vea inmediatamente lo que está equivocado en esto, tan profundamente engranado en el inconsciente chauvinismo del hemisferio norte en aquellos de nosotros que vivimos allí, y hasta en algunos que no viven allí. “Inconsciente” es exactamente correcto. Aquí es cuando entra el levantamiento de la conciencia. Es por una razón más profunda que por simple divertimiento que usted puede comprar mapas en Australia y Nueva Zelanda con el Polo Sur en la parte de arriba. ¿Cuán espléndidos levantadores de la conciencia serían esos mapas, colgados en las paredes de los salones de clase del hemisferio norte. Día tras día, los niños serían recordados que “norte” es una polaridad arbitraria que no tiene el monopolio de “arriba”. El mapa los intrigaría así como levantaría sus conciencias. Ellos irían a sus casas y se lo contarían a sus padres—y, de paso, darle a los niños algo con lo cual sorprender a sus padres, es uno de los regalos más grandes que un Profesor puede conceder.
Fueron las feministas quienes levantaron mi conciencia sobre el poder de levantar conciencias. “herstory” (historia de ella) es obviamente ridículo; si no fuese porque el “his” (de él) en “history” (historia) no tiene ninguna conexión etimológica con el pronombre masculino (his = de él). Es etimológicamente tonto como el despido de su empleo en 1999 de un funcionario de Washington cuyo uso de la palabra “niggardly” (pichirremente) se consideró como racialmente ofensivo[99].
Pero hasta ejemplos sin sentido como “niggardly” ó “herstory” tuvieron éxito en levantar conciencias. Una vez que hemos suavizado nuestras irritaciones sicológicas debido a las ofensas y dejado de reír, herstory nos muestra a la historia desde un punto de vista diferente. Los pronombres de género están notoriamente en la línea del frente de tales levantadores de conciencia. Él o Ella deben preguntarse a sí mismos si su sentido de estilo podría alguna vez permitirle escribir siempre tanto la forma masculina como la femenina de todas aquellas palabras que las tengan—[en la forma como los chavistas han impuesto en Venezuela el uso de jueces y juezas, magistrados y magistradas, etc.]—Pero si nosotros podemos sobreponernos a la estúpida infelicidad del idioma; éste levanta nuestra conciencia hacia las sensibilidades de la mitad de la raza humana. Man (hombre), mankind (humanidad), the Rights of Man (los Derechos del Hombre); all men are created equal (todos los hombres son creados iguales); one man one vote (un hombre un voto)—El inglés; demasiado a menudo, parece excluir a las mujeres.[100]
Cuando era joven; nunca se me ocurrió que las mujeres pudiesen sentirse disminuidas por una frase como: “the future of man” (“el futuro del hombre”). Durante las décadas intervinientes, todos nosotros tuvimos nuestras conciencias levantadas. Aún así, aquellos que todavía usan “hombre” en vez de “humano”, hacen eso con una disculpa auto-conciente—o truculencia, para asumir una posición a favor del idioma tradicional; y hasta deliberadamente, para irritar a las feministas.
A todos los participantes en el Zeitgeist se les levantó la conciencia; aún a aquellos que escogieron responder negativamente enterrando sus talones y redoblando las ofensas[101].
El feminismo nos demuestra a nosotros el poder de levantar conciencia, y yo quiero tomar prestada la técnica a favor de la selección natural. La selección natural no sólo explica la totalidad de la vida; también eleva nuestra conciencia sobre el poder de la ciencia para explicar como la complejidad organizada puede emerger de simples comienzos sin ninguna guía deliberada. Un entendimiento completo de la selección natural nos exhorta a movernos audazmente hacia otros campos. Ésta despierta nuestras sospechas; en aquellos campos, del tipo de las falsas alternativas que una vez—en los días pre-darwinianos—desnaturalizaron a la biología. ¿Quién, antes de Darwin, pudo haber imaginado que algo tan aparentemente diseñado como el ala de una libélula o el ojo de un águila era realmente el producto final de una larga secuencia de causas no aleatorias sino puramente naturales?.
El conmovedor y chistoso relato de Douglas Adams sobre su propia conversión al ateísmo radical—él insistió en “radical” en caso de que alguien pudiese confundirlo a él con un agnóstico—es testimonio del poder del darwinismo como levantador de conciencia. Yo espero que se me perdone la auto-indulgencia que se hará evidente en la siguiente cita. Mi excusa es que la conversión de Douglas de mis anteriores libros—que no tenían el objetivo de convertir a nadie—me inspiró a dedicar este libro—¡Que sí lo tiene!—a su memoria . En una entrevista reimpresa póstumamente en The Salmon of Doubt (El Salmón de la Duda), un periodista le preguntó cómo se había convertido en un ateo. Él comenzó su respuesta explicando cómo se hizo agnóstico, y entonces procedió:
Y yo pensé, pensé y pensé. Pero no tenía lo suficiente para continuar; así que no llegué realmente a ninguna resolución. Yo dudaba extremadamente de la idea de dios, pero simplemente no sabía lo suficiente sobre cualquier cosa que poseyese un buen modelo funcional de cualquier explicación para; bien, la vida, el universo, y para poner todo en su lugar. Pero me mantuve buscando; y me mantuve leyendo y pensando. En algún momento al comienzo de mis treinta años de edad, tropecé con la biología evolucionaria; particularmente en la forma de los libros de Richard Dawkins El Gen Egoísta y después El Relojero Ciego, y repentinamente (en; pienso, mi segunda lectura del El Gen Egoísta), todo encajó en su lugar. Era un concepto de tan asombrosa simplicidad; pero que daba lugar, naturalmente, a toda la infinita y desconcertante complejidad de la vida. El asombro que esto inspiró en mí, hizo que el asombro del que las personas hablan con respecto a las experiencias religiosas; parezca, francamente, tonto a su lado. Yo colocaría el asombro de entender por encima del asombro de la ignorancia en cualquier momento.[102]
El concepto de asombrosa simplicidad sobre el cual él estaba hablando no tenía; por supuesto, nada que ver conmigo. Era la historia de Darwin sobre la evolución mediante la selección natural—el levantador de conciencia definitivo. Douglas; te extraño. Tú eres el más listo, divertido, de mente abierta, astuto, más alto, y posiblemente el único de mis conversos. Espero que este libro te hubiera hecho reír—aunque no tanto como tú me hacías reír a mí.
Ese filósofo científicamente educado Daniel Dennett, señaló que la evolución contradice una de las más viejas ideas que tenemos nosotros: “la idea de que se necesita una gran cosa elegante e inteligente para producir una cosa menor. Yo llamo a eso la teoría trickle-down[103] de la creación. Usted nunca verá a una lanza fabricando a un fabricante de lanzas. Usted nunca verá a una herradura fabricando a un herrero. Usted nunca verá a un pieza de cerámica fabricando a un ceramista”.[104]
El descubrimiento de Darwin de un proceso funcional que hace esas precisas cosas contra-intuitivas, es lo que hace a su contribución al pensamiento humano tan evolucionaria y tan cargada con el poder de levantar conciencia.
Es sorprendente cuán necesario es tal levantamiento de conciencia; aún en las mentes de excelentes científicos en campos diferentes a la biología. Fred Hoyle fue un científico y cosmólogo brillante; pero su malentendido del Boeing 747; y otros errores en biología, como su intento de descartar al fósil Archaeopteryx, como un fraude, sugiere que él necesitaba tener su conciencia levantada por una buena exposición al mundo de la selección natural.
Archaeopteryx: el ave más antigua conocida
Vivió a finales del Período Jurásico [hace 145-200 millones de años]
A un nivel intelectual; supongo que él entendía a la selección natural. Pero quizás uno necesita profundizar; sumergirse; nadar, en la selección natural antes de realmente apreciar su poder. Otras ciencias levantan nuestra conciencia en formas diferentes. La ciencia de la astronomía del propio Fred Hoyle nos coloca en nuestro lugar; tanto metafórica como literalmente, bajando en la escala a nuestra vanidad hasta que encajemos el minúsculo escenario en el cual representamos nuestras vidas—una pizca de desecho de la explosión cósmica. La geología nos recuerda nuestra breve existencia tanto como individuos, y como especie. Ésta levantó la conciencia de John Ruskin y provocó su memorable grito del corazón de 1851: “!Si sólo los geólogos me dejaran tranquilo, estaría muy bien, pero esos aterrorizantes martillos! Escucho su golpetear al final de cada cadencia de los versos de la Biblia”. La evolución hace lo mismo para nuestro sentido del tiempo—para no sorpresa; debido a que ella trabaja en la escala de tiempo geológico. Pero la evolución darwiniana; específicamente, la selección natural, hace algo más; y nos enseña a sospechar de cualquier tipo de hipótesis de diseño en física como también en cosmología. Yo pienso que el físico Leonard Susskind tenía esto en mente cuando escribió: “No soy un historiador, pero aventuraré mi opinión: ‘la cosmología moderna comenzó realmente con Darwin y Wallace. A diferencia de cualquiera entes que ellos, nos proporcionaron explicaciones sobre nuestra existencia que rechazan completamente a los agentes sobrenaturales...Darwin y Wallace sentaron un estándar no sólo para las ciencias de la vida, sino también para la cosmología”.[105] Otros científicos físicos que están lejos hacia arriba sin necesitar ningún levantamiento de conciencia, son Victor Stenger, cuyo libro ¿Ha Encontrado la Ciencia a Dios? (la respuesta es no), les recomiendo fuertemente; y Peter Atkins, cuya La Creación Revisada, es mi trabajo favorito de poesía científica en prosa.
Yo soy continuamente asombrado por aquellos teístas; quienes lejos de tener sus conciencias levantadas en la forma que he propuesto, parecen regocijarse en la selección natural como la forma en que “Dios logró su creación”. Ellos notan que la evolución mediante la selección natural sería una forma muy fácil y prístina para lograr un mundo lleno de vida. “!Dios no necesitaría hacer nada en lo absoluto!”. Peter Atkins; en el libro recién mencionado, lleva esta línea de pensamiento hasta sensibles conclusiones sin dios, cuando postula a un hipotéticamente perezoso Dios que trata de salirse con la suya haciendo lo menos posible para lograr que el universo contenga vida. El Dios perezoso de Atkins es aún más perezoso que el Dios teísta de la Era de la Ilustración del siglo dieciocho: deus otiosus—literalmente Dios a sus anchas; sin ocupación, desempleado, inútil. Paso a paso, Atkins tiene éxito en reducir la cantidad de trabajo que el perezoso Dios tiene que hacer, hasta que finalmente, termina no haciendo nada en lo absoluto incluyendo no ocuparse de existir. Mi memoria escucha vívidamente la casi imperceptible y nasal queja de Woody Allen: “Si resulta que Dios existe, no creo que él sea malvado. Pero lo peor que uno puede decir acerca de él, es que, básicamente él es un incompetente (sic. Under-achiever).
COMPLEJIDAD IRREDUCTIBLE
Es imposible exagerar la magnitud del problema que Darwin y Wallace resolvieron.
Alfred Russel Wallace, (1823-1913) Receptor de la Orden del Mérito británica; Fellow de la Royal Society de Gran Bretaña, Nació en Gales, Inglaterra, y fue un naturalista, explorador, geógrafo, antropólogo y biólogo. Él, independientemente, propuso una teoría de selección natural, lo que obligó a Darwin a publicar su más desarrollada e investigada teoría de selección natural, antes de lo que él planeaba. A Wallace algunas veces se le llama “padre de la biogeografía”. Fuente: Wikipedia
http://en.wikipedia.org/wiki/Alfred_Russel_Wallace .
Yo podría mencionar a la anatomía; la estructura celular, la bioquímica, y al comportamiento de literalmente cualquier organismo vivo; por ejemplo. Pero las más asombrosas hazañas de aparente diseño son aquellas escogidas—por obvias razones—por los autores creacionistas; y es con gentil ironía que derivo la mía de un libro creacionista: Vida--¿Cómo llegó Aquí?, con ningún autor mencionado, pero publicado por la Watchtower Bible and Tract Society, en dieciséis idiomas y once millones de copias; es obviamente una firma favorita, porque no menos de seis de esas once millones de copias me han sido enviadas como regalos no solicitados por parte de personas de buenos deseos de alrededor del mundo.
Escogiendo una página al azar de esta anónima y abundantemente distribuida obra, encontramos a la esponja llamada “canasta de flores de Venus” (Euplectella)
Esqueleto de la esponja Euplectella.
Izquierda: uno de sus brazos; centro toda la esponja; derecha una de las espículas
de su esqueleto
Acompañada por una cita de Sir David Attenborough, nada menos: “Cuando usted observa al complejo esqueleto de la esponja, como este compuesto de espículas de sílice, que es conocido como la canasta de flores de Venus, la imaginación es confundida. ¿Cómo pudieron células independientes cuasi-microscópicas, colaborar para segregar un millón de vidriosas agujas y construir tan intrincada y bella estructura? No lo sabemos” Los autores de la Watchtower no pierden tiempo en añadir su golpe: “Pero sí sabemos una cosa: El azar no es el diseñador probable”. De hecho, nó. El azar no es el probable diseñador. Esa es una cosa en la que podemos estar de acuerdo todos. La improbabilidad estadística de un fenómeno como el esqueleto de Eupectella, es el problema central que cualquier teoría de la vida debe resolver. Mientras mayor sea la improbabilidad estadística, lo menos plausible de que el azar sea la solución: eso es lo que improbable significa.
Pero las soluciones candidateadas para el rompecabezas de la improbabilidad; como es falsamente supuesto, no son diseño y azar; sino diseño y selección natural. El azar no es una solución; dados los altos niveles de improbabilidad que observamos en los organismos vivientes, y ningún biólogo cuerdo jamás sugirió que fuese así. El diseño no es tampoco una solución real, como veremos más adelante; pero por el momento quiero continuar demostrando que el problema que cualquier teoría de la vida está obligado a resolver: es el problema de cómo escapar del azar.
Pasando la página de Watchtower, encontramos a la maravillosa planta conocida como Pipa de Holandés (Aristolochia trilobata); todas de cuyas partes parecen elegantemente diseñadas para atrapar insectos; cubrirlos con polen y enviarlos en su vía hacia otra Pipa de Holandés.
Pipa de Holandés
La intrincada elegancia de la flor, mueve a Watchtower a preguntar: ¿Sucedió todo esto al azar? ¿U ocurrió mediante un diseño inteligente?. De nuevo, ningún por supuesto—no sucedió al azar. De nuevo, el diseño inteligente no es la alternativa apropiada al azar. La selección natural no sólo es una parsimoniosa, plausible y elegante solución. Es la única alternativa funcional al azar que haya sido sugerida alguna vez.
El diseño inteligente sufre de exactamente la misma objeción que el azar. Simplemente no es una solución plausible al rompecabezas de la improbabilidad estadística. Y mientras mayor sea la improbabilidad, más implausible se convierte el diseño inteligente. Visto claramente, el diseño inteligente resultaría en un redoblamiento del problema. De nuevo, esto es, porque el mismo diseñador (o diseñadora) hace surgir inmediatamente el mayor problema de su propio origen [¿quién diseñó al diseñador?].
Cualquier entidad capaz de diseñar inteligentemente algo tan improbable como la Pipa de Holandés (o un universo) tendría que ser aún más improbable que una Pipa de Holandés. Lejos de terminar la viciosa regresión, Dios la agrava con venganza.
Pase otra página de Watchtower para que lea un elocuente relato de la gigante redwood (madera roja: Sequoiadendron giganteum), un árbol por el cual siento un especial afecto, porque tengo uno en mi jardín—meramente un bebé, de escasamente un poco más de un siglo de edad, pero todavía, el árbol más alto del vecindario. “Un pequeño hombre parado al pie de una sequoia, sólo puede mirar en silencio, asombrado, ante su masiva grandeza”. ¿Tiene sentido creer que la forma de este majestuoso gigante y las minúsculas semillas que porta no fueron diseñados? Aún así; de nuevo, si usted piensa que la única alternativa al diseño, es el azar, entonces; nó, no tiene sentido. Pero; de nuevo, los autores omiten toda mención de la alternativa real: la selección natural; ya sea porque ellos genuinamente no la entienden, o simplemente porque no quieren.
Árboles de Sequoia
El proceso mediante el cual las plantas; ya sean minúsculas o masivas wellingtonias[106],
Adquieren la energía para construirse a sí mismas, es la fotosíntesis. De nuevo Watchtower: “Existen cerca de setenta reacciones químicas separadas involucradas en la fotosíntesis. Un biólogo dijo: ‘Es un evento verdaderamente milagroso’ Las plantas verdes han sido llamadas las ‘fábricas’ de la naturaleza—bellas, silenciosas, no-contaminantes, productoras de oxígeno, recicladoras del agua, y alimentadoras del mundo. ¿Ocurrieron ellas por azar? ¿Es eso realmente creíble?” No. No es creíble. Pero la repetición; ejemplo tras ejemplo, no nos lleva a ninguna parte. La “lógica” creacionista siempre es la misma. Algunos fenómenos naturales, son tan estadísticamente improbables; demasiado complejos; demasiado bellos; demasiado inspiradores de asombro para llegar a haber existido por azar. El diseño es la única alternativa al azar que los autores pueden imaginar. En consecuencia; un diseñador debe haberlos hecho. Y la respuesta de la ciencia a esta defectuosa lógica también siempre ha sido la misma:
El diseño no es la única alternativa al azar. La selección natural es una mejor alternativa. De hecho, el diseño no es una alternativa real en lo absoluto, porque hace surgir un problema aún más grande del que intenta resolver: ¿Quién diseñó al diseñador?.
Tanto el azar, como el diseño, fracasan como solución al problema de la improbabilidad estadística, porque uno de ellos es el problema; y el otro nos regresa hasta él.
La selección natural es la solución real. Es la única solución funcional que alguna vez haya sido sugerida. Y no sólo es una solución funcional, es una solución de impactante elegancia y poder.
¿Qué es lo que hace que la selección natural tenga éxito como solución al problema de la improbabilidad; mientras que el azar y el diseño fracasan ambos en la puerta de entrada? La respuesta es que la selección natural es un proceso acumulativo, que rompe el problema de la improbabilidad hasta convertirlo en pequeños pedacitos. Cada uno de los pequeños pedacitos es ligeramente improbable; pero no prohibitivamente. Cuando grandes cantidades de estos eventos ligeramente improbables son amontonados en series, el producto final de la acumulación es de hecho, muy muy improbable; lo suficientemente improbable para estar lejos de alcanzar una oportunidad. Son estos productos finales los que conforman los sujetos del reciclado y tedioso argumento de los creacionistas. Los creacionistas no captan el punto en lo absoluto; porque ellos insisten en tratar al génesis de la improbabilidad estadística como a un solo evento que ocurre una sola vez. Ellos no entienden el poder de la acumulación.
En Escalando la Montaña Improbable, expresé el punto en una parábola. Un lado de la montaña es un precipicio inclinado, imposible de escalar; pero en el otro lado es una suave pendiente hasta la cumbre. En la cúspide se sienta un complejo artefacto como un ojo o un motor flagelar de bacteria. La absurda noción de que tal complejidad podía espontáneamente auto-ensamblarse, es simbolizada saltando desde el pie del precipicio hasta el tope de la montaña de un solo golpe. La evolución; en contraste, rodea la parte trasera de la montaña y se arrastra hacia arriba por la suave pendiente hasta la cúspide: ¡fácil!.
El principio de escalar la suave pendiente en oposición a saltar el precipicio; es tan simple que uno es tentado a maravillarse porque tomó tanto tiempo para que arribara Darwin en la escena y lo descubriese. Para el tiempo en que él lo hizo; habían transcurrido casi tres siglos desde el annus mirabilis de Newton, aunque sus logros parecen; enfrentados a ellos, más difíciles que los de Darwin.
Otra metáfora favorita para la improbabilidad extrema es la cerradura de combinación de una bóveda bancaria. Teóricamente; un ladrón de bancos podría tener suerte y encontrar la correcta combinación de números por puro azar.
En la práctica; la cerradura de combinación del banco está diseñada con suficiente improbabilidad para hacer que esto equivalga a un imposible—casi tan improbable como el 747 de Fred Hoyle. Pero imagine una cerradura de combinación malamente diseñada que de pequeñas pistas progresivamente—el equivalente de “caliente, caliente” de los niños que juegan “Encuentra la Pantufla”.
Suponga que cada vez que uno de los botones se acerca a su correcta posición; la bóveda abre otra ranura, y un chorro de monedas sale en cascada. El ladrón llegaría hasta la combinación correcta y abriría la bóveda en muy poco tiempo.
Los creacionistas que intentan desplegar el argumento de la improbabilidad a su favor siempre asumen que la adaptación biológica en un asunto del premio mayor o nada. Otro nombre para la falacia del “premio mayor o nada” es “complejidad irreductible” (CI). O el ojo ve; o no ve. O el ala vuela; o no vuela. Asumen que no existen intermediarios útiles. Pero esto está simplemente equivocado. Tales intermediarios abundan en la práctica—que es exactamente lo que esperaríamos en teoría. La cerradura de combinación de la vida es un artefacto de encuentra a la pantufla: “caliente, frío, caliente”. La vida real busca la suave pendiente de la parte trasera de la Montaña Improbable; mientras los creacionistas están ciegos ante todo excepto el descorazonante precipicio del frente.
Darwin dedicó un capítulo completo del Origen de las Especies a las “Dificultades sobre la teoría de la descendencia con modificación”; y es justo decir que este breve capítulo anticipó y dispuso cada una de las supuestas dificultades que han sido propuestas desde entonces; hasta el día de hoy. Las dificultades más formidables son los “órganos de extrema perfección y complicación” de Darwin; algunas veces erróneamente descritos como “irreductiblemente complejos”. Darwin particularizó al ojo como presentando un particular y desafiante problema: “Suponer que el ojo; con todas sus inimitables planificaciones para ajustar el foco a diferentes distancias; para admitir diferentes cantidades de luz; y para la corrección de las aberraciones cromáticas y esféricas, pudo haberse formado mediante la selección natural; parece, lo confieso libremente, absurdo en el más alto grado”. Los creacionistas se deleitan en citar esta frase una y otra vez. No es necesario decir; que ellos no citan lo que sigue. La exagerada confesión libre de Darwin; resultó ser un artefacto retórico. Él estaba atrayendo a sus oponentes hacia él para que cuando su puñetazo llegase, golpease lo más fuerte posible. El puñetazo; por supuesto, fue la explicación sin esfuerzo de Darwin sobre exactamente como evolucionó el ojo gradualmente. Puede que Darwin no haya usado la frase: “complejidad irreductible”: o “la suave pendiente hacia arriba de la Montaña Improbable”, pero él, claramente, entendía el principio de ambas.
“¿Para qué sirve la mitad de un ojo?” y “¿Para qué sirve la mitad de un ala?” son ambas; instancias del argumento de la “complejidad irreductible”. Se dice que una unidad funcional es irreductiblemente compleja si la remoción de una de sus partes provoca que su totalidad deje de funcionar. Esto ha sido asumido como evidente en sí mismo para ambos; los ojos y las alas. Pero tan pronto como le dedicamos a estas asunciones un momento de pensamiento, vemos inmediatamente la falacia.
Un paciente de cataratas con el lente de su ojo removido quirúrgicamente, no puede ver imágenes claras sin usar lentes; pero puede ver lo suficiente para no chocar con un árbol o caer por un precipicio. La mitad de un ala; de hecho, no es tan buena como un ala completa; pero ciertamente es mejor que ningún ala en lo absoluto. La mitad de un ala puede salvar su vida suavizando su caída desde un árbol de cierta altura. Y el 51 por ciento de un ala puede salvarlo a usted si cae desde un árbol ligeramente más alto. Cualquiera sea la fracción de ala que usted tenga; existe una caída para la cual ella le salvará su vida; y donde un ala más pequeña no lo lograría. El experimento mental con árboles de diferentes alturas desde los cuales uno podría caer; es sólo una forma de ver, en teoría, que obligatoriamente debe existir un suave gradiente de ventaja a todo lo largo, desde un uno por ciento de ala, hasta un cien por ciento de ala.
Los bosques están repletos de animales que planean o se lanzan en paracaídas; ilustrando en la práctica, cada paso del camino de subida de esa particular pendiente de la Montaña Improbable.
Lagartija planeadora y ardilla planeadora
Por analogía con los árboles de diferente altura, es fácil imaginar situaciones en las cuales la mitad de un ojo salvaría la vida de un animal, y donde el 49 por ciento de un ojo nó. Suaves gradientes son proporcionados por variaciones en las condiciones de luz; variaciones en la distancia desde la cual usted puede ver a su presa—o a sus predadores. Y; al igual que con las alas, y las superficies de vuelo, plausibles intermediarios son no sólo fácil de imaginar: ellos abundan por todo el reino animal. Un gusano plano tiene un ojo; que conforme a cualquier medida de sensibilidad, es menos de la mitad de un ojo humano. El Nautilus ( y quizás sus extintos primos amonitas, que dominaron los mares paleozoicos y mesozoicos), posee un ojo que es intermediario en calidad entre el gusano plano y el ser humano.
Gusano plano (izquierda) y Nautilus (derecha)
El ojo “cámara hueco de alfiler” del Nautilus, puede hacer una imagen real; pero es una imagen borrosa y obscura comparada con la que vemos los humanos. Sería una precisión espuria colocarle cifras al mejoramiento, pero nadie puede negar cuerdamente que estos ojos de invertebrados; y muchos otros, son mejores que ningún ojo en lo absoluto, y todos ellos yacen en una continua y suave pendiente hacia la cúspide de la Montaña Improbable, que tiene a nuestros ojos en uno de sus picos—no en el pico más alto, pero en uno bien alto.
En Escalando la Montaña Improbable, dediqué todo un capítulo a cada uno: al ojo y al ala, demostrando cuán fácil fue para ellos evolucionar a través de suaves grados lentamente (o hasta; quizás, no tan lentamente), y dejaré el asunto hasta aquí.
Así que, hemos visto que los ojos y las alas, no son irreductiblemente complejos; pero lo que es más interesante que estos particulares ejemplos, es la lección general que debemos derivar. El hecho de que tanta gente haya estado tan mortalmente equivocada sobre estos obvios casos, debería servir de advertencia para alertarnos sobre otros ejemplos que no son tan obvios; como los casos celulares y bioquímicos, que están ahora siendo propagandeados por aquellos creacionistas que se cobijan bajo el eufemismo políticamente conveniente de “teoristas del diseño inteligente”.
Aquí tenemos un relato de precaución; y nos está diciendo esto: no declare simplemente que las cosas son irreductiblemente complejas; las probabilidades son de que usted no ha mirado cuidadosamente a los detalles, o pensado cuidadosamente sobre ellos. Por otra parte, nosotros del lado de la ciencia estamos obligados a no estar dogmáticamente confiados. Quizás existe algo allá afuera en la naturaleza que realmente sí hace imposible, por su genuinamente irreductible complejidad, la suave pendiente de la Montaña Improbable.
Los creacionistas tienen razón en que; si una genuina irreductible complejidad puede ser demostrada apropiadamente; estrellaría a la teoría de Darwin. El mismo Darwin dijo lo mismo: “Si pudiese ser demostrado que cualquier órgano complejo existió; el cual no pudo posiblemente haber sido formado por numerosas, sucesivas, y ligeras modificaciones, mi teoría se rompería absolutamente. Pero yo no puedo encontrar tal caso”. Darwin no pudo encontrar tal caso; ni tampoco ha podido nadie desde los tiempos de Darwin, a pesar de los agotadores; y de hecho desesperados, esfuerzos. Muchos candidatos han soportado el análisis.
En cualquier caso, aunque una genuina complejidad irreductible estrellaría a la teoría de Darwin, si alguna vez es encontrada, ¿Quién diría que no estrellaría también a la “teoría” del diseño inteligente?, si es que alguna vez es encontrada. De hecho; ya ha estrellado a la “teoría” del diseño inteligente; porque, como me mantengo diciendo y diré de nuevo, por muy poco que nosotros sepamos acerca de Dios, la única cosa sobre la que nosotros podemos estar seguros, es que él ¡tendría que ser muy muy complejo y también presumiblemente irreductible!
LA ADORACIÓN DE LOS VACÍOS
Buscar ejemplos particulares de complejidad irreductible es fundamentalmente una forma no-científica de proceder: es un caso especial de argumentar la ignorancia actual. Esto apela a la misma lógica defectuosa de la estrategia del “Dios de los Vacíos” condenada por el teólogo Dietrich Bonhoeffer. Los creacionistas buscan ansiosamente un vacío en el conocimiento o entendimiento actual. Si un aparente vacío es encontrado, se asume, que Dios; por defecto, está obligado a llenarlo. Lo que le preocupa a sesudos teólogos como Bonhoeffer, es que los vacíos se encogen a medida que la ciencia avanza, y Dios es amenazado con eventualmente teniendo nada que hacer y ninguna parte donde esconderse.
Lo que le preocupa a los científicos es otra cosa. Una parte esencial de la empresa científica; es admitir la ignorancia, y hasta anunciar la ignorancia como un reto para futuras conquistas. Como ha escrito mi amigo; Matt Ridley. “La mayoría de los científicos están aburridos por lo que ellos ya han descubierto. Es la ignorancia la que los mueve hacia delante” Los místicos anuncian los misterios y quieren que permanezcan como misterios. Los científicos anuncian los misterios por diferentes razones: les da a ellos algo que hacer. Más generalmente, como repetiré en el capítulo octavo, uno de los realmente malos efectos de la religión es que ella nos enseña a nosotros que es una virtud sentirse satisfecho con no entender.
Las admisiones de ignorancia y las mistificaciones temporales, son vitales para la buena ciencia. Es en consecuencia desafortunado; para decir lo menos, que la principal estrategia de los propagandistas de la creación; sea una negativa: buscar vacíos en el conocimiento científico y afirmar que el “diseño inteligente” los llena por defecto. Lo siguiente es hipotético pero totalmente típico. Un creacionista hablando: “La coyuntura del codo del menos moteado de los sapos armiños es irreductiblemente compleja. Ninguna parte de ella serviría para nada en lo absoluto antes de que la totalidad esté ensamblada. Les apuesto a que no pueden pensar en una forma en la cual el codo del sapo armiño pudo haber evolucionado lenta y gradualmente” Si el científico falla en dar una respuesta inmediata y minuciosa, el creacionista saca una conclusión por defecto: “Okey, entonces, la teoría alternativa del ‘diseño inteligente’ gana por forfeit.”
Note la parcializada lógica: Si A fracasa en algo en particular, entonces B tiene la razón. No es necesario decir; que el argumento no es aplicable a la inversa. Nosotros somos exhortados a saltar a la teoría del forfeit, sin ni siquiera mirar si ésta también fracasa en el mismísimo particular que la teoría que es supuestamente reemplazada. El diseño inteligente—DI—tiene garantizada una tarjeta Para Salir Gratis de la Cárcel; una inmunidad mágica a las rigurosas demandas que se le hacen a la evolución.
Pero mi punto presente es que el complot de los creacionistas; socava el natural regocijo del científico—de hecho necesario—frente la incertidumbre temporal. Por puras razones políticas; el científico de hoy podría dudar antes de decir: “Humm...interesante punto. Me pregunto como hicieron los antepasados del sapo armiño para evolucionar la coyuntura del codo. Yo no soy un especialista en sapos armiños, tendré que ir a la biblioteca de la universidad y echar una mirada. Esto podría ser un proyecto interesante para un estudiante de maestría” En el momento en que un científico dice algo como eso—y mucho antes de que el estudiante de maestría comience el proyecto—la conclusión por forfeit se convertiría en un titular de prensa en un panfleto creacionista: “El sapo armiño sólo pudo haber sido diseñado por Dios”.
Existe; entonces, un desafortunado enganchamiento entre la necesidad metodológica de la ciencia de buscar áreas de ignorancia para definir los objetivos de sus investigaciones, y la necesidad del DI de buscar áreas de ignorancia para clamar victoria por forfeit. Es precisamente el hecho de que el DI no tiene evidencias propias; sino que vive como una mala hierba en los vacíos dejados por el conocimiento científico, lo que se sienta incómodamente junto a la necesidad de la ciencia de identificar y proclamar los mismos vacíos como preludio a su investigación de ellos. En este aspecto, la ciencia se encuentra a sí misma en alianza con sofisticados teólogos como Bonhoeffer, unidos en contra de los enemigos comunes de la ingenua, teología populista, y la teología del vacío del diseño inteligente.
Los amoríos de los creacionistas con los “vacíos” del registro fósil simboliza a la totalidad de su teología del vacío. Una vez redacté una introducción a un capítulo sobre la llamada explosión cámbrica con la oración: “Es como si los fósiles hubiesen sido plantados allí sin ninguna historia evolucionaria” De nuevo, esta fue una apertura retórica que intentaba estimular el apetito del lector por la explicación completa que seguía. Una triste premonición me dice ahora cuán predecible era que mi paciente explicación sería extraída y mi apertura entusiasmadamente citada fuera de contexto. Los creacionistas adoran los “vacíos” del registro fósil, exactamente igual a como adoran los vacíos en general.
Muchas transiciones evolucionarias están elegantemente documentadas por series más o menos continuas de fósiles intermediarios gradualmente cambiantes. Algunas no lo están; y estos son los famosos “vacíos”.
Michel Shermer ha señalado inteligentemente que si el descubrimiento de un nuevo fósil divide nítidamente a un “vacío” en dos partes, los creacionistas declararían ¡que ahora ellos poseen el doble de “vacíos”! Pero en cualquier caso, note de nuevo, el uso de un forfeit no garantizado. Si no existen fósiles para documentar una postulada transición evolucionaria, la asunción por defecto es que no hubo transición evolucionaria; en consecuencia, Dios debió haber intervenido.
Es absolutamente ilógico demandar una completa documentación de cada paso de cualquier narrativa, ya sea en evolución, o en cualquier otra ciencia. Usted también podría demandar; antes de condenar a alguien por asesinato, un completo registro cinematográfico de cada paso del asesino hasta el momento del crimen, sin que exista ningún cuadro perdido. Sólo una minúscula fracción de los cadáveres se fosilizan; y nosotros somos sortarios de tener tantos fósiles intermediarios como los que tenemos. Fácilmente. Podríamos no tener ningún fósil en lo absoluto; y aún así, la evidencia de la evolución proporcionada por otras fuentes; como la genética molecular y la distribución geográfica, sería abrumadoramente fuerte.
Por otra parte, la evolución hace la fuerte predicción de que si un solo fósil apareciese en el equivocado estrato geológico, la teoría sería explotada fuera del agua. Cuando fue desafiado por un fanático de Karl Popper diciéndole como podría la evolución alguna vez ser falsificada; J. B. S. Haldane, famosamente gruñó: “Conejos fósiles en el Pre-Cámbrico”: Ninguno de tales anacrónicos fósiles ha sido nunca auténticamente encontrado, a pesar de las desacreditas leyendas creacionistas sobre cráneos humanos en los estratos del período Carbonífero y de huellas humanas entremezcladas con dinosaurios”.
Los vacíos; por defecto, en la mente de un creacionista, son llenados por Dios. Lo mismo aplica a todos los aparentes precipicios de la masiva Montaña Improbable, donde la suave pendiente no es inmediatamente obvia o pasada por alto de otra manera. Las áreas donde existe una ausencia de datos, o una ausencia de entendimiento, son automáticamente asumidas como perteneciendo; por defecto, a Dios. La rápida decisión de proclamar dramáticamente una “complejidad irreducible” representa un fracaso de la imaginación. Algunos órganos biológicos; ya sea un ojo, o un motor flagelar bacteriano, o una ruta bioquímica, son decretados; sin ningún argumento adicional, como irreductiblemente complejos. No se hace ningún intento para demostrar la complejidad irreductible. Sin tomar en cuenta los relatos de precaución de los ojos, las alas, y muchas otras cosas, cada nuevo candidato a la dudosa distinción es asumido como transparentemente, auto-evidentemente irreductiblemente complejo. Su estatus afirmado por decreto. Pero, piense sobre ello. Debido a que la complejidad irreductible está siendo desplegada como un argumento a favor del diseño; no debería afirmarse más por decreto que por el mismo diseño. Usted podría también afirmar que el sapo armiño, (el escarabajo bombardero, etc.) demuestra el diseño, sin ningún argumento adicional o justificación. Esa no es la manera de hacer ciencia.
La lógica resulta ser más convincente que esto: “Yo [inserte su propio nombre] soy personalmente incapaz de pensar cualquier forma en la cual [inserte en fenómeno biológico] pudo haber sido construido paso a paso. En consecuencia, es irreductiblemente complejo. Eso significa que es diseñado” Póngalo de esa manera, y usted verá inmediatamente que es vulnerable a que aparezca algún científico que halle un intermediario; o por lo menos imagine un intermediario plausible. Aún si no aparece ningún científico con una explicación, esto es; claramente, mala lógica: asumir que el diseño saldría mejor parado.
El razonamiento subyacente en la “teoría” del “diseño inteligente” es perezoso y derrotista—un razonamiento clásico del “Dios de los vacíos”. Yo previamente lo había denominado el “Argumento de la Incredulidad Personal”. Imagine que usted está observando un truco de magia realmente grandioso. El celebrado dúo conjurador; Penn y Teller, tiene una rutina en la cual ellos parecen dispararse simultáneamente el uno al otro con pistolas; y cada uno parece atrapar la bala con sus dientes. Elaboradas precauciones son tomadas para hacer marcas de rayado identificadoras en las balas, antes de ser colocadas en las pistolas; todo el proceso es atestiguado a corta distancia por voluntarios de la audiencia que tengan experiencia con armas de fuego, y aparentemente todas las posibilidades de truculencia son eliminadas. La bala marcada de Teller termina en la boca de Penn; y la bala marcada de Penn termina en la boca de Teller. Yo [Richard Dawkins] soy absolutamente incapaz de pensar en una forma en la cual esto pueda ser un truco.
El argumento de la Incredulidad Personal, pega un alarido desde las profundidades de mis centros cerebrales pre-científicos, y casi me obliga a mí a decir: “Debe ser un milagro”. No existe explicación científica. Debe ser sobrenatural” Pero aún así, la pequeña voz de la educación científica habla un mensaje diferente. Penn y Teller son ilusionistas de clase mundial. Existe una explicación perfectamente buena. Es simplemente que yo soy muy ingenuo, o demasiado distraído; o demasiado falta de imaginación, para pensar sobre esto. Esa es la respuesta apropiada ante un truco conjurado. Es también la respuesta apropiada ante un fenómeno biológico que parece irreductiblemente complejo. Aquellas personas que saltan del asombro personal ante un fenómeno natural, derechito hasta una apresurada invocación de lo sobrenatural, no son mejores que los tontos que observan a un conjurante doblar una cucharilla y que saltan a la conclusión de que es “paranormal”.
En su libro: “Siete Pistas sobre el Origen de la Vida”, el químico escocés; A. G. Cairns Smith, afirma un punto adicional, usando la analogía de un arco. Un arco parado por sí mismo, formado por piedras rústicas y ningún cemento, puede ser una estructura estable, pero es irreductiblemente complejo: colapsa si cualquiera de sus piedras es removida. ¿Cómo; entonces, fue construido? Una forma es apilar un sólido montón de piedras; y después, cuidadosamente, remover piedras; una por una, hasta que quede sólo el arco.
Más generalmente, existen muchas estructuras que son irreductibles en el sentido de que no pueden sobrevivir la sustracción de cualquiera de sus partes, pero que fueron construidas con la ayuda de andamios, que después fueron retirados y ya no son visibles. Una vez que la estructura está completa, el andamio puede ser removido con seguridad y la estructura permanece. En la evolución; también, la estructura orgánica que usted está observando pudo tener andamios en un antepasado, que desde entonces ha sido removido.
La “complejidad irreductible” no es una idea nueva; pero la frase en sí misma, fue inventada por el creacionista Michael Behe en 1996.[107] Él es acreditado (si es que acreditado es la palabra correcta) con mover al creacionismo hacia una nueva área de la biología: bioquímica y biología celular; que él vio como quizás un más feliz coto de caza de vacíos, que los ojos y las alas. Su mejor acercamiento a un buen ejemplo (aún así; uno malo), fue el motor flagelar bacterial.
El motor flagelar bacterial es un prodigio de la naturaleza. Dirige el único ejemplo conocido, fuera de la tecnología humana, de un eje libremente rotatorio. Ruedas para animales grandes serían, sospecho yo, ejemplos genuinos de complejidad irreductible; y este es el porqué ellas no existen. ¿Cómo podrían los nervios y los vasos sanguíneos pasar a través de los rodamientos?[108] El flagelo es una propela en forma de hilo, con la que la bacteria entierra su camino a través del agua. Dije “entierra” en vez de “nadar”; porque, en la escala bacteriana de existencia, un líquido como el agua no se sentiría como nosotros sentimos los líquidos, sería más bien como una melaza o gelatina; o hasta arena, y la bacteria hace su camino enterrándose o atornillándose a través del agua en vez de nadar.
Motor Wankel Bacteria con flagelos Propela Dibujo esquemático
De un Flagelo bacteriano
Motor Eléctrico
A diferencia del llamado flagelo de organismos más grandes; como los protozoarios, el flagelo bacteriano no simplemente se mueve como un látigo, o como un remo: Tiene un eje libremente rotativo verdadero, que gira continuamente dentro de rodamientos, impulsado por un asombroso motor molecular. A nivel molecular, el motor usa; esencialmente, el mismo principio que un músculo, pero en rotación libre en vez de contracción intermitente.[109]
El flagelo bacteriano ha sido felizmente descrito como un minúsculo motor fuera de borda (aunque conforme a los estándares de ingeniería y usualmente para un mecanismo biológico, es espectacularmente ineficiente)
Sin una palabra de justificación; explicación o amplificación, Behe simplemente proclama que el motor del flagelo bacteriano es irreductiblemente complejo. Debido a que él no ofrece argumentos a favor de su afirmación, podemos comenzar a sospechar de una falla en su imaginación. Él adicionalmente alega que la literatura biológica especializada ha ignorado el problema. La falsedad de este alegato fue masivamente y (para Behe) embarazosamente documentada en el tribunal del Juez John E. Jones, en Pennsylvania en 2005, donde Behe estaba testificando como testigo experto a favor de un grupo de creacionistas que habían tratado de imponer el creacionismo del “diseño inteligente” en el curriculum de ciencias de una escuela pública local—un movimiento de “asfixiante sin sentido” para citar al Juez Jones (frase y hombre seguramente destinados a una perdurable fama). Ésta no fue la única vergüenza que sufrió Behe durante el juicio, como veremos.
La clave para demostrar la complejidad irreductible es demostrar que ninguna de las partes, pudo haber sido útil por cuenta propia. Todas ellas necesitaban estar en su lugar antes de que cualquiera de ellas pudiese hacer algo útil. (la analogía favorita de Behe, es trampa para ratas). De hecho; los biólogos moleculares no tienen dificultad para encontrar partes funcionando fuera del todo; tanto para el motor flagelar, como para los otros supuestos ejemplos de Behe de complejidad irreductible.
El punto; bien establecido por Kenneth Miller, de la Universidad Brown, para mi dinero, la más persuasiva némesis del “diseño inteligente”, y no menos porque él sea un cristiano devoto. Frecuentemente recomendé el libro de Miller: Finding Darwin’s God (Encontrando el Dios de Darwin) a personas religiosas que me escribieron después de haber sido engañadas por Behe.
En el caso del motor rotatorio bacteriano, Miller llama nuestra atención hacia un mecanismo llamado el Sistema Excretorio Tipo Tres o TTSS.[110] El TTSS no es usado para el movimiento rotatorio. Es uno de varios sistemas usados por bacterias parásitas para bombear sustancias tóxicas a través de sus paredes celulares para envenenar a su organismo anfitrión. En la escala humana, podemos pensar en verter o exprimir un líquido a través de un orificio; pero, de nuevo, en la escala bacteriana es una larga proteína con una definitiva estructura tridimensional de la misma escala que la del TTSS: más parecida a una escultura sólida que a un líquido. Cada molécula es individualmente propelida a través de un mecanismo cuidadosamente formado, como una máquina automática traga-monedas; dispensadora de, digamos, juguetes o botellas, en vez de ser un simple orificio a través del cual una sustancia pueda “fluir”.
El mismo dispensador de objetos está hecho de una pequeña cantidad de moléculas de proteína; cada una comparable en tamaño y complejidad, a las moléculas que son dispensadas a través de él. Interesantemente, estas máquinas traga-monedas bacterianas son a menudo similares en bacterias que no están cercanamente relacionadas. Los genes para fabricarlas han sido probablemente “copiados y pegados” desde otras bacterias: algo a lo que las bacterias son asombrosamente adeptas; y un tópico fascinante en su propio derecho; pero debo presionar adelante.
Las moléculas de proteína que forman la estructura del TTSS son muy similares a los componentes del motor flagelar. Para el evolucionista, está claro que a los componentes del TTSS, se les ordenó desempeñar una nueva; pero no totalmente no relacionada, función, cuando evolucionó el motor flagelar. Dado que el TTSS está empujando moléculas forzosamente a través de sí mismo; no es sorprendente que use una versión rudimentaria del principio del motor flagelar, que empuja a las moléculas del eje a girar y girar. Evidentemente, componentes cruciales del motor flagelar, ya estaban en su lugar y funcionando antes de que evolucionase el motor flagelar. Darle órdenes a mecanismos existentes es una forma obvia mediante la cual una pieza de un aparato aparentemente irreductible podría escalar la Montaña Improbable.
Necesita hacerse un montón más de trabajo; por supuesto, y estoy seguro de que se hará. Tal trabajo nunca sería hecho si los científicos estuviesen satisfechos con un perezoso por defecto como el “diseño inteligente”. Aquí está el mensaje que un imaginario teorista del “diseño inteligente” pudiese transmitir a los científicos: “Si ustedes no entienden como algo podría funcionar; no importa: simplemente ríndanse y digan que Dios lo hizo. ¿Ustedes no saben cómo funciona el impulso nervioso? ¡bien! ¿No entienden ustedes como los recuerdos son almacenados en el cerebro? ¡excelente! ¿Es la fotosíntesis un proceso desconcertante? ¡maravilloso! Por favor, no se pongan a trabajar en esos problemas; simplemente ríndanse y apelen a Dios. Querido científico, no trabajes en tus misterios. Tráenos tus misterios, porque nosotros podemos usarlos.
No desperdicies la preciosa ignorancia haciéndola desaparecer con tus investigaciones. Nosotros necesitamos esos gloriosos vacíos como un último refugio para Dios”. San Agustín lo dijo abiertamente: “Existe otra forma de tentación; aún más cargada de peligro. Esa es la enfermedad de la curiosidad. Es ella la que nos impulsa a tratar de descubrir los secretos de la naturaleza; esos secretos que están más allá de nuestro entendimiento, que no nos proporcionarán ninguna ventaja, y los cuales el hombre no debería desear aprender” (citado en Freeman, 2002).
Otro de los favoritos supuestos ejemplos de Behe de la “complejidad irreductible” es el sistema inmunológico. Permitámosle al Juez Jones tomar el relato:
De hecho, en el contra-interrogatorio, le fue preguntado al Profesor Behe sobre su afirmación de 1996 de que la ciencia nunca encontraría una explicación evolucionaria para el sistema inmunológico. A él se le presentaron 59 publicaciones revisadas por colegas; nueve libros, y varios capítulos de libros de texto sobre la evolución del sistema inmunológico: sin embargo, él simplemente insistió en que esa no era suficiente evidencia de evolución, y que ella no era “lo suficientemente buena”.
Behe; al ser contra-interrogado por Eric Rothschild, el jefe de los abogados de los demandantes, fue obligado a admitir que él no había leído la mayoría de esos cincuenta y ocho trabajos de investigación científica revisados por colegas. Difícilmente sorprendente, porque la inmunología es trabajo duro. Menos perdonable es que Behe haya descartado tales investigaciones como “infructuosas”. Ciertamente es infructuoso si su objetivo es hacer propaganda entre las personas crédulas y los políticos no entrenados en ciencias, en vez de descubrir importantes verdades sobre el mundo real. Después de escuchar a Behe, Rothschild elocuentemente resumió lo que cada persona honesta presente en ese tribunal debió haber sentido:
Agradecidamente, existen científicos que sí hacen investigaciones en búsqueda de respuestas sobre el origen del sistema inmunológico...es nuestra defensa contra las enfermedades debilitantes y fatales. Los científicos que escribieron estos libros y trabajos de investigación, se fajan en la oscuridad, sin regalías de libros o acuerdos verbales de financiamiento. Sus esfuerzos nos ayudan a combatir y curar serias condiciones médicas. En contraste, el Profesor Behe y la totalidad del movimiento del diseño inteligente, no están haciendo nada para hacer avanzar el conocimiento médico o científico y diciéndole a las futuras generaciones de científicos que dejen de trabajar.[111]
Como lo puso el geneticista estadounidense; Jerry Coyne, en su revisión del libro de Behe: “Si la historia de la ciencia nos enseña algo, es que no llegamos a ninguna parte etiquetando a nuestra ignorancia con el rótulo “Dios”. O, en las palabras de un elocuente blogger, que comentó un artículo sobre el diseño inteligente en el Guardian escrito por Coyne y yo:
¿Porqué es Dios considerado como una explicación para cualquier cosa? No lo es—es un fracaso en explicar; un encogimiento de hombros, un “yo no sé” vestido de espiritualidad y ritual. Si alguien le acredita algo a Dios; lo que generalmente significa es que ellos no tienen ni idea sobre el asunto, así que se lo atribuyen a la inalcanzable, in-conocible, hada del cielo. Pida una explicación sobre de donde provino ese tipo, y los chances son que usted obtenga una vaga, seudo-filosófica respuesta de que siempre existió o que está fuera de la naturaleza. Lo que por supuesto, no explica nada.[112]
El darwinismo levanta nuestras conciencias en otras formas. Los órganos evolucionados; elegantes y eficientes, como lo son a menudo, también demuestran defectos reveladores—exactamente como esperaría uno si ellos tuvieron una historia evolucionaria; y exactamente como uno no esperaría si ellos fueron diseñados. He discutido otros ejemplos en otros libros: el nervio recurrente de la laringe; para citar uno, que traiciona a su historia evolucionaria en un masivo desperdicio para hacer un desvío en su camino hacia su destino. Muchos de nuestros padecimientos humanos; desde el lumbago hasta las hernias, úteros prolapsados y nuestra susceptibilidad a las infecciones sinusíticas, resultan directamente del hecho de que nosotros ahora caminamos erectos con un cuerpo que fue formado a lo largo de cientos de millones de años para caminar en cuatro patas. Nuestra conciencia es también levantada por la crueldad y el desperdicio de la selección natural. Los predadores parecen bellamente “diseñados” para capturar presas animales; mientras que las presas animales parecen igualmente bellamente “diseñadas” para escapar de ellos. ¿De qué lado está Dios?.[113]
EL PRINCIPIO ANTRÓPICO
VERSIÓN PLANETARIA
Los teólogos del vacío que puede que hallan tirado la toalla con los ojos y las alas; los motores flagelares y los sistemas inmunológicos, a menudo cuelgan sus restantes esperanzas en el origen de la vida. La raíz de la evolución en la química no-biológica que de alguna manera parece presentar un vacío más grande que cualquier transición particular durante la subsiguiente evolución. Y en un sentido, es un vacío más grande. Ese sentido es completamente específico, y no ofrece ningún confort a los apologistas religiosos. El origen de la vida sólo tuvo que suceder una sola vez. En consecuencia, podemos permitir que haya sido un evento extremadamente improbable; muchos órdenes de magnitud más improbable de lo que la mayoría de las personas se dan cuenta, como demostraré. Los subsiguientes pasos evolucionarios son duplicados; en más o menos similares formas, a lo largo de millones y millones de especies independientemente, y continuamente a lo largo del tiempo geológico.
En consecuencia, para explicar la evolución de la vida compleja, no podemos echar mano del mismo razonamiento estadístico que somos capaces de aplicar al origen de la vida. Los eventos que constituyen las producciones rutinarias de la evolución, a diferencia de su singular origen (y quizás en unos pocos casos especiales), no pueden haber sido muy improbables.
La distinción puede parecer desconcertante, y debo explicarla en más detalle, usando el llamado principio antrópico. El principio antrópico fue nombrado por el matemático británico, Brandon Carter, en 1974 y expandido por los físicos; John Barrow y Frank Tipler en su libro sobre el asunto.[114] El argumento antrópico es usualmente aplicado al cosmos, y llegaré a eso. Pero presentaré la idea en una escala planetaria más pequeña:
Nosotros existimos en la Tierra. En consecuencia, la Tierra debe ser el tipo de planeta que es capaz de generarnos y mantenernos a nosotros; sin importar lo inusual, y hasta único, que este tipo de planeta pueda ser.
Por ejemplo, nuestro tipo de vida no puede sobrevivir sin agua líquida. De hecho, los exobiólogos que están buscando evidencias de vida extraterrestre, están hurgando los cielos; en la práctica, por señales de agua. Alrededor de una estrella típica como nuestro sol, existe una zona llamada Goldilocks—no demasiado caliente y no demasiado fría, sino exactamente correcta—para que existan planetas con agua líquida. Una delgada banda de órbitas yace entre aquellas que están demasiado lejos de la estrella; donde el agua se congela, y demasiado cerca, donde hierve.
La Goldilocks es una planta perenne del sur y sureste europeo
De flores amarillas—también se llama Goldilocks a las mujeres rubias
Presumiblemente, también, una órbita amigable a la vida tiene que ser casi circular. Una órbita ferozmente elíptica, como la del recientemente descubierto décimo planeta, informalmente conocido como Xena, como máximo sólo permitiría que el planeta pasara breve y apresuradamente por la zona Goldilocks una vez cada varias décadas (terrestres) o siglos. El mismo Xena no entra en lo absoluto de la zona Goldilocks, aún en su más cercano paso por el sol, que él alcanza una vez cada 560 años terrestres. La temperatura del cometa Halley varía entre cerca de los 47 grados centígrados en su perihelio y menos 270 grados centígrados en su afelio.
La órbita de la Tierra; al igual que la de todos los planetas, es técnicamente un elipse (está lo más cerca del sol en enero y lo más lejos en julio); pero un círculo es un caso especial de elipse; y la orbita de la Tierra está tan cerca de un círculo, que nunca se sale de la zona Goldilocks. La situación de la Tierra en el sistema solar es propicia en otras formas que la escogieron para la evolución de la vida. La masiva aspiradora gravitacional de Júpiter está bien colocada para interceptar a los asteroides que de otra manera nos amenazarían con colisiones letales.
La única luna de la Tierra; relativamente grande, sirve para estabilizar nuestro eje de rotación.[115]; y ayuda a fomentar la vida en varias otras formas. Nuestro sol es inusual en no ser binario: encerrado en una órbita mutua con una estrella compañera. Es posible que las estrellas binarias tengan planetas, pero sus órbitas son probables de ser caóticamente variables para estimular la evolución de la vida.
Dos principales explicaciones han sido ofrecidas para la particularmente amistosa capacidad para la vida de nuestro planta. La teoría del diseño dice que Dios hizo al mundo; lo colocó en la zona Goldilocks, y deliberadamente estableció todos los detalles para nuestro beneficio. La explicación antrópica es muy diferente, y se siente como ligeramente darwiniana. La gran mayoría de los planetas del universo no están en las zonas Goldilocks de sus respectivas estrellas, y no son adecuados para la vida. Ninguno de esa mayoría tiene vida. Por muy pequeña que sea la minoría de planetas con precisamente las condiciones correctas para la vida; nosotros necesariamente tenemos que estar en esa minoría, porque aquí estamos nosotros pensando sobre ello.
Es un hecho extraño; incidentalmente, que los apologistas religiosos amen al principio antrópico. Por algunas razones, eso no tiene ningún sentido en lo absoluto. Ellos piensan que apoya su caso. Precisamente lo opuesto es cierto. El principio antrópico; al igual que la selección natural, es una alternativa a la hipótesis del diseño. Éste proporciona una explicación racional—libre de diseños—para el hecho de nosotros nos encontremos en una situación propicia para nuestra existencia. Pienso que la confusión surge en la mente religiosa porque el principio antrópico sólo es mencionado en el contexto del problema que resuelve. Lo que la mente religiosa fracasa en captar es que se ofrecen dos candidatos a la solución del problema. Dios es uno. El principio antrópico es el otro. Ellos son alternativas.
El agua líquida es una necesaria condición para la vida como la conocemos; pero está lejos de ser suficiente. La vida todavía tiene que originarse en el agua, y el origen de la vida puede haber sido una ocurrencia altamente improbable. La evolución darwiniana continúa alegremente una vez que la vida se ha originado. Pero ¿Cómo comenzó la vida? El origen de la vida fue el evento químico; o serie de eventos, mediante los cuales surgieron las condiciones vitales para que surgiera la selección natural por primera vez.
El principal ingrediente fue la herencia; ya fuese el ADN o (más probablemente) algo que copia al igual que el ADN, pero con menos precisión, quizás la molécula relacionada ARN. Una vez que el ingrediente vital—algún tipo de molécula genética—estuvo en su lugar—la verdadera selección natural darwiniana puede seguir; y la vida compleja emerge como la consecuencia eventual. Pero el espontáneo surgimiento al azar de la primera molécula hereditaria golpea a muchos como improbable. A lo mejor lo es—muy muy improbable, y debo enfatizar esto porque es central para esta sección del libro.
El origen de la vida es un asunto floreciente, aunque especulativo, para la investigación. La experticia requerida para ello, es la química, y no es mi campo. Yo observo desde los lados con una curiosidad involucrada, y no debo sorprenderme si, dentro de los próximos cinco años, los químicos reportan que exitosamente actuaron como comadronas de un nuevo origen de la vida en el laboratorio. Aún así, todavía no ha ocurrido, y todavía es posible mantener, que la probabilidad de que esto ocurra es, y siempre fue, extremadamente baja—¡aunque sí ocurrió una vez!
Exactamente a como hicimos con las órbitas Goldilocks podemos hacer el punto que; por más improbable que pueda ser el origen de la vida, sabemos que ocurrió en la Tierra porque nosotros estamos aquí. De nuevo, con la temperatura, existen dos hipótesis para explicar que ocurrió—la hipótesis del diseño y la científica o hipótesis “antrópica”. La versión del diseño postula a Dios quien fabricó deliberadamente un milagro, golpeó a la sopa pre-biótica con el fuego divino e hizo despegar al ADN, o algo equivalente, hacia su esplendorosa carrera.
De nuevo; como con las Goldilocks, la alternativa antrópica a la hipótesis del diseño, es estadística. Los científicos invocan la magia de los grandes números. Ha sido estimado que han existido entre mil millones y treinta mil millones de planetas, y cerca de cien mil millones de galaxias en el universo. Eliminando unos pocos ceros por simples razones de prudencia ordinaria, un estimado conservador del número de planetas disponibles en el universo, es de un millón de billones. Ahora, supongan que el origen de la vida; el surgimiento espontáneo de algo equivalente al ADN, realmente era un evento completamente y gigantescamente improbable. Suponga que era tan improbable que sólo podría ocurrir en uno solo uno de cada billón de planetas. Una institución dedicada a financiar investigaciones se reiría de un químico que admitiese que el chance de éxito de su propuesta de investigación era de sólo uno en cien. Pero aquí estamos hablando de chances de uno en un billón. Y aún así, aún con tan absurdamente minúsculos chances, la vida aún así se hubiese originado en un millón de planetas.[116]—de los cuales; por supuesto, la Tierra es uno.
Esta conclusión es tan sorprendente, que la diré de nuevo: Si los chances de que la vida se originase espontáneamente en un planeta fuesen de un billón a uno en contra, de todas formas, ese evento estupefactantemente improbable todavía ocurriría en un millón de planetas.
Los chances de hallar a cualquiera de ese millón de planetas portadores de vida, recuerda a la proverbial aguja en un pajar. Pero nosotros no tenemos que salir de nuestro camino para encontrar una aguja, porque (de regreso al principio antrópico), cualesquiera seres capaces de mirar deben obligatoriamente estar sentados en una de esas prodigiosamente raras agujas antes de que ellos siquiera comiencen a buscar.
Toda afirmación probabilística es hecha en el contexto de cierto nivel de ignorancia. Si nosotros no sabemos nada sobre un planeta, podemos postular los chances de que la vida surja allí; digamos, uno en un billón.
Pero si ahora nosotros importamos algunas asunciones hacia nuestro estimado; las cosas cambian. Un planeta en particular puede tener algunas propiedades particulares; quizás un perfil especial de abundancia de elementos en sus rocas; lo que cambia los chances a favor de la emergencia de la vida. En otras palabras, algunos planetas, son más parecidos a la Tierra que otros. La misma Tierra; por supuesto, ¡Es especialmente parecida a la Tierra! Esto debería estimular a nuestros químicos que tratan de recrear el evento en el laboratorio, porque esto reduce los chances en contra de su éxito.
Pero mis anteriores cálculos demostraron que hasta un modelo químico con chances de éxito tan bajos como uno en un billón, todavía predice que la vida se originaría en un millón de planetas en el universo. Y la belleza del principio antrópico es que nos dice; en contra de toda intuición, que un modelo químico sólo necesita predecir que la vida se originará en un planeta entre el millón de billones de planetas que existen, para darnos una buena y enteramente satisfactoria explicación para la presencia de la vida aquí en la Tierra.
Yo no creo; ni por un momento, que el origen de la vida fuese; en la práctica, ni cercanamente tan improbable. Pienso que definitivamente vale la pena gastar dinero en tratar de duplicar ese evento en el laboratorio—por las mismas razones, en SETI, porque pienso que es probable que exista vida inteligente en algún otro lugar.
Aún aceptado el estimado más pesimista sobre la probabilidad de que la vida se originase espontáneamente, este argumento estadístico, produce la demolición de cualquier sugerencia de que nosotros deberíamos postular al diseño para llenar el vacío. De todos los aparentes vacíos en la historia evolucionaria; el vacío del origen de la vida puede parecer infranqueable para cerebros calibrados para evaluar las probabilidades y riesgos en la escala de todos los días: la escala con la cual los cuerpos dedicados a financiar investigaciones científicas evalúan las propuestas de investigación presentadas por químicos. Aún así, un vacío tan grande como éste, es fácilmente llenado por la ciencia estadísticamente informada, mientras que la mismísima ciencia estadística descarta a un creador divino en base al argumento del “747 definitivo” que conocimos antes.
Pero ahora, regresemos al interesante punto que lanzó esta sección. Suponga que alguien trató de explicar el fenómeno general de la adaptación biológica a lo largo de las mismas líneas que acabamos de aplicar al origen de la vida: apelando a una inmensa cantidad de planetas disponibles. El hecho observado, es que cada especie, y cada órgano que alguna vez haya sido visto dentro de cada especie, es bueno en lo que hace. Las alas de las aves, abejas y murciélagos son buenas para volar. Los ojos son buenos para ver. Las hojas son buenas en realizar la fotosíntesis. Vivimos en un planeta donde estamos rodeados por quizás, diez millones de especies, cada una de las cuales; independientemente, despliega una poderosa ilusión de aparente diseño. Cada especie, está bien adaptada a una forma particular de vida.
¿Podríamos salirnos con la nuestra con el argumento de la “gigantesca cantidad de planetas” para explicar todas esas separadas ilusiones de diseño? No. No podríamos. Repito: No. Ni siquiera piense en ello. Esto es importante, porque va al meollo del más serio malentendido del darwinismo.
No importa con cuántos planetas tengamos que jugar, un golpe de suerte nunca podría ser suficiente para explicar la exuberante diversidad de la complejidad viviente en la Tierra, en la misma forma que usamos para explicar la existencia de vida aquí en la Tierra en primer lugar. La evolución de la vida es un caso completamente diferente al origen de la vida porque; para repetirlo, el origen de la vida fue (o pudo haber sido) un evento único que tenía que pasar solamente una vez. El ajuste adaptivo de cada especie a sus separados ambientes; por otra parte, ha ocurrido millones de veces, y sigue ocurriendo.
Está claro que aquí en la Tierra estamos enfrentados a un proceso generalizado para optimizar a las especies biológicas; un proceso que funciona en todo el planeta, en todos los continentes e islas, y todo el tiempo. Nosotros podemos predecir con seguridad que; si esperamos otros diez millones de años, un completo nuevo conjunto de especies estará tan bien adaptado a sus formas de vida como lo están las especies actuales a las suyas. Este es un fenómeno recurrente, predecible y múltiple; no una pieza de suerte estadística organizada con visión. Y, gracias a Darwin, nosotros sabemos como ocurre: por selección natural.
El principio antrópico es impotente para explicar los multifacéticos detalles de las criaturas vivientes. Realmente necesitamos la poderosa grúa de Darwin para explicar la diversidad de la vida en la Tierra; y especialmente, la persuasiva ilusión de diseño. El origen de la vida; en contraste, yace fuera del alcance de esa grúa, porque la selección natural no puede proseguir sin ella. Aquí el principio antrópico llega a lo propio. Podemos manejar el origen único de la vida postulando una cantidad muy grande de oportunidades planetarias. Una vez que ese inicial golpe de suerte ha sido concedido—y el principio antrópico nos lo garantiza en la forma más decisiva—la selección natural toma el control: y la selección natural; enfáticamente, no es un asunto de suerte.
De todas maneras, puede ser que el origen de la vida no sea el único gran vacío en la historia evolucionaria que es sobrepuesto por pura suerte, antrópicamente justificada. Por ejemplo, mi colega; Mark Ridley, en su libro El Demonio de Mendel (gratuitamente y confusamente re-titulado El Gen Cooperativo por sus publicistas estadounidenses ), ha sugerido que el origen de la célula eucariótica (nuestro tipo de célula, con un núcleo y varias otras complicadas características como la mitocondria, que no están presentes en las bacterias), fue un paso aún más crucial, difícil y estadísticamente improbable que el origen de la vida. El origen de la conciencia podría ser otro vacío mayor cuya conquista estuvo en el mismo orden de improbabilidad.
Eventos de partida como éstos, podrían ser explicados por el principio antrópico; a lo largo de las siguientes líneas: Existen miles de millones de planetas que han desarrollado vida al nivel de las bacterias; pero sólo una fracción de estas formas de vida cruzó el vacío hacia algo parecido a una célula eucariótica. Y de éstas, una todavía más pequeña fracción se las arregló para cruzar el posterior Rubicon hacia la conciencia.
Si ambos de éstos son eventos que ocurren una sola vez, no estamos hablando de un proceso ubicuo y totalmente prevaleciente, como lo estamos con la ordinaria, producción regular de adaptaciones biológicas. El principio antrópico establece que, debido a que estamos vivos, eucarióticos y conscientes, nuestro planeta tiene que ser uno de los planetas intensamente raros que han cruzado esos tres vacíos.
La selección natural funciona porque es una calle acumulativa de una sola vía hacia el mejoramiento. Necesita algo de suerte para iniciarse, y el principio antrópico de los “miles de millones de planetas” le garantiza esa suerte. Quizás unos pocos vacíos más tarde en la historia evolucionaria también necesiten de una mayor infusión de suerte, con justificación antrópica. Pero cualquier cosa más que podamos decir; el diseño ciertamente no funciona como una explicación de la vida, porque el diseño es definitivo, no acumulativo y en consecuencia hace surgir mayores preguntas de las que responde—nos lleva de regreso a lo largo del 747 definitivo hacia una regresión infinita.
Vivimos en un planeta que es amigable a nuestro tipo de vida, y hemos visto dos razones por las cuales esto es así. Una es que la vida ha evolucionado para florecer en las condiciones proporcionadas por el planeta. Esto es debido a la selección natural. La otra razón es la antrópica. Existen miles de millones de planetas en el universo; y, sin importar cuan pequeña sea la minoría de planetas amigables a la evolución, nuestro planeta necesariamente tiene que ser uno de ellos. Ahora es tiempo de tomar el principio antrópico de regreso a una etapa anterior; desde la biología de regreso a la cosmología.
EL PRINCIPIO ANTRÓPICO:
VERSIÓN COSMOLÓGICA
Nosotros vivimos no sólo en un planeta amigable sino también en un universo amigable. Del hecho de nuestra existencia se desprende que las leyes de la física deben ser lo suficientemente amigables para permitir el surgimiento de la vida. No es por accidente que cuando observamos al cielo durante la noche, vemos estrellas; porque las estrellas son un necesario prerrequisito para la existencia de la mayoría de los elementos químicos; y sin la química, no podría haber vida. Los físicos han calculado que; si las leyes y las constantes de la física hubiesen sido hasta ligeramente diferentes, el universo se hubiese desarrollado de tal forma que la vida hubiese sido imposible.
Diferentes físicos lo dicen en formas diferentes, pero la conclusión es siempre la misma. Martin Rees; en su libro, Apenas Seis Números, hace una lista de seis constantes, que se cree que se mantienen en todo el universo. Cada uno de esos seis números está finamente entonado en el sentido de que, si fuese ligeramente diferente, el universo sería totalmente diferente y presumiblemente inamistoso hacia la vida.[117]
Un ejemplo de los seis números de Rees, es la magnitud de la llamada “fuerza fuerte”; la fuerza que mantiene unidos a los componentes del núcleo del átomo: tenemos que sobreponernos a esta fuerza nuclear cuando “dividimos” al átomo. Es medida como E, la proporción de la masa de un núcleo de hidrógeno que es convertida en energía cuando el hidrógeno se fusiona para formar helio. El valor de este número en nuestro universo es 0,007, y luce como si tenía que estar cerca de este valor para que cualquier química (que es un prerrequisito para la vida) pudiese existir. La química; como la conocemos, consiste de la combinación y recombinación de más o menos noventa elementos de la tabla periódica que ocurren naturalmente. El hidrógeno es el más simple y el más común de todos los elementos.
Todos los demás elementos que existen en el universo están hechos esencialmente de hidrógeno mediante la fusión nuclear. La fusión nuclear es un proceso difícil que ocurre en las condiciones intensamente calientes del interior de las estrellas (y en las bombas de hidrógeno). Estrellas relativamente pequeñas; como nuestro sol, sólo pueden fabricar elementos livianos como helio; el segundo más liviano en la tabla periódica después del hidrógeno.
Son necesarias estrellas más grandes y más calientes para desarrollar las altas temperaturas necesarias para forjar a la mayoría de los elementos más pesados; en una cascada de procesos de fusión nuclear, cuyos detalles fueron descifrados por Fred Hoyle y dos colegas (una hazaña por la cual; misteriosamente, a Hoyle no se le permitió compartir el Premio Nóbel recibido por los otros) Estas grandes estrellas pueden explotar como supernovas, regando sus materiales; incluyendo a los elementos de la tabla periódica, en nubes de polvo.
Estas nubes de polvo eventualmente se condensan para formar nuevas estrellas y planetas, incluyendo al nuestro. Esto es porqué la Tierra es rica en elementos por encima y más allá del ubicuo hidrógeno: elementos sin los cuales, la química y la vida, serían imposibles.
El punto relevante aquí es que el valor de la fuerza fuerte determina crucialmente cuán lejos; hacia arriba en la tabla periódica, puede ir la cascada de fusión nuclear. Si la fuerza fuerte fuese demasiado pequeña; digamos, 0,006 en vez de 0.007, el universo no contendría más nada, sino puro hidrógeno, y ninguna interesante química podría ocurrir. Si fuese demasiado grande; digamos 0,008, todo el hidrógeno se hubiese fusionado para formar elementos más pesados. Una química sin hidrógeno no podría generar vida como la conocemos. Por una cosa; no existiría el agua. El valor Goldilocks—0,007—es exactamente correcto para producir la riqueza de elementos que necesitamos para una interesante química capaz de soportar a la vida.
No iré a través del resto de los seis números de Rees. El punto final para cada uno de ellos es el mismo. El número actual se sienta en una banda de valores Goldilocks, fuera de la cual la vida no hubiese sido posible. ¿Cómo respondemos a esto? De nuevo, tenemos la respuesta del teísta en una mano; y la respuesta antrópica en la otra mano. El teísta dice que Dios; cuando estaba creando el universo, entonó las constantes fundamentales para que cada una estuviese en su zona Goldilocks para la producción de vida. Es como si Dios tuviese seis botones que pudiese girar, a medida que él entonase cada constante en su valor Goldilocks. Como siempre, la respuesta del teísta es profundamente insatisfactoria, porque deja sin explicación a la existencia de Dios. Un Dios capaz de calcular los valores Goldilocks de seis números, tendría que ser por lo menos tan improbable como la finamente entonada combinación de números; y eso; de hecho, es muy improbable—lo que es; de hecho, la premisa de toda la discusión que estamos teniendo.
De aquí se desprende que la respuesta del teísta ha fracasado completamente en hacer un comienzo hacia la resolución del problema a mano. Yo no veo otra alternativa que descartarla, mientras al mismo tiempo me maravillo ante la cantidad de personas que no pueden ver el problema y parecen genuinamente satisfechas con el argumento del “Divino Rotador de Botones”.
Quizás la razón psicológica para esta asombrosa ceguera tiene algo que ver con el hecho de que mucha gente no ha tenido su conciencia levantada; como la han tenido los biólogos, por la selección natural y su poder para domesticar a la improbabilidad. J. Anderson Thomson, desde su perspectiva como psiquiatra evolucionario, me señala una razón adicional, la inclinación psicológica que tenemos todos hacia la personificación de objetos inanimados como agentes. Como dice Thomson, nosotros somos más inclinados a confundir una sombra con un ladrón, que a un ladrón con una sombra. Un falso positivo puede ser una pérdida de tiempo. En una carta dirigida a mí, él sugirió que, en nuestro pasado ancestral, nuestro desafío más grande en nuestro ambiente venía de nosotros mismos. “El legado de eso es la asunción por defecto; a menudo miedo, a las intenciones humanas. Nosotros tenemos una gran dificultad en ver cualquier cosa distinta a la causación humana” Nosotros naturalmente generalizamos eso hacia la intención divina. Regresaré a la capacidad de seducción de los “agentes” en el capítulo quinto.
Los biólogos; en su conciencia levantada sobre el poder de la selección natural para explicar el surgimiento de cosas improbables, no son probables de sentirse satisfechos con cualquier teoría que evada totalmente el problema de la improbabilidad. Y la respuesta teísta al rompecabezas de la improbabilidad, es una evasión de proporciones estupendas. Es más que un reestablecimiento del problema; es una grotesca amplificación del mismo.
Pasemos entonces a la alternativa antrópica. La respuesta antrópica; en su forma más general, es que nosotros sólo podemos estar discutiendo el asunto en el tipo de universo que fue capaz de producirnos. Nuestra existencia; en consecuencia, determina que las constantes fundamentales de la física tenían que estar en sus respectivas zonas Goldilocks. Diferentes físicos se casan con diferentes soluciones antrópicas al rompecabezas de nuestra existencia.
Tozudos físicos, dicen que; en primer lugar, los seis botones nunca tuvieron la libertad de variar su posición. Cuando finalmente alcancemos la largamente esperada Teoría de Todo, veremos que los seis números claves dependen el uno del otro; o de algo más; todavía desconocido, en formas que nosotros hoy no podemos imaginar. Los seis números pueden resultar ser no más libres de lo que es la proporción entre la circunferencia de un círculo y su diámetro. Resultará que sólo existe una forma para que un universo exista. En vez de que Dios sea necesario para darle vueltas a seis botones; no existirán botones a los cuales darles vuelta.
Otros físicos (el mismo Martin Rees sería un ejemplo), hallan esto insatisfactorio; y yo siento que estoy de acuerdo con ellos. Es de hecho; perfectamente plausible que sólo haya una forma para que exista un universo. ¿Pero porqué tuvo esa única forma que tener tal entonación para nuestra eventual evolución? ¿Porqué tuvo que ser el tipo de universo que parece casi como; en las palabras del teorista de la física; Freeman Dyson, “si estuviese obligado a saber que nosotros apareceríamos”?
El filósofo John Leslie usa la analogía de un hombre sentenciado a muerte por un pelotón de fusilamiento. Es perfectamente posible que todos los diez hombres del pelotón de fusilamiento fallen en atinarle a la víctima. Con visión; el sobreviviente que se halla a sí mismo en una posición para reflexionar sobre su buena suerte, puede decir alegremente: “Bien, obviamente todos ellos fallaron, o yo no estaría aquí pensando sobre ello”. Pero él todavía podría; excusablemente, preguntarse el porqué todos fallaron, y jugar con las hipótesis de que todos ellos fueron sobornados, o estaban borrachos.
Esta objeción puede ser respondida por la sugerencia; que el mismo Martin Rees apoya, de que existen muchos universos, coexistiendo como burbujas de espuma, en un “multiverso” (o “megaverso”; como Leonard Susskind prefiere llamarlo).[118]
Las leyes y las constantes de cualquier universo; como nuestro observable universo, son cuerpos regulatorios. El multi-verso en su totalidad tiene una plétora de conjuntos alternativos de cuerpos regulatorios. El principio antrópico entra para explicar que nosotros tenemos que estar en uno de esos universos (presumiblemente una minoría) cuyos cuerpos regulatorios resulta que son propicios para nuestra eventual evolución y en consecuencia para la contemplación del problema.
Una intrigante versión de la teoría del multiverso surge de las consideraciones del destino final de nuestro universo. Dependiendo del valor de números; como las seis constantes de Rees, nuestro universo puede estar destinado a expandirse indefinidamente; o podría estabilizarse en un equilibrio; o la expansión podría revertirse a sí misma e ir a una contracción, culminando en el llamado el “Big Crunch” (“Gran Contracción”).
Algunos modelos de la gran contracción tienen al universo rebotando de regreso hacia la expansión, y así indefinidamente; con digamos, ciclos de 20 mil millones de años. El modelo estándar de nuestro universo dice que el espacio y el tiempo comenzaron en el Big Bang (Gran Explosión), hace unos 13 mil millones de años. El modelo serial del Big Crunch enmendaría esa afirmación: nuestro tiempo y espacio; de hecho, sí comenzaron con nuestro Big Bang, pero éste fue sólo el último de una larga serie de big bangs, cada uno iniciado por el big crunch que terminó el previo universo de la serie.
Nadie entiende que sucede en las singularidades como el Big Bang; así que es concebible que las constantes sean reajustadas a nuevos valores cada vez. Si los ciclos de bang-expansión-contracción-crunch han estado ocurriendo por siempre como en un acordeón cósmico; tenemos una versión serial, en vez de una versión en paralelo del multiverso. De nuevo, el principio antrópico hace su trabajo explicatorio. De todos los universos en la serie, sólo una minoría tendría sus “diales” entonados para condiciones biogénicas.
Y, por supuesto, el actual universo tiene que estar en esa minoría; porque nosotros estamos en él. Como resulta ser; esta versión serial del universo, ahora debe ser juzgada como menos probable de lo era antes, porque reciente evidencia está comenzando a dirigirnos lejos del modelo del big crunch. Ahora parece como si nuestro propio universo está destinado a expandirse por siempre.
Otro teorista físico; Lee Smolin, ha desarrollado una tentadora variante darwiniana de la teoría del multiverso; incluyendo ambos elementos, seriales y paralelos. La idea de Smolin; expuesta en La Vida del Cosmos, gira sobre la teoría de que universos hijas son nacidas de universos padres, no en big crunches totalmente desarrollados, sino más localmente, en agujeros negros. Smolin añade una forma de herencia: las constantes fundamentales de un universo hija son versiones ligeramente “mutadas” de las constantes de sus padres. La herencia es el ingrediente esencial de la selección natural darwiniana, y el resto de la teoría de Smolin, fluye naturalmente. Aquellos universos que han tenido lo que se requiere para “sobrevivir” y “reproducirse” llegan a predominar en el multiverso.
“Lo que se requiere” incluye durar lo suficiente para “reproducirse”. Debido a que el acto de la reproducción tiene lugar en agujeros negros, los universos exitosos deben poseer lo que se requiere para hacer agujeros negros. Esta capacidad trae consigo otras propiedades. Por ejemplo, la tendencia de la materia a condensarse en nubes y después en estrellas es un prerrequisito para producir agujeros negros. Las estrellas, como hemos visto, también son las precursoras del desarrollo de una química interesante, y en consecuencia, de la vida. Así que, sugiere Smolin, ha existido una selección natural darwiniana de universos en el multiverso; favoreciendo directamente la evolución de la fecundidad de los agujeros negros e indirectamente favoreciendo la producción de vida. No todos los físicos están entusiasmados con la idea de Smolin; aunque el físico ganador del Premio Nóbel; Murray Gell Mann, es citado diciendo: “¿Smolin? ¿Es él ese joven muchacho con esas locas ideas?...Puede que no esté equivocado”.[119] Un biólogo tremendista podría preguntarse si algunos otros físicos tienen necesidad de un levantamiento de conciencia darwiniano.
Es tentador pensar (y muchos han sucumbido) que postular una plétora de universos es un lujo desvergonzadamente inmoral que no debería permitirse. Si vamos a permitir la extravagancia de un multiverso; sigue el argumento, podríamos muy bien con igual parsimonia, ser colgados por una oveja como un cordero y permitir un Dios. ¿No son ellos ambas hipótesis ad hoc igualmente no-parsimoniosas; e igualmente insatisfactorias? Personas que piensan que no han tenido su conciencia levantada por la selección natural. La diferencia clave entre una genuinamente extravagante hipótesis de Dios y la aparentemente extravagante hipótesis de un multiverso; para todo lo que es extravagante; es simple. Dios, o cualquier agente inteligente tomador de decisiones, tendría que ser altamente improbable en el mismo sentido estadístico que las entidades que él supuestamente explica.
Pero si cada uno de esos universos es simple en sus leyes fundamentales, nosotros todavía no estamos postulando nada altamente improbable. Exactamente lo opuesto tiene que ser dicho de cualquier tipo de inteligencia.
Algunos físicos son conocidos por ser religiosos (Russell Stannard y el Reverendo John Polkinhorne, son los dos ejemplos británicos que he mencionado). Predeciblemente, ellos se agarran a la improbabilidad de que las constantes físicas hayan sido todas entonadas en sus más o menos angostas zonas Godlilocks, y sugieren que debe existir una inteligencia cósmica que deliberadamente hizo la entonación.
Ya yo he descartado todas esas sugerencias porque hacen surgir problemas más grandes de los que resuelven. ¿Pero cuáles intentos han hecho los teístas para responder? ¿Cómo manejan ellos el argumento de que cualquier Dios capaz de diseñar un universo; cuidadosamente y visionariamente entonado para nuestra evolución, está obligado a ser una entidad supremamente compleja e improbable que necesita de una explicación mucho mayor que la que se supone que él proporcionaría?.
El teólogo Richard Swinburne; como hemos aprendido a esperar, piensa que él tiene una respuesta a este problema, y él la abraza en su libro ¿Existe un Dios?. Él comienza mostrando que su corazón está en su lugar correcto demostrando convincentemente que se ajusta a los hechos. La ciencia explica las cosas complejas en términos de las interacciones de cosas más simples; hasta ultimadamente la interacción de las partículas fundamentales. Yo (Y me atrevo a decir tú) pienso que es un bella simple idea de que todas las cosas están hechas de partículas fundamentales que; aunque excesivamente numerosas, provienen todas de un pequeño, conjunto finito de tipos de partículas. Si somos escépticos; es probable que sea porque pensamos que la idea es simple también. Pero para Swinburne no es simple en lo absoluto; totalmente lo contrario.
Dado que la cantidad de partículas de cualquier tipo en particular; digamos, electrones, es grande, Swinburne piensa que es demasiada coincidencia que tantas tengan las mismas propiedades. Un electrón; podía tragarse él. Pero billones y billones de electrones; todos con las mismas propiedades, es lo que realmente excita su incredulidad. Para él, sería más simple, más natural, menos demandante de explicaciones, si todos los electrones fuesen diferentes el uno del otro. Peor, ningún electrón debería retener naturalmente sus propiedades durante más de un instante cada vez: cada uno debería cambiar caprichosamente, al azar y fugazmente a cada momento. Esa es la simple visión de Swinburne del estado de las cosas.
Cualquier cosa más uniforme (lo que usted y yo llamaríamos más simple), requiere de un explicación especial: “Es sólo porque los electrones y los pedacitos de cobre y de otros objetos materiales tienen los mismos poderes en el siglo veinte que tenían en el siglo diecinueve, que las cosas son como son ahora”.
Entra Dios. Dios llega al rescate deliberadamente y continuamente manteniendo las propiedades de todos esos billones de electrones y pedacitos de cobre; y neutralizando su engranada inclinación a las fluctuaciones salvajes y erráticas. Por eso es que, cuando usted ha visto a un electrón, usted los ha visto a todos. Por eso es que todos los pedacitos de cobre se comportan como cobre. Y por eso es que cada electrón y cada pedacito de cobre permanece como sí mismo de un micro-segundo a otro micro-segundo; y de un siglo a otro. Es porque Dios constantemente mantiene un dedo sobre cada partícula; controlando sus desordenados excesos y a latigazos manteniéndolas en línea con sus colegas, para que permanezcan como sí mismas.
¿Pero cómo posiblemente puede Swinburne mantener que esta hipótesis de Dios simultáneamente manteniendo un gazillón de dedos sobre los electrones es una hipótesis simple? Es; por supuesto, precisamente lo opuesto a simple.
Swinburne hace el truco para su propia satisfacción mediante una pieza de Chutzpah [increíble insolencia] intelectual que quita el aliento. Él afirma, sin justificación, que Dios es solamente una sustancia única. Cuán brillante economía de causas explicatorias, comparada con todos esos gigazillones de electrones independientes ¡todos los cuales resulta ser que son lo mismo!
El teísmo afirma que cada otro objeto que existe es causado a existir y mantenido en existencia sólo por una sustancia: Dios. Y afirma que cada propiedad que tiene cada sustancia, es debido a que Dios las causa o les permite existir. Es un monolito de una simple explicación para postular pocas causas. No puede haber en este respecto una explicación más simple que la que postula sólo una causa. El teísmo es más simple que el politeísmo. Y el teísmo postula para su única causa; a una persona [con] poder infinito (Dios puede hacer cualquier cosa lógicamente posible), conocimiento infinito (Dios sabe todo lo lógicamente posible de ser sabido), e infinita libertad.
Swinburne; concede graciosamente que Dios no puede hacer trucos que sean lógicamente imposibles; y uno se siente agradecido por esta indulgencia. Habiendo dicho eso, no existe límite para los propósitos explicatorios a los cuales el infinito poder de Dios está dedicado. ¿Tiene la ciencia una pequeña dificultad para explicar a X? No hay problema. No le eche otro vistazo a X. El poder infinito de Dios está engranado sin esfuerzo para explicar a X (junto a todo lo demás); y siempre es una supremamente simple explicación; porque, después de todo, sólo existe un Dios. ¿Qué podría ser más simple que eso?.
Bien; realmente, casi todo. Un Dios capaz de monitorizar continuamente y de controlar el estatus individual de cada partícula del universo no puede ser simple. Su existencia va a necesitar una explicación del tamaño de un mamut. Peor (desde el punto de vista de la simplicidad), otras esquinas de la gigante conciencia de Dios están simultáneamente preocupadas con lo que hacen y con las plegarias de cada uno de los seres humanos—y de cualquier inteligente extraterrestre que pueda existir en otros planetas; en ésta y en cien mil millones de otras galaxias.
Dios; conforme a Swineburne, hasta tiene que decidir continuamente no intervenir milagrosamente para salvarnos cuando tengamos cáncer. Él nunca haría eso; porque, “Si Dios respondiese a la mayoría de las plegarias por un pariente para que se recupere de cáncer; entonces el cáncer ya no sería un problema que los humanos tendrían que resolver” Y; entonces, ¿Qué hallaremos para hacer con nuestro tiempo?
No todos los teólogos van tan lejos como Swinburne. De todas formas, la asombrosa sugerencia de que la Hipótesis de Dios, es simple puede ser hallada en otros escritos teológicos modernos. Keith Ward; siendo Profesor Regio de la Escuela de la Divinidad en Oxford, fue muy claro sobre el asunto en su libro de 1996, Dios, Chance y Necesidad:
De hecho, el teísta afirmaría que Dios es una explicación muy elegante, económica y fructífera para la existencia del universo. Es económica porque le atribuye la existencia y la naturaleza de absolutamente todo el universo a un solo ser; una causa definitiva que asigna una razón para la existencia de todo; incluyéndose a sí mismo. Es elegante, porque de una idea clave—la idea del ser más perfecto posible—la totalidad de la naturaleza de Dios y la existencia del universo pueden ser explicadas inteligiblemente.
Al igual que Swinburne, Ward confunde lo que significa explicar algo; y él también parece que no entiende lo que significa decir que algo es simple. No estoy claro si Ward realmente piensa que Dios es simple, o si la cita de arriba consistió en un ejercicio temporal en “defensa del argumento”.
Sir John Polkinghorne en La Ciencia y La Creencia Cristiana, cita el anterior criticismo de Ward del pensamiento de Tomás Aquino: “Su error básico está en suponer que Dios es lógicamente simple—simple no sólo en el sentido de que su ser es indivisible, sino en el más fuerte sentido de que lo que es cierto de cualquier parte de Dios es cierto de su totalidad”.
“Es completamente coherente; sin embargo, suponer que Dios; aún siendo indivisible, es internamente complejo” Ward lo capta correctamente aquí. De hecho, el biólogo Julian Huxley; en 1912, definió la complejidad en términos de “heterogeneidad de partes”, con lo cual él quiso significar un tipo particular de funcionabilidad indivisible.[120]
En cualquier otro lugar; Ward da evidencia de la dificultad que tiene la mente teológica en captar de donde proviene la complejidad de la vida. Él cita a otro teólogo-científico, el bioquímico Arthur Peacocke (el tercer miembro de mi trío de científicos británicos religiosos), como postulando la existencia en la materia viviente de una “propensión a la creciente complejidad”. Ward caracteriza esto como: “algún inherente peso del cambio evolucionario que favorece a la complejidad”. Él continúa para sugerir que tal error “podría ser algún peso del proceso mutacional, para asegurar que mutaciones más complejas ocurrieron”.
Ward es escéptico sobre esto; como bien lo debería ser. El empuje evolucionario hacia la complejidad proviene; en aquellos linajes en donde aparezca, no de ninguna propensión inherente hacia la creciente complejidad; y no de las mutaciones erradas. Proviene de la selección natural: el proceso que; hasta donde nosotros sabemos, es el único proceso capaz de generar complejidad, partiendo de la simplicidad. La teoría de la selección natural es genuinamente simple. También lo es el origen desde donde comienza. Lo que ella explica; por otra parte, es complejo casi más allá de lo que puede decirse: más complejo que cualquier otra cosa que podamos imaginar; excepto un Dios capaz de diseñarlo.
UN INTERLUDIO EN CAMBRIDGE
En una reciente conferencia en Cambridge sobre ciencia y religión; donde presenté el argumento que llamo aquí El Argumento del 747 Definitivo, encontré que; para decir lo menos, fue un cordial fracaso lograr una reunión de mentes sobre el asunto de la simplicidad de Dios. La experiencia fue reveladora; y me gustaría compartirla aquí.
Primero debo confesar (esa es probablemente la palabra correcta) que la conferencia fue promovida por la Fundación Templeton. La audiencia era una pequeña cantidad de periodistas científicos escogidos a dedo de Gran Bretaña y los Estados Unidos de América. Yo era el ateo entre los dieciocho oradores invitados.
Uno de los periodistas; John Horgan, reportó que a cada uno de ellos le habían pagado la bonita suma de 15 mil dólares (32 millones 250 mil bolívares) para que asistiesen a la conferencia, más los gastos de viaje. Esto me sorprendió. Mi larga experiencia de conferencias académicas no incluyen instancias donde a la audiencia (en oposición a los oradores) se le pagó por asistir. ¿Estaba Templeton usando su dinero para sobornar a los periodistas científicos y subvertir la integridad científica? John Horgan más tarde se preguntaba lo mismo; y escribió un artículo sobre toda mi experiencia.[121] Allí él reveló; para mi sentimiento de vejación, que mi anunciada presencia como orador, lo había ayudado a él y a otros a sobreponerse a sus dudas:
El biólogo británico, Richard Dawkins, cuya participación en la reunión ayudó a convencerme a mí y otros compañeros sobre su legitimidad, fue el único orador que denunció que las creencias religiosas son incompatibles con la ciencia; irracionales y dañinas. Los otros oradores—tres agnósticos, un judío, un deísta, y doce cristianos, (un filósofo musulmán canceló en el último minuto)—ofrecieron una perspectiva claramente inclinada a favor de la religión y el cristianismo.
El artículo de Horgan es en sí mismo afectuosamente ambivalente. A pesar de sus dudas, hubo aspectos de la experiencia que él claramente valoró (y también lo hice yo, como se hará evidente abajo). Horgan escribió:
Mis conversaciones con los creyentes profundizó mi apreciación sobre el porqué, algunas personas inteligentes y bien educadas, abrazan la religión. Un reportero discutió la experiencia de hablar en lenguas, y otro describió haber tenido una relación íntima con Jesús. Mis convicciones no cambiaron, pero sí las de otros. Por lo menos un amigo dijo que su fe estaba divagando como resultado de la disección de la religión hecha por Dawkins. Y si la Fundación Templeton puede ayudar a que ocurra hasta tan minúsculo paso adelante hacia mi visión de un mundo sin religión, ¿Cuán malo puede ser?
El agente literario; John Brockman, en su sitio de internet “Edge” (“Borde”, a menudo descrito como un salon científico on-line), le dio un segundo aire al artículo de Horgan, donde provocó varias respuestas; incluyendo una del teorista físico; Freeman Dyson. Yo le respondí a Dyson, citando de su discurso de aceptación cuando él ganó el Premio Templeton. Si a él le gustó o nó, al aceptar el Premio Templeton, Dyson le envió una poderosa señal al mundo. Sería tomado como una promoción de la religión por uno de los físicos más distinguidos del mundo.
“Estoy contento de ser uno de la multitud de cristianos que no le importa mucho la doctrina de la Trinidad o la verdad histórica de los evangelios”
¿Pero no es eso exactamente lo que un científico ateo diría, si él quisiese sonar como cristiano? Hice citas adicionales del discurso de aceptación de Dyson, intercalándolas satíricamente con preguntas imaginarias (en itálicas) a un funcionario de Templeton:
¿¡OH, usted quiere algo un poquito más profundo, también?
Que tal...
“Yo no hago una clara distinción entre mente y Dios. Dios es en lo que la mente se convierte cuando ha pasado más allá de la escala de nuestra comprensión”
¿He dicho ya lo suficiente?, y ¿Puedo regresar ahora a hacer física? ¡OH, ¿No es suficiente todavía? Okey, entonces, ¿Qué les parece esto?...
“Aún en la horripilante historia del siglo veinte, yo veo alguna evidencia de progreso en la religión. Los dos individuos que representaron las maldades de nuestro siglo, Adolfo Hitler y Joseph Stalin, eran ambos ateos declarados”[122]
¿Puedo irme ahora?
Dyson podría fácilmente refutar las implicaciones de estas citas de su discurso de aceptación del Premio Templeton, sólo si él explicase claramente cuál evidencia encuentra él para creer en Dios; en algo más que simplemente el sentido einsteiniano; al que, como expliqué en el capítulo primero, todos nosotros nos podemos suscribir. Si entiendo el punto de Horgan, este es, que el dinero de Templeton corrompe a la ciencia. Estoy seguro que Freeman Dyson está bien arriba de ser corrompido. Pero su discurso de aceptación es todavía desafortunado, si es que parece sentar un ejemplo para otros.
El Premio Templeton es dos órdenes de magnitud más grande que la inducción ofrecida a los periodistas en Cambridge; habiendo sido explícitamente establecido para ser más grande que el Premio Nóbel [en recompensa monetaria]. En una vena faustiana, mi amigo el filósofo Daniel Dennett, una vez bromeó conmigo: “Richard; si alguna vez tienes tiempos difíciles...”
Por mejor o peor, asistí dos días a la conferencia de Cambridge, dando mi propia charla y tomando parte en las discusiones de varias otras charlas. Desafié a los teólogos a responder al punto de que un Dios capaz de diseñar un universo; o cualquier otra cosa, tendría que ser complejo y estadísticamente improbable. La respuesta más fuerte que escuché fue que yo estaba brutalmente tratando de hacer pasar como genuina una epistemología científica a una teología que no la acepta.[123] Los teólogos siempre han definido a Dios como simple. ¿Quién era yo; un científico, para dictarle a los teólogos que su Dios tenía que ser complejo? Los argumentos científicos; como los que yo acostumbraba a exponer en mi propio campo, eran inapropiados ya que los teólogos siempre mantuvieron que Dios yace fuera de la ciencia.
No obtuve la impresión de que los teólogos que montaron esta evasiva defensa, estuviesen siendo deliberadamente deshonestos. Pienso que fueron sinceros. Aún así, irresistiblemente recordé el comentario de Peter Madawar, sobre el libro El Fenómeno del Hombre, del Padre Teilhard de Chardin, en el transcurso de lo que posiblemente es la más grande revisión negativa de un libro de todos los tiempos: “Su autor puede ser excusado de deshonestidad sólo basándonos en que antes de engañar a otros él ha sufrido grandes dolores para engañarse a sí mismo”.[124] Los teólogos de mi encuentro de Cambridge, se estaban definiendo a sí mismos dentro de una Zona Epistemológica Segura, donde el argumento racional no puede alcanzarlos por que ellos han declarado por decreto que no pueden serlo. ¿Quién era yo para decir que el argumento racional era el único tipo de argumento admisible? Existen otras formas de saber que deben ser desplegadas para conocer a Dios.
La más importante de estas otras formas de saber resultó ser la experiencia personal y subjetiva sobre Dios. Varios participantes en Cambridge afirmaron que Dios les habló a ellos; dentro de sus cabezas, tan vívidamente y tan personalmente, como lo haría otro humano. Ya he lidiado con la ilusión y la alucinación en el capítulo tercero (“El argumento de la experiencia personal”), pero en la conferencia de Cambridge, añadí dos puntos.
Primero, que si Dios realmente sí se comunica con humanos; ese hecho enfáticamente, no yacería fuera de la ciencia. Dios viene brotando desde cualquier dominio de otro-mundo en su natural presencia, atravesando nuestro mundo donde sus mensajes pueden ser interceptados por cerebros humanos—¿Y ese fenómeno no tiene nada que ver con la ciencia?.
Segundo, un Dios que es capaz de enviar señales inteligibles a millones de personas simultáneamente, no puede ser, cualquier otra cosa que sea él, simple. ¡Tamaño ancho de banda! Dios podría no tener un cerebro hecho de neuronas; o un CPU hecho de silicio, pero si él tiene el poder que se le atribuye; él tiene que tener algo mucho más elaborado y construido no-al-azar, que el cerebro más grande o la mayor computadora que nosotros conozcamos.
De nuevo mis amigos teológicos regresaron al punto que tenía que haber una razón del porqué existe algo en vez de nada. Debe haber habido una primera causa de todo; y nosotros podríamos también darle el nombre de Dios. Sí; dije yo, pero él debía ser simple, y en consecuencia, cualquier nombre que le demos, Dios no es un nombre apropiado (a menos que nosotros; explícitamente, lo despojemos de todo el equipaje que la palabra “Dios” lleva en las mentes de la mayoría de los creyentes religiosos). La primera causa que nosotros buscamos debe haber sido la simple base para una grúa auto-productora que eventualmente dio origen al mundo como lo conocemos en su actual compleja existencia. Sugerir que el original primer movedor era lo suficientemente complicado para dedicarse al diseño inteligente; para no decir nada sobre leerle la mente a millones de humanos simultáneamente, es equivalente a entregarse a sí mismo una mano de cartas perfecta en un juego de bridge.
Miren alrededor al mundo de la vida; a la selva lluviosa del Amazonas con su riqueza de enmarañadas lianas; bromelias; raíces con extensos soportes salientes; su ejército de hormigas y a sus jaguares; sus tapires y báquiros; ranas arborícolas y loros. Lo que ustedes están viendo es el equivalente estadístico de una mano de cartas perfecta (piensen sobre todas las otras formas que ustedes podrían barajar las partes; ninguna de las cuales, funcionaría)—excepto porque nosotros sabemos como llegó a ser así: por la grúa gradualista de la selección natural. No es simplemente que los científicos se amotinen ante una silente aceptación de que tal improbabilidad simplemente surgió espontáneamente; el sentido común también ladra.
Sugerir que la primera causa; la gran incógnita que es responsable de que algo exista en vez de nada; es un ser capaz de diseñar al universo y de hablar con millones de personas simultáneamente, es una abdicación total de la responsabilidad de hallar una explicación. Es una aterrorizante exhibición de auto-indulgencia, es usar ganchos celestiales para negar el pensamiento.
No estoy defendiendo alguna suerte de estrecha vía científica de pensar. Pero lo mínimo que cualquier búsqueda honesta de la verdad debe tener para establecer tales monstruosidades de improbabilidad; como por ejemplo, una selva lluviosa, un arrecife de coral, o un universo, es una grúa, no un gancho celestial.
La grúa no tiene que ser la selección natural. Admitidamente, nadie ha pensado nunca en una mejor. Pero podrían existir otras aún por descubrir. Quizás la “inflación” que postulan los físicos como ocupando alguna fracción del primer yoctosegundo [una septillonésima de segundo: 10-24] de la existencia del universo resultará ser; cuando esté mejor entendida, una grúa cosmológica que se erigirá al lado de la grúa biológica de Darwin.
O quizás, la elusiva grúa que buscan los cosmólogos será una versión de la misma idea de Darwin: o el modelo de Smolin, o algo similar. O quizás sea el multiverso más el principio antrópico propuesto por Martin Rees y otros. Podría ser un diseñador súper humano—pero, si es así, muy ciertamente no será un diseñador que simplemente apareció de repente; o uno que siempre existió. Si (lo que yo no creo ni por un segundo), nuestro universo fue diseñado; y a fortiori [por alguna razón más poderosa] el diseñador lee nuestros pensamientos y proporciona asesoramientos con su infinita sabiduría; perdón y redención; el diseñador está obligado a ser el producto final de algún tipo de escalador acumulativo o grúa; quizás una versión del darwinismo en otro universo.
La defensa de última trinchera de mis críticos en Cambridge fue atacar. Toda mi visión del mundo fue condenada como perteneciendo “al siglo diecinueve”. Este es un argumento tan malo, que casi omito mencionarlo. Pero desafortunadamente, lo encuentro muy frecuentemente. No hay necesidad de decir; que llamar a un argumento “del siglo diecinueve”, no es lo mismo que explicar qué tiene de malo. Algunas ideas del siglo diecinueve fueron muy buenas ideas; no menos la peligrosa idea de Darwin.
En cualquier caso, este tipo particular de insulto; pareció un poquito valioso, al provenir de un individuo (un distinguido geólogo de Cambridge; con toda seguridad bien avanzado a lo largo del camino faustiano hacia un futuro Premio Templeton), quien justificó su propia creencia cristiana invocando lo que él llamó la historicidad del Nuevo Testamento. Fue precisamente en el siglo diecinueve que los teólogos; especialmente en Alemania, pusieron en graves dudas esa supuesta historicidad, usando los métodos de la historia basados en evidencias, para hacerlo. Esto fue; de hecho, rápidamente señalado por los teólogos en la conferencia de Cambridge.
En cualquier caso, yo sé que el sarcasmo de viejo implicado en el “siglo diecinueve”, va con el sarcasmo sobre la “aldea ateísta”. Y quiere decir: “Contrariamente a lo que tú piensas; Ja, Ja, Ja, nosotros ya no creemos en un viejo con una larga barba blanca; Ja, Ja, Ja”. Todos los tres chistes son un código para algo más; exactamente como, cuando yo viví en los Estados Unidos de América a finales de la década de 1960, “Ley y Orden”, era el código de los políticos para el prejuicio racial anti-negros.[125]
¿Cuál entonces, es el significado codificado de “Tú eres tan del siglo diecinueve” en el contexto de una discusión sobre religión? Codifica por: “Tú eres tan crudo y tan falta de sutilezas. ¿Cómo puedes ser tan insensible y grosero como para preguntarme directamente a boca de jarro una pregunta como: “¿Tú crees en los milagros?” ó “¿Tú crees que Jesús nació de una virgen?”. ¿No sabes tú que en una sociedad cortés nosotros no hacemos esas preguntas?. Ese tipo de preguntas se hacían en el siglo diecinueve.” Pero piensen sobre porqué es descortés hacer directamente tales preguntas factuales a las personas religiosas de hoy. Es porque ¡Es vergonzoso! Pero lo que es vergonzoso, es la respuesta: si ésta es sí.
La conexión con el siglo diecinueve está ahora clara. El siglo diecinueve fue la última vez cuando fue posible para una persona educada admitir que creía en milagros como el nacimiento virginal, sin pasar vergüenza. Cuando son presionados, muchos cristianos educados de hoy, son demasiado leales para negar el nacimiento virginal y la resurrección. Pero esto los avergüenza, porque sus mentes racionales saben que es absurdo, así que ellos preferirían mucho que no se les preguntase eso. En consecuencia, si alguien como yo, insiste en hacer la pregunta, soy yo el que es acusado de ser “del siglo diecinueve”. Es realmente chistoso, cuando uno piensa sobre ello.
Abandoné la conferencia estimulado y vigorizado; y reafirmado en mi convicción de que el argumento de la improbabilidad—el gambito del 747 definitivo—es un argumento muy serio contra la existencia de Dios; y uno sobre el cual aún no he escuchado a ningún teólogo dar una respuesta convincente, a pesar de las numerosas oportunidades e invitaciones para hacerlo.
Dan Dennett correctamente lo describe como: “una refutación irrefutable”, tan devastante hoy como cuando Philo la usó para derrotar decisivamente a Cleanthes en los Diálogos de Hume hace dos siglos. Un gancho celestial lo mejor que podría lograr, es posponer la solución al problema; pero Hume no podía pensar sobre ninguna grúa, así que se rindió.[126] Darwin; por supuesto, suministró la grúa vital. ¡Cómo la hubiese adorado Hume!.
Este capítulo ha contenido el argumento central de mi libro, y así, con el riesgo de sonar repetitivo, lo resumiré en una serie numerada de seis puntos:
01. Uno de los mayores desafíos al intelecto humano; a través de los siglos, ha sido como explicar como surge en el universo, la compleja e improbable apariencia de diseño.
02. La tentación natural es la de atribuir la apariencia de diseño al mismo diseño actual. En el caso de un artefacto hecho por el hombre; como un reloj, el diseñador fue realmente un ingeniero inteligente. Es tentador aplicar la misma lógica a un ojo o a un ala, a una araña o a una persona.
03. Esa tentación es falsa; porque la hipótesis de un diseñador hace surgir inmediatamente el mayor problema de quién diseñó al diseñador. Todo el problema con el que comenzamos, fue el problema de explicar la improbabilidad estadística. Obviamente; no es una solución, postular algo aún más improbable. Necesitamos una “grúa”; no un “gancho celestial”, porque sólo una grúa puede encargarse de trabajar gradualmente y plausiblemente, desde la simplicidad hasta una complejidad que de otra manera sería improbable.
04. La más ingeniosa y poderosa grúa descubierta hasta ahora es la evolución darwiniana mediante la selección natural. Darwin y sus sucesores han demostrado cómo las criaturas vivientes; con su espectacular improbabilidad estadística y apariencia de diseño, han evolucionado lentamente mediante grados incrementales desde comienzos simples. Nosotros podemos ahora con seguridad decir que la ilusión del diseño en las criaturas vivientes es precisamente eso—una ilusión.
05. Nosotros todavía no tenemos una grúa equivalente para la física. Algún tipo de teoría de un multiverso; podría en principio, hacer para la física el mismo trabajo explicatorio que el darwinismo hace para la biología. Este tipo de explicación es superficialmente menos satisfactoria que la versión biológica del darwinismo, porque hace demandas más pesadas a la suerte. Pero el principio antrópico nos capacita para postular mucha más suerte que con la que nuestra limitada intuición humana se siente cómoda.
06. No debemos renunciar a nuestras esperanzas de que aparezca una mejor grúa en física; algo tan poderoso como lo es el darwinismo para la biología. Pero aún en ausencia de una grúa fuertemente satisfactoria comparable a la biológica, las relativamente débiles grúas que tenemos en el presente; son, asistidas por el principio antrópico; auto-evidentemente mejores que la auto-derrotista hipótesis de un gancho celestial llamado diseñador inteligente.
Si el argumento de este capítulo es aceptado; la premisa factual de la religión—la Hipótesis de Dios—es insostenible. Dios; casi ciertamente, no existe. Esta es la conclusión principal de este libro hasta ahora. Siguen ahora varias preguntas. Aún si aceptamos que Dios no existe, ¿No tiene todavía la religión mucho a su favor?.
¿No es eso el consuelo? ¿No motiva ella a las personas a hacer el bien? Si no fuese por la religión ¿Cómo sabríamos nosotros lo que es bueno? ¿Porqué; en cualquier caso, ser tan hostil? ¿Porqué, si es falsa, todas las culturas del mundo tienen una religión? Cierta o falsa, la religión es ubicua; así que, ¿De dónde proviene?. Es a esta última pregunta a la que nos referiremos a continuación.
5.- LAS RAÍCES DE LA RELIGIÓN
Para un psicólogo evolucionario, la extravagancia universal de los rituales religiosos, con sus costos en tiempo, recursos, dolor y privaciones, debería sugerirle; tan vívidamente como el trasero de un mandril, que la religión podría ser adaptiva
—MAREK KOHN
EL IMPERATIVO DARWINIANO
Todo el mundo tiene su teoría consentida sobre de dónde proviene la religión y porqué las culturas humanas la tienen. Ésta da consuelo y confort. Promueve la solidaridad entre los grupos. Satisface nuestras ansias de entender el porqué de nuestra existencia. Llegaré a explicaciones de este tipo en un momento, pero quiero comenzar con una pregunta previa; una que tiene precedencia por razones que veremos: Una pregunta darwiniana sobre la selección natural.
Sabiendo que nosotros somos el producto de la evolución darwiniana, nosotros deberíamos preguntar cuál presión o cuáles presiones ejercidas por la selección natural, favorecieron el impulso hacia la religión. La pregunta gana urgencia de las consideraciones darwinianas estándar sobre economía. La religión es tal desperdicio, es tan extravagante; y la selección darwiniana convierte en su objetivo a la eliminación del desperdicio. La naturaleza es un contador miserable; rencorosa hasta con los centavos, vigilante del reloj, y castiga hasta la extravagancia más pequeña. Sin descanso e incesantemente; como explicó Darwin, “la selección natural realiza escrutinios diariamente y a cada hora, por todo el mundo, de toda variación; hasta la más ligera, rechazando a la que es mala, preservando y añadiendo toda la que es buena. Silenciosamente e insensiblemente, trabajando, cuandoquiera y dondequiera que aparezca una oportunidad para mejorar a cada ser orgánico”. Si un animal silvestre habitualmente desempeña alguna actividad inútil; la selección natural favorecerá a los individuos rivales que dedican su tiempo y energía; en vez, a sobrevivir y reproducirse. La naturaleza no puede costear frívolos jeux d’espirit [Francés: acertijos; adivinanzas] El utilitarianismo se impone inmisericordemente; aún si no siempre parezca de ese modo.
Frente a esto; la cola de un pavo real es un jeu d’espirit par excellence [Francés: un acertijo por excelencia] Con toda seguridad no favorece a la supervivencia de su poseedor. Pero sí beneficia a los genes que lo distinguen a él de sus menos espectaculares rivales. La cola es una propaganda; que compra su lugar en la economía de la naturaleza atrayendo a las hembras. Lo mismo es cierto de la mano de obra y el tiempo que un pájaro bower macho dedica a su lecho nupcial: una especie de cola externa construida con hierbas, ramitas, frutas pequeñas y coloridas, flores; y, cuando están disponibles, cuentas, baratijas y tapas de botellas.
Al centro y a la izquierda, pájaros Bower. A la derecha un pavo real
O; para escoger un ejemplo que no involucra a la propaganda, existe el “hormigueo”: el extraño hábito de pájaros; como algunos arrendajos azules (bluejays) de “bañarse” en los nidos de las hormigas, o de aplicar hormigas a su plumaje. Nadie está seguro cual es el beneficio de este hormigueo—quizás algún tipo de higiene; limpiando parásitos de las plumas. Existen varias otras hipótesis; ninguna de ellas fuertemente apoyada por evidencias. Pero la incertidumbre sobre los detalles no detiene—ni tampoco debería—al darwinismo de presumir, con gran confianza, que el hormigueo debe obligatoriamente estar “a favor” de algo. En este caso, el sentido común puede estar de acuerdo; pero la lógica darwiniana tiene una razón en particular para pensar que; si el pájaro no lo hiciera, sus prospectos estadísticos de éxito genético serían dañados; aún si nosotros no conocemos todavía la ruta precisa del daño.
Arrendajo azul (Bluejay--Cyanocitta cristata) y su hábito de “hormigueo”
La conclusión se deriva de las premisas gemelas de que la selección natural castiga el desperdicio de tiempo y energía; y que los pájaros son consistentemente observados dedicando tiempo y energía al “hormigueo”.
Si existe un manifiesto de una sola oración de este principio “adapcionista”, éste fue expresado—admitidamente en términos en alguna medida extremos y exagerados—por el distinguido geneticista de Harvard; Richard Lewontin: “Ese es el único punto sobre el que pienso que todos los evolucionistas están de acuerdo; que es virtualmente imposible hacer un mejor trabajo que el que está haciendo un organismo en su propio ambiente”.[127] Si algo no fuese positivamente útil para la supervivencia y la reproducción, la selección natural desde hace largo tiempo ha favorecido a los individuos que se restringen de hacerlo. Un darwiniano podría ser tentado a decir lo mismo de la religión; de allí la necesidad de esta discusión.
Para un evolucionista, los rituales religiosos “sobresalen como pavos reales en un claro del bosque iluminado por el sol” (frase de Dan Dennett). El comportamiento religioso es un gran escrito humano equivalente al hormigueo de los bluejays o al comportamiento nupcial de los pájaros Bower. Es consumidor de tiempo, consumidor de energía; a menudo tan extravagantemente ornamentado como el plumaje de un ave del paraíso. La religión puede poner en peligro la vida del individuo piadoso; así como las vidas de otros. Miles de personas han sido torturadas por su lealtad a una religión; perseguidos por fanáticos extremistas por lo que en muchos casos es una fe alternativa escasamente distinguible. La religión devora los recursos; algunas veces en escala masiva. Una catedral medieval podría consumir un siglo-hombre en su construcción; y aún así nunca es usada como vivienda, o para cualquier otro propósito reconociblemente útil. ¿Era algún tipo de cola de pavo real arquitectural? Si fue así, ¿A quién iba dirigida la propaganda? La música sacra y las pinturas devotas monopolizaron grandemente el talento medieval y renacentista. Personas devotas han muerto por sus dioses y sido muertas por él, sangrado sus espaldas a latigazos por él; jurado permanecer en una vida de celibato o de silencio solitario, todo por el servicio a la religión.
¿Para qué es todo esto? ¿Cuál es el beneficio de la religión?
Por “beneficio” el darwiniano normalmente significa algún mejoramiento en la supervivencia de los genes del individuo. Lo que está ausente aquí es el importante punto de que el beneficio darwiniano no está restringido a los genes del organismo individual. Existen tres objetivos alternativos a este beneficio. Uno surge de la teoría de selección de grupo; y llegaré a ello. El segundo se deriva de la teoría que defendí en El Fenotipo Extendido: el individuo que usted está observando puede estar trabajando bajo la manipuladora influencia de genes de otro individuo; quizás un parásito. Dan Dennett nos recuerda que el resfriado común es universal a todos los pueblos humanos en la misma forma en que lo es la religión; aún así, no queremos sugerir que los resfriados nos benefician. Abundantes ejemplos son conocidos de animales manipulados para que se comporten en una forma que beneficie la transmisión de un parásito hasta su próximo anfitrión. Yo encapsulé este punto en mi “teorema central del fenotipo extendido”:
“El comportamiento de un animal tiende a maximizar la supervivencia de los genes ‘a favor’ de ese comportamiento; sin importar que esos genes estén en el cuerpo de un animal en particular que desempeña ese comportamiento”.
Tercero, el “teorema central” puede sustituir a los “genes” por el término más general “replicadores”. El hecho de que la religión es ubicua probablemente significa que ha funcionado en beneficio de algo; pero puede que no sea en beneficio de nosotros o de nuestros genes. Puede ser para el beneficio de sólo las ideas religiosas en sí mismas; hasta el grado que ellas se comportan en forma parecida a los genes, como replicadores. Trataré esto abajo, bajo el título: “Camina suavemente, porque estás caminando sobre mis memes”.
Mientras tanto, me apuraré con las más tradicionales interpretaciones del darwinismo, en el cual, se asume que “beneficio” significa beneficio a la supervivencia y reproducción del individuo.
Los pueblos cazadores y recolectores como las tribus aborígenes de Australia presumiblemente viven en una forma parecida a como lo hicieron nuestros distantes antepasados. El filósofo de la ciencia neo-zelandés / australiano; Kim Sterelny señala un contraste dramático en sus vidas. Por una parte, los aborígenes son estupendos sobrevivientes bajo condiciones que ponen a prueba sus habilidades prácticas al máximo. Pero; continúa Sterelny, a pesar de lo inteligente que sea nuestra especie, nosotros somos perversamente inteligentes. Las mismas personas que son tan expertas sobre el mundo natural, y en cómo sobrevivir en él, simultáneamente atiborran sus mentes con creencias que son palpablemente falsas y para las cuales la palabra “inútil” es una generosa subestimación. El mismo Sterelny está familiarizado con los pueblos aborígenes de Papúa Nueva Guinea. Ellos sobreviven bajo arduas condiciones donde es difícil obtener alimentos; debido a su esfuerzo son poseedores de un “legendario y minucioso entendimiento de su ambiente biológico; pero lo combinan con profundas y destructivas obsesiones con la contaminación de la menstruación femenina y la brujería. Muchas de las culturas locales son atormentadas por el miedo a la brujería y a la magia; y por la violencia que acompaña a esos miedos”. Sterelny nos desafía a explicar “cómo podemos ser simultáneamente tan inteligentes y tan brutos”.[128]
Aunque los detalles difieren a lo largo del mundo, ninguna cultura conocida carece de alguna versión de fantasías rituales de la religión que son consumidoras de tiempo; consumidoras de riqueza, provocadoras de hostilidades; contrarias a los hechos, y contraproducentes. Algunos individuos educados pueden haber abandonado la religión; pero todos fueron criados en una cultura religiosa de la cual ellos tuvieron que tomar una decisión conciente de separarse. El viejo chiste nor-irlandés: “Sí, ¿Pero eres tú un ateo protestante o un ateo católico?, está clavado con una verdad amarga.
El comportamiento religioso puede ser llamado universalmente humano en la misma forma en que puede serlo el comportamiento heterosexual. Ambas generalizaciones permiten excepciones individuales; pero todas esas excepciones conocen demasiado la norma de la cual ellos se han separado. Las características universales de las especies, demandan una explicación darwiniana.
Obviamente; no existe dificultad para explicar la ventaja darwiniana del comportamiento sexual. Es sobre producir bebés; aún en aquellas ocasiones donde la contra-concepción y la homosexualidad parecen contradecirla. ¿Pero qué hay sobre el comportamiento religioso? ¿Porqué los humanos ayunan, se arrodillan, hacen genuflexiones, asienten maníacamente hacia una pared; participan en cruzada, o de alguna manera se involucran en costosas prácticas que pueden consumir la vida; y en casos extremos, acabar con ella?
VENTAJAS DIRECTAS DE LA RELIGIÓN
Existe poca evidencia de que las creencias religiosas protegen a las personas de enfermedades relacionadas con el estrés. La evidencia no es fuerte; pero no sería sorprendente si fuese cierta, para el mismo tipo de razonamiento en casos como la sanación mediante fe; puede resultar que funcione en algunos casos. Desearía que no fuese necesario añadir que tales efectos beneficiosos en ninguna forma aumentan el verdadero valor de las afirmaciones religiosas. En las palabras de George Bernard Shaw: “El hecho de que un creyente es más feliz que un escéptico no es más un punto que el hecho de que un hombre borracho es más feliz que uno sobrio”.
Parte de lo que un doctor puede dar a un paciente es consolación y confianza. Mi doctor literalmente no practica el saneamiento mediante la fe usando la imposición de manos. Pero son muchas las veces que yo he sido “sanado” de alguna molestia menor por una voz que me da seguridad proveniente de un rostro inteligente encima de un estetoscopio. El efecto placebo está bien documentado y hasta no es misterioso. Facsímiles de píldoras, con ninguna propiedad farmacológica; demostrablemente, mejoran la salud. Por eso es que las pruebas doblemente ciegas de los medicamentos en estudio, están obligadas a usar placebos en el grupo de control. Por ello es que los remedios homeopáticos parecen funcionar; a pesar de que ellos son tan diluidos que portan la misma cantidad del ingrediente activo que los placebos de control: cero moléculas. Incidentalmente, un desafortunado producto secundario de la usurpación por parte de abogados del territorio de los doctores; es que los doctores no tienen miedo de prescribir placebos en sus prácticas normales. O la burocracia los podría obligar a ellos a identificar los placebos en notas escritas a las cuales el paciente tenga acceso; lo que, por supuesto, derrota el objetivo. Los homeópatas pueden estar teniendo un éxito relativo; porque a ellos, a diferencia de los practicantes ortodoxos, todavía se les permite administrar placebos—bajo ningún nombre.
Ellos también tienen más tiempo para dedicarse a charlar y ser amables con el paciente. Al comienzo de esta larga historia; además, la reputación de los homeópatas fue inadvertidamente aumentada por el hecho de que sus remedios no hacían absolutamente nada—en contraste, eran prácticas médicas ortodoxas; como el sangramiento, las que provocaban un daño activo.
¿Es la religión un placebo que prolonga la vida al reducir el estrés? Posiblemente; aunque la teoría debe enfrentar el desafío de los escépticos que señalan las muchas circunstancias en las que la religión en vez de aliviar el estrés, lo produce. Es difícil de creer; por ejemplo, que la salud es mejorada por el estado semi-permanente de culpabilidad mórbida sufrida por un católico romano poseído por la normal fragilidad humana y una inteligencia inferior a la normal. Quizás no es justo individualizar a los católicos. La comediante estadounidense; Kathy Ladman, observa que: “Todas las religiones son la misma: la religión es básicamente un sentimiento de culpa con diferentes días de fiesta”. En cualquier caso, hallo a la teoría del placebo no merecedora del masivamente extendido fenómeno de la religión. Yo no pienso que la razón por la cual nosotros tenemos religión, es que ésta redujo el nivel de estrés de nuestros antepasados. Esa no es una teoría lo suficientemente grande para hacer el trabajo; aunque puede que haya jugado un papel secundario. La religión es un enorme fenómeno y necesita una enorme teoría para explicarlo.
Otras teorías no captan en absoluto el punto de las explicaciones darwinianas. Estoy hablando sobre sugerencias como: “la religión satisface nuestra curiosidad sobre el universo y nuestro lugar en él”; o “la religión suministra consuelo” Puede que exista una verdad psicológica aquí; como veremos en el capítulo décimo; pero tampoco es en sí misma una explicación darwiniana. Como dijo agudamente Steven Pinker de la teoría del consuelo; en Cómo Funciona la Mente: “Sólo hace surgir la pregunta de porqué evolucionaría una mente para hallar confort en creencias que ella puede ver claramente que son falsas. Una persona que se está congelando no encuentra confort pensando que está calientito; una persona, enfrentada cara a cara con león no se calma convenciéndose a sí misma de que es un conejo”. Y; como mínimo, la teoría del consuelo necesita ser traducida a términos darwinianos, y eso es más difícil de lo que usted pueda pensar. Las explicaciones psicológicas en cuanto a que las personas encuentran algunas creencias agradables o desagradables, son explicaciones aproximadas, no definitivas.
Los darwinianos le dan suma importancia a esta distinción entre aproximada y definitiva. La explicación aproximada para la explosión en el cilindro de un motor de combustión interna evoca a las bujías. La explicación definitiva concierne el propósito para el cual la explosión fue diseñada: impulsar un pistón fuera del cilindro; de paso haciendo rotar a un cigüeñal.
De izquierda a derecha: Bujía; Cilindro; Pistón; Cigüeñal; y todas esas partes ensambladas en el extremo derecho
La causa aproximada de la religión podría ser la hiperactividad de un nódulo particular del cerebro. No debo continuar con la idea neurológica de un “centro de Dios” en el cerebro, porque yo no estoy tratando aquí con aproximaciones. Esto no es para restarle importancia. Para leer una discusión sucinta, recomiendo el libro de Michael Shermer: Cómo Creemos Nosotros: La Búsqueda de Dios en una Era de Ciencia, la que incluye la sugerencia de Michael Persinger y otros de que las experiencias religiosas visionarias están relacionadas con la epilepsia del lóbulo temporal del cerebro.
Cerebro Humano y sus Lóbulos
Pero mi preocupación en este capítulo es con la explicación darwiniana definitiva. Si los neuro-científicos encuentran un “centro de Dios” en el cerebro; los científicos darwinianos como yo, todavía queremos entender la presión de la selección natural que lo favoreció. ¿Porqué aquellos de nuestros antepasados que poseían una tendencia genética a poseer un centro de dios sobrevivían para tener más nietos que sus rivales que no la tenían? La pregunta darwiniana definitiva no es una mejor pregunta, ni una pregunta más profunda; ni más científica que la aproximación neurológica. Pero es sobre la que yo estoy tratando aquí.
Tampoco están los darwinianos satisfechos por explicaciones políticas; como: “La religión es una herramienta usada por la clase gobernante para subyugar a las clases bajas” Seguramente es cierto que los esclavos negros en los Estados Unidos de América eran consolados por las promesas de otra vida; que minimizaba su desatisfacción con ésta y de paso beneficiando a sus dueños.
La pregunta sobre si las religiones son deliberadamente diseñadas por sacerdotes o gobernantes cínicos es una interesante, a la que los historiadores deberían atender. Pero ésta; en sí misma, no es una pregunta darwiniana.
Los darwinianos todavía quieren saber porqué las personas son vulnerables a los encantamientos de la religión; y en consecuencia, a la explotación por parte de sacerdotes; políticos y reyes.
Un manipulador cínico podría usar el ansia sexual como una herramienta de poder político; pero nosotros todavía necesitamos la explicación darwiniana de porqué funciona. En el caso del ansia sexual, la respuesta es fácil: nuestros cerebros están conformados para disfrutar del sexo; en estado natural, para producir bebés. O un manipulador político podría usar la tortura para alcanzar sus fines. De nuevo, el darwiniano debe proporcionar la explicación del porqué la tortura es efectiva; del porqué nosotros haríamos cualquier cosa para evitar el dolor intenso. De nuevo, parece obvio hasta el punto de la banalidad; pero el darwiniano todavía necesita deletrearlo: la selección natural ha establecido a la percepción del dolor como una indicación de daño corporal; y programado para evitarlo. Aquellos raros individuos que no pueden sentir dolor; o no se preocupan por evitarlo, usualmente mueren jóvenes de heridas que el resto de nosotros hubiésemos dado pasos para evitarlas. Ya sea que es cínicamente explotada, o que se manifieste a sí misma espontáneamente, ¿Qué explica definitivamente nuestra ansia de dioses?
SELECCIÓN GRUPAL
Algunas supuestas respuestas definitivas resultan ser—o son reconocidamente—teorías de “selección grupal”. La selección grupal es la controversial idea de que la selección natural darwiniana escoge entre especies u otros grupos de individuos. El arqueólogo de Cambridge; Colin Renfrew, sugiere que la cristiandad sobrevivió gracias a una forma de selección grupal porque promovía la idea de lealtad dentro del grupo y amor fraterno dentro del grupo; y esto ayudó a sobrevivir a los grupos religiosos a expensas de grupos menos religiosos. El apóstol estadounidense de la selección grupal; D. S. Wilson, desarrolló independientemente una sugerencia similar en forma más extensa en, La Catedral de Darwin.
Aquí está un ejemplo inventado, para mostrar como podría lucir una teoría de selección grupal sobre la religión. Una tribu con un “dios de las batallas” activamente beligerante gana guerras en contra de tribus rivales cuyos dioses urgen la paz y la armonía; o tribus sin dioses en lo absoluto. Los guerreros que inconmoviblemente creen que la muerte de un mártir lo enviará a él directamente al paraíso; pelean valientemente, y voluntariamente entregan sus vidas. Así que las tribus con este tipo de religión son más probables de sobrevivir en las guerras inter-tribales; robar los rebaños de las tribus conquistadas, y capturar a sus mujeres para convertirlas en sus concubinas.
Tales exitosas tribus prolíficamente hacer surgir tribus hijas que salen a propagar más tribus hijas, todas adorando al mismo dios tribal. La idea de un grupo produciendo grupos hijos; como los panales que lanzan a sus enjambres; no es implausible, de paso. El antropólogo; Napoleón Chagnon, hizo un mapa de tal fisionamiento de aldeas en su celebrado estudio de “Pueblos Feroces”; los yanomamö de la selva suramericana.[129]
Chagnon no apoya la selección grupal; ni yo tampoco. Existen formidables objeciones contra ella. Siendo uno de los contendientes en la controversia; debo estar advertido de no desplazarme por mi favorita y briosa tangente, fuera del tema principal de este libro.
Algunos biólogos dejar ver la existencia de una confusión entre una verdadera selección grupal; como la de mi ejemplo hipotético del dios de las batallas, y algo más que ellos llaman selección grupal; pero que después de una inspección más cercana, resulta ser selección parental o altruismo recíproco (vea el capítulo sexto).
Aquellos de nosotros que le damos poca importancia a la selección grupal admitimos que en principio, puede ocurrir. El asunto es si representa una fuerza significativa de la evolución. Cuando se la enfrenta contra la selección a niveles más bajos—como cuando la selección grupal es usada para explicar auto-sacrificio individual—la selección de niveles más bajos es probable de ser más fuerte. En nuestra hipotética tribu, imagine a un guerrero que sólo cuida de sus intereses personales en un ejército dominado por aspirantes a mártir ansiosos de morir por la tribu y ganarse la recompensa celestial. Él sólo sería ligeramente menos probable de finalizar en el lado ganador como resultado de mantenerse en la retaguardia para salvar su propio pellejo. El martirio de sus camaradas lo beneficiará a él más de lo que beneficia a cada uno de ellos en promedio, porque ellos estarán muertos. Él y sus genes son más probables de reproducirse hacia la siguiente generación, por rehusarse a convertirse en mártir. En consecuencia; las tendencias hacia el martirio declinarán en las futuras generaciones.
Este es un simplificado ejemplo de juguete; pero ilustra un problema perenne en la selección grupal. Las teorías de selección grupal de auto-sacrificio individual siempre son vulnerables a la subversión desde su interior. Las muertes individuales y las reproducciones ocurren en una más rápida escala de tiempo y con mayor frecuencia que las extinciones grupales y los fisionamientos. Pueden armarse diseños matemáticos para arribar a condiciones especiales bajo las cuales la selección grupal pueda ser evolucionariamente poderosa. Estas condiciones especiales son usualmente no realistas en su naturaleza; pero puede argumentarse que la religión en agrupamientos tribales humanos, promueve tales condiciones especiales que de otra manera no serían realistas.
Esta es una interesante línea teórica; pero no la seguiré aquí excepto para conceder que el mismo Darwin; a pesar que él era un tozudo defensor de la selección a nivel del organismo individual, llegó tan cerca como nunca al seleccionismo grupal en su discusión sobre las tribus humanas:
Cuando dos tribus de hombres primitivos, viviendo en el mismo país, entraban en competencia, (manteniendo todas las demás condiciones iguales), si la tribu que tuviese un mayor número de miembros, valerosos, considerados y fieles, que siempre estaban listos para advertirse entre ellos del peligro; y ayudar y defenderse el uno al otro; esta tribu, sin duda, tendría éxito en conquistar a la otra...Personas egoístas e inclinadas a la controversia, no llegan a ser coherentes; y sin coherencia nada puede efectuarse. Una tribu que poseyese las cualidades de arriba en un alto grado, se extenderá y será victoriosa sobre otras tribus; pero con el transcurso del tiempo, a juzgar por toda la historia pasada, será a su vez conquistada por alguna otra tribu aún más altamente equipada.[130]
Para satisfacer a cualquier especialista biológico que pueda estar leyendo esto, debo añadir que la idea de Darwin no era estrictamente la selección grupal; en el verdadero sentido de grupos exitosos produciendo grupos hijos cuya frecuencia podría ser contada en una meta-población de grupos. En vez de eso, Darwin visualiza tribus con miembros altruistas y cooperativos, extendiéndose y llegando a ser más numerosos en términos del número de individuos. El modelo de Darwin es más parecido a la expansión de la ardilla gris en Gran Bretaña a expensas de la roja: reemplazo ecológico, no verdadera selección grupal.
LA RELIGIÓN COMO SUB-PRODUCTO DE ALGO MÁS
En cualquier caso, quiero ahora poner a un lado la selección grupal y pasar a mi propio punto de vista sobre el valor darwiniano de supervivencia de la religión. Soy uno de un creciente número de biólogos que ve a la religión como un sub-producto de algo más. Más generalmente; creo que nosotros, los que especulamos sobre el valor de supervivencia darwiniano, necesitamos “pensar sobre sub-productos”. Cuándo preguntamos por el valor de supervivencia de cualquier cosa, podríamos estar haciendo la pregunta equivocada. Necesitamos rescribir la pregunta en una forma más útil. Quizás la característica en la cual estamos interesados (religión en este caso), no tiene; por su cuenta, un valor directo de supervivencia, sino que es un sub-producto de algo más que sí lo tiene. Encuentro útil presentar la idea del sub-producto con una analogía de mi propia especialidad: el comportamiento animal.
Las polillas vuelan hacia la llama de las velas; y esto no luce como un accidente. Ellas se salen de su camino para hacer una chamuscada ofrenda de sí mismas. Podríamos etiquetarlo como: “comportamiento de auto-inmolación” y, bajo ese provocativo nombre, preguntarnos ¿Cómo en la tierra pudo la selección natural favorecer tal comportamiento?.
Mi punto es que nosotros debemos rescribir la pregunta antes de que intentemos obtener una respuesta inteligente. No es suicidio. El aparente suicidio emerge de un inadvertido efecto secundario de algo más. Un producto de...¿qué?. Bien, aquí está una posibilidad, que servirá para hacer el punto.
La luz artificial es una recién llegada a la escena nocturna. Hasta hace poco las únicas luces nocturnas a la vista eran la luna y las estrellas. Ellas están en el infinito óptico; así que los rayos de luz que provienen de ellas son paralelos. Esto la convierte a ellas en útiles para ser usadas como brújulas. Los insectos son conocidos por usar a los objetos celestiales como el sol y la luna para mantenerse precisamente en una línea recta; y ellos pueden usar la misma brújula; con signo revertido, para regresar a casa después de haberse alimentado. El sistema nervioso de los insectos es adepto a establecer reglas temporales de este tipo: “asume un curso de tal forma que los rayos de luz golpeen tus ojos a un ángulo de treinta grados”. Como los insectos tienen ojos compuestos (con tubos rectos o guías de luz radiando hacia fuera desde el centro del ojo como las espinas de un puerco espín), esto puede resultar en la práctica como simplemente mantener la luz en un tubo u ommatidium en particular.
De izquierda a derecha: Ojos Compuestos; Close-up de un Ojo Compuesto; Un Ommatidium; Esquema de un Ommatidium
Pero la brújula de luz depende críticamente de que el objeto celestial esté en un infinito óptico. Si no está allí, los rayos de luz no son paralelos, sino que divergen como los rayos de la rueda de una bicicleta. Un sistema nervioso que aplica un ángulo de treinta grados (o cualquier otro ángulo agudo) como regla temporal, a una vela cercana, como si ésta fuese la luna en un infinito óptico, llevará a la polilla en una trayectoria en espiral, hacia la llama. Dibújelo usted mismo usando algún ángulo agudo en particular, y producirá una elegante espiral logarítmica hacia la vela.
Aunque fatal; en esta circunstancia en particular, la regla temporal de la polilla; todavía es; en promedio, una buena, porque, para una polilla, el avistamiento de velas es raro en comparación con el avistamiento de la luna. Nosotros no notamos a las cientos de polillas que están silenciosamente y efectivamente conduciéndose a sí mismas usando la luz de la luna o de las estrellas; o hasta el brillo de una ciudad distante.
Sólo vemos a las polillas dando vueltas hacia las llamas de nuestras velas, y nos hacemos la pregunta equivocada: ¿Porqué están estas polillas cometiendo suicidio? En vez de eso, nosotros deberíamos preguntarnos porqué ellas tienen sistemas nerviosos que las dirigen mediante el mantenimiento de ángulos fijos hacia fuentes de luz; una táctica que notamos sólo cuando funciona mal. Cuando la pregunta es rescrita, el misterio se evapora. Nunca fue correcto llamarlo suicidio. Es un sub-producto del mal funcionamiento de una brújula normalmente útil.
Una polilla y su atracción fatal hacia la llama de las velas
Ahora, aplique la lección del sub-producto al comportamiento religioso en humanos. Nosotros observamos a grandes cantidades de personas—en muchas áreas llega hasta el cien por ciento—que mantienen creencias que contradicen completamente hechos científicos demostrables, así como a religiones rivales seguidas por otros. Las personas no sólo mantienen esas creencias con apasionada certidumbre, sino que dedican tiempo y recursos a costosas actividades que se derivan de mantener esas creencias. Ellas mueren por ellas; o matan por ellas. Nos maravillamos ante esto; así como nos maravillamos ante el “comportamiento de auto-inmolación” de las polillas. Confundidos, nos preguntamos ¿porqué? Pero mi punto es; que podríamos estar haciendo la pregunta equivocada. El comportamiento religioso podría ser un mal funcionamiento; un desafortunado sub-producto de una subyacente propensión psicológica que en otras circunstancias es; o alguna vez fue, útil. Desde este punto de vista, la propensión que fue naturalmente seleccionada en nuestros antepasados no era per se la religión; tenía algún otro beneficio; y sólo incidentalmente, se manifiesta a sí misma como comportamiento religioso. Entenderemos el comportamiento religioso sólo después que le hayamos dado otro nombre.
Si entonces; la religión es un sub-producto de algo más, ¿Qué es ese algo más? ¿Cuál es la contraparte del hábito de la polilla de navegar usando brújulas de luz celestial? ¿Cuál es la ventajosa característica primitiva que algunas veces funciona mal para generar a la religión? Ofreceré una sugerencia por medio de una ilustración; pero debo enfatizar que éste es sólo un ejemplo del tipo de cosas que quiero significar; y llegaré a sugerencias paralelas presentadas por otros. Yo estoy mucho más comprometido con el principio general de que la pregunta debe ser apropiadamente planteada; y si es necesario, rescrita, de lo que estoy con cualquier respuesta en particular.
Mi hipótesis específica es sobre los niños. Mucho más que cualquier otra especie, nosotros sobrevivimos gracias a la experiencia acumulada por las generaciones previas; y esas experiencias necesitan ser transmitidas a los niños para su protección y bienestar.
Teóricamente; los niños podrían aprender de la experiencia personal a no acercarse al borde de un precipicio; a no ingerir frutas de color rojo que nunca había visto ni probado antes; a no nadar en aguas infectadas de cocodrilos. Pero para decir lo menos, existirá una ventaja selectiva para el cerebro de un niño que posea la regla temporal que le establece: cree, sin preguntar, cualquier cosa que te digan los adultos. Obedece a tus padres, obedece a los ancianos de la tribu; especialmente cuando adoptan un tono solemnemente amenazador. Confía en tus mayores sin dudar. Esta es una regla generalmente valiosa para un niño. Pero; como con las polillas, puede funcionar mal.
Nunca he olvidado un aterrorizante sermón, predicado en la capilla de mi escuela cuando era pequeño. Aterrorizante en retrospectiva; eso es: en ese tiempo, mi cerebro de niño lo aceptó en el sentido intentado por el predicador. Él nos relató un cuento sobre una escuadra de soldados; que estaban ejercitándose al lado de una vía férrea. En un momento crítico, la atención del sargento que los dirigía se distrajo, y él falló en dar la orden de detenerse. Los soldados estaban tan bien entrenados a obedecer órdenes sin pestañear que se mantuvieron marchando hacia el camino de un tren que se aproximaba. Ahora, por supuesto, yo no creo el relato y espero que el predicador tampoco. Pero lo creí cuando tenía nueve años; porque lo escuché de un adulto dotado de autoridad sobre mí. Y si él lo creyese o no, el predicador deseaba que nosotros, los niños, admirásemos y nos moldeásemos a nosotros mismos conforme a la obediencia esclava e incuestionable ante las órdenes; por más irrazonables que fuesen, mientras proviniesen de una figura de autoridad. Hablando por mí mismo, pienso que nosotros admiramos ese comportamiento. Como adulto encuentro casi imposible darle crédito a que mi ser de niño se preguntase si yo hubiese marchado hacia un tren que se aproxima. Pero eso, por lo que vale, es como recuerdo mis sentimientos. El sermón; obviamente, me dejó una gran impresión, porque lo he recordado y se lo he relatado a ustedes.
Para ser justo, no pienso que el predicador pensó que él estaba transmitiéndonos un mensaje religioso. Era probablemente más militar que religioso; en el espíritu de la “Carga de la Brigada Ligera” de Tennyson, que él pudo muy bien haber citado:
“!Adelante Brigada Ligera!”
¿Se desmayó algún hombre?
No que supieran los soldados
Alguien había murmurado:
No está en ellos replicar
No está en ellos razonar el porqué
Lo de ellos es hacer y morir:
Hacia el valle de la muerte
Cabalgaron los seiscientos.
(una de las más antiguas y rayadas grabaciones de la voz humana hechas alguna vez, es la del mismísimo Lord Tennyson leyendo este poema, y la impresión de una declamación fantasmal a lo largo de un oscuro túnel desde las profundidades del pasado luce como tenebrosamente apropiado). Desde el punto de vista del alto comando, sería una locura permitir a cada soldado individualmente tener discreción sobre si obedecer o no las órdenes. Las naciones donde los soldados de infantería actúan por iniciativa propia en vez de seguir órdenes, tenderán a perder las guerras. Desde el punto de vista de la nación; ésta permanece como una buena regla, aún si algunas veces conduce a desastres individuales. Los soldados son entrenados a convertirse en algo parecido a un autómata, o computadora, en lo que sea posible.
Las computadoras hacen lo que se les dice que hagan. Ellas obedecen como un esclavo cualquier instrucción que se les de en el mismo idioma de su programación. Así es como ellas hacen cosas útiles como procesar palabras y resolver operaciones matemáticas en hojas de cálculo. Pero; como un inevitable sub-producto, ellas son igualmente robóticas en obedecer las instrucciones equivocadas. Ellas no tienen forma de saber si una instrucción va a tener un efecto bueno o malo. Ellas simplemente obedecen, como se supone que hagan los soldados. Es su incuestionable obediencia lo que hace útiles a las computadoras; y exactamente la misma cosa las hace inescapablemente vulnerables a la infección de virus y gusanos de software.
Un programa maliciosamente diseñado que dice: “Cópiame y envíame a todas las direcciones que puedas encontrar en este disco duro” será simplemente obedecido; y después también obedecido por las otras computadoras a las cuales es enviado en una expansión exponencial. Es difícil; quizás imposible, diseñar una computadora que sea usualmente obediente y al mismo tiempo inmune a las infecciones.
Si he hecho bien mi trabajo de suavización; usted ya debe haber completado mi argumento sobre los cerebros infantiles y la religión. La selección natural construye cerebros infantiles con una tendencia a creer cualquier cosa que sus padres y adultos tribales les digan. Tan confiada obediencia es valiosa para la supervivencia: el análogo de la dirección por parte de la luna para una polilla. Pero el otro lado del disco de la confiada obediencia es una credulidad esclava.
El inevitable sub-producto es la vulnerabilidad a las infecciones por virus mentales. Por excelentes razones relacionadas con la supervivencia darwiniana; los cerebros infantiles necesitan confiar en sus padres; y en los otros adultos en los cuales sus padres les dicen que confíen. Una consecuencia automática es que quién confía no tiene forma de distinguir los buenos consejos de los malos. El niño no puede saber que “No chapotees en el Limpopo infectado de cocodrilos” si es un buen consejo; ni tampoco[131]:
“Debes sacrificar una cabra cuando llegue la luna llena; o las lluvias no llegarán”. Ambas advertencias suenan igualmente confiables. Ambas provienen de respetadas fuentes y son transmitidas con solemne insistencia que demandan respeto y obediencia. Lo mismo ocurre con proposiciones sobre el mundo; sobre el cosmos; sobre moralidad, y sobre la naturaleza humana. Y, muy probablemente, cuando el niño crezca y tenga niños propios, él o ella les transmitirán a sus niños todo el lote—los sin sentido así como los buenos sentidos—usando las mismas maneras de infecciosa seriedad.
En este modelo nosotros debemos esperar que; en diferentes regiones geográficas, diferentes creencias arbitrarias, ninguna de las cuales con una base cierta en los hechos, serán transmitidas, para ser creídas con la misma convicción que las útiles piezas de sabiduría tradicional como la creencia en que la bosta del ganado es buena para las cosechas. Debemos esperar también que las supersticiones y otras creencias tampoco basadas en hechos, evolucionen localmente—cambien a través de las generaciones—ya sea por desviaciones al azar o por alguna forma análoga a la selección darwiniana. Eventualmente, mostrando un patrón de significativa divergencia del antepasado común. Los idiomas se separan de un progenitor común si se les da suficiente tiempo en regiones geográficas separadas (regresaré a este punto en un momento). Lo mismo parece ser cierto de creencias y mandatos sin base y arbitrarios; transmitidos a través de las generaciones—creencias que quizás recibieron un viento favorable por la útil programabilidad del cerebro infantil.
Los líderes religiosos están bien conscientes de la vulnerabilidad del cerebro infantil; y de la importancia de lograr el adoctrinamiento bien temprano. El alarde de los jesuitas: “Denme al niño por sus primeros siete años, y yo les daré al hombre”, no es menos preciso (o siniestro) por ser muy común. En tiempos más recientes; James Dobson, fundador del hoy infame movimiento “Enfoque sobre la Familia”[132] está igualmente familiarizado con el principio: “Aquellos que controlan lo que le es enseñado a los jóvenes; y lo que ellos experimentan—lo que ven, oyen, piensan, y creen—determinarán el curso futuro de la nación”.[133]
Pero recuerde; que mi sugerencia específica sobre la útil credulidad de la mente infantil es sólo un ejemplo del tipo de cosas que podrían ser análogas a las polillas navegando guiadas por la luz de la luna y las estrellas. El etólogo [experto en comportamiento animal] Robert Hinde, en Porqué Persiste Dios; el antropólogo, Pascal Boyer, en La Religión Explicada, y Scott Atran, en En Los Dioses Confiamos, han propuesto independientemente la idea general de que la religión es un sub-producto de las disposiciones psicológicas normales—muchos sub-productos; diría yo.
Porque los antropólogos están especialmente dedicados a enfatizar la diversidad de las religiones del mundo, así como lo que ellas tienen en común. Los hallazgos de los antropólogos nos parecen extraños a aquellos de nosotros no criados conforme a esos hallazgos. Todas las creencias religiosas parecen extrañas a aquellos que no son criados conforme a ellas. Boyer hizo una investigación del pueblo Fang de Camerún, quienes creen...
...que los brujos tienen un órgano interno parecido a un animal que vuela durante la noche y arruina las cosechas de otros pueblos o envenena su sangre. También se dice que estos brujos algunas veces se reúnen para enormes banquetes, donde devoran a sus víctimas y planifican futuros ataques. Muchos le dirán a usted, que un amigo de un amigo realmente vio a los brujos volando sobre la aldea durante la noche, sentándose en un hoja de plátano y lanzando dardos mágicos a varias víctimas desapercibidas.
Boyer continúa con una anécdota personal:
Yo estaba mencionando éste y otros exóticos relatos durante una cena en la Universidad de Cambridge, cuando uno de nuestros invitados; un prominente teólogo de Cambridge, giró hacia mí y dijo: “Eso es lo que hace a la antropología tan fascinante y tan difícil también. Uno tiene que explicar como pueden las personas creer tales sin sentidos”, lo que me dejó estupefacto. La conversación había avanzado antes de que yo pudiese hallar una respuesta pertinente—relacionada con pailas y ollas.
Asumiendo que el teólogo de Cambridge fuese un cristiano de la corriente mayoritariamente aceptada, él probablemente creía en alguna combinación de lo siguiente
● En la época de nuestros antepasados, un hombre nació de una madre virgen sin que estuviese involucrado ningún padre biológico.
● El mismo hombre sin padre llamó a un amigo llamado Lázaro; que había estado muerto lo suficiente para heder, y Lázaro prontamente regresó a la vida.
● El mismo hombre sin padre volvió a vivir después de haber estado muerto y enterrado durante tres días.
● Cuarenta días después; el hombre sin padre subió al tope de una colina y desapareció corpóreamente hacia el cielo.
● Si usted murmura sus pensamientos privadamente en el interior de su cabeza, el hombre sin padre, y su “padre” (quién es él mismo), escuchará sus pensamientos y podría actuar sobre ellos. Él es simultáneamente capaz de escuchar los pensamientos de cada persona que habita en el mundo.
● Si usted hace algo malo; o algo bueno, el mismo hombre sin padre lo ve todo; aún si nadie más lo ve. Usted puede ser recompensado o castigado según lo que haga, incluyendo después de su muerte.
● La madre virgen del hombre sin padre nunca murió sino que “ascendió” corpóreamente al cielo.
● El pan y el vino; sin son bendecidos por un sacerdote (que debe tener testículos), “se convierten” en el cuerpo y la sangre del hombre sin padre.
¿Qué pensaría un antropólogo sobre estas creencias si fuese la primera vez que las escuchase mientras realizaba un trabajo antropológico de campo en Cambridge?
PSICOLÓGICAMENTE PREPARADO
PARA LA RELIGIÓN
La idea de sub-productos psicológicos fluye naturalmente del importante campo en desarrollo de la sicología evolucionaria.[134] Los psicólogos evolucionarios sugieren que; de la misma forma en que el ojo es un órgano que evolucionó para ver, y el ala es un órgano que evolucionó para volar, así es el cerebro: una colección de órganos (o “nódulos”) que evolucionaron para manejar las necesidades especiales de procesamiento de datos. Existe un nódulo para manejar las relaciones familiares; otro nódulo para manejar los intercambios recíprocos; otro nódulo para manejar la empatía; y así. La religión puede ser vista como un sub-producto del mal funcionamiento de varios de esos nódulos; por ejemplo, los nódulos que se encargan de formular teorías sobre otras mentes; los nódulos a cargo de formar coaliciones; y de discriminar a favor de los miembros del grupo propio y en contra de los extraños. Cualquiera de ellos podría servir como el equivalente humano de la navegación celestial de las polillas; vulnerable al mal funcionamiento en el mismo tipo de forma que sugerí para la credulidad infantil.
El psicólogo; Paul Bloom, otro defensor del punto de vista de la “religión como sub-producto”, señala que los niños tienen una tendencia natural hacia una teoría dualística de la mente. La religión; para él, es un sub-producto de ese dualismo instintivo. Nosotros los humanos; sugiere él, y especialmente los niños, nacemos naturalmente como dualistas.
Un dualista reconoce una distinción fundamental entre la materia y la mente. Un monista; en contraste, cree que la mente es una manifestación de la materia—materia en un cerebro, o quizás en una computadora—y que no puede existir aparte de la materia. Un dualista cree que la mente es algún tipo de espíritu sin cuerpo que habita el cuerpo y; en consecuencia, concebiblemente, podría abandonar al cuerpo y existir en alguna otra parte. Los dualistas; fácilmente, interpretan a la enfermedad mental como “posesión por demonios”, esos demonios serían espíritus cuya residencia en el cuerpo sería temporal; de tal manera que ellos pueden ser “expulsados”. Los dualistas personifican a objetos físicos inanimados a la más ligera oportunidad, viendo espíritus y demonios, hasta en cascadas y nubes. La novela de 1882 de F. Anstey, Vice Versa, tiene sentido para un dualista; pero estrictamente, debería ser incomprensible para alguien como yo; con un sello de monista entintado-en-lana. El Sr. Bultitude y su hijo misteriosamente se dan cuenta que han intercambiado sus cuerpos. El padre; para gran regocijo del hijo, está obligado a ir a la escuela en el cuerpo del hijo; mientras que el hijo; en el cuerpo del padre, casi arruina el negocio del padre debido a sus inmaduras decisiones.
Una trama similar fue usada por P. G. Wodehouse en Gas de la Risa, donde Earl de Havershot y una estrella infantil de cine son anestesiados al mismo tiempo en sillas de dentista vecinas la una a la otra, y se despiertan en el cuerpo del otro. De nuevo, la trama sólo tiene sentido para un dualista. Tiene que existir algo perteneciente a Lord Havershot que no es parte de su cuerpo; de otra manera, ¿Cómo podría despertarse él en el cuerpo de un niño actor?
Al igual que la mayoría de los científicos; yo no soy dualista, pero aún así soy fácilmente capaz de disfrutar Vice Versa y Gas de la Risa. Paul Bloom diría que eso es debido a que; aunque yo he aprendido a ser un monista intelectual, soy un animal humano; y en consecuencia, evolucioné como un dualista instintivo. La idea de que existe un yo colgado en algún lugar detrás de mis ojos; y capaz, por lo menos en ficción, de migrar hacia la cabeza de alguien más, está profundamente enraizado en mí, y en todo otro ser humano; cualesquiera sean nuestras pretensiones intelectuales hacia el monismo.
Bloom apoya su afirmación con evidencia experimental de que los niños son más probables de ser dualistas de lo que son los adultos; especialmente los niños extremadamente jóvenes. Esto sugiere que una tendencia hacia el dualismo está construida en el cerebro y; conforme a Bloom, proporciona una natural predisposición a abrazar ideas religiosas.
Bloom también sugiere que nosotros estamos innatamente predispuestos a ser creacionistas. La selección natural “no tiene sentido intuitivo”. Los niños son especialmente probables de asignar un propósito a todo; como nos dice la psicóloga Deborah keleman en su artículo “¿Son los Niños Teístas Intuitivos?”.[135] Las nubes son “para llover”. Las rocas puntiagudas son “para que los animales puedan rascarse cuando tienen picazón”. La asignación de propósito a todo, es llamado: teleología. Los niños son teleólogos innatos; y puede que nunca se libren de eso.
La teleología y el dualismo innatos nos predisponen; dadas las condiciones correctas, a la religión; exactamente como la brújula de luz de mis polillas las predispone a un “suicidio” inadvertido. Nuestro innato dualismo nos prepara para creer en un “alma” que habita en el cuerpo en vez de ser una parte integral del cuerpo. Tal espíritu desincorporado puede ser fácilmente imaginado moviéndose hacia alguna otra parte; después de la muerte del cuerpo. Nosotros también podemos imaginar fácilmente, la existencia de una deidad hecha de puro espíritu; no como una propiedad emergente de la materia compleja, sino existiendo independientemente de la materia. Aún más obviamente, la teleología infantil nos prepara para la religión. Si todo tiene un propósito; ¿De quién es ese propósito? De Dios; por supuesto.
¿Pero cual es la contraparte de la utilidad de la brújula de luz de las polillas? ¿Porqué podría la selección natural haber favorecido al dualismo y a la teleología en los cerebros de nuestros antepasados y su hijos?.
Hasta ahora; mi cuenta de la teoría de los “dualistas innatos” sólo ha planteado que los humanos nacen naturalmente dualistas y teleólogos.¿Pero Cuál sería la ventaja darwiniana?
Predecir el comportamiento de entidades en nuestro mundo, es importante para nuestra supervivencia, y nosotros esperaríamos que la selección natural haya conformado nuestros cerebros para hacerlo eficientemente y rápido. ¿Podrían el dualismo y la teleología servir para esta capacidad? Podríamos entender mejor esta hipótesis a la luz de lo que el filósofo Daniel Dennett ha llamado la postura intencional.
Dennett ha ofrecido una útil clasificación de tres vías de las “posturas” que nosotros adoptamos cuando tratamos de entender y en consecuencia predecir el comportamiento de entidades; como animales, máquinas, o el uno al otro.[136] Ellas son: la postura física; la postura de diseño y la postura intencional.
La postura física siempre funciona en principio, porque todo; ultimadamente, obedece a las leyes de la física. Pero descifrar las cosas usando la postura física puede ser muy lento. Para el tiempo en que nos hayamos sentado a calcular todas las interacciones de las partes movibles de un objeto, nuestra predicción de su comportamiento probablemente llegue demasiado tarde. Para un objeto que ha sido realmente diseñado; como una lavadora o una ballesta; la postura de diseño es un atajo económico. Nosotros adivinamos como funcionará el objeto pasando por encima de la física y apelando directamente al diseño. Como dice Dennett:
Una lavadora en medio de dos modelos de ballesta
Casi nadie puede predecir cuando un reloj despertador sonará basándose en la más casual inspección de su exterior. Uno no sabe o no le importa saber si su estructura está hecha de resortes o si funciona con baterías o con la luz solar; o si está hecho de ruedas de bronce y chips de silicio que contienen piedras preciosas—uno simplemente asume que está diseñado para que la alarma suene cuando está puesta para sonar.
Las cosas vivientes no son diseñadas; pero la selección natural darwiniana les otorga a ellas una licencia de la versión de la postura de diseño. Obtenemos un atajo para entender el corazón si asumimos que “fue diseñado” para bombear sangre.
Karl von Frisch, fue conducido a investigar la visión en color de las abejas (frente a la opinión ortodoxa de que ellas eran incapaces de distinguir los colores), porque él asumió que los brillantes colores de las flores fueron “diseñados” para atraerlas. Las comillas (“ ”) están diseñadas para asustar a los creacionistas mendaces que de otra forma afirman que el gran zoólogo austriaco; es uno de ellos. No hace falta decir, que él fue perfectamente capaz de traducir la postura de diseño en apropiados términos darwinianos.
Karl Ritter von Frisch (1886-1982)
Premio Nobel de Fisiología de 1973
La postura intencional es otro atajo, y es mejor que la postura de diseño. Se asume que una entidad no está meramente diseñada para un propósito; sino que es; o contiene, un agente con intenciones que guía sus acciones. Cuando usted ve a un tigre, es mejor que usted no demore su predicción sobre su probable comportamiento. Olvídese de la física y de sus moléculas; y también del diseño de sus miembros, garras y dientes. Ese gato intenta comérselo a usted; y posicionará sus miembros, garras y dientes, en formas flexibles y capaces de llevar a cabo sus intenciones. La forma más rápida de adivinar su comportamiento, es la de olvidarse de la física y de la fisiología y tomar un atajo hasta el propósito intencional. Note que; exactamente igual a como funciona la postura de diseño aún para cosas que realmente no fueron diseñadas; así como para las que sí lo fueron, la postura intencional funciona para cosas que no poseen deliberaras intenciones conscientes; así como para las que sí las tienen.
Tigre de Manchuria
A mí me parece completamente plausible que la postura intencional tiene valor de supervivencia como un mecanismo cerebral que acelera la toma de decisiones en circunstancias peligrosas; y es crucial en situaciones sociales.
Es menos inmediatamente claro que el dualismo es un concomitante necesario de la postura intencional. No trataré este asunto aquí; pero pienso que puede desarrollarse un caso de que algún tipo de teoría de otras mentes, que podría razonablemente ser descrita como dualista, es probable de subyacer en la postura intencional—especialmente donde la intencionalidad de alto nivel entra en juego.
Dennett habla de la intencionalidad de tercer nivel (el hombre creía que la mujer sabía que él la deseaba), cuarto nivel (la mujer se dio cuenta que el hombre creía que la mujer sabía que él la deseaba) intencionalidad de quinto nivel (el shamán adivinó que la mujer se dio cuenta que el hombre creía que la mujer sabía que el hombre la deseaba) Intencionalidades de muy alto nivel probablemente están confinados a la ficción; como fue satirizado en la divertida novela de Michael Frayn Los Hombres de Lata: “Observado a Nunopolous; Rick sabía que estaba casi seguro de que Anna sentía un apasionado desprecio por el fracaso de Fiddlingchild para entender los sentimientos de ella sobre Fiddlingchild; y ella sabía también que Nina sabía lo que sabía Nunopolous...” Pero el hecho de que nosotros nos podemos reír ante tales contorsiones de inferencias sobre otras mentes en ficción, probablemente nos está diciendo algo importante sobre la forma como nuestras mentes han sido seleccionadas naturalmente para funcionar en el mundo real.
En sus niveles más bajos; por lo menos, la postura intencional, al igual que la postura de diseño, ahorra tiempo que podría ser vital para la supervivencia. Consecuentemente, la selección natural moldeó a los cerebros para asumir la postura intencional como un atajo. Nosotros estamos biológicamente programados para imputarle intenciones a entidades cuyo comportamiento nos importa a nosotros. De nuevo; Paul Bloom, cita evidencia experimental de que los niños son especialmente probables de adoptar la postura intencional.
Cuando los bebés pequeños ven a un objeto aparentemente siguiendo a otro objeto (por ejemplo, en una pantalla de computadora), ellos asumen que están siendo testigos de una persecución activa por parte de un agente intencional, y demuestran este hecho registrando sorpresa cuando el putativo agente fracasa en llevar a cabo la persecución.
La postura de diseño y la postura intencional son útiles mecanismos cerebrales; importantes para acelerar las suposiciones sobre el futuro comportamiento de las entidades que realmente importan para la supervivencia. Pero; al igual que otros mecanismos cerebrales, estas posturas pueden funcionar mal. Los niños, y los pueblos primitivos, le imputan intenciones al clima; a las olas y a las corrientes; y a las rocas que caen. Todos nosotros estamos predispuestos a hacer las mismas cosas con las máquinas; especialmente cuando éstas nos desilusionan. Muchos recordarán con afecto el día en que el carro de Basil Fawlty se dañó durante su vital misión de salvar a la Noche Gourmet del desastre.
Él le hizo una justa advertencia; contó hasta tres, después se salió del carro, tomó una rama y la destrozó sobre el carro, hasta llegar a un centímetro de su vida. La mayoría de nosotros hemos estado allí; por lo menos momentáneamente, con una computadora o un carro.
Basil Fawlty, representado por el actor John Cleese, A la derecha con el elenco de Fawlty Towers[137]
Justin Barrett acuñó el acrónimo HADD por hyperactive agent detection device [artefacto de detección de agentes hiperactivos]. Nosotros detectamos hiperactivamente a agentes donde no hay ninguno; y esto nos hace a nosotros sospechosos de malicia o benignidad; donde, de hecho, la naturaleza sólo es indiferente. Me sorprendo a mí mismo sintiendo un resentimiento salvaje en contra de algo inanimado y sin culpa, como la cadena de mi bicicleta. Hubo un lamentable reporte reciente de un hombre que se tropezó al pisar una trenza de su zapato desamarrado en el Museo Fitzwilliam en Cambridge; se cayó por las escaleras, y destrozó tres invalorables jarrones chinos de la Dinastía Qing: “Él aterrizó en medio de los jarrones que se deshicieron en un millón de pedazos. Él todavía estaba sentado allí confundido cuando llegaron los empleados del museo. Todos se mantenían en silencio a su alrededor; como en una especie de shock. El hombre se mantenía apuntando a la trenza de su zapato, diciendo: ‘Aquí está, ésta es la culpable’ ”.[138]
Otras explicaciones de la religión como sub-producto han sido propuestas por Hinde, Shermer, Boyer, Atran, Bloom, Dennett, Keleman y otros. Una posibilidad especialmente intrigante mencionada por Dennett, es que la irracionalidad de la religión es un sub-producto de un mecanismo particular del cerebro diseñado para la irracionalidad: nuestra tendencia; que presumiblemente tiene ventajas genéticas: a enamorarnos.
La antropóloga Helen Fisher, en Porqué Amamos, ha expresado en hermosa forma la locura del amor romántico, y cuán incomprensible es comparado con lo que podría parecer estrictamente necesario. Mírenlo de esta forma. Desde el punto de vista de un hombre; digamos, es improbable que ninguna mujer que él conozca sea cien veces más adorable que su competidora más cercana; aún así, así es como él es probable que la describa a ella cuando “está enamorado”. En vez de la fanática devoción monógama a la cual somos susceptibles, alguna forma de “poli-amorío” es más racional frente a ésta. (poli-amorío es la creencia de que uno puede estar simultáneamente enamorado de varios miembros del sexo opuesto; de la misma manera en la cual uno puede amar a más de un vino, compositor, libro o deporte).
Nosotros aceptamos felizmente que podemos amar a más de un hijo, progenitor, hermano, amigo o mascota. Cuando uno piensa sobre ello en esta forma, ¿No es extraño esperar privadamente una absoluta exclusividad amorosa de nuestra esposa u esposo?. Aún así eso es lo que todos esperamos; es por lo que luchamos por lograr. Debe existir alguna razón.
Helen Fisher y otros han demostrado que estar enamorado es acompañado por estados únicos del cerebro; incluyendo la presencia de sustancias químicas neuralmente activas, (en efecto, sustancias químicas naturales) que son altamente específicas y características del estado cerebral.
Psicólogos evolucionarios están de acuerdo con ella en que el irracional coup de foudre [Francés: flechazo amoroso] podría ser un mecanismo para asegurar una lealtad hacia el co-progenitor, que dure lo suficiente hasta criar un hijo juntos. Desde el punto de vista darwiniano es; sin duda, importante escoger a un buen compañero, por todo tipo de razones.
Pero, una vez que hemos escogido—incluyendo una pobre escogencia—y concebido a un niño, es más importante mantenerse con esa escogencia a sol y sombra; por lo menos hasta que el niño sea capaz de defenderse por sí mismo. ¿Podría ser la religión irracional un sub-producto de los mecanismos de irracionalidad que fueron originalmente construidos en el cerebro por la selección natural para enamorarse?.
Ciertamente; la fe religiosa tiene algo del mismo carácter que enamorarse (y ambos tienen los atributos de estar dopado por una droga adictiva*) El neuro-psiquiatra John Smythies advierte que existen significativas diferencias entre las áreas del cerebro activadas por dos tipos de manías. Aún así, él nota también algunas similaridades:
Una faceta de las muchas facetas de la religión es el intenso amor enfocado en una persona sobrenatural; por ejemplo, Dios, más la reverencia a los iconos de esa persona. La vida humana es conducida mayormente por nuestros genes egoístas y por los procesos de reforzamiento.
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* Vea mi exposé del peligroso narcótico Aceite de Gerin: R. Dawkins, “Gerin Oil”, (“Aceite de Gerin”), Free Inquiry, 24: 1, 2003, 9-11.
Mucho reforzamiento positivo se deriva de la religión: sentimientos cálidos y reconfortantes de ser amado y estar protegido en un mundo peligroso; pérdida del miedo a la muerte; ayuda desde la montaña en respuesta a las plegarias en tiempos difíciles, etc. En la misma forma, el amor romántico por otra persona real (usualmente del sexo opuesto),exhibe la misma intensa concentración en el otro y reforzamientos positivos relacionados. Estos sentimientos pueden ser provocados por iconos del otro, como cartas, fotografías; y hasta, como en los tiempos victorianos, mechones de cabello. El estado de estar enamorado tiene muchos acompañamientos fisiológicos, como suspirar como una caldera.[139]
Hice la comparación entre enamorarse y la religión en 1993, cuando noté que los síntomas de un individuo infectado por la religión, “podrían ser asombrosamente recordatorios de aquellos más ordinarios asociados con el amor sexual. Esta es una fuerza extremadamente potente en el cerebro, y no es sorprendente que algunos virus hayan evolucionado para aprovecharse de ella” (“virus” aquí es una metáfora de religiones: mi artículo fue titulado. “virus de la mente”). La famosa visión orgásmica de Santa Teresa de Ávila es demasiado notoria para ser citada de nuevo.
Santa Teresa de Ávila (1515-1582) Bautizada como Teresa de Cepeda y Ahumada; y más conocida como Santa Teresa de Jesús[140]
Más seriamente; y en un plano menos sensualmente crudo, el filósofo Anthony Kenny proporciona un conmovedor testimonio de la pura delicia que espera a aquellos que se las arreglan para creer en el misterio de la transustanciación. Después de describir su ordenación, como sacerdote católico romano, y recibido el poder de la imposición de manos para celebrar misa, él continúa relatando lo que vívidamente recuerda:
La exaltación de los primeros meses durante los cuales tuve el poder de decir misa. Antes, normalmente me levantaba lenta y perezosamente, ahora saltaba temprano de la cama, completamente despierto y lleno de excitación ante el pensamiento sobre el memorable acto que tenía el privilegio de llevar a cabo...
Era tocar el cuerpo de Cristo, la cercanía del sacerdote a Jesús, lo que más me cautivaba. Miraba a la Ostia después de las palabras de consagración, con ojos dulces como un amante mirando a los ojos de su amada... Esos primeros días como sacerdote permanecen en mi memoria como días de completa satisfacción y trémula felicidad, algo precioso, y aún así demasiado frágil para durar; como una aventura romántica extra-marital, interrumpida por la realidad de un matrimonio mal arreglado.
El equivalente a la reacción de la brújula de luz de la polilla, es el aparentemente irracional pero útil hábito de enamorarse de uno y de sólo un miembro del sexo opuesto. El sub-producto del mal funcionamiento—equivalente a volar hacia la llama de la vela—es enamorarse de Yaweh; (o de la Virgen María; o de una ostia; o de Alá), y llevar a cabo actos irracionales motivados por tal amor.
El biólogo Lewis Wolpert, en Seis Cosas Imposibles Antes del Desayuno, hace una sugerencia que puede ser vista como una generalización de la idea de la irracionalidad constructiva. Su punto es que una fuerte convicción irracional es una defensa contra una mente inconstante: “Si las creencias que salvan vidas no fuesen mantenidas firmemente, hubiesen sido desventajosas en los comienzos de la evolución humana. Hubiese sido una severa desventaja; por ejemplo, en la cacería o en la fabricación de herramientas, mantenerse constantemente “cambiando de opinión”. La implicación del argumento de Wolpert; es que, por lo menos bajo ciertas circunstancias, es mejor persistir en una creencia irracional que vacilar, aún si nuevas evidencias o raciocinios favorecen el cambio. Es fácil ver al argumento de “enamorarse” como un caso especial; y es correspondientemente fácil de ver que la “persistencia irracional” de Wolpert como a otra útil pre
disposición psicológica que podría explicar aspectos importantes del irracional comportamiento religioso: otro sub-producto.
En su libro; Evolución Social, Robert Trivers agrandó su teoría evolucionaria sobre el auto-engaño de 1976. El auto-engaño es:
Esconderle la verdad a la mente consciente es lo mejor para esconderle la verdad a otros. En nuestra propia especie nosotros reconocemos que ojos inquietos, manos sudorosas y voces de tono bajo y temblorosas, pueden indicar el estrés que acompaña al conocimiento consciente del intento de mentir; el mentiroso esconde estas señales al observador. Él o ella puede mentir sin el nerviosismo que acompaña al engaño.
El antropólogo Lionel Tiger, dice algo similar en: Optimismo: La Biología de la Esperanza. La conexión a la suerte de irracionalidad constructiva que estamos discutiendo es vista en el párrafo de Trivers sobre la “defensa perceptiva”:
Existe una tendencia en los humanos a ver conscientemente lo que ellos quieren ver. Ellos literalmente tienen dificultad en ver cosas con connotaciones negativas mientras ven con creciente facilidad items que son positivos. Por ejemplo, palabras que evocan ansiedad; ya sea debido a la historia personal de un individuo o debido a la manipulación experimental, requieren de una mayor iluminación antes de ser percibidas
La importancia de esto para las añoranzas religiosas no debería necesitar de explicación.
La teoría general de la religión como accidente o sub-producto—un mal funcionamiento de algo útil—es una que deseo defender. Los detalles son variados, complicados y disputables. A favor de la claridad, debo continuar usando mi teoría del “niño crédulo” como representativa de las teorías del sub-producto en general. Esta teoría—de que el cerebro infantil es; por buenas razones, vulnerable a la infección por “virus” mentales—parecerá a algunos lectores como incompleta. La mente podrá ser vulnerable; ¿Pero porqué debería ser infectada por este virus en vez de aquél? ¿Son algunos virus especialmente eficientes en infectar mentes vulnerables? ¿Porqué la “infección” se manifiesta a sí misma en forma de religión en vez de....bien, qué? Parte de lo que quiero decir es que no importa cual estilo en particular de sin sentido infecte la mente infantil. Porque una vez que está infectada, el niño crecerá e infectará a la próxima generación con el mismo sin sentido; sin importar cual sin sentido sea.
Una encuesta antropológica como La Rama Dorada de Frazer, nos impresiona con la diversidad de las creencias humanas irracionales. Una vez que se han atrincherado en una cultura, ellas persisten, evolucionan y divergen, en una manera que recuerda a la evolución biológica. Aún así, Frazer discierne ciertos principios generales; por ejemplo, “magia homeopática”, mediante la cual los conjuros y encantamientos toman prestados aspectos simbólicos de objetos del mundo real que ellos están tratando de influenciar.
Una instancia con consecuencias trágicas es la creencia en que el polvo de cuerno de rinoceronte tiene propiedades afrodisíacas. Aunque es fatua, esta leyenda se deriva del parecido del cuerno de rinoceronte al pene viril. El hecho de que la “magia homeopática” está tan extendida no es totalmente al azar, ni arbitrario sin sentido.
Es tentador seguir la analogía biológica hasta el punto de preguntarnos si algo correspondiente a la selección natural está funcionando. ¿Son algunas ideas más dispersables que otras, por su intrínseca atracción, mérito, o compatibilidad con disposiciones psicológicas existentes? Y ¿Podría esto explicar la naturaleza y propiedades de las religiones actuales como las vemos hoy; en alguna manera parecida a la forma en la cual usamos a la selección natural para explicar a los organismos vivientes? Es importante entender que “mérito” aquí, significa sólo la capacidad para sobrevivir y dispersarse. No significa que merezca un juicio de valor positivo—algo de lo cual podamos estar humanamente orgullosos.
Hasta en el modelo evolucionario, no tiene que existir ninguna selección natural. Los biólogos reconocen que un gen puede dispersarse a través de una población no porque sea un buen gen, sino porque es uno sortario. Nosotros llamamos a esto deriva genética (genetic drift) ¿Cuán importante es esto vis-à-vis [Francés: cara a cara] la selección natural, ha sido controversial. Pero ahora está ampliamente aceptado en la forma de la llamada teoría neutral de la genética molecular. Si un gen muta hacia una versión diferente de sí mismo que tiene efectos idénticos; la diferencia es neutral, y la selección no puede favorecer a una u otra versión. Sin embargo, por lo que los estadísticos llaman error muestral generacional, la nueva forma mutante puede eventualmente reemplazar al gen original en la población. Este es un verdadero cambio evolucionario al nivel molecular (aún si no se observa ningún cambio en el mundo de los organismos completos). Es un cambio evolucionario neutral que no le debe nada a la ventaja selectiva.
El equivalente cultural de la deriva genética es una opción persuasiva; una que no podemos descuidar cuando pensamos sobre la evolución de la religión. El idioma evoluciona en una forma cuasi-biológica y la dirección de su evolución asume apariencias no dirigidas; casi en la misma forma que la deriva al azar. Es transmitido generacionalmente por el análogo cultural de la genética; cambiando lentamente a través de los siglos, hasta que eventualmente, varias hebras han divergido hasta el punto de no ser inteligibles entre sí. Es posible que algo de la evolución del idioma esté guiado por un tipo de selección natural; pero este argumento no parece muy persuasivo. Explicaré abajo que algunas de tales ideas han sido propuestas para las mayores tendencias en los idiomas; como el cambio de la Grandes Vocales que tuvo lugar en el Inglés entre los siglos quince y dieciocho.[141]
Pero tales hipótesis funcionales no son necesarias para explicar la mayor parte de lo que observamos. Parece probable que el idioma normalmente evoluciona mediante el equivalente de la deriva genética al azar. En diferentes partes de Europa, el Latín derivó hasta convertirse en Español, Portugués, Italiano, Francés, Rumano, y en los varios dialectos de esos idiomas. Es; para decir lo menos, no obvio que estos cambios evolucionarios reflejen ventajas locales o “presiones selectivas”.
Infiero que la religión; al igual que los idiomas, evoluciona con suficiente azar, desde comienzos que son lo suficientemente arbitrarios, para generar la extremadamente confusa—y algunas veces peligrosa—riqueza de diversidad que observamos. Al mismo tiempo, es posible que una forma de selección natural, acoplada a la uniformidad fundamental de la sicología humana, se encargue de que las diversas religiones compartan características significativas. Muchas religiones; por ejemplo, enseñan la doctrina; objetivamente implausible, pero subjetivamente atractiva, de que nuestras personalidades sobreviven a la muerte corporal.
La misma idea de la inmortalidad sobrevive y se dispersa porque proporciona lo que las añoranzas expresan. Y las añoranzas cuentan; porque la psicología humana tiene una tendencia casi universal a dejar que las creencias sean coloreadas por los deseos.
Parece que no existen dudas de que muchos de los atributos de la religión están bien ajustados para ayudar a la propia supervivencia de la religión, y a la supervivencia de los atributos en cuestión, en el sancocho de la cultura humana. Surge ahora la pregunta si el buen ajuste es logrado mediante el “diseño inteligente” o la selección natural. La respuesta es probablemente ambos. Del lado del diseño; los líderes religiosos son completamente capaces de verbalizar los trucos que ayudan a la supervivencia de la religión. Martín Lutero siempre estuvo bien consciente de que la razón era el archi-enemigo de la religión, y él frecuentemente advertía sobre sus peligros: “La razón es el mayor enemigo que tiene la fe; nunca viene para ayudar a las cosas espirituales, sino más; frecuentemente que no, lucha contra la Palabra divina, tratando con desprecio a todo lo que emana de Dios”.[142]
De nuevo: “Cualquiera que desee ser un cristiano debe desgarrarle los ojos a su razón”; y de nuevo: “La razón debería ser destruida en todos los cristianos”. Lutero no hubiera tenido dificultades para diseñar inteligentemente aspectos inteligentes de una religión para ayudarla a sobrevivir. Pero eso no necesariamente significa que él; o alguien más, los haya diseñado. Pudo también haber evolucionado mediante una forma (no genética) de selección natural; con Lutero siendo; no su diseñador, sino un maliciosamente astuto observador de su eficacia.
A pesar de que la convencional selección darwiniana de genes puede haber favorecido a las predisposiciones psicológicas que producen a la religión como un sub-producto, es improbable que le haya dado forma a los detalles. Ya he dado una pista de que; si vamos a aplicar alguna forma de teoría de selección a esos detalles, debemos mirar no a los genes sino a sus equivalentes culturales. ¿Son las religiones algo como sobre lo cual se hacen los memes?
CAMINE SUAVEMENTE, PORQUE USTED
CAMINA SOBRE MIS MEMES
La verdad; en asuntos de religión, es simplemente la opinión que ha sobrevivido.
—OSCAR WILDE
Este capítulo comenzó con la observación de que; debido a que la selección natural darwiniana, aborrece el desperdicio, cualquier característica ubicua de una especie—como la religión—debe haber conferido alguna ventaja o no hubiese sobrevivido. Pero di una pista de que la ventaja no tiene que resultar en la supervivencia o el éxito reproductivo del individuo.
Como hemos visto, la ventaja de los genes del resfriado común, explica suficientemente, la ubicuidad de este miserable padecimiento entre nuestra especie.* Y no tienen que ser los genes los que se beneficien. Puede ser cualquier replicador. Los genes son sólo los ejemplos más obvios. Otros candidatos son los virus de computadora; y los memes—unidades de herencia cultural, y el tópico de esta sección. Si queremos entender a los memes, tenemos que mirar primero un poquito más cuidadosamente como exactamente funciona la selección natural.
En su forma más general, la selección natural debe escoger entre replicadores alternativos. Un replicador es un trozo de información codificada que hace copias exactas de sí mismo; junto a ocasionales copias inexactas o “mutaciones”. El punto sobre esto, es el darwiniano. Aquellas variedades de replicadores que resultan ser buenas en lograr ser copiadas se hacen más numerosas a expensas de los replicadores alternativos que son malos en lograr ser copiados. Eso; en su forma más rudimentaria, es la selección natural. El típico replicador es un gen—un trozo de ADN—que es duplicado casi siempre con extrema precisión; a través de una indefinida cantidad de generaciones. El asunto central de la teoría del meme; es si existen unidades de imitación cultural que se comportan como verdaderos replicadores, en forma parecida a los genes.
No estoy diciendo necesariamente que los memes son análogos cercanos a los genes; sólo que mientras más parecidos sean a los genes, mejor funciona la teoría de los memes; y el propósito de esta sección es preguntar si la teoría de los memes podría funcionar para el caso especial de la religión.
En el mundo de los genes; las fallas ocasionales en replicación (las mutaciones) hacen que en la piscina genética [la totalidad de los genes presentes en una población de una determinada especie] contenga variantes alternativas de cada gen—“alele”—las que en consecuencia pueden ser vistas como compitiendo las unas con las otras. ¿Compitiendo en qué? Para lograr ingresar en la particular ranura cromosomática o “ubicación” que pertenece a ese conjunto de aleles. Y ¿Cómo compiten ellos? No mediante un combate directo molécula a molécula, sino mediante representantes. Los representantes son sus “rasgos fenotípicos”—cosas como el largo de las piernas o el color del pelaje: las manifestaciones de los genes en formas anatómicas, fisiológicas, bioquímicas, o en comportamientos. El destino de un gen está normalmente unido a los cuerpos en los cuales éste sucesivamente tiene asiento. En la medida en que ese gen ejerza influencia en esos cuerpos, afecta sus propios chances de sobrevivir en la piscina genética. A medida que transcurren las generaciones, la frecuencia de los genes en la piscina genética aumenta o disminuye en virtud de sus representantes fenotípicos.
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* Especialmente mi nación, conforme a un estereotipo que es una leyenda nacional: “Voici l’anglais avec son froid habituel” (Aquí esta el británico con su habitual resfriado). Esto proviene de Fractured French (Francés Fracturado) de F. S. Pearson, junto con otras gemas como: “coup de grâce”—Francés: golpe de gracia—(podadora de césped).
¿Podría lo mismo ser cierto de los memes?. En un aspecto en el cual ellos no son iguales a los genes, es que no existe nada obviamente correspondiente a la ubicación cromosomática ni a los aleles; ni recombinación sexual. La piscina memética está menos estructurada y menos organizada que la piscina genética. Aún así, no es obviamente tonto hablar de una piscina memética; en la cual memes particulares podrían tener una “frecuencia” que puede cambiar como consecuencia de interacciones competitivas con memes alternativos.
Algunas personas han objetado las explicaciones meméticas; con diferentes basamentos que usualmente surgen del hecho de que los memes no son totalmente como los genes. La exacta naturaleza física de un gen es ahora conocida (es una secuencia de ADN), mientras que la de los memes no lo es, y diferentes memeticistas confunden el uno al otro al cambiar de un medio físico a otro. ¿Existen los memes sólo en los cerebros? ¿O tiene derecho cada copia de papel o electrónica de; digamos, un particular verso chistoso, a ser llamada meme? Entonces de nuevo, los genes se replican con una muy alta fidelidad; mientras que los memes; si acaso se replican, ¿No lo hacen con una baja exactitud?
Estos supuestos problemas de los memes son exagerados. La objeción más importante es el alegato de que los memes son copiados con insuficiente alta exactitud para funcionar como replicadores darwinianos. La sospecha es que si la “proporción de mutación” en cada generación es alta, el meme se mutará a sí mismo fuera de la existencia antes de que la selección darwiniana pueda tener un impacto en su frecuencia en la piscina memética. Pero el problema es ilusorio. Piense en un maestro carpintero; o un prehistórico productor de chispas de pedernal, demostrándole una habilidad en particular a un joven aprendiz. Si el aprendiz reprodujese fielmente cada movimiento de la mano de su maestro, usted; de hecho, esperaría que el meme mutase hasta hacerse irreconocible en unas pocas “generaciones” de transmisión maestro / aprendiz. Pero; por supuesto, el aprendiz no reproduce fielmente cada movimiento de la mano. Sería ridículo hacerlo. En vez de eso, él nota el objetivo que el maestro está tratando de alcanzar, y lo imita. Golpea al clavo hasta que la cabeza esté pegada a la madera; usando tantos martillazos como sean necesarios; que puede no ser el mismo número de martillazos que usó el maestro. Son esas reglas las que pueden pasar sin mutar a lo largo de un indefinido número de “generaciones” de imitadores. No importa que los detalles de su ejecución varíen de individuo a individuo, y de caso en caso.
Puntadas en los bordados; nudos en las cuerdas de las redes de pescar; patrones de doblado en origami; útiles trucos en carpintería o cerámica: todos pueden ser reducidos a elementos discretos que realmente tienen la oportunidad de pasar a través de un indefinido número de generaciones de imitadores sin alteración. Los detalles pueden divagar idiosincrásicamente, pero la esencia pasa sin mutar, y eso es todo lo que se necesita para que la analogía entre memes y genes funcione.
En mi preámbulo para el libro de Susan Blackmore, La Máquina de los Memes, desarrollé el ejemplo de un procedimiento de origami para hacer un modelo de un junco chino. Es un récipe bien complicado que involucra treinta y dos operaciones de pliegue (o similares). El resultado final, (el junco chino) es un objeto muy agradable; como lo son también tres etapas intermedias en su “embriología”, llamadas: el “catamarán”, la “caja de dos tapas” y el “marco”.
Junco Chino: Real (izquierda) y en Origami (derecha)
Todo el desempeño de hecho me recuerda a los pliegues y las invaginaciones que las membranas de un embrión atraviesan mientras metamorfosea de blástula a gástrula y a néurula.
Blástula Gástrula Néurula
Diferentes etapas del desarrollo embrionario
Yo aprendí a hacer el junco chino; cuando niño, de mi padre, quien, aproximadamente a la misma edad adquirió esta habilidad en su internado (boarding school). Una manía de fabricar juncos chinos; iniciada por la matrona de la escuela, se había extendido por toda la escuela en su época como una epidemia de paperas; después murió, también como una epidemia de paperas. Veintiséis años después, cuando la matrona hacía tiempo que se había ido, fui a la misma escuela. Reintroduje la manía y se extendió de nuevo, como otra epidemia de paperas, y después murió. El hecho de que tal habilidad enseñable pueda extenderse como una epidemia, nos dice algo importante sobre la alta fidelidad de la transmisión memética. Podemos estar seguros que los juncos fabricados por la generación de estudiantes de mi padre en la década de 1920, no eran en aspectos generales diferentes a los fabricados por mi generación en la década de 1950.
Nosotros podríamos investigar el fenómeno más sistemáticamente haciendo el siguiente experimento: Una variante del juego infantil de Susurros Chinos (los niños estadounidenses lo llaman teléfono). Tome a doscientas personas que nunca antes hayan fabricado un junco chino; y alinéelos en grupos de diez personas. Reúna en una mesa a un representante por cada uno de los veinte grupos; y enséñeles mediante demostración, como hacer el junco chino.
Ahora envíe a cada uno a escoger a una segunda persona de su grupo y a enseñarle a esa sola persona; mediante demostración como hacer el junco chino; cada segunda “generación” entonces le enseñará a una tercera persona de su grupo; y así, hasta que el décimo miembro de cada grupo haya sido alcanzado. Mantenga los juncos que vayan siendo hechos, y etiquételos para identificar su grupo y su “generación”, para posterior inspección.
Yo no he hecho este experimento todavía (me gustaría hacerlo), pero tengo una fuerte predicción de lo que serán los resultados: Mi predicción es que, no todos los veinte grupos serán exitosos en pasar la habilidad intacta a la línea de sus diez miembros, pero una significativa cantidad de ellos lo lograrán.
En algunos de los grupos, habrá errores: quizás un eslabón débil de la cadena olvidará algún paso vital del procedimiento, y cada uno aguas abajo del error; obviamente, fallará. Quizás el equipo 4 llegará sólo hasta el “catamarán”, pero fallará de allí en adelante. Quizás el octavo miembro del grupo 13, produzca un “mutante” en algún lugar entre la “caja de dos tapas” y el “marco” y el noveno y décimo miembros de este grupo copiará la versión mutante.
Ahora; para aquellos grupos en los cuales la habilidad es transferida exitosamente, hasta la décima generación, tengo una predicción adicional: Si se ordena a los juncos por “generación”, se observará un deterioro sistemático de la calidad con cada generación. Si; por otra parte, usted conduce un experimento idéntico en todos los aspectos excepto que la habilidad transferida no es un origami, sino copiar un dibujo de un junco chino, habrá un deterioro sistemático en cuanto a exactitud con la cual el patrón uno sobreviva hasta la décima generación.
En la versión del dibujo del experimento, todos los dibujos de las diez generaciones mantendrán un ligero parecido al dibujo de la primera generación. Y dentro de cada grupo, el parecido se deteriorará más o menos, constantemente. En la versión origami del experimento, en contraste, los errores serán todos-o-ninguno: Ellas serán mutaciones “digitales”. O un grupo no cometerá errores y el junco de la décima generación no será mejor ni peor en promedio que el producido por las generación 5 ó la generación 1; o habrá una mutación” en alguna generación en particular y todos los esfuerzos aguas abajo serán completos fracasos; a menudo reproduciendo fielmente la mutación.
¿Cuál es la diferencia crucial en las dos habilidades? Es, que la habilidad del origami consiste de una serie de acciones discretas; ninguna de las cuales es, en sí misma, difícil de ejecutar. Mayormente, las operaciones son como: “doble ambos lados hacia el centro”. Un miembro particular de un grupo, podría ejecutar el paso ineptamente, pero sería claro para el próximo miembro del grupo, lo que él está tratando de hacer. Los pasos del origami son “auto-normalizantes”. Es esto lo que los hace a ellos “digitales”. Es como mi maestro carpintero, cuyas intenciones de enterrar el clavo hasta que su cabeza se nivele con la madera, son obvias para su aprendiz; sin importar los detalles en las formas como el martillo golpea. O usted capta correctamente un paso dado del origami o usted no lo capta.
La habilidad para dibujar; en contraste, es una habilidad análoga. Todo el mundo puede tratar; pero algunas personas copiarán el dibujo más exactamente que otras, y nadie lo copia perfectamente. La exactitud de la copia depende; también, de la cantidad de tiempo dedicada a hacerla, y éstas son cantidades continuamente variables. Algunos miembros; además, embellecerán y “mejorarán”, en vez de copiar exactamente, el modelo.
Las palabras—por lo menos cuando ellas son entendidas—son auto-normalizantes en el mismo tipo de forma que las operaciones de origami. En el juego original de Susurros Chinos (Teléfono), se le cuenta un relato al primer niño; o una oración gramatical, y se le pide que se la susurre en el oído al próximo niño, y así. Si la oración contiene menos de siete palabras del idioma original de los niños, existe un buen chance de que sobreviva sin mutar a través de diez generaciones. Si es en un idioma extranjero desconocido; de tal manera que los niños se vean obligados a imitar fonéticamente en vez de repetir palabra por palabra, el mensaje no sobrevivirá. El patrón de deterioro es entonces el mismo que en el dibujo, y el mensaje será distorsionado. Cuando el mensaje tiene sentido en el idioma original de los niños, y no contiene palabras desconocidas como “fenotipo” ó “alele”, sobrevive. En vez de imitar fonéticamente los sonidos, cada niño reconoce cada palabra como miembro de un vocabulario finito y escoge las mismas palabras; aunque muy probablemente pronunciada con un acento diferente, cuando las pasa al otro niño. El idioma escrito es también auto-normalizante, porque los garabatos sobre el papel; sin importar cuánto puedan diferir en detalle, son todos tomados de un alfabeto finito de (digamos) veintiséis letras.
El hecho de que los memes puedan desplegar algunas veces una muy alta fidelidad, debido a procesos auto-normalizantes de este tipo, es suficiente para responder algunas de las objeciones más comunes que surgen en contra de la analogía meme / gen. En cualquier caso, el objetivo principal de la teoría del meme, en esta temprana etapa de su desarrollo, no es proporcionar un teoría exhaustiva de la cultura, a la par de la genética de Watson y Crick [los descubridores de la molécula del ADN]. Mi propósito original al defender a los memes; de hecho, era contradecir la impresión de que el gen era el único darwiniano del pueblo—una impresión que [en mi libro] El Gen Egoísta, estaba de otra manera en riesgo de afirmar. Peter Richerson y Robert Boyd enfatizan el punto, en el título de su valioso y profundo libro, No Sólo Mediante los Genes, aunque ellos dan razones para no adoptar la palabra “meme”; prefiriendo en vez: “variantes culturales”. El libro de Stephen Shennan, Genes, Memes e Historia Humana, fue parcialmente inspirado por un anterior excelente libro de Boyd y Richerson, titulado: La Cultura y el Proceso Evolucionario. Otros tratamientos de los memes del largo de un libro; incluyen a El Meme Eléctrico de Robert Aunger; El Meme Egoísta de Kate Distin; y Virus de la Mente: La Nueva Ciencia del Meme, de Richard Brodie.
Pero es el libro de Susan Blackmore, titulado. La Máquina Meme, el que ha empujado a la teoría memética más lejos que cualquier otro. Ella repetidamente visualiza un mundo lleno de cerebros (u otros receptáculos o conductos; como las computadoras o las bandas de frecuencias de radio) y a los memes abriéndose paso a codazos para ocuparlos. Como en el caso de los genes de una piscina genética; los memes que prevalezcan serán aquellos que sean buenos en lograr ser copiados. Esto puede ser porque ellos tengan un directo atractivo; como, presumiblemente, tiene el meme de la inmortalidad para algunas personas. O puede ser porque ellos florecen en la presencia de otros memes que ya se han convertido en numerosos en la piscina memética. Esto da lugar a complejos de memes ó “memeplejos”. Como es usual con los memes, nosotros ganamos entendimiento regresando al origen genético de la analogía.
Por propósitos didácticos, yo traté a los genes como si ellos fuesen unidades aisladas, actuando independientemente. Pero; por supuesto, ellos no son independientes los unos de los otros, y este hecho se demuestra a sí mismo en dos formas. Primero, los genes están linealmente hilados a lo largo de los cromosomas; y en consecuencia, tienden a viajar a través de las generaciones en la compañía de otros genes que ocupan vecinas ubicaciones cromosomáticas. Nosotros los doctores llamamos a este tipo de unión, unión, y no diré más sobre esto, porque los memes no tienen cromosomas; aleles, ni recombinación sexual.
El otro aspecto en el cual los genes no son independientes es muy diferente a la unión genética; y existe una buena analogía genética. Se relaciona con la embriología que—el hecho es a menudo mal entendido—es completamente distinta de la genética.
Los cuerpos no están armados como rompecabezas de mosaicos de piezas fenotípicas, con cada pieza contribuida por un gen diferente. No existe una correlación uno-a-uno entre los genes y las unidades de anatomía o comportamiento. Los genes “colaboran” con cientos de otros genes para programar los procesos de desarrollo que conforman el cuerpo; en el mismo tipo de forma como las palabras de un récipe colaboran en un proceso de preparación que culmina en un determinado plato de comida. No es el caso que cada palabra corresponda a un tipo diferente de bocado del plato.
Los genes; entonces, cooperan en carteles para construir cuerpos, y ese es uno de los principios importantes de la embriología.
[Acotación del Traductor: El Autor usa aquí las palabras “cartel” y “carteles” en el sentido que tiene en la frase: “El Cartel de la OPEP”—una asociación de países productores de petróleo que se ponen de acuerdo para fijar los niveles de la oferta de petróleo y así influir en los precios del mercado petrolero]
Es tentador decir que la selección natural favorece a los carteles de genes mediante un tipo de selección de grupos entre carteles alternativos. Eso es confusión. Lo que realmente sucede es que los otros genes de la piscina genética constituyen una gran parte del ambiente en el cual cada gen es seleccionado versus sus aleles. Debido a que cada uno es seleccionado para ser exitoso en presencia de los otros—que también están siendo seleccionados en forma similar—los carteles de genes cooperativos emergen.
Nosotros tenemos aquí algo más parecido a un libre mercado que a una economía planificada. Existe un carnicero y un panadero; pero quizás un vacío en el mercado de fabricantes de velas. La mano invisible de la selección natural, llena el vacío. Eso es diferente a tener un planificador central que favorece a un trío de carnicero + panadero + fabricante de velas. La idea de carteles cooperadores ensamblados por una mano invisible resultará primordial para nuestro entendimiento de los memes religiosos y en como ellos funcionan.
[Acotación del Traductor: La “mano invisible” a la que se refiere el Autor, es la misma “mano invisible” que por su propia cuenta regula la oferta y la demanda de bienes y servicios en una economía de libre mercado. Este concepto fue acuñado por el ilustre filósofo social escocés, Adam Smith—considerado como el padre de la economía—en su libro de 1776 titulado: “Una Indagación Sobre la Naturaleza y Causas de la Riqueza de las Naciones”]
Diferentes tipos de carteles de genes emergen en diferentes piscinas genéticas. Las piscinas genéticas de los carnívoros tienen genes que programan a los órganos de los sentidos utilizados para detectar a las presas; las garras para atrapar a las presas; los dientes para desgarrar, las enzimas que digieren carne; y muchos otros genes—todos entonados para cooperar los unos con los otros. Al mismo tiempo, en las piscinas genéticas de los herbívoros, diferentes conjuntos de genes mutualmente compatibles son favorecidos por su cooperación entre ellos.
Nosotros estamos familiarizados con la idea de que un gen es favorecido por la compatibilidad con su fenotipo con el ambiente externo de la especie: desierto, bosque, o cualquiera que sea éste. El punto que estoy haciendo ahora es que el gen también es favorecido por su compatibilidad con otros genes de su particular piscina genética. Un gen de carnívoro no sobreviviría en una piscina genética herbívora; y viceversa.
En la visión a largo plazo de la piscina genética de la especie—el conjunto de genes que es barajado y re-barajado por la reproducción sexual—constituye el ambiente genético en el cual cada gen es seleccionado por su capacidad para cooperar. Aunque las piscinas meméticas están menos reguladas y menos estructuradas que las piscinas genéticas, nosotros podemos hablar de una piscina memética como una parte importante del “ambiente” de cada meme en el memeplejo.
Un memeplejo es un conjunto de memes que; aunque no necesariamente sean buenos sobrevivientes por su cuenta, son buenos sobrevivientes en presencia de otros miembros del memeplejo. En la sección previa, dudé que los detalles de la evolución de los idiomas sean favorecidos por algún tipo de selección natural. Inferí que la evolución de los idiomas está gobernada en vez, por una deriva al azar. Es simplemente concebible que ciertas vocales o consonantes se desplazan mejor por terrenos montañosos; y en consecuencia pueden convertirse en característicos de; digamos, los dialectos suizos, tibetanos y andinos, mientras que otros sonidos son apropiados para susurrar en bosques tupidos y en consecuencia son característicos de los idiomas de los pigmeos y de las tribus amazónicas.
Pero el ejemplo que cité del idioma que es seleccionado naturalmente—la teoría de que el Cambio de Vocales Grandes podría tener una explicación funcional—no es de este tipo. En vez de eso, tiene que ver con memes ajustándose a memeplejos mutuamente compatibles. Una vocal cambió primero; por razones desconocidas—quizás una moda de imitar la pronunciación de un individuo poderoso admirado, como supuestamente ocurrió con el origen lisp (ceceo) español.
[Acotación del traductor: el lisp (ceceo)—desde el punto de vista de una persona de habla inglesa—es un defecto del habla que consiste en pronunciar la letra ese ( s ) y la letra zeta ( z ) igual o casi igual al sonido de th en las palabras thin y this—Una leyenda urbana dice que los españoles adquirieron su ceceo, porque el Rey Ferdinando tenía ese defecto y un decreto real le exigió a todos los españoles que hablasen como el Rey]
No importa como comenzó el cambio de las vocales grandes: conforme a esta teoría; una vez que la primera vocal cambió, otras vocales tuvieron que cambiar para reducir la ambigüedad, y así en cascada. En esta segunda etapa del proceso, los memes fueron seleccionados teniendo como telón de fondo a las ya existentes piscinas meméticas, construyendo nuevos memeplejos de memes mutuamente compatibles.
Estamos finalmente equipados para pasar a la teoría memética de la religión. Algunas ideas religiosas; como algunos genes, podrían sobrevivir debido a su mérito absoluto. Estos memes sobrevivirán en cualquier piscina memética; sin importar los otros memes que los rodeen (Estoy obligado a repetir; el vital punto de que “mérito” en este sentido sólo significa “capacidad para sobrevivir en la piscina”. No porta ningún juicio de valor diferente a éste). Algunas ideas religiosas sobreviven porque son compatibles con otros memes que ya son numerosos en la piscina memética—como parte de un memeplejo—La siguiente es una lista parcial de memes religiosos que podrían plausiblemente tener valor de supervivencia en la piscina memética, ya sea por su absoluto “mérito” o debido a su compatibilidad con un memeplejo existente:
1. Usted sobrevivirá a su propia muerte.
2. Si usted muere como un mártir, usted irá a una parte especialmente maravillosa del paraíso, donde usted disfrutará de setenta y dos vírgenes (piense en las desafortunadas vírgenes].
3. Los herejes, blasfemos, y apostatas deben ser muertos (o castigados; por ejemplo, con el ostracismo de sus familias).
4. Creer en Dios es una virtud suprema. Si usted encuentra que su fe está vacilando, trabaje duro para restaurarla; y ruéguele a Dios que lo ayude con su incredulidad (En mi discusión de la Apuesta de Pascal, mencioné la extraña asunción que la única cosa que quiere Dios de nosotros es que creamos. En ese momento lo traté como algo extraño. Ahora tenemos una explicación para ello)
5. La fe (creer sin evidencia) es una virtud. Mientras más desafíe su fe a la evidencia, más virtuoso será usted. Los creyentes virtuosos que pueden arreglárselas para creer en algo realmente extraño, soportable o insoportable, frente a los dientes de la evidencia y la razón, son especialmente altamente recompensados.
6.
7. Todo el mundo; incluyendo a aquellos que no tienen creencias religiosas, deben respetarlas con un nivel más alto de respeto automático e incuestionable, que el acordado a otros tipos de creencias (encontramos esto en el capítulo primero).
8. Existen algunas extrañas cosas (como la Trinidad; la transustanciación, y la reencarnación) que existen para que nosotros no las entendamos. Ni siquiera intente entender una de ellas; porque el intento puede destruirlas. Aprenda como obtener satisfacción en llamarlas un misterio.
9. La música bella; el arte y las Escrituras son ellos mismos monolitos auto-replicantes de las ideas religiosas.*
Algunos de la lista de arriba tienen un valor absoluto de supervivencia y florecerían en cualquier memeplejo. Pero; al igual que los genes, algunos memes sólo sobrevivirán sobre el correcto telón de fondo de otros memes, conduciendo a la formación de memeplejos alternativos. Dos religiones diferentes pueden ser vistas como dos memeplejos alternativos. Quizás el Islam es análogo a un complejo genético carnívoro; y el Budismo a uno herbívoro. Las ideas de una religión no son “mejores” que las de otra en ningún sentido absoluto; en la misma forma que los genes carnívoros no son “mejores” que los herbívoros. Los memes religiosos de este tipo no necesariamente tienen ninguna aptitud absoluta para la supervivencia; aún así, son buenos en el sentido de que ellos florecen en presencia de otros memes de su propia religión. En este modelo, El Catolicismo Romano y el Islam; digamos, no fueron necesariamente diseñados por personas individualmente, sino que evolucionaron como colecciones alternativas de memes que florecieron en presencia de otros memes del mismo memeplejo.
Las religiones organizadas son organizadas por las personas: por sacerdotes y obispos, rabinos, inmames y ayatolaes. Pero para reiterar el punto que hice con respecto a Martín Lutero, eso no quiere decir que ellas fueron concebidas y diseñadas por personas. Inclusive donde las religiones han sido explotadas y manipuladas para el beneficio de individuos poderosos, permanece la fuerte posibilidad de que las formas detalladas de cada religión hayan sido largamente moldeadas por evolución inconsciente. No por la selección natural genética, que es demasiado lenta para explicar la rápida evolución y divergencia de la religión.
El rol de la selección natural genética en esta historia, es proveer al cerebro con sus predilecciones y parcializaciones—la plataforma de hardware y el sistema de software de bajo nivel, que forman el telón de fondo de la selección memética.
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* Diferentes escuelas y géneros de arte pueden ser analizados como memeplejos alternativos, a medida que los artistas copian ideas y motivos de anteriores artistas; y los nuevos motivos sobreviven sólo si se mezclan con los otros. De hecho, la totalidad de la disciplina académica de la Historia del Arte, con su sofisticado rastreo de iconografías y simbolismos, puede ser vista como un elaborado estudio de la memeplejidad. Los detalles serían favorecidos o desfavorecidos por la presencia de miembros existentes de la piscina memética, y estos incluirían a menudo a memes religiosos.
Dado este telón de fondo, la selección natural memética de algún tipo me parece a mí que ofrece un plausible relato de la detallada evolución de religiones particulares.
En las primeras etapas de la religión antes de convertirse en organizadas, sobreviven memes simples, en virtud a su atractivo universal para la sicología humana. Aquí es donde se sobreponen la teoría memética de la religión y la teoría psicológica de la religión como sub-producto. Las etapas posteriores; cuando la religión llega a ser organizada, elaboradamente y arbitrariamente diferente de otras religiones, son manejadas completamente bien por la teoría de los memeplejos—carteles de memes mutualmente compatibles. Esto no descarta el adicional rol de la manipulación deliberada por parte de sacerdotes y otros. Las religiones probablemente están; por lo menos en parte, inteligentemente diseñadas, al igual que las escuelas y las modas del arte.
Una religión que fue inteligentemente diseñada; casi en su totalidad, es la Cientología (Scientology), pero sospecho que esto es excepcional. Otro candidato para una religión puramente diseñada es el Mormonismo. Joseph Smith, su emprendedor y mendaz inventor, llegó hasta componer un nuevo libro sagrado completo, el Libro de Mormón, inventando desde cero, una completamente nueva historia estadounidense escrita en un falso inglés del siglo diecisiete. El mormonismo; sin embargo, ha evolucionado desde que fue fabricado en el siglo diecinueve y se ha convertido ahora en una de las religiones respetables de las mayoritariamente aceptadas en los Estados Unidos de América—de hecho, afirma ser una de las que está creciendo más rápidamente; y se habla del lanzamiento de un candidato presidencial.
La mayoría de las religiones evolucionan. Cualquiera de las teorías de evolución de las religiones que nosotros decidamos adoptar; tiene que ser capaz de explicar la asombrosa velocidad con la cual el proceso de la evolución religiosa; dadas las condiciones correctas, puede despegar. Sigue un caso de estudio:
CULTOS DE CARGA
En La Vida de Brian; una de las muchas cosas que el equipo de Monty Python acertó, fue la extrema rapidez con la cual una nueva religión puede comenzar. Puede rebotar casi de la noche a la mañana y después lograr ser incorporada en una cultura; donde juega un inquietante rol dominante. Los “Cultos de Carga” de la Melanesia del Pacífico y Nueva Guinea proporcionan el más famoso de los ejemplos de la vida real. La totalidad de la historia de alguno de estos cultos; desde su inicio hasta su fallecimiento, está contenido en la memoria viviente. A diferencia del culto a Jesús, los orígenes del cual no son confiablemente atestiguables, nosotros podemos ver la totalidad del curso de los eventos expuestos ante nuestros propios ojos (y hasta aquí; como veremos, algunos detalles se han perdido) Es fascinante adivinar que el culto del cristianismo casi ciertamente comenzó en mucho, en la misma forma; y se extendió inicialmente, a la misma alta velocidad.
Mi principal autoridad sobre los cultos de carga, es el libro de David Attenborough titulado: Búsqueda en el paraíso (Quest in Paradise), que él me obsequió amablemente. El patrón es el mismo para todos ellos; desde los primeros cultos del siglo diecinueve hasta los más famosos que crecieron en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial. Parece que en cada caso, los isleños fueron altamente sorprendidos por las maravillosas posesiones de los inmigrantes blancos a sus islas; incluyendo a administradores, soldados, y misioneros. Ellos fueron quizás víctimas de la Tercera Ley de Arthur C. Clarke, que cité en el capítulo segundo: “Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”.
Los isleños notaron que la gente blanca que disfrutaba de esas maravillas nunca las hacían ellos mismos. Cuando los artículos necesitaban ser reparados eran enviados lejos, y nuevos artículos llegaban constantemente como “carga” en barcos, y más tarde en aviones. Ningún hombre blanco jamás fue visto reparando algo; tampoco, de hecho, hacían ellos nada que pudiese ser reconocido como trabajo útil de cualquier tipo (sentarse tras un escritorio a mover papeles era obviamente algún tipo de devoción religiosa). Evidentemente; entonces, los hombres blancos hacían ciertas cosas que sólo pudieron haber sido ceremonias rituales:
Ellos construían altos mástiles con cables atados a ellos; se sentaban a escuchar a pequeñas cajas que brillan con luces y emiten curiosos sonidos y extrañas voces; ellos persuadieron a la gente local a vestirse con ropas idénticas; y los hacían marchar de arriba abajo—y sería difícilmente posible diseñar una ocupación más inútil que esa. Y después los nativos se dan cuenta que se han tropezado con la respuesta a este misterio. Estas incomprensibles acciones son los rituales del hombre blanco para persuadir a los dioses para que les envíen carga. Si los nativos querían carga; entonces, ellos deben hacer esas cosas también.
Es asombroso que cultos de carga similares aparecieron independientemente en islas que estaban ampliamente separadas tanto geográficamente como culturalmente. David Attenborough nos dice:
Los antropólogos han notado dos brotes separados en Nueva Caledonia; cuatro en las Islas Salomón; cuatro en Fiji; siete en las Nuevas Hebridas; y más de cincuenta en Nueva Guinea, la mayoría de ellos completamente independientes el uno del otro. La mayoría de estas religiones afirman que un mesías en particular traerá la carga cuando llegue el día del Apocalipsis.
El florecimiento independiente de tantos cultos similares pero independientes, sugiere algunas características unificadoras de la sicología humana en general.
Islas Fiji Nueva Caledonia y Islas Salomón
Nuevas Hebridas (Vanuatu)
Nueva Guinea
Un famoso culto de la Isla de Tanna; perteneciente a las Nuevas Hebridas (Conocidas como Vanuatu desde 1980), todavía existe. Está centrado en una figura mesiánica llamada John Frum. Las referencias a John Frum en los archivos oficiales del gobierno datan desde 1940; pero, aún para un mito tan reciente, no se sabe con certidumbre si él existió como un hombre real. Una leyenda lo describía a él como un hombre pequeño con una voz aguda y cabello tostado y blanqueado por el sol (bleached hair), usando un abrigo con botones brillantes. Él hizo extrañas profecías; y se salió de su camino para instigar al pueblo en contra de los misioneros. Eventualmente, regresó a sus antepasados; después de prometer, una triunfante segunda venida, portando carga llena de regalos. Su visión apocalíptica incluía “un gran cataclismo; las montañas serán aplanadas y los valles serán rellenados; los viejos recuperarán su juventud y las enfermedades desaparecerán, los hombres blancos serán expulsados de la isla para nunca regresar; y llegará carga en grandes cantidades para que cada uno tenga tanto como quiera”*
Más preocupante para el gobierno; John Frum también profetizó que, en su segunda venida, él traerá una nueva acuñación de monedas, estampadas con la imagen de un coco. La gente; en consecuencia, debe deshacerse de todo su dinero que esté en las monedas del hombre blanco. En 1941, esto provocó una ola salvaje de gastos. La gente dejó de trabajar, y la economía de la isla fue seriamente dañada.
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* Compare esta profecía con [Santa Biblia, Viejo Testamento,] Isaías 40:4: “Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane”. Esta similitud no necesariamente indica una fundamental característica de la mente humana; o de la “inconsciencia colectiva” de Jung. Estas islas han estado por largo tiempo, infectadas de misioneros.
Los administradores coloniales arrestaron a los líderes populares; pero ellos no podían hacer nada para acabar con el culto; y la misión y sus escuelas quedaron desiertas.
Un poco tiempo después, creció una nueva doctrina que establecía que John Frum era el Rey de los Estados Unidos de América. Providencialmente, tropas estadounidenses llegaron a las Nuevas Hebridas alrededor de esa época; y maravilla de las maravillas, esas tropas incluían a hombres negros que no eran pobres como los isleños, sino que ellos:
Estaban tan ricamente dotados de carga como los soldados blancos. Una gran excitación abrumó a la Isla de Tanna. El día del apocalipsis era inminente. Parecía que cada quién se estaba preparando para la llegada de John Frum. Uno de los líderes dijo que John Frum vendría de los Estados Unidos de América por avión y cientos de hombres comenzaron a limpiar las malezas del centro de la isla para que el avión tuviese una pista donde aterrizar.
La pista de aterrizaje tenía una torre de control de bambú, con “controladores de tráfico aéreo” usando facsímiles de orejeras dotadas de teléfonos, hechos de madera. Había facsímiles de aviones en la pista para actuar como señuelos para atraer al avión de John Frum.
En la década de 1950; David Attenborough, navegó hasta la Isla de Tanna con un camarógrafo; Geoffrey Mulligan, para investigar el culto de John Frum. Ellos hallaron abundantes evidencias de la religión y eventualmente les fueron presentados al alto sacerdote llamado Nambas. Nambas se refería a su mesías familiarmente llamándolo simplemente John, y afirmaba hablar regularmente con él, por “radio”. (esta radio pertenece John) consistía de una anciana con un cable eléctrico alrededor de su cintura que entraba en trance y balbuceaba sonidos ininteligibles, que Nambas interpretaba como las palabras de John Frum. Nambas afirmaba haber sabido de antemano que Attenborough vendría a verlo a él, porque John Frum se lo había dicho por la “radio”. Attenborough solicitó ver la “radio” pero su petición fue (entendiblemente) rechazada. Él cambió el tema y le preguntó si él había visto a John Frum:
Nambas asintió vigorosamente. “Yo ver él muchas veces”
¿Cómo luce él?
Nambas empujó su dedo hacia mí. “Él se parece a ti” Él tiene cara blanca. Él hombre alto. Él Vivir lejos Sur América”
Este detalle contradice a la leyenda referida arriba de que John Frum era un hombre bajito. Eso es lo que ocurre con las leyendas que evolucionan.
Se cree que el día en que John Frum regresará será un 15 de febrero; pero el año es desconocido. Cada año el 15 de febrero sus seguidores se reúnen para una ceremonia religiosa para darle la bienvenida a John Frum. Hasta ahora él no ha regresado, pero ellos no están descorazonados. David Attenborough le dijo a un devoto llamado Sam:
“Pero; Sam, han pasado diecinueve años desde que John dijo que llegaría la carga. Él promete y promete y la carga todavía no llega. ¿No son diecinueve años mucho tiempo de espera?
Sam levantó sus ojos del suelo y me miró. “Si tú puedes esperar dos mil años por la llegada de Jesús Cristo, y él no llega, yo puedo esperar más de diecinueve años por John.”
El libro de Robert Buckman; ¿Podemos Ser Buenos Sin Dios? Cita la misma admirable respuesta de un discípulo de John Frum; esta vez a un periodista canadiense, unos cuarenta años después del encuentro con David Attenborough. La Reina [de Inglaterra] y [su consorte] el Príncipe Felipe; visitaron el área en 1974, y el príncipe subsiguientemente fue deificado en una repetición de un culto como el de John Frum (de nuevo, note cuán rápidamente, los detalles de la evolución religiosa pueden cambiar). El príncipe es un hombre buen mozo que hubiera mostrado una imponente figura en su blanco uniforme naval con su casco emplumado; y es quizás no una sorpresa que él, en vez de la Reina, fuese elevado en esa forma; completamente aparte del hecho de que la cultura de los isleños hacía difícil para ellos aceptar a una deidad femenina.
Retrato Oficial del Príncipe Felipe emitido en 1981 por el Royal Doulton figurine
Yo no quiero hacer mucho de los cultos de carga del Pacífico Sur. Pero ellos sí proporcionan un fascinante modelo contemporáneo de cómo surge la religión prácticamente de la nada. En particular, ellos sugieren cuatro lecciones sobre el origen de las religiones en general; y las estableceré brevemente aquí. Primero, es la asombrosa velocidad con la cual puede surgir un culto. Segundo, es la velocidad con la cual los procesos de originación cubren sus propios pasos. John Frum; si él existió, lo hizo dentro del período de la memoria viviente. Aún así, hasta para una posibilidad tan reciente, no existe certidumbre sobre si el vivió. La tercera lección; surge de la aparición independiente de cultos similares en diferentes islas. El estudio sistemático de estas similitudes puede decirnos algo sobre la sicología humana y su susceptibilidad a la religión. Cuarto, los cultos de carga son similares; no sólo el uno al otro, sino a otras religiones. El cristianismo y otras religiones de la antigüedad que se han extendido por todo el mundo, presumiblemente comenzaron como cultos locales como el de John Frum.
De hecho, académicos como Geza Vermes, profesor de estudios judíos de la Universidad de Oxford, han sugerido que Jesús era uno de muchas figuras carismáticas que emergieron en Palestina en su época; rodeadas de leyendas similares.
La mayoría de esos cultos, desaparecieron. El que sobrevivió; en este punto de vista, es el que encontramos hoy. Y, a medida que pasan los siglos, ha sido afilado mediante evolución adicional (selección memética; si a usted le gusta la forma de ponerlo; no si a usted no le gusta) hacia el sistema sofisticado—o mejor dicho, divergentes conjuntos de sistemas descendientes—que dominan grandes partes del mundo de hoy.
La muerte de figuras carismáticas como Halie Selassie; Elvis Presley; y la Princesa Diana, ofrecen oportunidades para estudiar el rápido surgimiento de cultos y su subsiguiente evolución memética.
Haile Selassie Elvis Presley Princesa Diana
Esto es todo lo que tengo que decir sobre las raíces de la religión ; aparte de un breve regreso en el capítulo décimo cuando discutiré el fenómeno de la niñez, del “amigo imaginario” bajo el encabezamiento de las “necesidades” psicológicas que satisface la religión.
A menudo se piensa que la moralidad tuvo sus raíces en la religión, y en el próximo capítulo quiero cuestionar este punto de vista. Argumentaré que el origen de la moralidad puede ser él mismo; sujeto a una pregunta darwiniana. Exactamente como preguntamos: ¿Cuál es el valor darwiniano de supervivencia de la religión?; podemos preguntar lo mismo de la moralidad. La moralidad; de hecho, probablemente antecedió a la religión. Al igual que con la religión regresamos a la pregunta y la reformulamos, así hallaremos que la moralidad es mejor vista como un sub-producto de algo más.
[1] Nota del Traductor: The American Heritage Dictionary of the English Language: Día de Guy Fawkes: Es una celebración británica que conmemora el Día del Complot de la Pólvora (5 de noviembre de 1605) que fue un intento liderado por Guy Fawkes (1570-1606) para asesinar al Rey y al Parlamento reunido en venganza por el incremento de la represión en contra de los católicos romanos en Inglaterra.
[2] Nota del Traductor: El Autor se refiere a la partición del Subcontinente Indio en lo que son hoy la India (un país de religión hinduista) y Pakistán (un país de religión islámica).
[3] Wendy Kaminer, “The Last Taboo: why America needs atheism”, (“El Último Tabú: porqué los Estados Unidos de América necesitan el ateismo”), New Republic, 14 de octubre de 1996; http://www.positiveatheism.org/writ/kaminer.htm
[4] Nota del Traductor:The American Heritage Dictionary of the English Language: La American Legion (Legión Estadounidense), es una organización de los militares de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos de América que pelearon en la Primera Guerra Mundial, en la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra de Corea, fundada en 1919.
[5] Dr. Zoë Hawkins, Dr. Beata Adams y Dr. Paul St. John Smith, comunicación personal.
[6] Nuestro deporte favorito durante las clases, era distraerlo a él lejos de las Escrituras y hacia historias sobre el Fighter Command and the Few (El grupo de cazas británicos que peleó en la Segunda Guerra Mundial contra los Nazis). Él había servido en la guerra con la RAF (Real Fuerza Aérea Británica), y era con familiaridad, y con algo del afecto que yo todavía mantengo hacia la Iglesia de Inglaterra (por lo menos en comparación con la competencia), que más tarde leí el poema de John Betjeman:
Nuestro Padre es un viejo piloto del cielo
Severamente ahora ellos han cortado sus alas
Pero todavía el asta de la bandera del jardín de la rectoría
Apunta hacia Cosas más Altas.
[7] Nota del Traductor: HMS Beagle: Her Majesty Ship Beagle (Barco de su Majestad Beagle): Fue el Barco en el que navegó Charles Darwin en su viaje a las islas ecuatorianas Galápagos, donde realizó observaciones que lo condujeron a desarrollar la Teoría Científica de la Evolución, y a quién el Autor llama en este libro “filósofo” naturalista.
[8] El documental para televisión del cual la entrevista era una parte, fue acompañado por un libro (Winston 2005).
[9] Dennett (2006).
[10] El discurso completo está trascrito en Adams (2003) como: “Is there an artificial God? ” (“¿Existe un Dios artificial?”).
[11] Nota del Traductor: Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española: Cuáquero: Individuo de una doctrina religiosa unitaria, nacida en Inglaterra a mediados del siglo XVII, sin culto externo ni jerarquía eclesiástica. Se distingue por lo llano de sus costumbres, y en un principio manifestaba su entusiasmo religioso con temblores y contorsiones.
[12] Perica (2002). Vea también:
http://www.historycooperative.org/journals/ahr/108.5/br_151.html
[13] “Dollly and the cloth heads” (“Dolly y los cabeza de trapo”), en Dawkins (2003).
[14] Http://www.scouts.ap.org/scouts/04-1084p.zo.pdf
[15] Nota del Traductor: El Artículo 232 de la Ley Orgánica Sobre Substancias Estupefacientes y Psicotrópicas de Venezuela, establece que: “Quedan excluidos de la aplicación de esta Ley, aquellos grupos indígenas reducidos, claramente determinados por las autoridades competentes, que hayan venido consumiendo tradicionalmente el yopo en ceremonias mágico religiosas.
[16] R. Dawkins, “The irrationality of faith”, (“La irracionalidad de la fe”), New Statesman, (Londres), 31 de marzo de 1989.
[17] Nota del Traductor: Apartheid: Fue un sistema oficial de segregación racial mantenido en Sudáfrica por los colonizadores blancos Holandeses y blancos Afrikaners entre 1948 y 1994. Los Afrikaners son un grupo étnico distintivo pero también originario de Holanda y constituido mayormente por cristianos protestantes calvinistas.
[18] Columbus Dispatch, 19 de agosto de 2005.
[19] Los Angeles Times, 10 de abril de 2006.
[20] http://www.gatewaypundit.blogspot.com/2006/02/islamic-society-of-denmark-fake.html
[21] http://www.bbc.co.uk/2/hi/south_asia/4686536.stn ; http://www.neandernews.com/?cat=6
[22] Independent, 5 de febrero de 2006.
[23] Andrew Mueller, “An argument with Sir Iqbal”, (“Una discusión con Sir Iqbal”), Independent on Sunday, 2 de abril de 2006, sección Sunday Review, págs 12-16.
[24] Midford y Waugh (2001).
[25] http://www.newadvent.org/cathen/06608b.htm
[26] Nota del Traductor: En inglés informal, una persona “bien entalonada” [well-heeled] significa una persona adinerada, poseedora de mucho dinero.
[27] Nota del Traductor: La doctrina de la “Trinidad” sólo aparece en un único y específico lugar de toda la Biblia: en el relato en la 1a [Epístola Universal de Juan] 5:7-8, Los párrafos que contienen esa doctrina son llamados en conjunto por los académicos la “Comma Johannine”. El Dr. Bart D. Ehrman, en su libro Misquoting Jesus (Citando Erróneamente a Jesús, San Francisco: HarperSanFrancisco, 2005), demuestra que la Comma Johannine, es un añadido—una modificación de la Biblia—porque no aparece en los antiguos pergaminos o papiros en griego que contienen los primeros textos del Nuevo Testamento la Biblia.
[28] http://www.catholic-forum.com/saints/indexnt.htm?NF=1
[29] Archivo del Congreso, 16 de septiembre de 1981.
[30] http://www.stephenjaygould.org/ctrl/buckner_tripoli.html
[31] Nota del Traductor: Para los pueblos de habla inglesa, la palabra “familia” se refiere exclusivamente al padre, la madre y los hijos de ambos; mientras que “familia extendida” incluye a todos los demás parientes.
[32] Giles Fraser, “Resurgent religion has donde away with the country vicar”, (“La resurgente religión ha acabado con el vicario campesino”), Guardian, 13 de abril de 2006.
[33] Robert I. Sherman, en Free Inquiry, volumen 8, número 4, Otoño de 1998, página 16.
[34] N. Angiers, “Confessions of a lonely atheist”, (“Confesiones de una atea solitaria”), The New York Times Magazine, 14 de enero de 2001: http://www.geocites.com/mindstuff/Agiers.html
[35] Tom Flynn, Editor de Free Inquiry (Indagación Libre), establece el punto con fuerza (“Secularism’s breakthrough moment”, Free Inquiry, 26: 3, 2006, 16-17): “Si los ateos están solitarios y oprimidos, solo debemos culparnos a nosotros mismos. Numéricamente, nosotros somos fuertes. Comencemos a empujar nuestro peso.
[36] http://www.fsgp.org/adsn.html
[37] Un caso especialmente bizarro de un hombre que fue asesinado simplemente porque era ateo es relatado en la circular noticiosa de la Freethought Society of Greater Philadelphia de marzo/abril de 2006. Vea: http://www.fsgp.org/newsletter_2006_0304.pdf y busque abajo: “El Asesinato de Larry Hooper”.
[38] http://www.hinduonnet.com/thehindu/mag/2001/11/18/
[39] “Señor, Yo no tengo necesidad de esa hipótesis”, como Laplace le dijo a Napoleón cuando éste le preguntó al famoso matemático cómo se las había arreglado para escribir su libro sin mencionar a Dios.
[40] Quentin de la Bédoyère, Catholic Herald, 3 fe febrero de 2006.
[41] Nota del Traductor: Una forma coloquial para decir en inglés: “presentimiento” es decir: “gut feeling” (sentimiento que sale de las tripas).
[42] Yo discutí este caso en Dawkins (1998).
[43] T. H. Huxley, “Agnosticismo” (1889), reimpreso en Huxley (1931). El texto completo de “Agnosticismo” está disponible también en:
http://www.infidels.org/library/thomas_huxley/huxley_wace/part_02.html
[44] The New York Times, 29 de agosto de 2005. Vea también Henderson (2006).
[45] Quizás hablé demasiado pronto. El [periódico londinense] Independent on Sunday, del 5 de junio de 2005, traía la siguiente información: “Funcionarios malayos dijeron que una secta religiosa que construyó una jarra de te sagrada del tamaño de una casa, había violado las ordenanzas de planificación”. Vea también las noticias de la BBC en: http://www.news.bbc.co.uk/2/hi/asia-pacific/4692039.stm
[46] Nota del Traductor, la tradición inglesa dice que cuando los niños pierden sus “dientes de leche” y los colocan bajo la almohada, “el hada de los dientes” (tooth fairy) se lo cambiará por un regalo. La tradición venezolana es idéntica; excepto que quién cambia los dientes por regalos es el Ratón Pérez.
[47] Nota del Traductor. Mamá Gansa: (Mother Goose) Es el epónimo de Mother Goose Tales (Cuentos de Mamá Gansa), el título de una tradicional colección de canciones de cuna coleccionados por primera vez en el siglo dieciocho. Fuente: American Heritage Dictionary of the English Language.
[48] Andrew Mueller, “An argument with Sir Iqbal” (“Una discusión con Sir Iqbal”), Independent on Sunday, 2 de abril de 2006, Sección Sunday Review, págs 12-16.
[49] Camp Quest toma a la institución estadounidense de los campamentos de verano en una enteramente admirable dirección. A diferencia de otros campamentos de verano que siguen una ética scout o religiosa, Camp Quest, fundado por Helen Kagin, en Kentucky, es administrado por humanistas seculares, y los niños son estimulados a pensar escépticamente por sí mismos mientras se divierten en todas las usuales actividades al aire libre (http://www.camp-quest.org). Otros Camp Quests con éticas similares han brotado ahora en Tennessee, Minnesota, Michigan, Ohio y Canadá.
[50] The New York Times, 29 de agosto de 2005. Vea también: Henderson (2005).
[51] Henderson (2006).
[52] http://www.lulu.com/content/2677888
[53] Nota del Traductor: El término "meme" fue acuñado por el Autor (Richard Dawkins) en 1976 y se refiere a una unidad de información cultural que puede ser transmitida de una mente a otra. Ejemplos de memes son las canciones, las modas de vestir, la forma de hacer utensilios de cerámica o de construir arcos.
[54] Nota del Traductor: Pew: Uno de varios asientos fijos parecidos a bancos con espaldar, accesibles por islas, para el uso de los congregantes. http://dictionary.reference.com/browse/pew
[55]Nota del Traductor : Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas (Alice's Adventures in Wonderland) es una obra de literatura infantil del matemático británico y Reverendo Charles Lutwidge Dodgson, quien la escribió bajo el seudónimo de Lewis Carroll. Cuenta la historia de una niña llamada Alicia que cae por una madriguera de conejos hasta un ámbito de fantasía poblado por barajas que hablan y criaturas antropomórficas.
http://en.wikipedia.org/wiki/Alice_in_Wonderland
[56] Cuando mi colega de Oxford, a quién cité antes, fue elegido como Rector, sucedió que los colegas bebieron públicamente a su salud durante tres noches consecutivas. En la tercera de estas cenas, él graciosamente remarcó: “Ya me estoy sintiendo mejor”.
[57] H. Benson et al, “Study of the therapeutic effects of intercessory prayer (STEP) in cardiac bypass patients”, (“Estudio de los efectos terapéuticos de la plegaria intercediente (STEP) en pacientes de bypass cardíacos”, American Heart Journal, 151: 4, 2006, 934-42
[58] Nota del Traductor: Bob Newhart es un muy conocido comediante y actor estadounidense.
[59] Richard Swinburne, Science and Technology News, 7 de abril de 2006;
http://www.stnews.org/Commentary-2772.htm
[60] The New York Times, 11 de abril de 2006.
[61] En casos tribunalicios, y en libros como Ruse (1982). Su artículo en Playboy apareció en el ejemplar de abril de 2006.
[62]Nota del Traductor: Playboy es una revista estadounidense para el entretenimiento de adultos fundada en 1953 por Hugh Hefner y sus socios, y que se convirtió en Playboy Enterprises, Inc. Introduciéndose de esa forma en todos los tipos de medios de comunicación social. Adicionalmente a su principal revista que es publicada en los Estados Unidos de América, Versiones especiales de Playboy, son publicadas específicamente para cada país por todo el mundo
[63] La réplica de Jerry Coyne a Ruse, apareció en el ejemplar de Playboy de agosto de 2006.
[64] Madeleine Bunting, Guardian, 27 de marzo de 2006.
[65] Lo mismo podría decirse de un artículo: “When cosmologies collide” (“Cuando chocan las cosmologías”) en el The New York Times del 22 de enero de 2006, por la respetada (y usualmente mejor informada) periodista, Judith Shulevitz. La Primera Norma de la Guerra del General Montgomery era: “No marchen sobre Moscú” Quizás debería haber una Primera Norma del Periodismo Científico: “Entrevisten por lo menos a una persona diferente a Michael Ruse”.
[66] La réplica de Dan Dennett, apareció en el Guardian el 4 de abril de 2006.
[67] http://www.scienceblogs.com/pharyngula/2006/03/the_dawkinsdennett_boogeyman.php ; http://www.scienceblogs.com/pharyngula/2006/02/our_double_standard.php ; http://www.scienceblogs.com/pharyngula/2006/02/the_rusednnett_feud.php
[68] [Acotación del Traductor: En inglés, tener un presentimiento o una premonición se dice: “I have a gut feeling” [lo siento en mis tripas]—y por esa razón se dice que “se está pensando con las tripas”—a lo cual Carl Sagan se negó]
[69] http://www.vo.obspm.fr/exoplanetes/encyclo/encycl.html
[70] Dennett (1995)
[71] La paradoja de Zeno es demasiado conocida para promover los detalles en una nota al pie. Aquiles puede correr diez veces más rápido que la tortuga; así que él le da al animal, digamos, 100 yardas de ventaja. Aquiles corre 100 yardas, y la tortuga está ahora 10 yardas adelante. Aquiles corre las 10 yardas y la tortuga está ahora 1 yarda adelante. Aquiles corre la yarda y la tortuga está a una décima de yarda adelante...y así hasta el infinito, así que Aquiles nunca alcanza a la tortuga.
[72] Nosotros podríamos estar viendo algo similar hoy en la súper-publicitada tergiversación del filósofo Antony Flew, quien anunció en su ancianidad que se había convertido a creer en alguna especie de deidad (provocando una locura de ansiosas repeticiones en la internet). Por otra parte, Russell era un gran filósofo, ganador del Premio Nóbel. Quizás la supuesta conversión de Flew será recompensada con el Premio Templeton. Un primer paso en esa dirección es su ignominiosa decisión de aceptar en 2006, el “Premio Phillip E. Johnson de Libertad y Verdad”. El primer receptor de este “premio” fue Phillip E. Johnson, el abogado a quien se acredita la fundación de la “estrategia de la cuña” del Diseño Inteligente. Flew sería el segundo en recibir el “premio”. La universidad que lo otorgará es BIOLA (Bible Institute of Los Angeles). Uno no puede evitar preguntarse si Flew se da cuenta de que está siendo usado. Vea: Victor Stenger: “Flew’s flawed science”, (“La ciencia parcializada de Flew”), Free Inquiry, 25: 2, 2005, 17-18;
http://www.secularhumanism.org/index.php?section=library&page=stenger_25_2
[73] http://www.iep.utm.edu/o/ont-arg.htm ; La “prueba” de Gaskin está en
http://www.uq.edu.au/~pdwgrey/pubs/gaskin.html
[74] Nota del Traductor: Wuthering Heights es la única novela de Emily Brontë. Publicada por primera vez en 1847 bajo el seudónimo de Ellis Bell. Es hoy en día, un clásico de la literatura británica. Fuente: Wikipedia.
[75] La totalidad del asunto de las ilusiones es discutido por Richard Gregory en una serie de libros; incluyendo a Gregory (1997).
[76] Mi propio intento de hacer una explicación detallada, está en las páginas 268 y 269 de Dawkins (1998)
[77] http://www.sofc.org/Spirituality/s-of-fatima.htm
[78] Aunque admitidamente, los padres de mi esposa se hospedaron una vez en un hotel de París, llamado: Hôtel de l’Universe et du Portugal.
[79] Nota del traductor: Chinese Whispers (Susurros Chinos); también conocido como “el juego del teléfono” “teléfono roto”; “operador” “susurro por el camino” y “pásalo”, es un juego a menudo jugado por niños que consiste en susurrar una frase al oído de un jugador; para que éste se la susurre a su vez al próximo jugador; y así hasta el último—inevitablemente, la frase es ligeramente alterada por cada jugador, por lo que el último que debe decir en voz alta la frase que le susurraron, casi invariablemente, recita una frase absolutamente diferente a la original. http://en.wikipedia.org/wiki/Chinese_whisper
[80] [Acotación del Traductor: “Tener una agenda” significa en las culturas de habla inglesa: “Tener un Plan Preconcebido”]
[81] Nota del Traductor: Santa Biblia, Viejo Testamento, Miqueas 5:2 “Pero tú Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.”
[82] Tom Flynn, “Matthew vs. Luke” (“Mateo versus Lucas”), Free Inquiry, 25: 1, 2004, 34-35; Robert Gillooly, “Shedding light on the light of the world”, (“Alumbrando a la luz del mundo”), Free Inquiry, 25: 1, (2004), 27-30.
[83] Doy el subtítulo porque sobre eso es todo en lo que confío. El título principal de mi copia del libro; publicada por Continuum de Londres, es ¿De quién es la Palabra? No puedo hallar nada en esta edición para decir si es el mismo libro que el publicado en los Estados Unidos de América por Harper San Francisco, el cual no he visto y cuyo título principal es Citando Erróneamente a Jesús. Presumo que son el mismo libro, pero ¿Porqué hacen los publicistas este tipo de cosas?
[84] Ehrman (2006). Vea también Ehrman (2003a, b).
[85] A. N. Wilson; en su biografía de Jesús, expresa dudas sobre el relato de que José fuese un carpintero. La palabra griega tekton de hecho significa carpintero, pero fue traducida desde la palabra aramea naggar, que podía significar artesano u hombre estudiado. Esta es una de las traducciones equivocadas constructivas que atormentan a la Biblia; la más famosa de ellas es la equivocada traducción de Isaías de la palabra hebrea para joven mujer (almah ) en la palabra griega para virgen ( parthenos ). Un error fácil de cometer (piense en las palabras inglesas “ maid ” [criada] y “ maiden ” [muchacha o mujer soltera] para que vea cómo pudo haber ocurrido). Este resbalón del traductor bíblico iba a ser salvajemente inflado para dar lugar a toda la absurda leyenda de que ¡la madre de Jesús fue una virgen!. El único competidor por el título de traducción equivocada constructiva de todos los tiempos también está relacionado con las vírgenes. Ibn Warraq, ha argumentado chistosamente que en la famosa promesa de setenta y dos vírgenes para cada mártir musulmán, “vírgenes” es la traducción equivocada de “pasas blancas de claridad cristalina”. Ahora, si eso hubiese sido mejor conocido, ¿Cuántas víctimas inocentes de misiones suicidas pudieron haber sido salvadas? (Ibn Warraq, “¿Vírgenes? ¿Cuáles Vírgenes?”, Free Inquiry, 26:1, 2006, 45-46).
[86] Hasta yo mismo he sido honrado por profecías de conversión en el lecho de muerte. De hecho, ellos recurren, ;con monótona regularidad (vea e.g. Steer, 2003), cada repetición siguiendo a húmedas nubes de ilusión que la hacen sagaz al principio. Yo debería tomar la precaución de instalar una grabadora para proteger mi reputación póstuma. Llala Wards añade: “¿Porqué entrometerse en los lechos de muerte? Si usted va a traicionar a sus convicciones, hágalo oportunamente para ganar el premio Templeton y echarle la culpa a la senilidad”.
[87] No debe ser confundido con el proyecto genoma no-oficial, dirigido por el brillante (y no religioso) “bucanero” de la ciencia, Craig Venter.
[88] Beit Hallahmi y Argyle (1997).
[89] E. J. Larson y L. Witham, “Leading scientists still reject God”, (“Científicos líderes todavía rechazan a Dios”), Nature, 394, 1998, 313.
[90] http://www.leaderu.com/ftissues/ft9610/reeves.html proporciona un análisis particularmente interesante de las tendencias históricas en la opinión religiosa estadounidense elaborado por Thomas C. Reeves, Profesor de historia de la Universidad de Wisconsin, basado en Reeves (1996).
[91] http://www.answersingenesis.org/docs/3506.asp
[92] R. Elisabeth Corwnell y Michael Stirrat, manuscrito en preparación, 2006
[93] P. Bell, “Would you believe it? ”, (“¿Lo Creería usted?”), Mensa Magazine, febrero de 2002, 12-13.
[94] [ Acotación del Traductor: Salt Lake City es la capital y la ciudad más poblada del estado de Utah en los Estados Unidos de América—178 097 habitantes en 2005; según el oficial Buró del Censo—y sede del mayor templo de la Iglesia de Jesús Cristo de los Santos de los Últimos Días, mejor conocida como la iglesia de Mormón. Fuente: Wikipedia]
[95] El Reverendo Green es el nombre del personaje en la versión de Cluedo vendida en Gran Bretaña (donde se originó el juego), Australia, Nueva Zelanda, India y todas las áreas de habla inglesa; excepto en América del Norte, donde este personaje repentinamente se convierte en el Señor Green. [y el juego es denominado: Clue ].
[96] [Acotación del Traductor: El principio GIGO es un viejo principio de los programadores de computadoras que establece que si ingresas basura (garbage in) en un programa de computadora, saldrá basura (garbage out), cuando uses el programa]
[97] Nota del Traductor: fillip: golpear con la uña de un dedo soltada desde la punta del pulgar. Fuente: http://dictionary.reference.com/browse/fillip
[98] Una revisión exhaustiva de su procedencia, usos y citas sobre esta analogía es dada; desde el punto de vista de un creacionista, por Gert Korthof, en:
http://www.home.wxs.nl/~gkorthof/korthof46a.htm
[99] [Acotación del traductor: la palabra niggard (pichirre) es muy parecida—en pronunciación—a la palabra nigger (negro; de piel oscura; inferior; ignorante) que quizás sea la palabra más ofensiva de todo el idioma inglés. Fuente: http://dictionary.reference.com/browse/nigger ]
[100] El latín y el griego clásicos; están mejor equipados. El latín homo (griego anthropo-) significa humano; en oposición a vir (andro-) que significa hombre; y femina (gyne-) que significa mujer. En consecuencia la antropología pertenece a todos los humanos; mientras que andrología y ginecología son ramas de la medicina sexualmente exclusivas.
[101] [Acotación del Traductor: Zeitgeist es originalmente una expresión en alemán que significa: “el espíritu del tiempo” Geist (espíritu); Zeit (tiempo). Denota el clima intelectual y cultural de una época. Fuente: Wikipedia; http://en.wikipedia.org/wiki/Zeitgeist ]
[102] Adams (2002), p. 99. Mi “Lament for Douglas” (“Lamento por Douglas”), escrito el día después de su muerte, está reimpreso como el Epílogo de The Salmon of Doubt (El Salmón de la Duda), y también en A Devil’s Chaplain, (Un Capellán del Diablo), que también contiene mi eulogía en su reunión memorial en la Iglesia de San Martín en los Campos.
[103] [Acotación del Traductor: Trickle-down: (goteo hacia abajo) Es la teoría económica que establece que los beneficios financieros de los grandes negocios y acaudalados inversionistas, pasarán hacia abajo en forma de ganancias hasta los negocios más pequeños y los consumidores. Fuente: http://dictionary.reference.com/browse/trickle-down]
[104] Entrevista en [el periódico alemán] Der Spiegel, 26 de diciembre de 2005.
[105] Susskind, (2006:17)
[106] [Acotación del Traductor: Wellingtonias: es el nombre dado a las sequoias gigantes en honor al Duque de Wellington, todavía en uso en Inglaterra]
[107] Behe (1996)
[108] Existe un ejemplo de ficción. El escritor de libros para niños; Phillip Pullman, en His Dark Materials (Sus Materiales Oscuros), imagina a una especie de animal; el “mulefa”, que coexiste con árboles que producen cápsulas de semillas, perfectamente redondas con un hueco en el centro. El mulefa adopta estas cápsulas como ruedas. Como las ruedas no son parte de su cuerpo, no tienen nervios ni vasos sanguíneos que deban ser retorcidos a lo largo de un “eje” (una fuerte uña de cuerno o hueso). Pullman nota perceptivamente, un punto adicional: el sistema funciona sólo porque el planeta está pavimentado con cintas naturales de basalto, que sirven como “carreteras”, Las ruedas no son buenas a campo traviesa.
[109] Fascinantemente, el principio muscular es desplegado en aún una tercera forma en algunos insectos como las moscas, las abejas, y los escarabajos, en los cuales, los músculos de vuelo, son intrínsecamente oscilatorios, como un motor reciprocante. Mientras que otros insectos, como los saltamontes, envían instrucciones nerviosas para cada batir de alas (como hacen las aves); las abejas envían instrucciones para encender (o apagar) el motor oscilatorio. Las bacterias tienen un mecanismo que no es ni un simple contractor (como el músculo volador de un ave), ni tampoco un simple reciprocador (como el músculo volador de las abejas), sino un verdadero rotador: en este aspecto es como un motor eléctrico o un motor Wankel.
[110] http://www.millerandlevine.com/km/evol/design2/article.html
[111] Este recuento del juicio de Dover, incluyendo las citas, es de A. Bottaro, M. A. Inlay y N. J. Matzke. “Inmunology in the spotlight at the Dover ‘Intelligent Design’ trial”, (“La Inmunología bajo el Reflector en el Juicio de Dover contra el ‘Diseño Inteligente’ “ Nature Inmunology, 7, 2006, 433-435.
[112] J. Coyne, “God in the details: the biochemical challenge to evolution”, (“Dios en los detalles: el desafío bioquímico a la evolución”), Nature, 383, 1996, 227-228. El artículo de Coyne y mío, “One side can be wrong”, (“Un lado no puede estar equivocado”), fue publicado en el Guardian, el 1ro. de septiembre de 2005: http://www.guardian.co.uk/life/future/story/0,13026,1559743,00.html La cita del “elocuente blogger” está en:
http://www.religionisbullshit.net/blog/2005_09_01_archive.php
[113] Dawkins, (1995)
[114] Carter admitió después que un mejor nombre para la totalidad del principio sería “cognizability principle” (“principio de la capacidad de entender”), en vez de el ya atrincherado “principio antrópico”: B. Carter, “El principio antrópico y sus implicaciones para la evolución biológica”, Philosophycal transactions of the Royal Society of London A, 310, 1983, 347-363. Para ver una discusión con la longitud de un libro sobre el principio antrópico, vea: Barrow y Tipler (1998).
[115] Comins (1993)
[116] Yo expuse este argumento más completamente, en El Relojero Ciego. (Dawkins 1986).
[117] Digo “presumiblemente”, en parte porque nosotros no conocemos cómo podrían ser diferentes formas de vida extraterrestre; y en parte porque es posible que cometeríamos un error si consideramos sólo las consecuencias de cambiar una constante a la vez. ¿Podrían existir otras combinaciones de seis números que resulten ser también amigables a la vida, en formas que nosotros no descubriríamos si las consideramos una a la vez? De todas maneras, Debo proceder, por simplicidad, como si realmente nosotros tuviésemos un gran problema para explicar la aparente fina entonación de las constantes fundamentales.
[118] Susskind (2006) Hace una espléndida defensa. Él dice que la mayoría de los físicos odian la idea. Yo no puedo entender porqué. Yo pienso que es bella—quizás porque mi conciencia ha sido levantada por Darwin
[119] Murray Gell Mann, citado por John Brockman en el sitio de internet llamado “Borde”: http://www.edge.org/3rd_culture/bios/smolin.html
[120] Ward (1996: 99); Polkinghorne (1994:55).
[121] J. Horgan, “La Fundación Templeton: Un asalto a los escépticos”, Chronicle of Higher Education, 7 de abril de 2006. Vea también
http://www.edge.org/3rd_culture/horgan06/horgan06_index.html
[122] Esta calumnia es atendida en el capítulo séptimo.
[123] Esta acusación es una reminiscencia de “NOMA”, cuyas exageradas afirmaciones, las atendí en el capítulo segundo.
[124] P. P. Medawar, revisión de El Fenómeno del Hombre, reimpreso en Medawar, (1982: 242).
[125] En Gran Bretaña, decir: “inner cities” (“ciudades interiores”), tenía el equivalente significado codificado de recordar la mordazmente chistosa referencia de Auberon Waugh a “ciudades interiores de ambos sexos”.
[126] Dennett (1995:155)
[127] Citado en Dawkins (1982:30).
[128] K. Sterelny, “The Perverse Primate” (“El Primate Perverso”), en Grafen y Ridley (2006:213-223).
[129] N. A. Chagnon, “Terminological Kinship, genealogical relatedness and village fissioning among the Yanomamö indians”, (“Relaciones Familiares Terminológicas; relaciones genealógicas y fisionamiento de aldeas entre los Indios Yanomamö”), en Alexander y Tinkle (1981:ch. 28).
[130] C. Darwin, The Descent of Man, (La Descendencia del Hombre), Nueva York: Appleton, 1871, vol 1, 156.
[131] [Acotación del Traductor: El Limpopo es un río de 1600 kilómetros de largo, que partiendo del norte de Suráfrica atraviesa a Mozambique hasta desaguar en el océano índico]
[132] Me divertí cuando vi “Enfóquese En Su Propia Maldita Familia” en un letrero pegado en el parachoques de un carro en Colorado; pero ahora me parece menos chistoso. Quizás algunos niños necesitan ser protegidos de sus propios padres (vea el capítulo noveno).
[133] Citado en Blaker (2003: 7).
[134] Vea por ejemplo a Buss (2005).
[135] Debora Keleman, “Are Children ‘intuitive Theists’?” (“¿Son los Niños ‘teístas intuitivos’? ”), Phychological Science, 15: 5, 2004, 295-301.
[136] Dennett (1987).
[137]
[Acotación del Traductor: Basil Fawlty es el personaje principal de un clásico de la comedia televisiva británica: “Fawlty Towers”, interpretado por el actor John Cleese. Este personaje es visto como un personaje fenomenal y un icono; y se ha estimado que será inolvidable a pesar de que sólo se hizo una docena de episodios de media hora de duración. Basil es un snob, pichirre, xenófobo, sexualmente reprimido y un misántropo paranoico que está desesperado por pertenecer a una clase social más alta. El envisiona su exitoso manejo de un hotel como el medio de lograr sus sueños (“convertirlo en un establecimiento de clase”); pero su trabajo lo obliga a él a ser simpático con personas que él detesta o aspira a estar sobre ellas socialmente algún día. Su indetenible esposa Sybil, a menudo interfiere con los planes de Basil. Se hicieron sólo 12 episodios, seis en 1975 y seis en 1979. Fuente: Wikipedia: http://en.wikipedia.org/wiki/Basil_Fawlty y Fawlty Towers.net: http://www.fawltysite.net/ ]
[138] Guardian, 31 de enero de 2006.
[139] Symthies (2006)
[140] [Acotación del Traductor: En el capítulo diecinueve, parte diecisiete de su autobiografía, Santa Teresa escribió, lo que se conoce como “El Éxtasis de Santa Teresa”: Vi en su mano una larga lanza de oro, y en su punta de hierro parecía haber un pequeño fuego. Él se me apareció a mí insertándomela a veces en mi corazón, y punzando mis propias entrañas; cuando él la sacaba, parecía también sacarme las entrañas; y dejarme ardiendo con un gran amor por Dios. El dolor era tan grande, que me hacía gemir; y aún así tan sobrecogedor era la dulzura de este dolor excesivo, que no podía desear deshacerme de él. El alma está satisfecha ahora no nada menos que Dios. El dolor no es corporal, sino espiritual, aunque el cuerpo lo comparte. Es una caricia de amor tan dul ce que ahora tiene lugar entre el alma y Dios, que ruego a la bondad de Dios que él permita experimentarla a quien pueda pensar que estoy mintiendo]
[141] [Acotación del Traductor: El Great Vowel Shift (Cambio de Vocales Grandes) fue un cambio mayor del idioma inglés, que ocurrió en el siglo quince; y que se dispersó hacia las áreas no-metropolitanas ni portuarias de Gran Bretaña. Representó un cambio en las vocales largas—el sonido de cuya pronunciación dura más—. Fuente: Wikipedia http://en.wikipedia.org/wiki/Great_Vowel_Shift ]
[142] http://www.mm.aaa.net.au/articles/14223.htm
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